Partida Rol por web

El viaje del Uthero

Un nuevo rumbo (Escena I)

Cargando editor
09/09/2016, 23:07
Liv

Liv miró a la mujer con desaprobación pero en sí no era por como olía o se veía sino porque la consideraba una pieza clave por más que se hubiera repetido una y mil veces que no. La rodeó mirándola de pé a pá, no esperó a que Dan la interrogara porque a pesar de que en principio parecía ansioso, quizás le vendría bien un poco de calma.

-Digamos que tu cabeza ha tenido suerte.

No pensaba lo mismo del cuerpo, así que por eso solo se refirió a la parte pensante de aquel cuerpo.

-Pero tampoco tanta, sólo la suficiente para o bien retrasar tu muerte o bien, decidir ayudarnos.

Pero en aquellos caminos, el joven hombre debía tener más experiencia por lo cual aguardó a que hablara para, si hacía falta, intervenir. Cruzó sus brazos sobre su pecho y la miró fijamente esperando pero no ansiosa, era mejor estar allí que en la cena. Eso sí, tal vez Dan deseara que ella no estuviera allí pero órdenes eran órdenes.

Cargando editor
09/09/2016, 23:56
Ben Lucking
- Tiradas (1)

Notas de juego

Acrobacias dc 12 Tirada 10+8: 18 Éxito.
 

Cargando editor
10/09/2016, 23:13
Valença

Valença miraba a la arpista, con semblante melancólico. Era de las pocas mujeres de allí con curvas, y sus rasgos eran exóticos. Bellos. Pero lo último que quería era crear algún conflicto por una mirada de más, así que se dedicó a mordisquear un poco de aquí y de allá. Asentir con una sonrisa a todos los idiotas que venían a hablar con él. Tampoco es que tuviera mucho que contar, pero eso de que le hubiera dirigido la palabra el jodido niño hacía que los funcionarios babosos quisieran hablar con él, no fuera que por casualidad se acordara de sus caras de mono y pudieran sacar tajada de algún tipo más adelante.

Era aburrido. Exótico y refinado pero aburrrido. La mayoría de sus compadres no estaban. Connor estaba con la escolta, al parecer, y Dan ya se había encargado de conseguir un aparte con la corsaria. por no hablar del polizón ratero y de la sacerdotisa que parecía encontrar un placer morboso en estar con Dan y la mujer pirata.

Y aquí está el capitán, que parece que no sabe muy bien qué debe hacer, y el jodido maestre intrigante con más papelitos y tratados... Aburrido...

Valença había decidido quedarse cerca del capitán por si alguna cosa salía mal o lo que fuera. En ralidad sabían muy poco de esas gentes y siempre era mejor ir prevenidos.

Maldita gentuza. Si ni siquiera comen con cuchillo... Mal lo vamos a tener si pintan bastos. Batiéndose con estos palillos ridículos no es forma digna de morir, Valença.

Él seguía asintiendo y hablando sobre Braavos si surgía la necesidad, pero con una oreja y un ojo puestos en el capitán o cualquier guardia armado que se acercara a la cena.

 

Cargando editor
11/09/2016, 00:18
Ben Lucking

Ben sabía lo que tenía que hacer, hay momentos que usa su habilidad para ocultarse a plena vista usando a la multitud y veces que la evitaba, esta vez tocaba la segunda opción, era demasiado diferente del resto de las personas de esa ciudad y aunque esa era su debilidad, también era su coraza.

Había aprendido que esta gente trataba por todos los medios de no crear un conflicto, ya sea por acción u omisión. Si alguien le daba el alto, es que estaba muy seguro de su cometido y de quien era Ben. Pero su siempre diplomacia dispuesta a no hacer enfadar a los invitados puede que le salvara.

Todo esto iba reflexionando mientras iba caminando por la calle buscando un buen lugar al que acceder. En ese momento pasó por una calle menos transitada. Hasta que llegó un momento que nadie lo miraba, sabía que tenía pocos segundos hasta que volviera a ser el objetivo de cualquier mirada inoportuna.

Salto contra la pared con un pierna y se impulso hacia arriba y en dirección contraria al muro, agarrándose con ambas manos al tejado volado e impulsando su atlético cuerpo en el mismo ágil movimiento, hasta quedar tumbado boca arriba en el borde del mismo. Calmando la respiración y asegurándose que nadie lo había visto, espero unos momentos antes de sar su siguiente paso.

Notas de juego

Es culpa tuya por hablar que parecía una orden y que luego ibas a seguir poniéndome cosas xDD Se me hace raro que sólo pongas un post xDDD

Cargando editor
12/09/2016, 01:04
Katsumi Wôn "La Mantícora"

La ojos redondos parecía una bruja de cuidado. Todavía recordaba lo que le hizo. Parecía magia de Asshai, pero ella no parecía de aquellas tierras. Una sierva de R'hllor, estaba casi segura. Esas sacerdotisas solo actuaban por así creían que su deidad lo mandaba ¿El mandato de su dios era tenerla encarcelada allí?

-¿Ayudaros?

Se rascó la nariz con las uñas de una mano, riendo un poco.

-¿Me entregáis al imperio dorado para que me maten y ahora necesitáis mi ayuda? Bueno...

Apoyó la nuca en la pared, haciendo examen de conciencia.

-La verdad es que comenzamos con mal pie. Os tomé por mercenarios, que estaban intentando tomar posesión de Marahai. Tengo el ojito echado a esa isla, y no lo podía consentir.

Parpadeó, mirándoles. Parecía que iban en serio.

-¿Puedo ayudaros? Así, encandenada, sin mis barcos ni mi gente, en ésta prisión. No se muy bien cómo. Ni para qué.

Cargando editor
12/09/2016, 01:10
Director

Más que una persona parecía un gato. Trepó con agilidad hasta el tejado, y arrastrándose por él hasta el borde del otro lado. Pudo ver más edificios, una calle principal que quedaba justo al otro lado de la puerta de los guardias, un pequeño edificio frente al que estaba, y tras él un pequeño callejón secundario. Olía a lavandería, por que las lavanderías huelen a jabón y a ropa mojada, y escuchó risas de mujeres. Unas luces en un edificio más allá, más alto que el que tenía delante, cuyo tejado era más bajo que la muralla. Risas de mujeres. ¿Sería aquel el harén? Y de ser así. ¿Para que necesita un niño un harén?

Lo primero era lo primero: bajar de allí y seguir explorando en el sancta sanctorum de la Ciudad Inmemorial. Y hacerlo con sigilo, a poder ser.

Notas de juego

Narra que haces

Además, Acrobacias dc 10+ y Sigilo dc 15+

Cargando editor
12/09/2016, 02:38
Ben Lucking

Ben estaba intrigado, olor a jabón y a frescor, algunas volutas de vapor desaparecían rápidamente a su alrededor. Sólo pudo saber de su origen al estar tan cerca, se descolgó con agilidad, cayó en silencio, acucliyándose y caminado de cuclillas atravesó la zona por debajo algunas ventanas.

No pudo evitar echar furtivas miradas allí donde creía era menos peligroso, si había un harem, sería digno de ver... el corazón de latía con fuerza por la emoción de lo prohibido, esto era lo que le daba la vida, sin embargo su pulso era firme y de momento todo iba bien...

- Tiradas (3)

Notas de juego

Acrobacias DC 10: Tirada 6 (doble 3) +8: 14 Éxito

Mov. Silencioso DC 15: Tirada 10 +8: 18 Éxito

Cargando editor
13/09/2016, 14:20
Connor
Sólo para el director

La idea de perderse una fiesta cortesana no le generaba dolor alguno. Ni siquiera envidiaba al Capitán o al Espadachín, ya que ellos no entendían ni jota del idioma oriental. ¿Qué iban a hacer más que escuchar palabras inconexas y disfrutar de buena comida? Y no hacía falta intentar mentirse: Connor era un plebeyo y poco sabía de cómo tratar a nobles y cortesanos, era seguro que haría algo digno de ser castigado. Mejor hacer algo útil...

De todas formas, no era una tarea simple la que tenía por delante. Parecía fácil, pero no lo era. No sólo no podía explicarles a los marineros el plan, con lujo de detalles o sin ellos, sino que además tenía que estar listo para cualquier contratiempo. Mientras se dirigía al cuartel donde estaban los "muchachos", Connor iba con cara seria, pensando cómo iba a hacer. Observaba la zona y buscaba cualquier indicio de peligro u obstáculos que pudieran tener los demás para salir... y ellos mismos.

Entró casi automáticamente, sin darse cuenta que ya lo había hecho, cuando uno de los marineros lo invitó a tomar y sentarse con ellos. Allí despertó. Echó una ojeada rápida hacia toda la sala. Tenía que tener claro todo para poder decidir.

Denle un bosque y él no sólo se escondería sino que además pondría trampas y emboscaría a tres veces el número de soldados que tuviera. Pero no era un bosque, era una ciudad... una gran ciudad.

-¡Muchachos!- saludó con una mano y una sonrisa mientras se acercaba a ellos –Tomemos un par de copas, por supuesto- respondió sentándose en una silla, luego de ver por dónde estaban sus armas –Pero les tengo que decir que en poco tiempo tendremos que ir hacia las naves y dejar a estos perros amarillos detrás… órdenes del capitán-

Observó las reacciones de los hombres, especialmente las de los yitianos, ya que quería asegurarse de que no entendían lo que decía. Si pudiera hablar más o menos libremente, sería más fácil convencerlos de abandonar las comodidades que estaban disfrutando ese día y esa noche, pero sino, tendría que apelar a otros métodos.

Cargando editor
13/09/2016, 17:38
Liv

Liv hizo una mueca con la boca, no le interesaba en absoluto hablar con aquella cosa pero parecía que al ansioso Dan Rogare de pronto tampoco tenía interés alguno en interrogar a la mujer.

-Bueno, no sé bien cómo harás sin todo eso pero lo que si sé es que no puedo liberar tus manos yo misma o mejor dicjo, no debo.

La sacerdotisa rodeó a la presa con una mirada distraída y miró a Rogare.

-Creo que ella quiere saber mas cosas de las que estoy dispuesta a contar pero...

Se volvió a la mujer ignorando al marino.

-Bien, veamos. Queremos entrar en Jinqui y sólo contigo podemos hacerlo... De eso depende el tiempo que conserves tu cabeza.

Aguardó porque estaba de malas y porque tenía que dejar que ella pusiera el grito en el cielo.

Cargando editor
13/09/2016, 21:24
Dan Rogare

Dan tenía cara de pocos amigos. No le agradaba que la sacerdotisa roja hubiese venido con él, así que aguardaba que ella hablase con la Mantícora. De más estaba decir que no entendía un comino de lo que decían, aunque le impresionaba que más de dos personas a bordo del Uthero parlasen aquella lengua foránea.

El chico había dejado su espada en algún lugar y sólo estaba armado con su daga, terciada en la parte trasera del cinturón. Tenía los brazos cruzados y fingía no prestar atención, pero lo cierto es que rumiaba el qué hacer. El tiempo se lo estaba dando aquella bruja sin saberlo. Prefirió esperar.

Haz lo que puedas. Luego, yo hablaré con ella.

Cargando editor
13/09/2016, 22:10
Katsumi Wôn "La Mantícora"

Tenía un acento gracioso, aunque la situación no era para nada cómica. En teoría, le estaban dando una oportunidad de salvar el cuello y salir de allí. ¿Como harían eso sin la aquiescencia del consejero imperial? Allí olía a gato encerrado. A menos que fueran magos, no podrían salir "por las malas" de palacio y la ciudad entera para llevársela. Mandarían a toda la maldita flota imperial a perseguirles. A no ser que aquellas palabras fueran una trampa. Un complot. El consejero les había tratado muy bien, ciertamente, para ser un hijo de perra del calibre al que él acostumbraba.

-Bien, entonces, si queréis mi ayuda tenemos que hacer un pacto. Una alianza. Mis intereses son claros, y son los de mantener la libertad de las islas donde habito. Las dinastías reinantes siempre han querido eliminarnos, deshacerse de ese "nido de piratas". El rey mago de Carcosa me prometió que no se nos molestaría mientras le apoyáramos. Pero ciertamente... ¿Quien soy yo para fiarme de la palabra de un genocida? Tampoco me seduce aliarme con la gente que decenas de veces ha procurado mi ruina.

Parpadeó, pensativa.

-¿Para qué queréis ir a Jinqui?, ¿Quéreis aliaros con Lu Wu Wei? Sed sinceros. Si vamos a navegar juntos, y no queréis que escape u os corte el cuello en cuanto pueda, no puedo ayudaros "bajo amenaza". Tengo que decidir si me conviene apoyaros o no.

Miró al joven Rogare, que ahora estaba serio. Sus facciones le resultaban divertidas, le atraían.

-¿Y ese, habla? 

Cargando editor
13/09/2016, 22:19
Director

Se deslizó como una sombra. Cuando uno actuaba con sigilo, había que saber cuando esconderse, cuando estar quieto y cuando caminar. Lo que ahora parece un pasillo despejado puede llenarse de gente en un momento, pero unos instantes más tarde vuelve a estar desierto. Por eso él era cauto, esperaba a que la gente hiciera lo que debía, y en el caso de los lavanderos era de esperar que echaran los cubos de agua sucia al desagüe cada dos por tres.

Así llegó hasta la pared baja de aquel gran edificio desde donde se escuchaba música y risas de mujer. Debía ser, ciertamene, el harén. ¿Eran polígamos los yitianos? No se lo había planteado siquiera, pero tampoco le importaba demasiado. Fue a echar a andar, pero entonces vió a una figura y se quedó quieto donde estaba. Era el consejero imperial. Pero no le vió a él. Le acompañaban dos guardias, y se dirigía a un gran edificio al fondo de la avenida.

¿Sería prudente seguirle o probaria suerte con alguno de los edificios cercanos?

Cargando editor
13/09/2016, 22:25
Director

Los hombres se hacían los remolones. No se querían marchar, por que les habían prometido una fiesta y ser "agasajados". No obstante, cuando pasó un rato los yitianos comenzaron a beber de más, embarcándose en una especie de concurso festivo.

Escuchó entonces unas deflagraciones que le sobresaltaron. Algunos de los braavosi se extrañaron también, pero los yitianos parecían hacer poco caso, a excepción de un par que se asomaron a un balcón con aires de júbilo. Curioso, Connor se acercó allí también para ver aquel espectáculo extraño.

Una especie de rosas de fuego volaban hacia el firmamento, y después explotaban con ruido ensordecedor, formando figuras de vivos colores que danzaban en el aire. ¿Que clase de magia era aquella? Y sin embargo, olía acre y sulfuroso en aquellas nubes que quedaban tras la explosión. Los yitianos parecían usar aquellos artificios en las celebraciones, y teóricamente estaban celebrando la captura de la Mantícora.

Cargando editor
13/09/2016, 22:33
Director

El condenado consejero se estaba tomando su maldito tiempo para llevarles aquel tratado. ¿O es que estaba nervioso y los minutos le parecían horas? A juzgar por el ritmo de consumo de bebidas y alimentos, ciertamente no debería haber pasado mucho tiempo desde que sus compañeros habían ido a interrogar a la prisionera.

Algo le alteró. Unos ruidos afuera, más allá de palacio. Como una especie de... estampido. Un trueno. Algo difícil de definir. La gente allí dentro no parecía extrañada por aquello. Más bien, se deleitaban por aquel sonido. Algunos de ellos se acercaron a una gran balconada cercana, señalando el cielo. Él también lo hizo, movido por la curiosidad.

Una especie de rosas de fuego volaban hacia el firmamento, y después explotaban con ruido ensordecedor, formando figuras de vivos colores que danzaban en el aire. ¿Que clase de magia era aquella? Y sin embargo, olía acre y sulfuroso en aquellas nubes que quedaban tras la explosión. Los yitianos parecían usar aquellos artificios en las celebraciones, y teóricamente estaban celebrando la captura de la Mantícora.

Cargando editor
13/09/2016, 22:37
Maestre Drox

Cuando habló se dió cuenta de que lo tenía al lado. Cuando quería sabía ser sigiloso, o es que él estaba demasiado ensinismado con aquellas fantasmagorías.

-Increíble. Ni el fuego valirio se puede comparar a ésto.

Parpadeó, observando las estampidas.

-¿Como lo harán?

Uno de los yitianos señaló a una balconada más baja. Un grupo de personas armadas con lo que parecían tubos de papel cilíndricos con una mecha en la parte inferior, alineaban dichos cilindros dentro de unos tubos de metal hueco, antes de encenderlos. Pudieron ver como los artificios salían disparados más allá del tubo, en línea más o menos recta, hacia el cielo, antes de explotar.

-Fascinante...

Hicieron varias salvas de cohetes por la ciudad, pero los que tenían más abajo parecían estar reservando el "más grande" para el final. Más hubo un accidente. Prendieron la mecha, pero el cohete se quedó atascado y no voló. Los operarios se pusieron nerviosos, intentaron desatacarlo. Finalmente, cuando la mecha estaba muy corta, dos de ellos huyeron dejando a un tercero que trató de tirar el tubo de metal colina abajo. Pero lo hizo demasiado tarde, y el tubo le explotó en las manos con un gran estruendo. El metal se quebró en una decena de fragmentos que se alojaron en su pecho y en su cuello, y la fuerza de la explosión reventó sus manos hasta el antebrazo.

Aunque le atendieron sus compañeros con cierta prontitud, el hombre no duró mucho. Murió al cabo de un momento, para consternación de los cortesanos.

-Señor Valença... ¿Podéis conseguirme uno de esos artilugios?

El maestre se mesaba la barbilla, muy pensativo por aquel incidente.

Cargando editor
13/09/2016, 23:15
Valença
Sólo para el director

Valença había pasado de la desconfianza y el miedo a la fascinación con aquellos fuegos celestes. Imaginaba que los fuegos que se decía que escupían los dragones debían ser algo como eso... Era bello.

Dio un respingo cuando escuchó al maestre a su lado. Asintió ante su comentario de admiración y cuando le preguntó como lo harían se encogió de hombros. Ni lo sabía ni le importaba. Era bonito y punto.

Recordaba cuando era pequeño y estaba obsesionado en saber cómo coño se lo montaba un artista callejero para conseguir que su pequeño ratón hiciera lo que él quería. No paró hasta descubrir como lo hacía. El puñetero ratón era un cacho de cuero que se metía en el pulgar de una mano. Claro que hacía lo que quería. Sólo era un puto cacho de cuero dentro de su dedo. Descubrir el truco destrozó su ilusión y su alegría cada vez que veía aparecer aquel buscavidas con su ratón que sacaba de entre sus manos y que sabía sumar.

Entonces hubo un... accidente. Una enorme explosión y un tipo acabó cubierto de esquirlas de metal y sangre.

Por el Gran Otro! Rugió Valença al ver aquella carnicería. 

Y el maestre, como un carroñero que acaba de ver un cacho de hígado palpitante suelta lo que no debería de haber dicho. Sólo le había importado cuando había matado a aquel hombre no antes.

Menudo cabrón...

No.

Fue su escueta respuesta.

Que el muy cabrón se apañe. No voy a conseguirle su nuevo juguetito. A ver si hay suerte y lo consigue y se vuela las pelotas con él.

Le dio una palmada al hombro del intrigante maestre y se alejó de allí, asqueado. 

En lugar de eso, aprovechando que parecía que las cosas estaban más tranquilas, intentó hablar con el consejero que hablaba tan bien su lengua.

He de preguntarle sobre ese Emperador Amarillo... Y sobre como coño aprendió tan bien nuestra lengua... Ese mono me gusta tan poco como el maestre, pero como mínimo algo sacaré entre las capas de mierda, basura y mentiras que me dirá.

 

Cargando editor
14/09/2016, 06:04
Connor
Sólo para el director

Connor se quedó más tranquilo cuando los yitianos parecieron no entender ni un poco el idioma del ponienti. Eso le daba más márgen de acción.

-Muchachos, mantengan las armas a mano...- les dijo en voz baja, aprovechando los estruendos, como si estuviera contando un chiste o un insulto tal vez hacia los yitianos, pero haciendo un gesto para que se pasara el mensaje, y se levantó del asiento para observar lo que sucedía afuera.

La sorpresa que lo invadió lo hizo olvidarse por un momento de la tarea que tenía por delante. ¿Realmente tenían que irse de allí cuando había un espectáculo como ese? Desde el ángulo en que se encontraba, había momentos que parecía que el dragón expulsaba fuego por la boca. Pero duró poco y se repuso: eso ayudaría al caos general... sólo esperaba que aún no fuera ese el caso.

Se acercó al encargado del cuartel yitiano, que suponía que poco sabría de su idioma.

-Mis órdenes son las de llevar a mis hombres a los barcos, ¿de acuerdo?- dijo lentamente para que si poco sabía aquel hombre, algo entendiera -Hasta luego, ha sido un gusto- e intentó reproducir uno de los saludos que había visto entre gente común.

-Andando, compañeros- les dijo a sus hombres colocándose en la puerta -Traigan todas nuestras pertenencias y síganme-

Esos soldados yitianos no serían problema, mucho menos con el alcohol que ya correría por sus venas, pero de todas formas, aún había que asegurar la muralla que separaba el puerto, y no podía perder más tiempo.

Mientras se preparaban, él tomó sus armas y salió con una jarra en la mano. Con la fachada de estar viendo los fuegos en el cielo, observó cada detalle que le pudiera servir para determinar si debía quedarse aquí para ayudar al escape de los demás, o si podía irse "tranquilo" hacia la puerta que realmente debía mantener abierta para el escape.

Si es necesario dejaré un veintena para asegurar el regreso de los demás... ¿me quedo o acompaño a los demás? Porque la otra puerta puede que esté más vigilada estando más lejos de la fiesta... o tal vez no, ¿qué se yo de estos sujetos y sus costumbres?

Cargando editor
14/09/2016, 16:37
Liv

Liv no sabía cuál era la razón de la arrogancia de Rogare pero tampoco estaba interesada en ello porque había aprendido en su corto andar por el mundo, que había personas que eran pasajeras. Tras sus breves e inocuas palabras, se encogió de hombros porque al parecer no era tan importante la urgencia que lo llevó a pedir interrogar a la Mantícora. La sacerdotisa no le respondió porque sabía por su cara que no estaba interesado en nada que el pudiera decir así que se sentó frente a la prisionera e intentó ser amable todo lo que podía.

-Escucha, hay cosas que yo no sé. Vine aqui como acompañante de él pero supongo que tengo que ser yo quien te responda.

La pelirroja jugaba con las pulseras de sus manos pero no apartaba la vista de la Mantícora.

-Tal vez podamos ofrecerte la tranquilidad de las islas, yo transmitiré tus peticiones al capitán ni bien me vaya de aquí... Entonces podrás decidir pero no me culpes si no te libero ahora porque no soy yo quien toma esa decisión.

Ahora que ella sabía que no había ido a pelear contra ellos porque ser ellos sino por haberlos confundido, creía que su percepción hacia ella cambiaba y que incluso sentía algo de respeto por la mujer; posiblemente el capitán también pensara así o no, pero a Liv eso le importaba bien poco.

-Preguntaré al capitán si acepta aliarse contigo y luego, espero que no kos traiciones y nos cortes el cuello.

Se levantó esbozando una sonrisa que más parecía una mueca pero viniendo de ella era mucho más de lo que algunos se merecían.

-Toda suya, marinero.

Quedóse cerca pero a un costado para no molestar el interrogatorio de aquel hombre.

Cargando editor
14/09/2016, 23:30
Ben Lucking

Estaba claro que no era prudente seguirle, seguro que podría hacerse con algo más sencillo si continuaba investigando por la zona, quien sabe, puede que se dejara caer por el lupanar.

Sin embargo, Ben era de todo, menos prudente, su curiosidad se activó como un resorte, así como ese sexto sentido que decía que algo no iba bien. Se agazapó contra una ornamentada columna y tras un leve suspiro al dejar a trás la posible, y en su mente más que probable, casa de los placeres, siguió al consejero, esperando poder volver al barco triunfante con algo que dejaría a todos con la boca abierta.

La frase favorita de Ben y por lo que normalemente se guiaba era "si ya he llegado hasta aquí, sería una pena no seguir un poco más"

Notas de juego

Sigo al consejero al gran edificio.

Cargando editor
17/09/2016, 02:29
Dan Rogare

Dan asintió y se acercó por fin a la Mantícora, dejando a Liv a su espalda. La miró directamente a los ojos lo más cerca que pudo y le sostuvo la mirada. Esbozó una media sonrisa al cabo de poco tiempo y dijo

Esta mujer tiene redaños. ¿Qué hablaste con ella, sacerdotisa? —en ningún momento dejó de mirar a la Mantícora a los ojos, a pesar de que hablaba con Liv.