Partida Rol por web

El poderoso golpe de Gael cruza por el esquelético torso y brazo del no muerto como mantequilla. 

Este se tambalea mucho,  sin embargo no cae. 

El guerrero intenta infundir vale y coraje en sus compañeros,  mientras ataca a su gusto. 

El clérigo,  mientras,  musita unas palabras arcanas y las heridas de la pierna del guerrero,  se cierran casi por completo. 

Luego y como parte de su acción  extrae su espada y ataca al esqueleto mas próximo a el y Lasar. 

El esqueleto recibe el golpe,  y varios huesos del esternón y clavícula caen al piso. 

Mientras,  el gran trasgo, al verse aprisionado, pega un gran grito e intenta romper las ataduras de planta en su cuerpo. 

Las plantas y vides salen hechas trizas de su cuerpo y el inmenso cuerpo del trasgo se yergue cuán alto es,  levantando la estrella de la mañana oxidada y sucia y preparándose para el siguiente golpe. 

¡Daño contundente es mejor, compañeros! -Alcanza a gritar. 

Acto seguido, Panacea se cura a sí misma, y, gracias a su pertenencia al Círculo de la Luna, también se transforma en un ágil y pequeño murciélago, ¡saliendo volando en retirada en la dirección menos expuesta a los ataques de los esqueletos!   Confiaba en que no le prestarían atención, creyendo de que era sólo un murciélago de por ahí. 

Lo que quería era ganar algo de distancia de las oxidadas hojas de las espadas de los ex-queletos.  Y ya lista, regresar al fragor del combate.

E intentándose convertir en un murciélago, Panacea ¡sólo se convirtió en un ratón!   Igualmente chico, quizá hasta aún menos notable en estas mazmorras que un volador quiróptero.   La raticea se escabulló, alejándose de tal forma que estuviera a muy poco alcance de los esqueléticos huesos.

Pero, sintiendo el llamado de Aramin, y sabiendo que recuperaría salud con la transformación, decidió no curarse y mejor convertirse de nuevo en la hienacea.  Finalmente, una carroñera como esta le debería dar miedo a los esqueléticos esqueletos, ¿no? 

Y no se movería, se quedaría ahí a luchar.  Primero, bloquearía todos sus ataques, luego, entraría en rampage.  

Viendo que un esqueleto se abalanzaba sobre mi, di un paso hacia atrás y le disparé una descarga de fuego en la cara esquelética. Si con la ayuda de Aramin me lo quitaba de encima, podría ayudar mejor a Panacea y Gael.

Lasar intenta conjurar en melee, pero al estar tan cerca de los esqueletos,  falla en su concentración y la partícula sale disparada al techo y luego se apaga. 

Tres esqueletos intentan atacar a la Hienacea, la cual se mueve muy rápido y presta,  esquivando efectivamente 2 de sus ataques. 

El tercero sin embargo,  ya sea por pura suerte,  penetra la defensa,  alcanzando a penetrar la dura piel de la Hyena.

Dos de los esqueletos atacan a Gael. Uno logra conectar entre medio de la defensa del guerrero. La oxidada espada, eso sí no logra penetrar completamente la pesada armadura y el guerrero no recibe daño. 

El esqueleto frente a los conjuradores,  intenta atacar con espada al hechicero. 

El golpe va directo al hechicero y se clava en las costillas del mismo, dejando un orificio en la túnica. 

PJ:

Daños

Panacea:9/10 --》Hienacea: 8/45

Gael:1/22

Aramin:

Lasar:6/18

Turnos de Gael y Aramin

Su escudo y armadura estaban cumpliendo bien su papel, gracias a el resistente equipo los golpes eran menos letales e incluso detuvo uno de ellos por completo. Por el lado contrario, tenía en las manos un arma pésima para combatir contra aquellos oponentes mas no tenía otra opción, no podía abandonar la lucha o Panacea recibiría tantos ataques que no podría resistirlos. Había que aguantar en el lugar, debilitando poco a poco a los enemigos, salvo que sus compañeros pudieran suministrarle algo más efectivo. Fue por eso que miró al clérigo y trató de que las próximas palabras llegaran hasta él.

- Aramin, ¿llevas una maza que puedas tirarme? La espada apenas les daña.

Sin perder el tiempo, buscó ahora golpear las piernas del mismo esqueleto que ya había dañado con intención de que terminara por caer.

El poderoso espadazo del guerrero no sólo termina de desarmar el esqueleto que tiene a su derecha,  sino que literalmente lanza huesos volando por todas partes. 

Pareciera que por un momento los otros esqueletos tiritaran, antes de nuevamente renovar sus ataques contra los héroes. 

El gran trasgo lanza un grito a un nivel muy agudo, como de agonía. 

- nada por este lado Gael!
le digo al guerreo en respuesta a su pregunta 

- y tu maldito goblin sub desarrollado. Tragate tu insulto o te haremos papilla como a tus amigos. 

El gran Trasgo mira a Aramin, con unas cuencas de ojos inexpresivas y frias.

Luego emite un gran grito y fija su vista en la Lobacea.

Sin embargo, extrae una jabalina de su espalda con su mano izquierda,  y la lanza fuerte sobre el clerigo. La javalina pasa volando muy lejos del clerigo, pero se clava con fuerza en la pared cercana a donde esta ubicado con el hechicero.

La hienacea atacó al esqueleto contiguo que estaba más dañado.  Su idea era romperlo en pedacitos, y una vez hecho esto, irse sobre el siguiente.  Las dotes de las hienas gigantes estaban con ella, y este rampage, era una de ellas. 

La hienacea ataca al esqueleto, causando que una parte del femur y otra del brazo, importante, caigan.

El esqueleto se ve muy lastimado, pero no cae.

La boca babosa de la Hiena hace resonar una risa como un siseo nervioso mientras ve como el esqueleto se mantiene luchando.