Partida Rol por web

En la sala a la que os dirige el pasillo escuchas unas voces hablar en trasgo:

- Te dije que zujetaraz bien la cuerda, pedazo de beztia...

- Ez que te haz puezto mu gordo...

En la sala a la que os dirige el pasillo escuchas unas voces hablar. No distingues qué idioma es, pero no sabes por qué, consigues entender algunas palabras

- Uz cuen  bien zuz cuerda, dakuzat mak beztia...

- Ez cuen be niun ekol  gordo...

- Compañeros he oído perfectamente que un gordo quiere tendernos una trampa muy bestia con una cuerda. O eso creo. Mucho cuidado. Hablaban en lengua de orcos o goblins. O eso creo. 

Wildra paró en seco. Pareció escuchar algo en una lengua incomprensible. Entonces Alupo confirmó en voz alta que, efectivamente, había individuos allí delante. Por suerte él sí entendía el idioma, y lo que les contó no era muy alentador.

-Malditos. No se puede esperar nada bueno de los pielesverdes-comentó enojada-. Sólo se me ocurre tratar de intimidarles, gritándoles para advertirles de que les hemos descubierto; o bien seguir adelante con sumo cuidado y confiar en no caer en la trampa.

Ah, así que era eso por lo que los demás se habían parado a escuchar.

-Quizás podamos nosotros tenderles nuestra propia trampa.-Les dijo a los demás en voz baja.-A mi Cora se le dá bien imitar sonidos.-Dijo, rascando a la familiar, que estaba de nuevo en su hombro, bajo el pico. Por una vez, Cora no parecía con ganas de protestar, y en lugar de eso agitó sus plumas y se estiró con orgullo.-Quizas pueda imitar algún sonido que les haga venir aquí. Y nosotros podríamos ponernos a la entrada del pasillo y cogerlos por sorpresa.

El grupo se paro al escuchar unas voces al parecer no estaban solos después de todo, fueran lo que fuesen nonparecian amistosos por lo que Arthur preparó su mandoble lo más silenciosamente que pudo.

El paladín se apostó en vanguardia a la espera de ver si la treta de Elti funcionaba a la que asintió.

El fino oído de Sam y su cocimiento de varias lenguas le había permitido entender perfectamente a aquellos individuos.

- No he escuchado nada de una trampa, mediano. Pero no está mal ser precavidos. A ver qué  puede hacer ese pájaro tuyo...- le dice a Elti

El joven explorador prepara su arco por lo que pueda pasar

-¿No has escuchado nada de la trampa Sam? Menos mal que estoy yo aquí. ¿Tú que has escuchado?

Voy con mi ballesta cargada.

Elti echa la milana a volar que tenemos ganas de fiesta. 

-Muy ingeniosa, Elti. Me parece un buen plan.

-Vale. Pues vosotros quedaos a la entrada del pasillo. Y yo me iré treinta pies más atrás. De todas formas, puedo usar mi magia a distancia, así que no será problema.

Fue hacia su posición, y se quedó pensando unos momentos. Luego extendió la mano para que su familiar se posara en sus dedos y le susurró algo al oído. No es que hiciera falta, en realidad se comunicaba telepáticamente con ella, pero era una cuestión de educación.

- Eh, tú, ¿Qué estás haciendo?-gritó Elti indignada- Esta vez te he pillado. Le estabas metiendo mano a mi bolsa. Y no es la primera vez. Te voy a dar tu merecido.

Cora sólo podía imitar sonidos que hubiese oído antes, y resultaba que era Alupo el que más hablaba en los combates, así que a Cora le iba a tocar imitarlo a él como las persona de dedos ligeros con quien Elti se había enfadado.

- Mi ballesta está preparada. -Le respondió a Elti Cora, con la voz de Alupo.

-Ven por mí-Sonó la voz de Arthur, desafiante, tal y como lo había hecho cuando se había enfrentado a la cabeza voladora, añadiéndose a la disputa entre la maga y el bardo. Aunque la voz saliendo de la boca-o más bien pico-del cuervo.

El sonido de espadas contra carne, flechas surcando el aire y otro sonidos de batalla empezó a sonar, interrumpido de vez en cuando por gritos de dolor (de esto, Cora, con la costumbre de picotear dedos cuando se enfurruñaba, tenía un gran repertorio que imitar) y la voz de Alupo dispuesto a acabar con todo el que se pusiera por delante con un:

-¡Arded en el infierno!

Puede que en ese momento lo que quisiera que ardieran fueran las ratas, pero con un poco de suerte, los orcos creería que se lo decía a sus compañeros.

Mas espadazos, más gritos, y luego...Silencio.

¿Se creerían los orcos que se habían matado los unos a los otros? ¿Vendrían a revisar los cuerpos?

Tras el despliegue sonoro del que hace gala el ave, os quedáis escuchando por un momento, preparados para que aparezcan los tipos que habéis oído antes. Pero ahora no oís más que silencio...

Me muevo muy despacio y con mucho sigilo, avanzando por el pasillo, mientras les hago gestos a los compañeros de que no pasa nada y de que no se preocupen. 

Wildra guardó silencio. No sabía qué pensar. Quizá los individuos no habían caído en la treta, o puede que se hubiesen asustado. En cualquier caso, no quedaba otra que seguir adelante para salir de dudas. La enana siguió a Alupo empuñando su martillo y escudo, afinando los sentidos y preparada para lo peor.

Elti estaba un poco decepcionada, pero después de todo, su especialidad era la magia y la historia, no los espectáculos teatrales. Se encogió de hombros, Cora voló a su hombro y, en silencio, volvieron a su posición en la retaguardia del grupo. Suponía que Alupo estaba yendo a ver qué pasaba sin que lo escucharan, así que quedaba esperar a ver qué decía. Y luego, suponía que de una forma u otra, tendría la pelea con los orcos, aunque no pudiesen cogerlos por sorpresa.

Madre mia la que ha liado el pájaro y ahora no se oye nada. Me adelanto al grupo y avanzo sigilosamente para intentar descubrir algo más de esos sucios, golblins u orcos u otra raza verde. 

Arthur se preparo al frente del grupo dejando pasa a Alupo cuando este fue a echar un vistazo, el paladín se echo a un lado con su mandoble preparado por si había problemas.  Las voces habían cesado y eso solo podía significar que los cazadores corrían el riesgo de ser cazados.

El hombre echó la espada hacía atrás preparado para asestar un duro golpe a cualquier criatura que pasará por allí y que no fuera el propio Alupo.

El largo pasillo de piedra termina en una cámara de piedra amueblada sólo con mesas agrietadas y descompuestas sobre las que yacen instrumentos de hierro oxidados. La lluvia cae en el medio de la habitación desde un pozo en el techo que debe recorrer todo el camino hasta la parte superior del tor. Desde la parte inferior del pozo cuelga una cuerda, balanceándose ligeramente. Un drenaje en el centro del piso permite que el agua escape, pero las manchas antiguas y oscuras a su alrededor sugieren que se utilizó para llevarse otros fluidos hace mucho tiempo.

Las únicas salidas de la sala son el pasillo por el que habéis venido, otro pasillo justo en el lado opuesto de la sala y el pozo.

No hay ni rastro de los dueños de las voces que escuchásteis antes.