Partida Rol por web

La ensangrentada piedra parecía servir a más propósitos que el de tajo y ahora tenían que decidir si se arriesgaban a levantar la tapa o no, pero después de la experiencia en las escaleras no era una decisión fácil pues todos tenían el temor de que al hacerlo activasen una nueva trampa. 

 Kurt se incorporó y dejó que Leopold, que ya había demostrado tener buen ojo, examinase el altar. 

 - ¿Y si es algún tipo de llave? Igual si giramos el…hacha, se abre el sarcófago. O se nos viene el techo encima. -  respondió el joven a la pregunta, volviendo a mirar hacia arriba buscando agujeros de los que pudieran salir pinchos, o cualquier tipo de ingenio mortal. Luego volvió su atención al hacha y al punto en el que esta se encajaba en la piedra por si se apreciaban muescas o marcas de roce. 

 Cuando se acercó para ver mejor, el susurro de muchas voces sonó en su cabeza - Sangre para el Dios de la Sangre - imágenes de campos de batalla bañados en la sangre de miles de cuerpos destrozados colmó su mente. - Cráneos para el Trono de Cráneos - poderosos y feroces guerreros se arrodillaban ante Kurt, convertido en general y paladín, posando a sus pies las cabezas cortadas de sus enemigos. La promesa de guerras y de masacres sin fin parecía muy tentadora… 

 El grito de advertencia de Leopold se abrió paso por la niebla roja que inundaba la mente de Kurt devolviéndole a la realidad.

 El nordlandes captó un brillo con el rabillo del ojo y en el último momento se apartó evitando un terrible golpe. Desconcertado miró en la dirección del ataque para ver que el agresor era Hårr; los ojos del enano eran dos globos blancos y un rictus de violencia deformaba su barbudo rostro.

  - ¡Bendito Sigmar! ¿Qué demencia es esta? Somos nosotros, Hårr, tus compañeros. ¡Suelta ese maldito hacha! -  Kurt embrazó el escudo y se interpuso en el camino del enajenado Hårr para mantenerlo alejado del resto del grupo. 

 - ¡Leopold! ¿Podéis usar vuestras artes para frenarlo? - 

La visión del altar me hizo pensar en que alguna hechicería se podría esconder. Siento algo extraño, una presencia caótica en los alrededores y, antes de que pueda seguir identificando su origen, veo el fulgor en los ojos de Hårr:

 - "¡Cuidado con Hårr! ¡Los poderes ruinosos lo han dominado!"

Sé que tengo varias opciones para evitar que nos asesine nuestro propio compañero. Lo importante es ser más rápido en reaccionar y que nuestros medios no nos fallen. No cuando estamos tan cerca de nuestro botín.

Me concentro en utilizar el aethyr para obligar al enano a soltar el hacha impía y, aunque los vientos acuden a mi llamado, al momento de intentar forjar el hechizo, estos se desbandan. Intento con toda mi fuerza controlarlos pero el flujo de Inmaterium me rebota con fuerza en la mente, haciéndome ver terribles visiones de sangre y muerte, lo que me cuesta disipar de mis pensamientos.

No quería dañar a nuestro amigo enano, pero no nos dejaba otra opción que defendernos. Con la espada en la mano, amenazaba a Harr para que no se acercara. La punta de la espada dirigida hacia él, pero si podía asestarle un golpe con la empuñadura, tal vez lo dejara inconsciente o aturdido para, al menos, poderlo inmovilizar con algo.

El golpe impactó, resonando en aquella torre como si hubiera golpeado una campana de acero. Estos enanos eran realmente duros.

Buscad algo para atarlo, rápido. No sé si estará mucho tiempo aturdido.

A las malas, saltaría sobre él usando mi peso para inmovilizarlo, aprovechando la distracción.

"¿Qué? ¿Cómo? ¡¡¡¿A dónde vas cuerpo?!!! ¡EL TESORO NO ESTÁ AHÍ! ¡REGRESA!"

Por más que intentase mover su cuerpo, no lo conseguía. Era como un títere en donde solo podía mirar.

"¡No, Kurt, quítate! Ya sé que antes me sacas un ojo, pero no quiero matarteeee. Bueno sí un poco, ¡¡pero no ahoraaa!!"

El golpe de Ándor parecía haber devuelto al enano a la normalidad. Hârr parpadeaba rápidamente, como saliendo de un sueño. 

Entonces el ataque llegó desde otro ángulo. Esta vez había sido Kurt quien había caído en el embrujo adictivo de la sangre y el frenesí del combate.

Aprovechando el desconcierto golpeó al enano por la espalda sacando una sonrisa de satisfacción al ver la sangre derramada.

 Siii…. acaba con ellos… corta sus cabezas y deléitate con su sangre…. Haz el sacrificio y no conocerás la derrota en la batalla…. Las insidiosas voces estaban otra vez en su cabeza.

 Pero esta vez no solo sugerían y sugerían ahora dominaban la voluntad de Kurt, que prisionero en su propia mente vio con horror como su mano desenvainaba la espada y la clavaba en la espalda de Hårr; su conciencia grito de rabia y frustración pero en el mundo material una sonrisa salvaje desdibujó su rostro al ver la sangre brotar.

Aquellas imágenes terribles en mi mente me hacen entender aquello que siempre he sabido. La única forma de conocer la fuente del peligro que está intentando que nos matemos entre nosotros es buscar con mi sentidos el flujo de Aethyr que corre por esta impía habitación.

Suspiro pues sé bien que eso es una mala idea para mi cordura y salud mental, pero es la única posibilidad para salir de esta sin que entre nosotros nos matemos.

"Es la peor idea pero probablemente la única que pueda salvarnos a todos."

Me concentro y abro mis sentidos al Inmaterium, intentando buscar en él las respuestas que busco. Al principio, mis sentidos se niegan a abrirse pues sé que no será nada bueno lo que capte pero, al concentrarme, consigo activar mi don y ver lo que realmente sucede aquí.

Demasiado pesado era el enano para que algo pudiera con él, normal que esa cosa diabólica prefiriese la delicadeza de un hombre joven y liviano. Detuvo su hacha al golpe del altar, a lo mejor fue ver el oro lo que le sacó del trance, pues era lo que más ansiaba en esta aventura. Unos segundos de nuevo hipnotizado por los brillos antes de volverse y advertir que Kurt estaba poseído y amenazante.

—¡Ah no, señor! ¡Ahora verás! ¡Esto por intentar sacarme un ojo! —ZAP, le dio un puñetazo impulsivo en la barbilla, intentando que su rendir su resistencia.

Abres los ojos al extraño mundo donde las corrientes de energía mágicas conocidas como vientos fluctúa multicolor, pero lo que te encuentras es algo muy distinto.

El viento negro del caos, el Dhar, lo ocupa basicamente todo, absorviendo la esencia y fortaleciendo el caos. Una corriente circular, un flujo que se arremolina alrededor de esa habitación y quienes estén dentro de ella sopla azotando tu visión, amenazando con quemar tu esencia vital, tu carne y finalmente tus huesos. La esencia es tan grande que dejas de mirar casi al instante de abrir los ojos, aunque el vórtice de maldad, sangre y entrañas, con un trono de craneos en su centro nunca podrás olvidarlo. Gritas con agonía mientras una risa que retumba como un trueno atraviesa tu cerebro, exprimiéndolo, pisoteándolo, estirandolo hasta el punto de ruptura y una milésima antes de perder para siempre la cordura, el ojo que gobierna el centro del símbolo del Caos de ocho puntas, el mismo que destruisteis en la planta baja de la torre, se abrió.

Te encuentras en el suelo, en posición fetal y temblando. Nunca jamás imaginaste que verias el ojo de uno de los señores del caos cuyo nombre, tan solo recordarlo, evoca en tu mente el terror y el miedo. Khorne.

Salí de encima de Harr de golpe cuando se levantó para golpear a Kurt. Ahora el poseído era el arcabucero. Aquello empezaba a tener mala pinta. ¿Quien sería el siguiente?

Harr, rompe el altar con el hacha. O los esqueletos, lo que quieras, pero rápido.

Solté un golpe con el pucho izquierdo a Kurt esperando colaborar en noquearlo junto a Harr.

¿Director, pero no identifiqué donde está la fuente? Porque mencionas el ojo de la primera planta pero ese está destruido y no recuerdo en la descripción de esta habitación que haya uno igual en el suelo.

Y muchas gracias por no darme más PL. Se me acumulan rápidamente xD. 

Kurt recibió un golpe en la cabeza destinado a dejarlo ko, pero la testa del joven era mas dura de lo esperado y no interrumpió la sed de sangre que sentía.

Pero el puñetazo cambió el objetivo del ataque. Vio al hechicero, débil e indefenso, y descargó con el su ira pero la rapida reaccion de Leopold le salvó de una muerte casi segura.

Una horrible y titánica risa resonó en aquel infierno oscuro y sangriento en el que Kurt estaba atrapado. El muchacho intentó taparse los oídos, pero la infernal carcajada lo atravesó como un cuchillo; desesperado miró en todas direcciones intentando buscar una salida. 

 Fue entonces cuando vio, no lejos de él una silueta luminosa, que se apagaba poco a poco y retorcía en una agonía imposible. Kurt entrecerró los ojos y con horror descubrió que la figura era la de su compañero hechicero.

   - ¿Leo… Leopold? ¡Leopold! - 

 Kurt intentó avanzar en ayuda de su compañero cuando notó un dolor creciente en la mano derecha. El soldado bajó la vista para descubrir que su mano estaba mutando en una afilada y larga hoja de hueso. Al llegar a la altura del hechicero, incapaz de controlarse y riendo como un demente, descargó la cuchilla ósea contra el hombre caído.

 En el mundo material Leopold rodó en el último momento evitando el mortal tajo de Kurt; la espada golpeó el suelo levantando chispas y fragmentos de piedra.

El enano vio completa su venganza y dejó tranquilo al endiablado Kurt, lo suficiente para no hacerle daño. En el caso de que le atacase no tendría más remedio que hacerle daño. Mientras se dirigía a por Leopold, aprovechó su distracción en romper la urna que contenía todo el oro. No sabía si eso conseguiría frenar su desquicio, pero por lo menos ya podía guardarse unos cuantos brillantes en el bolsillo.

Asestó un golpe seco con aquella hacha que parecía sacada del infierno. No pudo, aquél altar poseía una dureza digna de dioses. Lo intentó otra vez y tampoco. ¿Qué lo ocurría? Miró de nuevo al arma extraña, intentando comprender dónde dejó su habilidad.