Partida Rol por web

Salís de Santuario y, en vez de seguir el camino de tierra que hay delante de la entrada y que se adentra en el bosque cercano, giráis a la derecha dirección sur. Obsidiana va con el dispositivo que le ha dado Ámbar para controlar que vayan por el camino correcto. Los dos puntos parpadean insistentemente en el sencillo mapa que aparece en pantalla. Un aparato como éste sirve para marcar puntos y distancias. Es más bien una brújula interactiva.

A paso normal llegaréis en un par de horas como mucho. Ha amanecido hace poco, por lo que tenéis bastantes horas de luz por delante. El camino es irregular y hay árboles y arbustos aquí y allá. Por lo visto, Santuario se colocó en una llanura amplia y verde. Claramente no estaba pensado para servir como guardería, como al final ocurrió a causa de los experimentos de Petalita. Mirando al horizonte os dais cuenta de que toda esta llanura está rodeada de bosques, si bien alguno es más frondoso que otro.

A diez minutos de Santuario encontráis un bonito lago cristalino. Sin duda, la zona es hermosa y puede albergar mucha vida. ¿Qué atractivo funcional llevó a las gemas construir Santuario allí? Quizá solamente querían que las trabajadoras estuvieran a gusto. En cualquier caso, ya no es algo de lo que preocuparse. Santuario ha cambiado y también su función.

Una hora y media para llegar.

Corría y rodaba por encima de arbustos, trepaba árboles y saltaba de ellos... Y había vuelto: la hermosa sensación en mis pies descalzos estaba allí nuevamente al ser acariciados estos por esos micro-vegetales.

Era fabuloso.

Cuando la densidad de la vegetación aumentó decidí quedarme cerca de Obsidiana para no perdernos y, para pasar el tiempo, decidí conversar. Practicar el lenguaje era algo que debía reiterar.

-¿Has estado alguna vez en esa torre?- pregunté a mi compañera.

-No... Cuando vine a la Tierra fue en medio de la guerra por orden de Diamante Amarillo en la ausencia de Diamante Rosa. Yo era la ingeniera jefa y tenía que comprobar el estado de las nuevas armas además de indicar con instrucciones a los soldados de como usarlas, por lo que el tiempo que pasé aquí fue mínimo. Y desagradable...-

Susurraba las últimas dos palabras antes de respirar profundamente, cerrando los ojos con suavidad para frotarse la cara levemente, cruzándose de brazos, andando tranquilo junto a Heli a paso calmo.

-De hecho ni siquiera había visto la belleza de este planeta... Lo que vi fue destrucción, muerte... Y luego no vi nada.-

Agachaba la cabeza cuando unos mechones de pelo me cubrían la cara, sin decir más palabras tras ello, tan solo dejando que un leve suspiro saliera de entre mis labios.

Charlando y compartiendo experiencias el camino se os hace más corto. Aun así, la torre está lejos y el silencio os acompaña la mayor parte del camino. El paisaje no cambia mucho: una pradera se extiende allá donde miráis y hay bosques en la lejanía. En el horizonte, tapadas por la bruma de la distancia, veis algunos montes que no deben de ser muy altos.

Obsidiana comprueba la brújula digital varias veces para que no perdáis el rumbo. Tardáis justo el tiempo estimado de viaje gracias al buen ritmo que lleváis. Descansar en Santuario después de la experiencia con Alabastro os ha ido bien para recargar energías, tanto mental como físicamente. Finalmente el punto del mapa que señaliza la torre de comunicaciones está tan cerca que ya deberíais verla a lo lejos.

Deberíais, pero no la veis. Seguís andando; quizá esté más lejos de lo que Ámbar recordaba. Una torre de esas características debería poder verse a muchos metros de distancia. Tardáis unos minutos en descubrir lo que ocurre.

La torre no es ni la mitad de alta de lo que debería ser. Como mucho medirá seis metros de altura. No está en ruinas pero tampoco bien mantenida. Ha sido reducida a una parte de lo que era. ¿Dónde estará el resto de su estructura? Por su aspecto, parece que se haya eliminado la parte superior con un corte limpio. Pero eso no es posible... ¿verdad? En la base de la torre, el panel de control parece estar intacto.

Cerca, a la derecha de donde estáis, hay un montón de piedras que bien podría ser un intento de torre en miniatura. Debe de hacer un metro y medio como mucho y tiene una apertura. Tiene aspecto de madriguera.

Tarareaba una tonada para hacer un ruido blanco agradable en aquel viaje, cada tanto alguna que otra duda general me era aclarada por la sapiencia de Obsidiana pese a que a veces la notaba deprimirse al responder.

Al llegar no puedo evitar el denotar las dimensiones del lugar.

-Que montaña más rara- digo señalando a la torre -y en esa otra parece que un sistema nativo encontró refugio-. Dejo a Obsidiana trabajar en la torre mientras me acerco a la pequeña copia de la misma y la rodeo a paso lento.

-¿Qué habrá dentro? ¿Seguirá habitada?-.

Suspiré levemente cruzada de brazos conforme observaba horrorizada la torre de comunicaciones en ese estado tan lamentable, acercándose a esta, frunciendo el ceño. Algo debía haber pasado y desde luego era demasiado sospechoso.

-Heli, estate atenta. La torre ha sido cortada por la mitad.-

Pronunciaba antes de acercarme al panel de control, respirando hondo, tratando de obtener una respuesta sobre lo que había pasado.

El panel se enciende, aunque le cuesta un poco. Muestra una interfaz llena de fallos y huecos. La pantalla misma está rota y parece ser que el sistema también, porque da error cada vez que intentas hacer cualquier cosa. Está claro que de ese panel no sacarás nada porque está en un estado casi inservible. La falta de mantenimiento de la torre y lo que sea que la dejó en este estado.

Un rápido vistazo te basta para saber que la torre no puede ser reparada. Al menos, no con lo que tienes a mano y sólo con tu trabajo. Necesitarías un equipo entero de ingenieras y maquinaria pesada para reconstruir la estructura. Ambas cosas son imposibles de conseguir a menos que vayas al Planeta Natal o a una de sus colonias... cosa que también parece ser bastante imposible a estas alturas.

Heliotropo rodea el montículo que tiene aspecto de escondite. Cuando se asoma para mirar en su interior, se encuentra con una gema que casi la empuja al salir de dentro.

- Y tú, ¿quién eres?- pregunta ésta con fastidio.- Ah, y hay otra. Yuju.- dice con monótono cinismo.- Pareces ser una Obsidiana.- añade al observar a la ingeniera con cuidado. Se gira otra vez hacia Heliotropo y arquea una ceja.- No sé qué eres tú. La verdad, me da igual. ¿Podéis iros? No tengo tiempo para vosotras. Ya me han visitado cuatro cuarzos en las últimas tres rotaciones terrestres. Empieza a ser un fastidio, en serio.

Con suma naturalidad, la gema azul se agacha al lado de su ¿casa? y se pone a ordenar las piedras que la conforman para asegurar su estructura. En el procesa, gruñe varias veces.

- ¿Por qué seguís aquí? Ya deberíais haberos ido.- os reprende sin miraros.- Topacio, tienes unas compañías muy pesadas. Búscate nuevas amigas.- se dice hablando sola.

Anonadada miro a Obsidiana una y otra vez intentando hallar respuestas en ella, no obstante decido acercarme a la gema azul y picarla con mi dedo.

-Estooo ¿Somos amigas?- pregunto confundida pero divertida a la vez.

Dentro de aquella estructura intento inspeccionar esas "piedras mágicas" con las que habla. Evidentemente había muchas cosas que le quedaban por descubrir de la Tierra.

-¿Que hace aquí un Topacio?-

Estaba consternada con la aparición de la nueva gema, alzando una ceja antes de pasarme ambas manos lentamente por los codos, acercándome a la azul gema con paso tranquilo.

-Y no veníamos por ti, sino para saber el estado de la torre de comunicaciones. ¿Sabes lo que...?-

Hice una breve pausa antes de abrir ambos ojos, mirando a los de Topacio.

-Un momento... ¿Has dicho tres cuarzos en las rotaciones terrestres? ¿Rotación frente a su sol o rotación sobre si misma?-

Un momento... ¿Has dicho tres cuarzos en las rotaciones terrestres? ¿Rotación frente a su sol o rotación sobre si misma?-

Topacio se levanta, os mira con sumo fastidio y se cruza de brazos.

- Sí, muy amigas. Por eso ni siquiera nos conocemos.- responde a Heliotropo sin siquiera mirarla.

Rodea su hogar hecho de piedras apiladas mientras sigue ordenando la estructura, como si realizara un mantenimiento rutinario. Además, les saca el polvo con la mano. Un trabajo bastante inútil teniendo en cuenta que son piedras...

- Me refiero a la rotación sobre sí misma, obviamente.- dice con un claro tono condescendiente.- Y he dicho cuatro cuarzos, si no recuerdo mal. ¿Qué pasa, ahora venís a probar mi memoria a corto plazo? Sigo teniendo las funciones intactas, gracias.- dice resoplando.- Oye, no me puedes analizar sólo por ser una ingeniera de mayor rango que yo, ¿eh? Eso ya no importa. ¡Con lo importante que yo fui! Pero ya no importo. Importa, importante, importo. Tengo que ampliar mi vocabulario.

Su discurso empieza a ser más para ella misma que para vosotras otra vez. Termina de ordenar sus piedras y os mira. Abre los ojos de par en par y sacude los brazos en el aire.

- ¿Pero por qué seguís aquí? ¡Largo!- ordena enfadada.

-Vinimos a investigar... Y veo que hay mucho todavía. Voy a necesitar comprobar tu memoria a corto y largo plazo para saber varias cosas más.-

Conforme la miraba hacer me sacudía la falda con total calma, quedando al lado de Heliotropo, respirando profundamente.

-Para empezar: ¿Que has estado haciendo durante estos 250 ciclos alrededor del la estrella mayor del planeta? ¿Sabes que cortó la torre de comunicaciones? ¿En que dirección se fueron los cuarzos?-

Mis ojos estaban fijos en los de la gema azul, esperando a que esta dejara aquella tarea que tenía ahora para con las piedras y respondiera las preguntas.

Heli estaba confundida con las acotaciones de aque "Topacio", era incoherente -Pero si... Bueno, fuiste tu la que... La que...- algo le comía la cabeza y no sabía cómo decirlo, en ese instante su gema brilló y apareció una proyección básica de ondas sonoras.

De la proyección y con la misma voz que Topacio surgió un sonido:

- Topacio, tienes unas compañías muy pesadas. Búscate nuevas amigas.-

 Lo señalé riendo y dije -¿Lo ves? ¿Lo ves? Tu lo dijiste-. La proyección desapareció de inmediato. Heli no sabía cómo se había producido aquello pero no le importaba, había sido útil.

Topacio abandona su tarea y se acerca a vosotras. Se cruza de brazos y os mira con la misma expresión de incordio que tiene desde que habéis aparecido.

- Bueno, bueno, bueno... ¡Calma, gema morada!- dice haciendo un gesto dando a entender que Obsidiana debe relajarse.- ¿Desde cuándo hacéis preguntas? Por todas las estrellas, me va a dar dolor de cabeza.- pone los brazos en jarras y se arquea un poco hacia adelante, observándoos mejor.- ¡Y menuda parejita ha venido hoy! La pesada y la rarita... 

Se ríe, más de vosotras que con vosotras, y vuelve a cruzarse de brazos.

- ¿250 ciclos, dices? No sé de qué hablas. ¿Qué más da dónde fueran los cuarzos? Se desvanecieron, como todas las que vienen. Como haréis vosotras. No sé ni por qué hablo con vosotras. ¡Fuera, fuera!

Da un par de pasos hacia adelante mientras remueve el aire como si intentara disipar una cortina de humo. Al chocar con el cuerpo de Heliotropo, se sorprende y da un paso atrás, desconfiada. Ladea su cuerpo y entrelaza sus manos.

- Vale, esto es aun más raro... Ya duráis demasiado. ¡Salid de mi cabeza, diantres!- exige confundida y enfadada.

-Hmmmm...-

Fruncía el ceño al oirla hablar. Aquella verborrea sobre esfumarse daba la sensación de que la topacio no estaba precisamente en sus mejores facultades mentales.

-Sospecho que sufres de alucinaciones... Quizás por una sobre exposición a la soledad continua sin otras gemas reales ni interacción alguna más que la formada en tu mente. No parece que hayas notado el paso del tiempo aun estando regenerada de tu gema-

Dicho aquello fruncía el ceño y me acercaba a ella, torciendo el labio.

Con tal despliegue de dramatismo Heliótropo no pudo contenerse más y sujetó los cachetes* de Topacio, era demasiado adorable.

-Awww, tiene problemas de comunicación. Mira, mira, aquí estamos las dos- comenté sonriente.

No entendía muy bien lo que sucedía pero la intuición me decía que algo tenía que ver con la presencia de los otros en relación con su persona. Obsidiana puso en palabras mi razonamiento y me alegré de haberla acompañado.

-Me llamo Heli, encantada- le dije acercando mi cara, sin soltar la suya.

Topacio detiene el avance de Obsidiana con un débil manotazo que demuestra más desdén que otra cosa.

- ¿Pero qué dices? Ay, tanta palabrería, cada vez os entiendo menos.- dice retrocediendo y cruzándose de brazos.- Dejadme en paz. No tenéis que estar aquí. ¡Fuera!- repite haciendo un gesto para ahuyentaros.- Malditas gemas intrusas, viniendo a robarme mis cosas.

Se gira y se mete dentro de su refugio hecho de piedras. Está oscuro y no parece tener nada dentro, pero al menos es lo suficientemente grande como para que Topacio pueda caber sin problemas.

- Si tuviera un arma como esas cuarzos estúpidas, estas gemas me respetarían más.- oís cómo continúa hablando sola desde el interior.- Estúpidas gemas, estúpido planeta, estúpida torre... Cuando funcione, le diré a mi Diamante que destruya esta roca verde. ¡Estúpidos todos!- gruñe en voz baja.

Está claro que no os quiere hacer caso. De vez en cuando veis cómo se asoma para mirar si seguís ahí y que resopla cuando ve que, efectivamente, no os habéis ido.

- Piedra, piedra, sal de la tierra. Gema, gema, ve a la guerra. Diamante, diamante, ¿por qué no vienes a buscarme?- recita con un tono monótono. ¿Es una especie de canción?- Piedra, piedra...

-No vas a conseguir que funcione. La torre ha sido cortada por la mitad y los sistemas están dañados...-

Dicho aquello observé el mapa que me había entregado Ambar, frotándome la barbilla un momento antes de revisar los datos del punto en el que estábamos, arqueando una ceja.

-De todas maneras habemos unas cuantas en un refugio al norte. Eres libre de venir, Topacio. Heliotropo, nosotras informaremos a Ambar-

Dicho aquello traté de hacer un apunte en el dispositivo de mapa para tenerlo todo preparado, dirigiéndome después al panel, frunciendo el ceño para revisar el estado de la pantalla y ver lo que haría falta para repararla. El sistema probablemente con un reinicio se podrían arreglar errores básicos y después habría que adentrarse más en el sistema.

Miré a la gema que yacía recitando el mantra delante mío y después a mi compañera que se había dirigido hacia la torre para intentar repararla. Me acerqué a la segunda y miré interesada su trabajo -¿Hay algo en lo que precises ayuda? No se mucho de estas cosas pero puedo aprender-.

Aun así miraba cada tanto a la otra gema, parecía solitaria, triste -es cierto- reafirmé lo dicho por Obsidiana -nos encantaría recibirte allí-.

Era increíble la cantidad de gemas que había conocido desde entonces pero esta en particular tenía algo que, a su criterio, era una anomalía. Algo, no sabía qué, le recordaba a su blanquecina hermana.

Para reparar la torre harán falta materiales. Cualquier mineral metálico o parecido podría suplir la falta estructural que presenta. Por otro lado, sin un buen equipo de construcción... Quizá tardes mucho más de lo habitual. Necesitarás ayuda de tus compañeras, ni que sea como mano de obra rudimentaria. Dependiendo de cuántas seáis, como muy poco tardaréis dos días en completarla. Y para volver a conectar la torre a la red de comunicaciones, una sencilla reparación del programa debería bastar, contando con que dicha red siga en funcionamiento.