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El Torreón de la Bruma DM05/22

ACTO II - El Torreón de la Bruma

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04/06/2022, 10:40
Kurt Boehm

La repentina aparición de aquellas luces hizo que Kurt perdiera pie y bajase la escalera dando tumbos para terminar dando con el trasero en el suelo de la bodega. Rápidamente se levantó, se desenredó la espada de las piernas y volvió a subir a cubierta.

 Al llegar arriba su mirada se cruzó con la de Ándor, que se encogió de hombros y tomó asiento. Kurt corrió por la cubierta esquivando las mágicas luces hasta llegar a popa, con una mano se agarró de las jarcias y con la otra se cubrió los ojos a modo de visera e intento ver algo pero la niebla de aquel maldito lugar seguía ofuscando sus sentidos. 

  - Os aseguró que si hay alguien que no quiere volver a tener contacto con eso, soy yo, mi buen amigo. El capitán aquí es usted, herr Gustav, vos decidís el rumbo. -  terminó por añadir. 

 Fue entonces cuando se fijó en el barril de manzanas. En nordlandes empuño su daga y grabó en la madera un tosco símbolo: varias líneas con ondulaciones. Con algo de esfuerzo, y bajo la atenta mirada de desaprobación de Gustav, llevó el barril a popa y lo lanzó al mar. Luego sacó su última de oro y la arrojó al agua como ofrenda a Manann. 

 - Vos os salvasteis gracias a uno de estos. Concedamos la misma oportunidad a ellos. -  

El joven soldado se frotó las manos en los pantalones y una vez más bajo a la bodega. 

Mientras rebuscada en su equipaje alguna ropa seca un pequeño objeto rodó fuera de la mochila. Era su pequeña arpa de boca, que había permanecido olvidada durante toda la aventura. Con un sonrisa se cambio de ropa y volvió a cubierta.

El resto del viaje lo pasó intentando arrancar alguna melodía del instrumento sin mucho resultado y procurando olvidar lo acontecido en el torreón.

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04/06/2022, 13:09
DIRECTOR

El barco continúa navegando hasta que la bruma engulle de nuevo el torreón y salís a mar abierto. 

El sol iluminaba este día estival y la temperatura era buena. El calor recorrió vuestro ser insuflando vigor y pesar por los camaradas caídos. Demasiadas veces había caído el hombre en las argucias de los demonios, os decíais repitiéndolo para no sentiros culpables.

Pero un sabor agridulce quedaba en el fondo de vuestro paladar al recordar, ¿Y si no eran demonios?

***

Gustav guió al navío de vuelta al puerto, donde os despidió y se metió en la primera taberna con el nombre del Gruschmitz, que había ido a buscar, debajo del brazo. Ahora si tenían validez sus historias, y pronto un coro de vítores salía de la taberna coreando el nombre de Gustav.

En cuanto a vosotros, tuvisteis que salir a toda prisa de la ciudad y con la guardia pisándoos los talones debido al oro que cogisteis en el torreón. Las monedas, a pesar de ser de un puro oro reluciente, estaban marcadas con el simbolo del caos, las ocho flechas, y por lo tanto, fuisteis proclamados como adoradores de los dioses oscuros en el primer intento de pago con esas monedas, denunciados y perseguidos por una turba de gente y mas tarde la guardia.

Puede que los guarda caminos ya os estén buscando, por lo que cambiar de región durante un tiempo sería una buena idea.

Notas de juego

FIN