Partida Rol por web

El Siniestro Secreto de Marjal Salino - La Casa Encantada

2 - El Consejo

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22/11/2020, 13:14
Eliander Fireborn

—Y nuestros esclavistas utilizan la casa como su base de operaciones, aprovechándose de que la superstición mantiene a la gente alejada. Astutos, pero no lo suficiente para nuestra valiente mujer ahogada  —pensó en voz alta Eliander, mientras se atusaba el impresionante mostacho—. Bien. Sabéis dónde ir y qué hacer. Prestad este servicio a Marjal Salino y este Consejo sabrá recompensaros.

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22/11/2020, 13:47
Hellas Blauerwels

Todavía no, pero dáme tiempole susurró a la aventi.

Reunir el dinero suficiente como para montar una taberna era el objetivo de Hellas. Algo que fuera realmente suyo y que le diera más opciones a Hauser de las que ella tenía. Aunque fuera para venderla y comprarse un barco. Por eso había dejado el trabajo en El Rompeolas y se había marchado a trabajar con Kester. Trabajar como camarera sólo te rentaba para vivir el día a día. En la curtidería se pagaba un poco más, no mucho, pero al menos se podía ahorrar. Si conseguía ahorrar lo suficiente, entre eso y la capa mágica que vestía en su regreso a Marjal Salino, seguro que conseguía un préstamo para montar el negocio.

Después de escuchar la historia, la rabia de Hellas hacia Anders se diluyó. Esto era malo, muy malo. Cómo ya había pensado cuando habló con Fink, si los piratas eran un problema, los piratas esclavistas eran algo peor. Y aunque tras hablar con el pescador no tenía mucho qué hacer para investigar lo ocurrido, ahora... No podía quedarse de brazos cruzados.

El mayor problema iba a ser Kester. Sería muy afortunada si no la acababa despidiendo, entre haberla dejado colgada, ausentarse el resto del día y el  supuesto pluriempleo con Anders Solmor....   Ahora que había conseguido la oportunidad para dar un paso en el negocio la tiraba por el retrete. Bueno ya lidiaría con eso más tarde.

—No se preocupe señor Solmor—dijo Hellas—. Yo me encargo de todo.

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23/11/2020, 00:37
Ember Colibrí

Después de que su patrona y la enana se lanzaran algunas acusaciones a la cara, Colibrí decidió encenderse la pipa. Más mal no podía hacer. Dio algunas caladas, exhalando unos anillos de humo azulados que se disipaban lentamente, mientras observaba los tomas y dacas de la concurrencia.

Ember era de naturaleza gruñón, bebedor, malhablado y más desconfiado que un sordo. Años en compañía de marineros que cotilleaban más que comadres le habían hecho ser prudente a la hora de revelar determinadas cosas a quién sabía qué. Por descontado no se fiaba de la mitad de los miembros del consejo, y en la otra mitad tampoco confiaba plenamente. Si los malos tipos se enteraban de ciertas cosas, de alguna manera tenían un par de oídos en esta clase de reuniones.

Es por eso que agradeció interiormente que la siempre sincera Oona no hubiera mencionado nada sobre su excursión a Las Redes Vacías, así como las averiguaciones que habían hecho allí. Había ciertas cartas que uno se tenía que guardar en la manga para la siguiente jugada. Aquí cada uno de los del consejo hacía su jugada, pero al final se había entregado la responsabilidad de mover ficha al grupo de amigos que se habían interesado en esto; muy astuto el Capitán Fireborn, "siempre un paso por delante", como decía a menudo. Ember no iba a revelar mucho más sobre el asunto, pero tampoco quería que, primero se alarmara la población general y segundo irse con una promesa de "sabré recompensaros".

- Si me permiten, a esa pobre mujer, siendo de Seaton o de donde fuera, no se la trata de manera diferente por ello. Pero conviene dejar claro que su presencia en esa "Casa Encantada" obedecía a un motivo que parece algún tipo de encargo hecho por terceros.

Con esto quiero decir que aunque la situación actual no sea alarmante para Marjal Salino, el atajar este tipo de situaciones antes de que lleguen a afectar a una comunidad habla muy bien de aquellos que están a cargo de la comunidad, por supuesto. -

Echó una mirada al gordo tío de Hellas. El tipo parecía saber bastante más de lo que su cara de hogaza daba a entender a primera vista sobre bastantes cosas, aparentemente. Después de darles algo de jabón a los miembros del consejo, Colibrí se decidió a tratar de sacar algo de provecho del asunto.

- Ya hemos constatado que los que hollaron el camino que vamos a pisar han acabado siendo esclavos en un barco, así que indudablemente es un destino peligroso al que nos dirigimos. Espero que sea tenido en cuenta por este Consejo, señorías. -

Tras esto, se encogió levemente de hombros mientras lanzaba una bocanada de humo, reprimiendo las ganas de echar un trago de su petaca. Petaca que esperaba llevar llena de Perico Gamuza a esta expedición, por todos los truenos y repámpanos.

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23/11/2020, 22:53
Oona

La genasí se hizo pequeña hasta pasar desaparecibida mientras el Consejo seguía deliberando. De repente, a todo el mundo le pareció bien que aquel improvisando grupo investigara el asunto. La cuestión era que Oona sabía recibir órdenes y las cumplía, pero compartir misión con su madre, con el mediano y con esa chica a la que conocía más de vista que otra cosa, pues era un asunto distinto. Aún así, no podía fallarle al capitán, que para algo confiaba en ella para esta misión -ni que decir tiene que Oona no se le pasó por la cabeza pensar que la había utilizado para sus intereses, aunque Gary sí que era de esta línea de pensamiento, solo que se abstenía de decirlo en voz alta para no herir los sentimientos de su dueña.

La genasí se cuadró y se dirigió principalmente a Fireborn.

-Delo por hecho, capitán.

Recompensa de por medio o no, daba igual. Aunque era demasiado suponer lo de que los esclavistas usaban la Casa Encantada como base de operaciones, era algo que tenían que averiguar, y pronto, para evitar otra tragedia como la de la mujer ahogada.

Oona se dio la vuelta para marcharse de allí a cumplir con la misión.

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24/11/2020, 01:14
Aranna Ygranth

En cuanto estuvo claro que el Consejo había tomado una decisión, Aranna llegó la conclusión de que la reunión había sido, en mayor o menor medida, una pérdida de tiempo. La decisión era la que Eliander esperaba que tomara. Nada más que manipulación, pero en eso consistía la política. Al menos, el consejero de la triple papada apuntaba en la dirección de esa casa encantada y el maestro Dumbalah.

Raro, se dijo, que si la casa encantada era objeto de tantas habladurías, ni Colibrí, ni Hellas ni Oona la conocieran. Incluso ella, que prestaba más atención a lo que ocurría en las aguas que mojaban las faldas de Marjal Salino que a lo que sucedía en el pueblo, tenía que oído hablar de ella a alguna de sus amigas durante alguna de sus tertulias en el Rompeolas.

Cuando Fireborn escupió sus órdenes, Aranna puso los ojos en blanco. Sí, sí, pero con menos burbujas, querido capitán, replicó.

Había decidido lo que iba a hacer antes de que les ofrecieran una recompensa, pero la perspectiva de un salario por jugarse el pellejo le traía a la mente los años pasados en las cubiertas de cazadores de pirata y mercantes. La posibilidad de quitarles el botín a los esclavistas le traía a la mente sus años de piratería. Id contando monedas en lo que volvemos, dijo a los consejeros, guiñándoles un ojo.