Partida Rol por web

De repente el cuerpo de Dish cae sobre la arena de la playa de espaldas como si el disparo producido tornara efectivo ahora mismo y Santos se acerca hacia el para golpearle una patada y girarse sobre sus talones dejando a Dish tendido inerte al compas de las olas.

La mirada del alguacil se dirige entonces, por un segundo hacia donde estais pero no llegais a saber si os ha visto o solo ha escuchado algo.

¡Santos! -susurra reprimiéndose para no gritar. La mujer vuelve a agarrar instintivamente el brazo de Julián, pero esta vez con más fuerza. Cuando la mirada del alguacil parece dirigirse a ellos, Marie se tensa y un sudor frío recorre su espalda.
Esto no terminará nunca, nunca...

-Ese maldito inútil debe de sentirse tan frustrado por no haber sido capaz de controlar la situación en el barco, que no habrá dejado a Dhish explicarse. - apenas conocía al hombre que yace en la arena, pero algo de lástima parece mezclarse con el miedo que, involuntariamente, reflejan sus ojos.

Casi aguantando la respiración, Julián permanece agazapado y muy quieto, rezando porque el alguacil no los haya visto y pase de largo. Aunque...

-No tiene nada contra nosostros, creo que es absurdo que le temamos. - susurra a Marie.

-No lo tendrá contra usted... -susurra Marie con cierto sarcasmo a pesar de la situación y a penas sin voz. Sigue en tensión, y contiene la respiración pues hasta eso, es posible que Santos sea capaz de escucharlo.

Santos se agacha para registrar a Dish y luego se levanta, sin duda contrariado para luego alejarse por la playa mientras el agua sige meciendo el cuerpo de Dish en la arena.

Tras unos minutos el alguacil se pierde entre las ondulaciones de la costa...

Las palabras de Marie le hacen darse cuenta de su error. Una vez desaparece el alguacil, le replica sin levantar mucho la voz.

-Claro, lo que pasó en tierra. Le diría que eso ya no tiene importancia y que sigue sin tener nada que temer de ese hombre, pero... - hace una pausa y hace el amago de mostrar su característica media sonrisa. La gravedad del asunto hace que ésta muera al instante en sus labios - ...Santos busca el mapa. Desconocemos lo que le haya podido contar Dhish, pero me temo que sabe que hemos sobrevivido y no parará hasta encontrarnos. Hay que buscar un medio de salir de aquí sin que nos descubra. Eso, o le matamos. - ahora sí sonríe, aunque es difícil saber hasta que punto bromea.

Jadeas en el suelo notando como la sangre inunda tus pulmones y el agua salada te hace sentir aun mas dolor.

Apenas puedes respirar y mucho menos moverte y no parece que haya nadie alrededor... al menos Santos se ha ido sin el mapa...

-Ese mapa va a hacer que nos maten... -dice Marie recuperando la voz y con la mirada fija en el cuerpo de Dish.

Pasados unos minutos, la mujer que parecía haberse quedad petrificada recupera la movilidad del cuerpo. -Si quiere el mapa, es porque algo tiene. Veámoslo de nuevo, debemos saber a qué atenernos.

Marie saca el mapa aun humedo de sus escasas ropas. El trozo de cuero, sin duda hecho con piel de algun animal horrendamente similar a la piel humana, se encuentra ajado pero, aun asi, parece mostrar con claridad las costas norteamericanas e indicar en un punto de inicio un recorrido que desciende por el sur de los Estados Unidos hasta una extraña ubicacion de la que apenas sacais relevancia o correspondencia real, seguramente porque poco conoceis de dicho pais...

Parece ser que marca algo importante porque incluso veis los restos de unas letras en español por el escritas con algun tipo de tinta rojiza.

No hay nada mas...

-Si dijera que no creo que esa marca señala la ubicación de una fortuna, mentiría. Y si dijese que no me gustaría hacerme con ella, también. - su mirada pasa del mapa a los profundos ojos de Marie. - Después de todo lo que hemos pasado, creo que nos lo merecemos. Al menos, más que ese hipócrita de Santos.

Observa una vez más el cuerpo de Dhish, pero aparta pronto su mirada de él para volver a posarla sobre la hermosa mujer. Tras limpiarse de tierra las manos en los pantalones, la coge delicadamente por los hombros y acerca su rostro al de ella.

-Me gustaría hacer realidad mi sueño de tener viñedos y criar caballos. No sé si se podría comparar a Chandresh, pero te regalaría el mejor de ellos para que pudieses volver a cabalgar bajo la luz de la luna. Y si me lo permitieses, te acompañaría a esos lugares de los que me hablaste. - termina bajando la voz y acercándose más todavía, despacio, buscando los labios de Marie.

con las ultimas fuezas intentoir mas a la orilla y intento gritar

auxilio¡¡¡¡

solo mequeda esperar quealguien me ayude osi no sera mi fin

El grito de Dish, agonico, moribundo, roto, hace que el momento se esfume en el aire.

El ultimo respiro escapa de tu cuerpo en ese grito a la espera de que alguien te escuche aunque apenas te quedan unos minutos de vida... quiza este sea tu final... quiza acabes aqui, en una playa desierta, con un tesoro al alcance de la mano...

Marie siente las manos de Julián sobre sus hombros con calidez. Sus ojos la miran penetrante y ella baja la mirada algo ruborizada para volverla a subir al escuchar el nombre de su viejo caballo.
-Me encantaría que... -la mujer no termina la frase, cierra los ojos y acerca despacio su rostro al del caballero. Casi con miedo, sus labios se encuentran y rozan suavemente cuando un grito los alerta y rompe la delicada atmósfera que se había creado. -¡Es Dish!

Sorprendido y algo contrariado por el grito que les interrumpe, Julián no sale de su asombro al comprobar que Dhish no está muerto...todavía. Malherido, parece no tener fuerzas para evitar que la resaca lo arrastre mar adentro.

Acariciando la mejilla de Marie a modo de hasta luego y dedicándole una sonrisa cómplice, se pone en pié y corre hacia la playa con una mano puesta sobre sus maltrechas costillas.

-¡Dhish, aguante! - grita mientras se acerca para cogerle por los brazos y arrastrarle de vuelta a la arena. - Juro por Dios que le dábamos por muerto...Ese disparo a quemarropa...No se movía...- le dice con la respiración agitada.

Al llegar hasta el cuerpo moribundo de Dish este parece recobrar un poco de su cordura aunque apenas puede hablar.

Parece que el disparo es mortal de necesidad con lo que vuestra ayuda solo puede demorar su muerte a no ser que en menos de dos horas (despues de los cuidados medicos iniciales) llegaseis a algun lugar habitable.

Julián examina con preocupación al maltrecho Dhish. La vida se le escapa a borbotones.

-Sobrevivir al naufragio para acabar así...-tuerce la boca en un gesto de disgusto - Siento ser tan claro, pero esa herida es muy seria. Alguien menos robusto habría muerto en el acto... Quizá, si encontráramos un médico... - rectifica sus crudas palabras dejando una puerta abierta para la esperanza, aunque no parece muy convencido.

Dejándole tendido sobre la arena, se levanta y mira con suspicacia hacia la dirección por la que se marchó el alguacil. Después, camina en dirección contraria, buscando sus huellas para comprobar desde donde llegó hasta esa parte de la costa.

Tras examinar un tanto la zona y recordar la marcha del Alguacil dirias que no solo sabe donde se encuentra sino que buscaba por la costa restos o gete como Dish que hubiese sobrevivido al naufragio. Sin duda estais en una de las islas del archipielago aunque el que Santos conozca la zona no quiere decir que este habitada...

¿Qué habría pasado de haber estado los tres en la playa? - se pregunta Julián - Dhish, Dhish, Dhish, me temo que, finalmente, seguiremos siendo dos para repartir lo que sea que se esconde tras ese mapa manchado de sangre.

El afecto hacia otras personas es un sentimiento que conoce poco, pues nunca sintió que él le importara a nadie. Razón de más para que la muerte de un tipo con el que apenas ha hablado no le afecte demasiado. Por supuesto, no es elegante ni correcta una falta total de compasión, por lo que finje lo necesario para no parecer un témpano de hielo.

El sol comienza a resultar molesto, y sus claros ojos piden a gritos la protectora sombra del ala de un buen sombrero.

Echando la vista atrás, quizá su flemático tutor inglés fue una de las pocas personas por las que recuerde haber sentido algo que no fuese rencor, desprecio o desinterés. Julián sabe que le debe mucho, porque su padre tendría dinero y un título, pero clase y cultura, más bien poca.

El sabor de Marie sigue en sus labios, salado por el sudor y el salitre, pero dulce al mismo tiempo. Una incómoda sensación en el estómago le hace enfadarse consigo mismo. Las mujeres siempre fueron la presa de un tipo distinto de caza, el premio de un juego con el que llenaba una parte de sus ociosas jornadas. Engañándose a si mismo, se autoconvenció de que la falta de vínculos emocionales era una virtud, una ausencia de ataduras que le hacía más libre.

En el barco se propuso seducir a alguna dama para amenizar la travesía. Y si era rica, mejor, pues sus recursos se agotaban y del apellido no se come, y menos en un pais distinto, salvaje, donde su título no tendría ningún valor. ¿Título? A quien quería engañar. Su padre era conde. Su hermano lo sería con los años. El solo era un segundón.

Marie... La tensión acumulada, el peligro constante o quien sabe que, había hecho que esa mujer se colase por un resquicio de su coraza. No quería verlo, aunque lo presentía. Ese beso fugaz y la sensación posterior se lo confirman y es algo que su egoismo no quiere aceptar. Una cosa es galantear, presumir o impresionar a una dama, y otra muy distinta es preocuparse de corazón por ella o incluso anteponer su bienestar al suyo propio.

O hago algo que la aleje de mi, o soy consecuente con...lo que siento. Quizá todo ésto sea la prueba que decida si tengo redención o si, por el contrario, habré de llevar una existencia solitaria hasta el día en que el diablo reclame mi alma. - piensa. Palabras como las que le dijo a Marie antes de besarla eran un arma habitual en sus juegos de seducción y solían ser palabras hermosas pero vacías. En este caso, no es así. Realmente desearía estar lejos de aquella isla y cabalgar junto a esa mujer de mirada hechizante, amarla, olvidarse de Villalobos y empezar de nuevo.

Julián comienza a sentirse muy cansado...

Marie sale de entre la maleza tras Julián y cuando llega hasta el cuerpo de Dish se arrodilla junto a él. -Tranquilo, le ayudaremos, encontraremos algo... -dice más intentando convencerse a sí misma que intentando convencer al hombre.

-¿Cree que habrá gente en la isla? Deberíamos buscarles, pero... -mira ahora a Dish. Es imposible que él ande y salir uno sólo en busca de ayuda puede ser demasiado peligroso. Las dudas comienzan a asaltarla de nuevo.