Partida Rol por web

El Teatro de los Muertos

Capítulo I: Obertura

Cargando editor
08/08/2015, 06:27
Jonathan

Jonathan hace un gesto de incredulidad. Su rostro se transforma en una expresión de burla, mientras muerde sus labios rápidamente para lanzar una exclamación jocosa -¡Te ha mirado dices!- comenta con sorna al tiempo que crees sentir la saliva que ha debido expectorar con aquella exagerada reacción. No muy lejos, su compañero observa con cierto desinterés resignado.

-Ha visto a la rubia cañón que estaba a tu lado. Puede que tú no la hayas visto, pero joder, yo sí que la he mirado también- sus ojos dan un giro, y su sonrisa adquiere una dimensión desagradable que le otorga inmediatamente un aire pervertido. Cualquier intento de volverte para mirar hacia atrás, es recibido entonces con un jalón brusco de las cadenas, forzándote de nuevo a mirar hacia el frente. 

-Los Rápidos no pueden ver a los Muertos. Ellos están allá, nosotros estamos aquí, y nosotros podemos verlos... algunas veces. Apréndete eso Angie. Las falsas esperanzas sólo te van a dar más sufrimiento. Y no necesitas más sufrimiento, ¿verdad?- dice el chico halando con fuerza las cadenas hacia arriba, provocando un tirón doloroso en tus brazos.

Lee hace un sonido con su garganta, visiblemente molesto. Jonathan se encoje de hombros, libera de nuevo la tensión sobre las cadenas y retira. -Ahora sí, ¿vamos?-  inquiere, y se gira de nuevo sin esperar una respuesta, para empezar a caminar. Arriba, un viento frío sopla desde la ubicua tormenta que ruge en el firmamento, y las ráfagas parecen silbar sollozos y tristes lamentos a través de las calles del centro de Liverpool.

Cargando editor
08/08/2015, 18:44
Elie Godnay

Aquella determinación que había teñido las palabras de aquella consciencia dentro de Angie no flaqueó al escuchar hablar a Jonathan. Elie había observado cómo aquel memo sin cerebro se había reído de la chica, cómo había seguido tirando de ella a pesar de lo importante que era el momento. Y sólo podía sentir un desprecio contenido que aumenta aún más al ver aquella sonrisa de pervertido.

- No le hagas ni caso. - Enuncia una vez el otro ha acabado de hablar. De haber tenido garganta en ella estaría latiendo toda la rabia y el desdén que siente hacia aquel gilipollas. - No tiene ni puta idea. Por muy buena que esté la rubia no tiene nada que ver. Te ha mirado a ti. Tú lo has visto, y yo también. - Expone. - Que no te haga dudar. - Dice antes de guardar un par de segundos de silencio.

- Seguro que a él nunca le ha mirado nadie y por eso se pone así. Joder, sólo hay que verle, sería imposible que alguien le quisiera lo más mínimo, como para tratar de buscarle después de... - Enuncia, aunque su tono cambia a uno más triste en esas últimas palabras. - Ya sabes. De lo que le haya pasado para morir. - Expone. Pero tampoco se queda demasiado tiempo en ese tema. - Ojalá yo haya tenido algo como lo vuestro. - Dice despacio entonces, reflexivamente. - Ojalá pudiera al menos acordarme de si lo he tenido. - Completa después, hablando casi para sí misma. - Es que... Ha podido sentirte aún con lo que ha pasado. - Señala, marcando lo que parece evidente. - No creo que haya muchas parejas así, debe ser la ostia de especial. - Concluye, recuperando un tono más neutro.

- Puedo... ¿Puedo preguntarte cómo os conocisteis? - Añade al final, con la duda de quien no sabe si se está metiendo en un terreno donde no es bienvenida.

Cargando editor
14/08/2015, 21:35
Angie Doyle

El apoyo de Elie me hace sentirme más fuerte y segura. Apenas dudo un instante con las palabras de Jonathan. No tiene ni idea. Como si Josh fuese capaz de fijarse en ninguna otra chica con lo que había pasado. Por muy maciza que estuviera. Lo miro con un brillo desafiante en los ojos. No digo nada, pero mis ojos son elocuentes acerca de la seguridad que siento por lo que he visto.

Sin embargo, no me molesto en protestar. Aunque el tipo me creyese no me dejaría volver a buscar a Josh. No se arriesgaría a perder su pequeño trofeo. Así que me resigno y empiezo a caminar tras él, haciendo una mueca con la boca cuando las cadenas laceran mis muñecas por sus tirones y tratando de anticiparlos para que sean menos dolorosos. 

Mientras doy los primeros pasos dedico una última mirada a Lee, cargando mis ojos de tristeza, con la esperanza de que se sienta culpable por venderme al tipo ese, sea quien sea. 

Después bajo la mirada al suelo y tan sólo me fijo en el recorrido de mis pasos, uno tras otro. En silencio decido responder a esa voz en mi cabeza. Se deba a una extraña disociación de mi mente o a lo que sea, su conversación es más reconfortante que la de los dos chicos.

- Espero que lo hayas tenido y lo recuperes. - Pienso con cierta lástima por ella. No puedo siquiera imaginarme cómo sería no recordar a Josh. Tal vez lo haría todo más sencillo, pero no puedo evitar creer que me faltaría algo, un hueco en mi vida y en mi pecho. Suspiro. - Lo conocí en un concierto. Lo vi en el escenario y me quedé flipada con él. Cuando terminaron mi amiga Edith distrajo al tipo del bar y me colé en los camerinos. - No puedo evitar que una media sonrisa se deslice en mis labios al recordar aquella primera noche. - Y desde entonces no pudimos separarnos más, ¿sabes? Lo nuestro es distinto a todo lo que he visto. Como más de verdad, ¿sabes?

Hago una pequeña pausa y la decisión aletea en mi estómago mientras me siento llena de determinación. - Voy a volver por él como sea. Nos libraremos de estos frikis e iremos a buscar a Josh. Y luego te ayudaré con lo tuyo, ¿vale?

Cargando editor
19/08/2015, 00:03
Elie Godnay

Desde su lugar tras los ojos de Angie aquella presencia observa cómo miraba a Lee con los ojos cargados de tristeza y asiente, intentando hacerle entender a ella que lo que hace es correcto. Necesario. Por un instante el silencio de quien dijo llamarse Ellie se tiñe de tristeza con sus primeras palabras, de mudo asentimiento y de melancolía. Pero un instante más tarde, cuando la chica prosigue, Ellie escucha con atención y cuidado, como un niño que siente por primera vez la magia de una historia.

- Vaya... - Murmura después, enviando aquella palabra cargada de admiración directamente hacia Angie. - Te hizo falta echarle coraje para colarte así. - Enuncia lentamente, como si aún estuviera repasando aquel breve relato en su mente. - Qué genial que lo hicieras. Es una historia de la que puedes estar orgullosa. - Dice luego, antes de tomarse un par de segundos para valorar sus siguientes palabras. - Y nos vamos a asegurar de que sepa que aún podéis contarla juntos. - Concluye después con determinación, antes de llenar su siguiente silencio con el sonido de un suspiro.

- Entiendo lo que dices. - Prosigue después, antes de aclarar a qué parte se refiere. - Lo de que es más de verdad. Yo... - Comienza, aunque detiene aquella palabra al no saber muy bien cómo seguir. - No sé por qué, pero lo entiendo. Por eso sé que te miró, aunque ese gilipollas no lo comprenderá jamás. - Explica, cargando aquellas últimas palabras de un tono despectivo. - Pero oye... - Dice luego, dejando de lado el desprecio para teñir sus frases de una mezcla entre miedo, resignación y pena. - No sabes cuánto te lo agradezco, pero no hace falta que luego hagas nada por mi. Ni siquiera sabríamos por dónde empezar. Y no quiero que te sientas obligada. - Termina. Su tono en aquella última afirmación, sin embargo, es ligeramente tembloroso, como si el motivo real tuviera más que ver con el temor y aquello fuera sólo una excusa llena de un denso vacío.

Cargando editor
19/08/2015, 05:45
Narración

Jonathan simplemente te dio la espalda. Comenzó a caminar mientras la cadena te halaba, como una criminal peligrosa o una esclava en medio de las calles del centro de Liverpool. Por un momento te obliga a acelerar el paso, hasta que él se pone junto a Lee, y continúan caminando. De vez en cuando Jonathan susurra en voz baja y Lee apenas responde con monosílabos. De la cadena de Lee están aquellos dos compañeros de infortunio que caminan con la mirada perdida y paso forzado, junto a ti. Puedes observarlos una vez más: uno es un anciano aún en ropa de hospital. Su corpus parece algo traslúcido y sus ojos no parece poseer ningún distintivo de vida inteligente. Puedes ver lo demacrado de su aspecto, lo hundido de sus ojos y cierto olor desagradable que te hace pensar en una sucia y miserable cama de hospital.

Tras él camina la mujer, aparenta unos 40 años, aunque su rostro parece aún más envejecido. Su cabello demacrado, cae con un descolorido amarillo de manera desordenada y desigual, dejando ver porciones del cráneo de aquella desdichada. Su cara está llena de hinchazones y sangre seca aún. Aún lleva rastros de maquillaje que disimulan sin éxito unas ojeras y en el caso de la cuenca izquierda, un horrible color negro, producto de un violento y visible moretón. Y sin embargo sus ojos... sus ojos están tan muertos como los del anciano. Está vestida de manera más "provocadora", con una falda de jean corta y una camiseta de tirantes: Ambas prendas dejan ver unas extremidades delgadas y llenas de magulladuras.

Ninguno de los dos voltea a verte siquiera. Y aquel paisaje deprimente es completado por el aspecto de las calles de Liverpool. Conocías bien el centro... pero aquello no era muy cercano a lo que recordabas: edificios abandonados y altos, superpuestos sobre paredes y muros que entraban y salían de la realidad. Lámparas rotas y envejecidas, ventanales oscuros y agrietados y cortinas carcomidas atravesando la barrera de la realidad. Y en lo alto, la oscura y ominosa presencia de aquella tormenta que parecía haber estallado allá, en las alturas.

Cargando editor
20/08/2015, 12:24
Angie Doyle

Al principio, mis ojos iban observando el suelo a cada paso. Fijándome tan sólo en el movimiento de mis propios pies, primero uno y luego otro. Escuchaba de fondo el sonido constante de aquella tormenta que no parecía que fuese a terminar pronto y no podía evitar sentir la desolación de aquella ciudad. 

Finalmente levanto la mirada para contemplar los edificios y calles por los que pasamos. Conozco bien Liverpool y nunca habría imaginado que la vería así. Desgastada, decadente y abandonada. Mis ojos pasean por el paisaje desolador hasta detenerse en los dos zombies. No puedo evitar preguntarme qué les ha pasado o qué les han hecho y si yo terminaré igual. Un escalofrío recorre mi espina dorsal con la idea y decido centrarme en pensar en Josh. En Josh, que me ha mirado aunque no podía verme. 

- No me siento obligada -respondo centrándome de nuevo en aquella voz. Prefiero hablar con mi nueva amiga invisible que hacerlo con ese estúpido de Jonathan-. No te preocupes, Elie. Seguro que poco a poco vas recordando cosas. Y cuando lo hagas podremos seguir alguna pista para que tú también puedas solucionar lo tuyo.

Mi mano se dirige a mi sien con cuidado, tocando con los dedos aquel lugar donde siento de forma constante un líquido denso brotar. Ahora que he visto mi cadáver sé que es sangre. Me pregunto si se detendrá alguna vez o si me olvidaré de esa sensación  al acostumbrarme a ella. 

¿Crees que hay alguna forma de volver a la vida? -pregunto entonces- Sé que no debo hacerme ese tipo de ilusiones pero... ¿Y si fuera posible? Ocupando otro cuerpo como en la peli esa de la niña poseída. Tampoco me gustaría ser un zombie. - Miro a los dos que siguen a Lee. - Como esos pero en plan cadáver total, ¿sabes? - Suspiro, asqueada.- Con la piel colgando y todo eso. 

Me quedo en silencio y dejo que la sensación de tristeza que oprime mi pecho se extienda un poco, enfriando mis brazos y estremeciéndome. Suspiro de nuevo y niego con la cabeza. - Son tonterías. Es sólo que no quiero estar muerta. Tenía demasiadas cosas por hacer.

Cargando editor
22/08/2015, 14:43
Elie Godnay

Mientras Angie continuaba caminando la presencia que había dentro de ella observaba todo con ojos atentos. No había, sin embargo, desolación, tristeza o preguntas con respecto a aquellos paisajes. Si lo miraba todo de aquella manera era por si necesitasen volver adonde Angie había muerto, deshaciendo el camino andado. En una huida, por ejemplo.

Las primeras palabras de la chica tiñen el lugar que Ellie habita con la sensación de una sonrisa, que se va extendiendo hasta tocar los límites de la consciencia de Angie, compartiéndola con ella. - Gracias por todo. - Enuncia. - Yo... Espero recordar quién soy, pero si no fuera así... - Dice antes de guardar un segundo de silencio. - No sé si quiero hacerme esperanzas, ¿sabes? - Se explica con un tono tibio y cargado de inseguridad. - No soy el tipo de chica que se atreve a colarse en el camerino de alguien porque se queda flipada con él después de verle tocar. Soy más de las que lo buscan en Facebook unos días más tarde y se pasa semanas stalkeando sus fotos. - Expone, aunque no tarda en corregirse. - O eso creo. - Añade con tristeza. - En realidad no tengo ni idea de qué tipo de chica soy. Pero no podría estar haciendo eso sin ti. - Concluye. Y entonces se queda callada, pensando sobre las otras cosas que había dicho Angie.

- Oye, Angie. - La llama después de dejar que el silencio reinase durante algunos segundos. - No sé si hay alguna forma de volver a la vida. - Enuncia lentamente. - Me suena una peli de un tío que nunca decía que quería a su novia y mil movidas más, no sé si sabrás cuál digo. La cosa es que el tío se moría y cuando se metía en el cuerpo de la gente podía usarlos para hablar. - Expone sin entrar en demasiados detalles, queriendo hablar lo menos posible del hecho de estar muertas. Cada palabra sobre ese tema le daba más consistencia y realidad a la situación, y no estaba segura de estar preparada para ello. - A lo mejor eso sí se puede.

- De todas formas, Angie... - Completa después. - Ya viste cómo reaccionaron antes, cuando declamaste. A lo mejor aquí también se actúa. Y si conseguimos volver con Josh, que sepa que estás aquí, que te espere... - Dice luego, tratando de hablar en positivo y no decir cosas como "que no te olvide" o "que no haga su vida con otra". - Él tiene que saber que, tarde lo que tarde, estarás aquí para él. Al final terminará por venir, aunque sea dentro de muchos años. Tú eres fuerte: seguro que puedes esperar cerca de él el tiempo que haga falta. Y con él y lejos de los frikis, seguro que nada de esto es tan malo.

Cargando editor
22/08/2015, 23:41
Angie Doyle

Frunzo levemente el ceño con las últimas palabras de Elie. - Pero yo no quiero esperar todo ese tiempo sin verlo. Seguro que si voy a su lado puedo conseguir que me vea o que me oiga o algo. Si él supiera que estoy con él de verdad, podríamos seguir juntos aunque fuese así, cada uno a un lado. - Mi mirada se dirige a los dos frikis que me tienen secuestrada y entrecierro los ojos contemplando sus espaldas con rencor. - Tenemos que escaparnos de estos tipos antes de que nos vendan. Así podremos ir a buscar a Josh y encontrar la manera de que sepa que estoy ahí. Si me olvidase... - Dejo la frase en el aire y me muerdo el labio inferior. - No podría soportarlo.

Durante algunos segundos permanezco en silencio, dándole vueltas en mi mente a lo triste que sería mi existencia si Josh me olvidase. Una punzada de dolor aprieta mi pecho al pensarlo. - Él me miró. - Me recuerdo a mí misma. Entonces sacudo la cabeza y me centro en otras de las palabras de Elie. 

- Sí, Beth me hizo ver esa peli hace poco. ¿Una muy vieja dices, verdad? Si yo pudiera usar a alguien para hablar con Josh, aunque fuese un momento... Él sabría que estoy ahí. - Pensar en Beth me hace fruncir el ceño. - Joder. Mis amigos van a flipar con esto, ¿sabes? No quiero ni imaginar cómo se deben sentir. - Me acuerdo entonces de mi madre y de la última discusión que tuvimos y me quedo callada mientras le doy vueltas. Ojalá pudiera hablar con ella y arreglar las cosas. Ojalá no fuese demasiado tarde.

Cargando editor
24/08/2015, 22:00
Elie Godnay

Aquella especie de consciencia que vivía en el centro de la cabeza de Angie escucha sus palabras, y el lugar no tarda en llenarse de una sensación de negación, como si estuviera moviendo de manera horizontal la cabeza en un plano en que la chica no pudiera verlo, pero sí entenderlo. Cuando la chica habla sobre aquella película, sin embargo, la sensación cambia, como si estuviera asintiendo para confirmar que se trata de esa. Sin embargo no entra de nuevo en aquel tema. En lugar de eso vuelve a lo anterior, tranquila.

- No, no... - Se corrige cuando ella ha terminado. - Creo que me he explicado mal. Me refería a eso. - Aclara antes de hacer una pausa. Sabe que aquel es un tema delicado, y no parece tener muy claro dónde están los límites de lo que es de buen gusto decir. - Que él sepa que estás aquí, y seguir con él hasta que, bueno... - Dice, deteniéndose un instante a buscar alguna palabra que suavice aquello. - Pueda reunirse contigo. Estábamos hablando de la misma idea. - Concluye, tiñendo aquellas palabras con lo que podría ser una sonrisa reconfortante. Y al sentir la mente de Angie va contagiada de desazón, de falta de aplomo y de tristeza, trata de intervenir.

- Y no te preocupes. - Dice entonces. - Él no podría olvidarte nunca. Lo vuestro es especial. - Expone, antes de decir dos palabras más totalmente cargadas de gravedad, de seguridad y de certeza. - Él te miró. - Enuncia, dejando unos segundos más para que Angie pueda saborear una vez más aquella confirmación. 

- Pero quizá necesitaríamos empezar a hacer algún tipo de plan. - Propone, antes de tomarse un segundo para pensar. - ¿Por qué no les preguntas cuánto tiempo habrá que andar, o si pararemos a dormir? - Dice luego, buscando orientar aquello de una forma positiva. - Lo mejor sería aprovechar cuando el cerdo de Jonathan esté dormido, pero tenemos que saber si habrá un momento así. Con Lee todo será más fácil: es más bobo y ya anda babeando por ti.

Cargando editor
27/08/2015, 02:05
Angie Doyle

- Josh me miró -me repito una vez más a mí misma, sintiendo una oleada de calidez brotar en mi pecho con esa idea y extenderse después hasta mis brazos, atenuando un poco el frío que me atenaza desde que caí en esta tierra oscura y deteriorada-. Me miró -me reafirmo mientras mis ojos se dirigen hacia arriba, contemplando esa horrible tormenta que no parece tener intención de cesar nunca-. 

- Tienes razón -pienso hacia Elie-. Deberíamos pensar algo para escapar de estos tipos. 

Sin pensármelo más alzo la voz, esperando que alguno de los dos frikis me escuche. - Eh, chicos -llamo, poniendo a propósito un tono de voz un poco quejumbroso y tiñendo mis ojos de tristeza, con la esperanza de que Lee se gire a mirarme-. ¿Podríais decirme al menos cuánto durará el viaje? ¿Caminaremos mucho más hoy o pararemos para descansar?

Cargando editor
29/08/2015, 06:09
Jonathan

-¡¿Descansar?!- dice Jonathan girando apenas la cabeza para observarte de reojo, sin dejar de caminar -¿Por qué no aceptas de una puta vez que estás muerta Angie? Somos Wraiths, y los Wraiths no necesitamos descansar. No es como si fuésemos a morir de cansancio... por si te lo estabas planteando- su tono es una amalgama burlona de sarcasmo e irritación. No parece estar particularmente contento, aunque al menos no está cerca de ti. Lee tan sólo le observa un momento sin decir nada y su compañero se cruza de hombros.

-Sólo son un par de calles más. Si te callas y caminas juiciosa, se te hará más corto el camino- espeta con un jalón brusco de la cadena que con un eco metálico y un dolor en las muñecas te obliga a dar tres pasos rápidos, antes de regresar al ritmo habitual. 

-¿Puedes creerlo? No estará descerebrada pero le hace falta poco. Es como una jodida bebé- dice Jonathan a Lee sin importarle si le escuchas o no. Lee tan sólo niega vehementemente y dice -Todos hemos pasado por ahí- con su tono neutral como única respuesta.

Cargando editor
01/09/2015, 13:14
Elie Godnay

La etérea estancia - si es que podía llamarse así - en que aquella presencia anida se llena de optimismo y expectación cuando Angie comienza a hablar a aquellos dos, lanzándose a preguntar. Sin embargo la respuesta de aquel indeseable arruina aquella sensación, cargándola de preocupación, de temor y de urgenica.

- Mierda, mierda, mierda... - Murmura Ellie desde el interior de la cabecita de Angie, con prisa. - Sólo un par de calles... - Repite después, como calculando el tiempo de que disponen. - Creía que tendríamos mucho más. - Dice rápidamente, casi disculpándose por aquel error. - Creía que podríamos hablar con Lee en privado.

- No podemos rendirnos. - Enuncia después, aunque sería difícil decir si se dirige a Angie o a sí misma. - Si no intentamos nada conseguiremos lo mismo que si lo intentamos y fracasamos. - Expone antes de quedarse en silencio durante sólo un par de segundos.

- Este tío parece que tiene sorbido el coco de Lee, pero podemos intentar pedirle ayuda de aquí a allí. O seguir con la idea de él de ser esclavas de ellos. - Propone, cambiando toda aquella urgencia por resolución. Luego se toma un instante para valorar otras posibles opciones, y el sonido de un suspiro llega a los oídos de Angie antes de que ella vuelva a hablar. - O si quieres echar a correr, aunque esa podría ser la última opción... Sólo cuenta hasta tres. Yo estoy contigo.

Notas de juego

Además ofrezco mi ayuda en forma de dados para la buena y maltratada Angie. Si quiere emprender alguna acción física que requiera la tirada de FdV por las cadenas, creo que lo mejor es que mis dados sean para la primera tirada.

Cargando editor
01/09/2015, 15:41
Angie Doyle

Mi mirada se ensombrece con la respuesta de Jonathan y más con su nueva demostración de fuerza. Como si tuviera más razón por hacerme dar traspiés con esa maldita cadena. Sin embargo, lo que más me alerta son sus palabras. Un par de calles. El tiempo se me echa encima. 

Mis ojos se dirigen a la espalda de Lee y me muerdo el labio, valorando las opciones que Elie plantea. Me miro las cadenas entonces. Echar a correr. Como si eso fuese a servir de algo. Jonathan me tiraría al suelo con facilidad. - No tenemos tiempo. No va a servir lo de hacerme la niña buena para darle pena a Lee. Tenemos que actuar ya. Coger las riendas nosotras. 

Tomo aire despacio. Estoy acojonada pero a saco y durante un breve instante no puedo evitar recordar la hierba que tenía en el bolso. Ojalá pudiera dar una buena calada, una bien larga, que me calmase los nervios y me hiciera verlo todo desde un prisma más suave y difuso. Pero no puedo y como no me dé prisa la situación se va a poner seguramente peor. - O no, pero ya sabes lo que dicen. Más vale malo conocido...

Tardo tan sólo un par de segundos en empezar a hablar. Elie tiene razón. No podemos estar peor de lo que estamos, así que cualquier acción desesperada será para mejorar.

- Eh -me esfuerzo porque mi voz suene autoritaria al llamarlos otra vez. - Mi madre siempre decía que yo era la niña más mandona del jardín de infancia, ¿sabes? -pienso en dirección a esa voz que comparte mi cabeza- Decía que tenía madera de líder. Y la verdad es que mis amigos me seguían en cualquier lío. Quizá pueda convencerlos de que tenemos que pensar esto mejor. 

- Eh, chicos -repito de nuevo, sintiéndome más firme esta vez-. Parad. Creo que tenemos que pensar mejor todo esto. Si me vendéis ya no habrá marcha atrás y ni siquiera estáis los dos de acuerdo. - Mis ojos se alternan entre ambos y mi voz suena cada vez más segura de mí misma. - Tenemos que buscar la mejor solución entre los tres, una que os sea satisfactoria de verdad para los dos -termino, hablando como si no hubiera otra opción, como si fuese algo inapelable, más una orden que una sugerencia-. Y venderme no lo es.

 

- Tiradas (2)

Motivo: Carisma+Liderazgo a la desesperada XD

Tirada: 12d10

Dificultad: 6+

Resultado: 3, 9, 2, 6, 2, 1, 3, 6, 10, 4, 3, 4 (Suma: 53)

Exitos: 4

Motivo: Carisma+Subterfugio dados no me odieis D:

Tirada: 11d10

Dificultad: 6+

Resultado: 1, 4, 7, 9, 9, 3, 2, 3, 1, 5, 5 (Suma: 49)

Exitos: 3

Notas de juego

Elie-dados aceptados ^^.

Cargando editor
05/09/2015, 21:03
Jonathan

-Por todos los...- dice Jonathan volteándose bruscamente y girando sus ojos. -¿Joder que tan difícil puede ser entender esto? ¿Acaso eres imbécil Angie? ¿Tienes retraso mental?- y con tres pasos largos se acerca hacia ti, halando incómodamente las cadenas. Parece dispuesto a golpearte por la expresión fastidiada de su rostro.

-¿Qué crees que somos? ¿Negociadores? ¿Tienes alguna neurona allí adentro? Somos esclavistas. Repite conmigo es-cla-vis-tas. Vendemos esclavos a la ciudadela y tenemos autorización de los anacreontes. Si queremos venderte, nos va a importar un cojón lo que tu opines. Eres nuestra esclava y vete acostumbrando, gilipollas- parece que ha perdido la compostura. Pronto sus manos te toman por el cuello y te empujan hacia atrás -¿O tienes como comprar tu libertad? ¿Cuantos Oboli vas a darnos? ¿Reliquias? ¿Qué tienes contigo aparte de un cerebro que no sirve para nada?- y con un fuerte empujón te hace caer sobre el pavimento hacia atrás.

Entonces se gira, aún visiblemente alterado y le habla a su compañero -Es todo culpa tuya Lee. Le has hecho pensar que tenía opción. Pero tú y yo necesitamos el dinero, así que ven ahora y dile. Tenemos dos drones y estoy seguro de que no queremos dejarlos ir. Ahora dile de una jodida vez a esta idiota que la vamos a vender y que su opinión no cuenta para nada... O tendré que golpearla hasta que deje de acabar con mi paciencia- amenaza mirándote despectivamente desde su posición, apretando las manos con fuerza.

Cargando editor
05/09/2015, 21:40
Lee

Lee se acerca y asiente, con un aire de resignación. Suspira y te mira fijamente. Hay cierta tristeza en su mirada y cierta lentitud en sus movimientos. Se para justo junto a sus propios esclavos atados por la cadena. 

Abre la boca lentamente y baja los ojos sin mirarte -Lo siento Angie. Es cierto. E-es lo mejor- dice despacio y se gira rápidamente para caminar un poco más alejándose de ti y de Jonathan. Su compañero sonríe con cierta molestia aún evidente en sus gestos.

Cargando editor
05/09/2015, 21:53
Jonathan

-Lo has escuchado. ¿Verdad idiota? ahora, camina en silencio. Si llego a escuchar otra estupidez saliendo de esa boquita, voy a patearte hasta que entiendas tu lugar. ¿Estamos?- y flexiona las rodillas.

-Más te vale que estemos. En unos minutos dejarás de ser nuestro problema. Gilipollas- dice y se levanta, se da la vuelta y comienza a caminar nuevamente. 

-Levántate y anda- ordena halando la cadena con aún más fuerza y brusquedad, haciendo que tus brazos se muevan violentamente hacia adelante.

Cargando editor
07/09/2015, 23:12
Elie Godnay

Momentos antes de que Angie se dirigiera a aquellos dos aquella presencia guarda silencio, entre expectante y guardando concentración. Y cuando ella empieza a hablar quien se hace llamar Elie hace lo mismo, susurrando despacio, repitiendo sus palabras con lo que podría entenderse a través de su tono como una sonrisa. En ocasiones se adelanta un poco, casi anticipándose, y cuando está cerca del final vuelve a callar, dejando que sea Angie la que ponga la puntilla a aquel pequeño discurso. - Y vendernos no lo es. - Completa sólo con el pensamiento, complacida.

- Eres genial, Angie. - Le dice cuando termina. - Ha sido totalmente convincente. - Concluye después, y espera atenta la reacción de los otros dos.

Sin embargo conforme las palabras de Jonathan van llegando a los oídos de Angie el lugar que Elie habita se vuelve más pesado y pegajoso, como si todas sus esperanzas se estuvieran diluyendo en ese momento para convertirse sólo en una densa y oscura pasta parecida a la brea. Esa sensación cambia sólo cuando Lee habla, confirmando lo que ya era evidente: que era un cobarde.

- No... - Murmura entonces esa voz. - Tú lo has hecho genial, Angie, pero Lee... Lee... - Enuncia, tiñendo su tono poco a poco de frustración. - Lee es demasiado nenaza para plantarle cara a Jonathan, y eso que es evidente que es una víctima más de él. - Asegura. - Joder, habría que verle en tu posición. Seguro que ya se habría echado a llorar y suplicar hace mucho. - Comenta con enfado. - El cobarde y el muerto virgen. - Continuó, rebautizándolos. Entonces guardó silencio durante un par de segundos. Un silencio dinámico, vivaz, como el de quien se está paseando nervioso por una habitación mientras piensa en algo. - ¿Qué vamos a hacer ahora, Angie? Dejar que hagan lo que quieran contigo no es una opción. No puede serlo.

Cargando editor
08/09/2015, 12:27
Angie Doyle

Al ver el fracaso de mis palabras me asusto de verdad. La mirada agresiva de Jonathan hace que un pavor inconsciente anide en mi estómago. Joder, nunca nadie me ha puesto la mano encima. Mis padres no creían en ese tipo de educación y después nunca me he metido en problemas que no pudiera resolver con una sonrisa. Mis ojos se humedecen con cada nuevo insulto que Jonathan me propina y ni siquiera estoy segura de si me duelen más sus palabras o el golpe al caer al suelo de espaldas. 

Me incorporo quedando sentada en cuanto puedo y doblo las rodillas, protegiéndome con ellas y con las manos encadenadas. - Me va a pegar, me va a pegar, me va a pegar... - Es todo lo que soy capaz de pensar mientras me encojo como un ovillo. 

Llega entonces la intervención de Lee y lo miro con los ojos brillantes por las lágrimas que se agolpan en ellos. No digo nada, tan sólo sorbo por la nariz, luchando por no sollozar. 

Me levanto de inmediato cuando Jonathan me lo ordena y empiezo a caminar tras él en silencio. Me siento totalmente derrotada y una lágrima solitaria logra escapar, deslizándose por mi mejilla, provocando en mi rostro el mismo cosquilleo que la sangre brotando de mi sien. 

Las palabras de ánimo de Elie caen en saco roto. Muevo la cabeza para secarme la mejilla con el hombro y después niego levemente con la cabeza. - No puedo hacer nada, ¿no lo ves? - pienso, entre asustada y frustrada, moviendo un poco las cadenas. - Cuando lleguemos con el otro tipo ya veremos cómo es la cosa y si hay más opciones. - La resignación es palpable en cada mota de mi ser. - Quizá podamos convencerlo de que no nos encadene. 

Cargando editor
08/09/2015, 13:25
Elie Godnay

Sentir de aquella forma la derrota y la aceptación por parte de Angie hace que aquella presencia dentro de ella se mueva, inquieta. En un primer momento, cuando la chica repite una y otra vez en pensamientos que va a ser pegada, del lugar donde vive esa consciencia dentro de ella se llena de rabia, de ira. - Que se atreva. - Enuncia, como quien hace una promesa que no sabe si podrá cumplir, pero que no olvidará con facilidad. - Que vuelva a tocarte de esa manera. - Incide, cargando su voz de la resolución que a Angie le falta.

Acto seguido, cuando la chica se pone en pie y Elie siente aquella lágrima deshaciéndose mientras recorre una piel que ni siquiera sabe seguro hasta qué punto existe en realidad, aguarda, masticando una ira que tardará en desaparecer.

- Está bien, Angie. - Enuncia después, al escuchar las últimas palabras de la chica. - Si no quieres intentar nada, no lo intentes. Pero no te rindas. - Dice, en una mezcla entre petición, consuelo y orden. - Si quieren que seas sumisa, sé sumisa. Pero no dejes de estar atenta. No sabemos cuándo tendremos una oportunidad de verdad. - Le recuerda antes de hablar con un tono mucho más suave, tibio. - Y no te preocupes. Todo va a salir bien. - Asegura, forzando que del lugar que habita mane una sensación de calidez, tratando de abrazarla con los medios de los que dispone.

- Ellos son dos. - Le recuerda. - De nuestro comprador hablaron en singular. Buscaremos cómo librarnos de él, o nos escaparemos, o compraremos de alguna forma tu libertad. - Enumera. - Y Jonathan el virgen pagará por esto. No por lo de encadenar y vender gente, que también. Por tocarte.

Cargando editor
13/09/2015, 21:58
Narración

Las siguientes calles transcurrieron con un imperfecto silencio y una tensión en el ambiente, varios tortuosos minutos transcurrieron antes de que la situación cambiara. Arriba, la tormenta parecía burlarse del miedo de Angie y ocultaba los susurros que sus dos "esclavistas" intercambiaban unos metros más adelante. Parecían discutir algo hasta que se detuvieron sobre una esquina.

-Hemos llegado con tu futuro dueño. Más te vale que te comportes, quieres darle una buena impresión, ¿eh?- dice Jonathan y deja que te acerques para mirar al edificio del otro lado de la calle. Allí, se levanta una estructura abandonada, invisible seguramente a los ojos de los transeúntes, una construcción de dos pisos cuyo aspecto desierto parecía crecer con una sombra siniestra que cubría su fachada.

Las ventanas agrietadas estaban cubiertas de una maleza negra e invasiva que había crecido desde el suelo. Los cristales agrietados y polvosos estaban obstaculizados por negras pantallas que evitaban las miradas curiosas. El techo, que por algún efecto óptico, parecía desigual y derruido, dejaba ver más de esas plantas oscuras que cubrían el sitio. Se trataba de un cinema abandonado que había descansado durante varios años a la orilla de la calle en el centro de Liverpool, un cinema cuyo nombre se reflejaba incompleto en la tierra de los vivos pero que en la tierra de los muertos tenía su propio letrero en neón muerto y de un rojo fluorescente que pestañeaba con un zumbido siniestro y poco amigable.

FUTURIST

La fachada era de un estilo georgianno decadente, cada ladrillo parecía existir con una solidez absorbente y la entrada principal se encontraba abierta de par en par. Sobre el brillante letrero, había una ventana sucia bajo un arco imperfecto que sostenía en lo más alto la cabeza de una horrorosa gárgola con sus fauces abiertas. Un horroroso rostro que Angie estaba seguro, no había visto jamás cuando vivía.

-Bien, vamos- ordena Jonathan mientras Lee se queda en la retaguardia. La procesión cruza la calle y llegan a la entrada del cine. Jonathan sonríe y entra sorteando el piso desigual cargado de escombros que da la bienvenida a los visitantes. Jala la cadena para evitar que Angie se quede parada sin moverse. Hay una segunda puerta tras la entrada, una puerta grande y oscura, de aspecto metálico, cerrada al público, con una pequeña abertura rectangular sobre una aldaba en forma de un aro gigante de hierro. Jonathan se acerca cauteloso y hace sonar el pesado aldabón, cuyo golpe emite un eco metálico cargado de lo que parecen gemidos apenas audibles por todo el sitio. Lee se queda en la puerta, con una mirada poco alentadora y con pocos deseos de entrar.

-Sé muy respetuosa, o te moleré a patadas- alcanza a susurrarte Jonathan esperando una respuesta del otro lado de la siniestra puerta.