Partida Rol por web

Las palabras de Santos hacen que dude de su acción. ¿Y si fallaba y disparaba a Julián?

Con el pulso temblando, Marie escucha a Villalobos y reconoce su irónica sonrisa entre tanta pantomima. Julián simula ser un hombre muerto y Marie intenta aprovecharse. Qué pretende ahora...

-¡Quieto! -le grita a Santos para que no se acerque y simula sollozar-. ¡Suéltale! ¡Está muerto! Sólo estamos tú y yo, y pronto estaré sola.
Marie aprieta el arma y la levanta con firmeza hasta la altura de la cabeza del alguacil haciendo que vea que está todo perdido para él.
Si Julián pretende algo, este es el momento. No puedo esperar más... piensa a la vez que una gota de sudor cae por su frente.

Santos parece tragarse a medias el anzuelo ya que arroja con fuerza a Julian sobre Marie para intentar que esta se vea superada por los acontecimientos y errar el disparo contra el. Rapidamente el alguacil se abalanza sobre ella para luchar por conseguir el arma despues de que Julian choque contra ella y ambos trastabileen por la playa dando Villalobos con sus huesos en la arena antes de poder reaccionar contra el y Marie aun sosteniendo la pistola cuando las manos de Santos y la dama se enzarzan en un desigual combate.

El choque de Julian contra Marie ha conseguido coger por sorpresa a esta por lo que la fuerza de Santos, su salud y rapidez logran dar con Marie contra la arena y Santos forcejea sobre ella doblandola el brazo. La pistola cae nuevamente a la arena cerca de ambos contendientes y a un par de pasos del Julian. Por un segundo todos vuelven su mirada al arma...

El cuerpo de Julián choca contra Marie pillando a esta desprevenida. Santos no iba a darse por vencido tan pronto, pero ella tampoco.
Durante unos minutos forcejean en la arena. La mujer reprime un grito cuando el alguacil retuerce su brazo con brusquedad. La pistola se escapa de su mano, simboliza el poder y ahora cualquiera puede conseguirlo.

Durante un momento, todos miran el arma sin a penas moverse, y Marie comprende que ahí reside la única esperanza de sobrevivir y terminar con todo. Con gran agilidad y destreza, se desliza por la arena y alcanza la pistola antes que Santos. Al cogerla de nuevo, siente que ha recuperado el poder y esta vez no dudará en utilizarlo.

Con sus fuerzas menguando al mismo ritmo que la arena bajo él se tiñe de rojo, poco puede hacer al ser empujado por Santos. Aturdido y sin aliento tras el golpe, observa esperanzado la rápida reacción de Marie.

Me reprochaste la manera en que maté a Méndez. No dudes ahora en disparar aunque esa rata esté desarmada, por favor.- piensa mientras todo parece relentizarse.

Marie rueda por la arena hasta la pistola, la alcanza y aprieta el gatillo contra Santos que parece sorprendido de la reaccion de la mujer.

Su cara de asombro se torna en incredulidad cuando baja la mirada y ve horrorizado la herida en el pecho, aun humeante, provocada por el disparo de Marie contra el. Con la sangre comenzando a brotar de sus labios finalmente cae de espaldas en la playa quedando inmovil en unos breves instantes.

Marie queda en pie, queda, callada, absorta, sosteniendo su arma con las dos manos mientras los gemidos de Julian terminan por despertarla y el agonico quejido de Dish la indican que su tiempo se agota.

-Púdrete en el infierno -dice Marie más para sí misma que para que le escuchen los demás.
Al ver a Santos en el suelo casi cae de rodillas sobre la arena. Se sentía libre, pero el momento de seguridad pasa rápido al escuchar los lamentos de Dish y de Julián.
Mierda, mierda... piensa cuando corre hacia sus compañeros. Frena al llegar junto a Julián. La sangre está por todas pates y no parece que vaya a parar de salir. Sin pensárselo, Marie se quita la camiseta, o lo que quedaba de ella, y aprieta la herida de Julián. -Julián, ¿estás bien? Dime que sigues vivo, por favor... no te vayas ahora... -dice con voz quejumbrosa. Tras un momento y con sumo cuidado, levanta la tela y trata de ver la gravedad de la herida.
-¡Dish? -grita para ver si su otro compañero aún es capaz de responderle-. ¡Dish, responde!

Julián sonríe con picardía mientras contempla la figura de Marie. El gesto no dura mucho, cortado de raíz por una dolorosa tos. Su rostro, perlado de sudor, palidece por momentos. Una mano algo agarrotada se posa con fuerza sobre la mano con que la mujer intenta taponar la herida.

-Quizá...sea mejor así, te...estabas empezando a enamorar...del hombre equivocado. - dice con voz débil y entrecortada - Soy una persona egoísta y...sin escrúpulos.

El aire calido de la playa os envuelve por unos instantes mientras el calor, la sangre y la arena se entremezclan poco a poco.

Dish apenas podra aguantar quince minutos mas mientras que Julian, quiza, con el agujero perforando su estomago, podria tener incluso una hora de intensos dolores y agonia...

Todo parece ya resuelto en esta isla, Marie, el mapa... tanta codicia desatada por algo que quiza nisiquiera exista realmente...

Con evidente esfuerzo, sujetándose contra la herida el trozo de tela que le dio la mujer, Julián se da la vuelta. Un gemido escapa de su reseca garganta mientras se apoya en las manos para ponerse de rodillas y, finalmente, levantarse de la arena.

Se acerca hasta el cuerpo de Santos arrastrando los piés y se agacha junto a él. Aunque el disparo pareció definitivo y no se mueve, le pone dos dedos sobre el cuello para comprobar que no tiene pulso.

-Ahora resulta usted una compañía mucho más agradable.- bromea con crueldad mientras le registra minuciosamente.

La curiosidad le asalta, haciendo que se pregunte quién mataría al señor Crawford y al fotógrafo. ¿Serían Méndez y la mujer? ¿El alguacil? ¿El gigantón al que abatió en el barco? A estas alturas, le da la impresión de que hasta los dos frailes iban tras el mapa. Tiene pocas esperanzas de que la respuesta esté en los bolsillos de Santos, pero no lo descarta por completo.

Rebuscas en los bolsillos del alguacil tras cerciorarte de que se encuentra fiambre. Realmente todo lo que lleva es mero fruto de la suerte dado que parece que tambien el sufrio el naufragio en sus propias carnes... algunas balas, algo de dinero y un encendedor que ha perdido todo uso con el agua.

Revisas mas a fondo los bolsillos interiores de su chaleco mientras el dolor acuciante de tu herida hace que se te lleven los demonios... nada mas cerca de la realidad si Marie no se da prisa. Encuentras en ellos un pequeño cartel de "Se Busca" con la imagen de Marie y una cifra por su captura viva de 500$ y tambien un cuchillo pequeño a modo de abrecartas pero lo suficientemente afilado para utilizarlo de arma. Nada mas.

El sol se va ocultando con paso tranquilo, despacio y tras casi media hora de intensa agonia parece que Marie no esta cerca... moverte solo empeorara las cosas pero sabes que si no llega pronto no sobreviviras para ver nuevamente amanecer.

Tras guardarse el abrecartas, sin saber muy bien para que, Julián se tiende boca arriba en la arena.

-Dhish...le envidio. - dice con voz débil - Se va a marchar...con su venganza cumplida. Yo no dejo nada digno de recordar... Al menos, no en el sentido positivo de la palabra...

Pese al benigno clima de las islas y lo brillante del sol, empieza a sentir mucho frío.

Casi sin esperanzas, Marie sigue corriendo en busca de algo, alguien que pueda ayudarlos. Ante ella de repente, aparece lo que parece ser un pueblo portuario.
Un nuevo aire recorre su ser y aunque cansada de tanto correr, reanuda su carrera con más fuerza aún si cabe.
Marie busca con la mirada a alguien a quien poder pedir ayuda. Si la mala suerte hace que no haya nadie por la calle, no dudará en ir a las casas más cercanas.
-¿¿¿Hola??? -grita de nuevo- ¡¡¡Necesito ayudaaaa!!!

Te adentras en la poblacion mientras los aldeanos te miran extrañados pero rapidamente reaccionan.

- Que la paso?? - la gente se arremolina alrededor tuya sin entender muy bien que ocurre pero preocupados de ver una mujer casi desnuda y con la cara desencajada por el panico.