Partida Rol por web

Max seguía estando herido, al parecer el tiempo que descansó en la cárcel no había sido suficiente como para que sus heridas cicatrizaran, y quizás el hecho de meterse en una batalla contra aquel caballero sospechoso tampoco hubiera ayudado a que estas se curaran más rápido.

-¡Ay!. -Comentó cuando la capitana y médica le tocó- Espera... ¿Esa de ahí no era de los nuestros?. Eso significa... ¿Que nos ha traicionado?. ¡Lo que implica que su voto por la capitana no cuenta!. ¡Exijo un recuento de votos!. -Los votos seguían siendo apabullantes sobre la capitanía de Siobhan, aún quitando el voto de Levi.

    Ante el ultimo combate no podría evitar observar la escena con evidente preocupación, aunque mas que nada a mis dos compañeros que se supone iban a participar.

    ¿ El joven Powder dijo que su medallón era el 23 verdad ? - mientras a duras penas me ponía de pie para caminar hacia mi grupo en vez de estar en aquel banquillo - debido a que estaba con nuestro artillero, poco y nada comprendo que a pasado con nuestra cocinera, pero si aun queremos tener chances de algo en esto... por favor capitana, vea si puede "parchar"* algo el estado de Max, para que al menos no se desmaye al minuto de pisar aquel Galeón...  

Era cierto que las heridas del artillero no eran las más graves de todas, pero estaba a un pequeño paso de caer bastante herido en un terreno en donde ya no podía uno recuperarse completamente; lo cual en sí era un gran peligro, puesto que aún logrando ganar... (siendo uno menos por la traición de Levi Devereux), probablemente hubiera más problemas al acecho.

-¡Pienso desmayarme antes de tocarlo!. -Advirtió desafiante el artillero a su compañera lanuda.

Siobhan estaba muy entretenida "parcheando" a Max dentro de las posibilidades, como para echar cuenta de Gar Fio, pero ella tampoco recordaba que portase un parche en alguno de sus ojos... al menos en los visibles.

Si que volvió su mirada cuando el presentador anunció a Levi. -Así que está bien,  bueno eso es lo importante.

Cuando la doctora acabó de remendar a su camarada, se dirigió a Max:

- Cuando acabe el torneo volvemos a recontar los votos que hagan falta. Hasta ese entonces procura ganar y que no te peguen. Tus heridas necesitan mayores cuidados y tiempo, y ninguno de los dos lo tenemos ahora. 

Tras dar las indicaciones a Max, se dirigió a Mary y Max:

- Como vosotros; Levi decidió buscar su participación en el torneo por su cuenta, y bueno,  ha tenido éxito en ello. Si queréis saber mi opinión, no creo que nos haya abandonado. 

A Max se le escapó alguna lagrimita mientras lo estaban parcheando, muy duro parecía ser por fuera, pero por dentro -literalmente- era blandito y no le gustaba sufrir dolor... o los médicos que parcheaban como malamente podían heridas re-abiertas por la inconsciencia del artillero.

-Yo no quería participar en el torneo, me robaron a mi pequeño C.A.N.G.R.E.J.O. y me metieron un medallón con la "eme" y la "ese" de lado en la boca, y se me quedó un poco atorado... -Comentó Max Powder encogiéndose de hombros- Y luego nos metieron en la cárcel en donde confirmaron mi participación y luego tratamos de escapar, pero me volvieron a robar a C.A.N.G.R.E.J.O. y mis heridas me impidieron continuar la batalla contra un soldado molesto y... ya no sé que pasó, pero creo que derrotaron también a Mary... -Max se acercó a su capitana, susurrándole algo- Y creo que le tocaron en un su sitio especial... está extremadamente sensible con ello... creo que deberías hablar con ella de mujer-cabra a mujer-rastas...

Rendam no se creía mucho la historia que habían anunciado sobre Levi. ¿Cambiar de tripulación? Eso era absurdo, ¿no?

Nunca se había planteado esa cuestión, ya que el tiempo que habían estado todos juntos los había unido bastante. Seguramente fuera un farol para obtener información.

Dejando ese pensamiento de lado, qué poco había durado su combate. Como que no ha tenido que hacer nada...

Estaba esperando a ver qué hacía.

Levi entró a la arena con una expresión confiada en su rostro, sin hacer mayores aspavientos ni tratando de llamar la atención del público pese a lo llamativa de su poco sutil presentación. No estaba allí para eso, sino que estaba allí para combatir... Y con ambos cuchillos en mano, sus instrumentos de trabajo reducidos a vulgares armas, estaba dispuesta a acabar con su contrincante sin miramientos.

... O al menos esa era la idea.

La propuesta súbita de Bronix le descolocó del todo, se le notaba en la cara, e incluso la hizo enrojecerse un poco, no por lo atractivo que podía ser el chico o lo tentadora de la propuesta, sino por la vergüenza y la molestia que le causaba tener que toparse con semejante... Persona. Sí, persona, en medio de aquel torneo.

-Tú... TÚ...-

Se notaba fúrica. Sin embargo a los pocos segundos respiró, tomó aire y trató de relajarse. ¡Si hasta incluso aceptó tomar el ramo de flores y el anillo!... Todo para después clavarle un puñetazo en el rostro con la misma mano que sostenía las flores.

-¡Me has hecho perder el tiempo!- Acto seguido miraría al árbitro, relator o lo que sea. -¡Tú! ¡Anuncia ya que gané para terminar con esta estupidez!-

Acabaría dándole la espalda al tal Bronix luego de haberle tirado las flores a la cara. ¿Y el anillo? Pues... Bueno. Eso se puede vender.

—¿Estáis intentando engañar a los Morganeer?—preguntó Mustard—¿Estáis locos? A ver, yo no sé de piratas… ¿pero habéis visto todo lo que han montado?

—Era para conseguir un medallón, aunque no funcionó—le explicó Nadire—. La verdad es que creo que no se lo creyeron. Pero que la hayan presentado como una aspirante a la tripulación… Ha sido muy gratuito. No me gusta un pelo la verdad.

La fúrida se levantó de un salto.

—¡Ostras! Mi combate empieza después del próximo. ¡Nos vemos luego!

—Esa chica tiene razón—se escuchó la voz de Tong-Hu por la radio—. Meted a Levi en cintura antes de que monte un lío mucho peor.

—¡Levi Devereux es la ganadora!—anunció Mosto—Y no sólo de la ronda, ¡se acaba de convertir en la mujer número cien que ha rechazado a Bronix!

El pirata se fue volviendo por su lado apenado.

—¡Y sigamos con la ronda de combates! ¡Vaya! ¡El primer aspirante es todo un nombre en el mundo de los fogones! ¡Un inquisidor del sabor! Puedo decirles que incluso nuestra capitana Morgana estaba interesada en reclutarla. Pero ciertas desavenencias han provocado que se una a los Piratas del Químico.

El público abucheó un poco.

—¡Con todos vosotros! ¡D'Angelo!

Por la pasarela al galeón apareció un cocinero de lo más variopinto. Era un bíchido, lo cual de por sí ya era llamativo, pero además era peculiar hasta para uno de esa raza. Tenía la piel rosácea con manchas amarillas, antenas y alas del mismo color. Vestía con con un delantal y un sombrero de chef. Y llevaba dos cuchillos de cocina tan grandes como espadas.

—El siguiente participante es… ¡OOOOOOH! ¿Saben? Hay gente que no necesita presentación. Hay gente que es pura leyenda. De hecho hablamos de una leyenda de este torneo. ¡Sí señores! Les hablo de la genio del crimen organizado, ¡la única ex-campeona del Torneo de Lucha Pirata que hay en la isla! ¡Doña Gigiiiiiiii!

El público comenzó a aplaudir cuando la anciana, subida en Sacamuelas, salió a escena.

—¡Oye! ¿Por qué esa mujer puede participar con un cocodrilo?—se quejó Mustard— ¡Me dijeron que yo no podía luchar con mis mochimon!

—Cierra el pico—le dijo un pirata a Mustard—. ¿Es que no sabes quién es doña Gigi? No te metas en líos, tonto.

Los dos contendientes (o tres sin contábamos a Sacamuelas) se plantaron en el galeón en ruinas frente a frente.

—¡Qué comience el combate!—anunció Mosto.

Y viendo cómo estaban yendo la mayoría de las luchas del torneo, se podía decir que por primera vez se encontraron ante una pelea de verdad. D'Angelo desenfundó sus cuchillos y se puso a volar a gran velocidad. Gigi por su parte no parecía muy preocupada, se bajó tranquilamente de sacamuelas y el cocodrilo empezó a perseguir al bíchido como si fuera un perrillo detrás de una mariposa.

—¡Menuda velocidad tiene el cocinero! ¡Ojo a esa caída en pícado! ¡Pero doña Gigi la esquiva sin problemas! ¿Han viso qué movimientos? ¿Qué parsimonia? Y ahí vuelve D'Angelo, ¡pero miren eso!

La anciana se había agachado agarrandose dolorosamente la espalda y había esquivado el ataque. Entonces Sacamuelas entró en acción golpeando al bíchido con la cola.

—¡UUUUUUUUH! Duro golpe.

—¡Voy a hacer sashimi de cocodrilo!—gritó rabioso el cocinero esgrimiendo sus cuchillos.

Entonces se tiro hacia Sacamuelas, el cual volvió a golpearlo con la cola. Pero esta vez D'Angelo no fue el único que recibió daño. Le había realizado varios cortes al pobre cocodrilo. Realmente luchaba a una velocidad endiablada.

—La sangre mancha el terreno de combate. Ahora es cuando las cosas se ponen serias—anunció Mosto—¡Y Gigi pasa a la acción!

La anciana apareció a la espalda de D'Angelo, el cual tuvo que darse un impulso hacia adelante para esquivarla. Justo donde le esperaba Sacamuelas que se lanzó como un proyectil golpeándolo con un hocico.

—Estoy seguro que estarán de acuerdo conmigo si este es el combate más interesante de todos. ¡Un momento! ¿Qué hace esa niña en el galeón?

Flick estaba allí mirando a su abuela con gesto de preocupación.

—¡Abu estás sangrando!

Y era verdad.  La anciana tenía un corte a la altura del hombro. ¿Cuándo había ocurrido eso? ¿Quizás cuando D'Angelo se había lanzado hacia adelante para esquivarla?

—¡Flick! ¡Vete de aquí!—le riñó la anciana.

La niña fue a decirle algo, pero esta vez la mirada de Gigi fue tan severa que se dio la vuelta con gesto triste. Algunos de los Morganeer corrieron para llevársela lo más rápido posible de la arena.

—En fin... prosigamos con el combate...—Mosto se secó el sudor de la frente—. ¡Parece que D'Angelo ha sido capaz de herir a doña Gigi sin que nadie nos hubieramos percatado! Las cosas están mucho más parejas de lo que pensábamos. No me atrevo a dar un ganador y....

El árbitro pareció quedarse sin palabras al ver a la anciana ponerse en una pose de combate. Estaba claro que su fama no era inmerecida y que la vieja sabía pelear como era debido.

—¡No pierdan detalle!—dijo al recuperar el aliento— ¡Esas son las Técnicas del Mundo Antiguo! ¡OOOOOOOH!

En un abrir y cerrar de ojos, Gigi se plantó de nuevo frente al bíchido y le dio una fuerte palmada en el pecho que lo lanzó contra el castillo de popa atravesando la pared. Pero no fue suficiente como para tumbar al cocinero. Éste volvió a levantarse y empezó a intercambiar golpes con la anciana. ¿Pero donde estaba...?

—¿QUÉ ES ESO? ¡SACAMUELAS HA SUBIDO POR EL PALO MAYOR Y SE ARROJA AL SUELO! Seguro que D'Angelo podrá esqui... ¡AY DIOS! ¡Doña Gigi le ha hecho un barrido!

El golpe fue descomunal y ésta vez, el cocinero no se levantó. Había sido un combate memorable y muy igualado, pero la anciana era terrible.

—¡Doña Gigi es la ganadora!

Su nombre apareció en el cuadro del torneo.

Rendam tenía los ojos como platos. Suponía que la anciana sería un buen oponente, pero esto...

Ese poder es descomunal. Y le va a tocar combatir con Levi...