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El Templo del Fuego Eterno

CAPÍTULO 1: ADENTRÁNDOSE EN LA MONTAÑA

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10/04/2014, 10:16
Zerachiel

Las fuerzas de Pelor me inundan y bajo un grito de rabía dejo caer mi cadena sobre el cuerpo de aquel ser, deseando su pronta muerte, y destrucción.

Un deseo vano de cualquier resquicio de piedad, tan solo de superviviencia y poder, un sentimiento que la batalla había conseguido emerger dentro de mi.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Oleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

SuperCrítico¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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10/04/2014, 18:37
Director

Zerachiel atraviesa la cabeza del ogro con laspuas de su cadena, el terrible enemigo cae de rodillas y hace temblar el suelo. Todo ha terminado, o eso parece.

- Tiradas (1)

Notas de juego

No has confirmado ni tirado el daño dos veces. Lo he hecho por ti.

Proximamente Aldaron y yo colgaremos un epilogo.

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12/04/2014, 12:26
Director

El combate ha terminado. Los cuerpos de vuestros enemigos han caído. Aunque dudáis de que esto sea todo definitivamente, al menos no véis que haya más amenazas en la enorme sala que se abre ante vosotros.

Las heridas han sido terribles para la mayoría, tanto que vuestro compañero Draugarquen ha dado su vida por ayudaros en la búsqueda de vuestra familia.

Al fondo de la sala, las voces de vuestros familiares os llaman con una mezcla de desesperación y alegría. Están encerrados tras los barrotes de dos celdas, a ambos lados de la sala, al final de la misma. Corréis hacia ellos, con calma. Sir Rondar, el más fuerte de vosotros, coge en sus brazos el cadáver del elfo para llevarlo hasta sus familiares, si es que están allí.

Cuando abrís las puertas, una marea de personas salen de las celdas. Todas las caras muestran el sufrimiento del momento y la alegría del reencuentro. Los abrazos se suceden, los besos... y las lágrimas. Las lágrimas por los caídos, las lágrimas por el fin de la pesadilla. Al menos por el momento.

Entre los presos, un desconocido. No sabéis quién es, pero vuestros seres queridos confían en él. No sabéis porqué.

Frente a la pared, flanqueado por las celdas, una altar maligno se erige. Oscuro. Terrible. El desconocido comienza a recitar y el altar brilla con luz cegadora, blanca y pura. El altar reluce de bondad, en ese momento. Aunque titila entre la luz y la oscuridad.

El desconocido os pide rapidez, que depositéis el cuerpo de Draugarquen en el altar y así lo hacéis. Aunque es más por inercia que por saber qué hacéis. El hombre comienza a recitar y una luz cegadora parece atravesar el techo y se centra en el elfo muerto, como si de una columna lumínica se tratase. Al poco, notáis como el cuerpo, increiblemente, se llena de vida, mientras la del desconocido parece ir debilitándose. Los segundos son tensos. El cuerpo del desconocido cae al suelo. Inconsciente. Draugarquen vuelve a la vida. El altar no tarda en volverse oscuro de nuevo. Pero vuestro compañero ha vuelto.

Los lloros y los abrazos se repiten. Los familiares de Draugarquen no pueden creérselo. Casi le ahogan con los abrazos y los besos.

Estáis todos. Recogéis el cuerpo inconsciente del desconocido y salís del Templo del Fuego Eterno. Tenéis a vuestra familia. Quizás haya que terminar el trabajo. Pero eso, será en otra ocasión.

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19/04/2014, 14:10
Sir Boores de Forge

Sir Boores no tiene familiares ni amigos que rescatar en el pueblo, así que mientras el resto se dirigen a buscar a sus seres queridos, él se arrodilla, colocando su mano sobre el símbolo de Torm de su armadura y entona una larga plegaria. Aunque se siente contento de haber podido ayudar a estas pobres gentes, sabe que su largo camino para compensar los actos que él mismo ha cometido no ha hecho más que empezar.

-Ha sido un placer luchar a vuestro lado.

El paladín se ocupa del cuerpo del clérigo, acompañando al resto hacia sus hogares, con la intención de enterrar allí al clérigo. Su intención es construir, sobre la tumba del hombre, un túmulo que recuerde su sacrificio.

Notas de juego