Partida Rol por web

Aunque no lo parecía habían pasado casi veinte días desde que dejaran Puerta de Baldur. Veinte largos días aunque por suerte, desde el ataque de los hobgoblins, no habían vuelto a tener dificultades mayores. Nada más allá de alguna rueda rota, algún animal o caballo enfermo, pero nada grave o que retrasase la caravana. Abdali había logrado congeniar un poco más con algunos miembros del culto aunque se mantenían distantes y hablaban poco. Y, el resto del grupo... bueno, desde que Draenna les dio la noticia de que tenía que dejar la caravana habían sufrido un duro golpe a su ánimo. 

Pero por fin tenían algo por lo que alegrarse. Después de veinte días a la intemperie por fin llegaban a un pueblo, con posadas, tiendas, cerveza fresca (la única posada en la que habían podido parar en aquel camino les había servido una cerveza tan mala que Brima y otros enanos de la caravana se sintieron ofendidos tras probarla) y algunas comodidades de las que habían estado privados. La parte mala era el tiempo que había dejado de acompañarles hacía un par de días y ahora llovía abiertamente.

El mal tiempo simplemente parecía no querer irse. Pendones mojados hondeaban en la fresca mañana mientras una ominosa y empapada multitud se agolpaban alrededor del cadalso de madera en la plaza del mercado. Los guardias de la ciudad, protegidos tras capotes de color oscuro, vigilaban la villa. Un verdugo enmascarado estaba subido al cadalso Asiente a un delgado caballero, empapado y enfundado en una armadura, que se situaba junto a él con un mandoble enorme enfundado a la espalda. Se levantaba como un pilar de luz en la oscuridad y se mantenía alerta, observando a la gente del pueblo. Unos pocos pasos detrás de él, le seguía un elfo serio de aspecto noble vestido con una capa gris de excelente calidad. En el cadalso un mago con el cráneo afeitado que no llevaba más que unos calzones, y la mayor parte de su delgado cuerpo estaba cubierto por tatuajes de aspecto serpentino. Sus muñecas y tobillos están atados con cuerdas y sus párpados y labios habían sido cosidos y ahora colgaba de la soga, una visión que lleva una mueca de disgusto al caballero de la armadura. El sonido de la tormenta no puede ensordecer los gritos de la multitud.

Para cuando los carros de la caravana llegaron a Vado de la Daga hacía pocos minutos que habían ejecutado a aquel mago. 

La caravana, ajena a lo que ocurría en el pueblo comenzó a bajar de los carros. Algunos viajeros se despedían allí, sobre todo las familias que habían sufrido alguna perdida en el camino. Otros bajaban las mercancías que algunos muchachos que trabajaban en las tiendas del lugar habían ido a recoger y ayudaban a descargarlas.

En un momento dado Brima, que estaba al lado de los aventureros mirando hacia el cadalso, chasqueó la lengua.

-Malos tiempos nos esperan-dijo sin apartar la mirada hacia el lugar de la ejecución donde el caballero estaba dando un breve discurso-. Ese de ahí es Sir Isteval. Si Vado de la Daga sigue en pie es básicamente gracias a él. ¿Me pregunto que habrá pasado?-dijo hablando para si misma pero luego se dio cuenta de que estaba pensando en voz alta- En fin... Si teneis mercancias descargarlas. Os recomiendo alojaros en La Dama Fortuna, esa posada de ahí-dijo señalando- Mañana a primera hora seguiremos hacia Aguas profundas, aun nos quedan 5 o 6 días más de viaje antes de terminar-dijo con una sonrisa para después marcharse a llevar a los caballos hacia las cuadras para que les diesen alimento y cobijo para pasar la noche.

—Quizás nos interese hablar con ese hombre, Sir Isteval. Quizás esos tatuajes tengan que ver con el Culto del Dragón —mencionó Égida a sus compañeros en voz baja mientras ayudaba a descargar los carros lo más mecánicamente posible. Toda información es importante —Y si no, quizás nos sirva para buscar aliados en nuestra misión.

Abdali no se apartó del cargamento. Parecía un fiel guardián que no quisiera que se le robase la mercancía, pero en realidad no quería perderle el rastro..

Le preguntó a Samarg si ese era su destino final o debían llevarla a otra parte.

—Quizás nos interese hablar con ese hombre, Sir Isteval. Quizás esos tatuajes tengan que ver con el Culto del Dragón —

Airic Asintió-Sigueme- Le dijo a Égida. Cuando sir Isteval terminó su discurso y se disponía a irse, lo abordó despacio y sin atravesar su escolta. Se aseguró que nadie de la caravana estuviera cerca antes de presentarse.
-Mi Lord, saludos- Dijo con una leve reverencia de cabeza- ¿Puedo cruzar unas palabras con usted?, Lord Airic, de la familia Vientoinvierno, a sus servicios- Sacó de una bolsa el anillo con el escudo de su familia y extendió la palma hacia Sir Isteval como ofreciéndoselo para que lo examine. Hubiese querido no usar su nombre, pero no podía abordar a un noble ocultando su identidad, si pretendía que este le diera información. Lo máximo que podía hacer es que nadie mas de la caravana lo escuchara.-Hemos sido atacados en el camino, por una partida de guerra hobgobling, seguramente quiera escuchar los hechos.-Esperaba que el ataque fuera anzuelo suficiente para llamar la atención del caballero, si su título no había bastado ya.

-No, no. Aún nos queda un trecho. Lo llevaremos hasta Aguas profundas y luego...-respondió el hombre a Abdali-. Bueno y luego si quieres continuar ya te diré con quien debes hablar cuando lleguemos. Ahora hay algo más importante-dijo señalando al hombre que seguía colgado en el cadalso- nos teníamos que reunir con alguien aquí y que me aspen si no era muy parecido a ese desgraciado al que tienen bailando al final de la soga. Ve a tomar algo, haz lo que quieras, pero no bebas mucho y mantente alerta, queda poco para que lleguemos a aguas profundas y no quiero tener problemas. Recuerda, estamos llevando alfarería de buena calidad para venderla en los mercados de Aguas Profundas-le advirtió recordándole su tapadera.

-¡Atención! Vecinos y vecinas, no debéis preocuparos-dijo el Duque tratando de calmar a la gente que parecía cada vez más nerviosa- el dragón no tiene por qué venir hasta Vado de la Daga. Prestaremos ayuda a la Baronesa Wynne y nos ocuparemos de la criatura-dijo en voz alta con la única intención de calmar a la muchedumbre- os lo repito, no debéis preocuparos por nada. ¡Aquí estamos a salvo!-continuó diciendo mientras el resto continuaba hablando de lo ocurrido.

El hombre bajó del cadalso cojeando y se acercó a Lord Airic. Hizo una pequeña reverencia.

-Sir Isteval al vuestro y al de vuestros compañeros-le dijo sin poder evitar mirar sorprendido a Égida, después escuchó el relato del ataque de los hobgoblins a la caravana-. ¿Hobgoblins también? Por los dioses... Como veis-dijo señalando al Duque que estaba hablando al pueblo- nosotros también tenemos algunos problemas. Los lagartos del pantano han atacado la Baronía de Croom y dicen que tenían un dragón con ellos. Ahora mismo no puedo hacer mucho por vigilar los caminos, pero os aseguro que en cuanto pueda enviaré a algunos hombres para que se hagan cargo y aseguren los caminos-dijo con cortesía aunque claramente los problemas de los que tenía que hacerse cargo parecían mucho más serios y apremiantes que una tribu de salvajes a varios días de viaje de Vado de la Daga.

Al llegar al Vado contempló como colgaba un malhechor y se sorprendió de que tuviera sus orificios a la vista cosidos, era algo realmente sorprendente que no había visto antes y que entendía que los crímenes que había ejecutado debían ser terribles. Escuchó a Brima dar órdenes y se aseguro de que todos las caravanas entraran en el Vado y se mantuvo alrededor de ellas mientras descargaban. Vio como Airic y Égida se acercaban al llamado Lord Istival y por otra parte Abdali se mantenía con su tapadera.

Mientras hacia la ronda inspeccionaba otras carretas similares a la que iba Abdali, ahora que la gente comenzaba a relajarse ya que podrían sentirse seguros en el Vado mientras que los cultistas podían ser descubiertos si no andaban con cuidado. Se fijó bien en la carreta de Abdali y buscó mientras hacía la ronda carretas similares en cuanto al número de gente comerciante y sus guardias propios y no de la caravana. Los cuales podía distinguir perfectamente porque conocía a todos los guardias de la caravana.

-¿Qué haces?-Le preguntó una voz casi aniñada a la espalda de Endozal. Entonces se giró y vio a una chica gnoma. Tenía la nariz alargada y ancha en la punta y unas orejas pequeñas pero picudas. Llevaba el pelo corto debajo de un estrafalario gorro y sus ojos miraban con curiosidad al humano - ¿Viajas en la caravana? Yo también voy hacia el norte. Te recomendaría que no hicieras... bueno, cosas sospechosas-le dijo riendo-. Aquí la gente está muy tensa con lo del ataque de los hombres lagarto y el mago rojo, asi que mejor no llamar la atención jeje.

Se giró hacia el niño que le acababa de hablar y se sorprendió al ver a la gnoma. La miró con curiosidad pues no parecía haberla visto hasta ahora. - Soy guardia de la caravana por lo que si viajo con ella y ahora estoy haciendo mi trabajo, asegurarme que todos hayan llegado bien y ver si necesitan ayuda. le contestó tranquilamente mientras la observaba. - ¿Y tú? ¿Eres de por aquí o viajabas con nosotros? Si viajabas, no debo de estar haciendo bien mi trabajo porque no te había visto antes. La dijo riéndose un poco, tras la respuesta de la gnoma le preguntó sobre la situación del Vado. - ¿Te has enterado de lo que ha ocurrido? dijo mirando al cadalso y luego a la gnoma. - Algo terrible ha tenido que hacer aquel hombre para que le cosieran labios y ojos.

-Ah, no, no yo me incorporo mañana para seguir con vosotros hacia Aguas Profundas. Viajo para reunirme con unos familiares que hace tiempo que no veo-le respondió-. Así que guardia de la caravana, me alegra saber que viajamos con guardias tan guapos y dedicados. Me sentiré más segura-dijo con una sonrisa entrecerrando los ojos asemejandose a una niña traviesa-. No se mucho aparte de lo que han dicho... Por lo visto el tipo ese era un mago rojo y ayudó a una tribu de hombres lagarto del pantano que hay al sur de aqui, cerca del Castillo de la Lanza, a que atacaran unas tierras cercanas. Lo que nadie había previsto es que tenían un dragón, o eso dicen. Nunca he visto un dragón pero por lo visto murieron muchos guardias. Así que cuando atraparon al mago que les había ayudado pues... bueno ya lo ves-explicó parlanchina.

- Pues si todo va según lo previsto en 5 o 6 días deberíamos llegar. le contestó. - Si hay alguno guapo entre los guardias y muchos más entre los propios viajeros. dijo no dándose por aludido. - Seguro que podrás deleitarte con todos ellos en el viaje, hay uno en especial que viaja con un autómata que le protege que seguro que te encanta. le dijo con una carcajada.

Cuando dijo que era un mago a Endozal pareció encendérsele una bombilla. - ¡Mago! Por eso lo de los ojos y la boca cosidos. No entiendo la magia pero por lo que he visto hasta ahora es muy peligrosa. le dijo. - Lo mejor es tenerlos de tu lado si es posible. Los Dragones es mejor tenerlos lejos, de verdad, menos mal que nos alejamos de la zona, aunque está pobre gente tendrá que lidiar con ello. No he de demorar más, debo seguir con esta última ronda antes de ir a descansar por fin en una cama. Pasad buen día. dijo despidiéndose finalmente y continuando con su paseo de observación.

Lamentaba no poder ayudar a Vado de la Daga, pero si se retrasaban para ayudarles, perderían la caravana y la posibilidad de vigilar a los miembros del Culto. Además, Abdali parecía estar haciendo unas muy buenas migas con ellos y seguramente estaba obteniendo excelente información.

—Vayamos a inspeccionar los herreros y las tiendas —mencionó a Endozal y Airic—. Quiero ver si podemos conseguir algo útil para nuestro viaje. ¿Quizás más virotes para tu ballesta?

Quizás un escudo mejor para él. Tenía la sospecha de que el suyo no era adecuado para su tamaño.

Cuando hubo terminado la ronda se acercó a Airic y Égida que paseaban por el Vado. - Hasta Aguas Profundas tengo suficientes virotes le contestó a Égida sonriendo por su preocupación y aunque nunca estaba de más llevar virotes de sobra el espacio en su mochila no era tan amplio. - Pero si que estaría bien mirar que clase de objetos tienen por si vemos algo de utilidad. les comentó.

-Un dragón- Dijo Airic poco sorprendido, y miró a los lados viendo que no haya nadie oyendo.-Como en nidoverde, si es que le han llegado las noticias. Quizás ha sido un dragón azul cierto?.
Se giró nuevamente hacia un lado y vió que Égida se había alejado.-Milord, quizás podemos intercambiar información de ambos ataques, quizás los detalles de lo que pasó en Nidoverde puedan ayudarlo a defender Vado de la Daga, aunque, hablar en las calles sobre estos temas no sea lo mas prudente-Se giró nuevamente hacia Égida, fingiendo una mueca de disgusto-Si no le molesta, buscaré a mi ayudante y lo acompañaré a su castillo.

Airic se acercó a Égida que estaba hablando con Endozal- A donde vas hojalata?- Le dijo con el tono fingido que había usado para interactuar con el durante todo el viaje- Lo siento Endozal-se dirigió a su compañero manteniendo la escena-, no digo que no nos hayamos divertido durante el viaje, pero tengo la oportunidad de dormir en una cómoda cama y tener una agusta charla con el lord, y no voy a desperdiciarla, así que me llevo a mi ayudante y nos veremos mañana antes de partir-.
En ese momento hubiera sido bueno reunir a todo el grupo para hablar con el Lord, pero era imposible hacerlo sin levantar sospechas. Lo máximo que Airic podía hacer era llevar a Égida al castillo para que hable libremente de los ocurrido en nidoverde y quizás Sir Isteval, les brindaría información valiosa.

Antes de poder entrar en ningún lado con Égida para ver lo que tenían Airic apareció con un nuevo plan que le dejaba al margen. Así que no le quedó otra que encogerse de hombros y despedirse del noble esperando que pudiera obtener más información. Volvió pues hacia la caravana y siguió haciendo de vigía, quería identificar, si podía, las caravanas en las que había cultistas y para ello colocó en la esquina de uno de los edificios para resguardarse de la lluvia entre las sombras que le otorgaba el mal tiempo hacía y vigilaba.

Al poco tiempo de colocarse en ese lugar no tardó en llegar una persona con una antorchaba que trataba de iluminar la plaza ahora que habían llegado los percaderes y encendió una que estaba justo a su lado dejándolo totalmente a la vista.

Nos teníamos que reunir con alguien aquí y que me aspen si no era muy parecido a ese desgraciado al que tienen bailando al final de la soga...

Queriendo profundizar algo más sobre ese mago rojo y su relación con los cultistas, intentó habar del tema con Samarag.

- Pero señor, si nuestro contacto está en la horca no corremos nosotros peligro? Podría habernos delatado, que nos estuvieran preparando una emboscada en la ciudad. Tenemos alguien aquí de confianza que pueda darnos información? Si no, le sugiero salgamos lo antes posible.

-Corremos más riesgo contigo preguntando sobre ello-le respondió el hombre frunciendo el ceño- y no me llames señor, suena raro para un don nadie como yo-le dijo dándole una palmada en el hombro esbozando una sonrisa-. Recuerda somos mercaderes. Aunque nos hubiera delatado es imposible que nadie sepa quien de la caravana pertenece a nuestro grupo.

El hombre dio unos pasos alejándose la caravana y le hizo un gesto a Abdali para que le siguiera.

-Vamos a seguir el plan, pasar una noche con una buena cerveza al calor de la lumbre sin calarnos con esta lluvia de mierda y mañana nuestro contacto, si sigue vivo, se reunirá con nosotros y si no... seguiremos hacia Aguas Profundas como estaba planeado. ¿Vienes?