Partida Rol por web

Han pasado 10 años del comienzo de la guerra de los tres reinos. Una brutal guerra que ya formará parte de la historia por la guerra más sangrienta de la historia del pais.

Llegan noticias de que Cao Cao vendrá del norte con su ejercito para derrotar a Liu Bei, el único hombre que osa plantar cara tal ejercito de 10.000 hombres o más.

Pero en ese pequeño pueblo, a los pies del santuario del Fenix, todo aquello queda muy lejos.

El pueblo en donde empìeza la historia desconocida de un gran viaje que cambió el futuro de china, fue tan humilde como los heroes que hicieron tal azaña. Tsu Yu fue edificado alrededor de un gran templo dedicado al fenix, lugar de peregrinación de los Shu desde hace generaciones. El templo es una edificación colosal, rodeado de una muralla de gruesa madera, al entrar en el patio de arena, son recibidos por una gran escalera que lleva a la puerta del gran templo.

El pueblo, a los pies de la muralla, fue en principio, construida por los propios monjes para tener un hogar cerca del pueblo, pero ahora, muchas personas se han quedado en el pueblo, que prospera gracias al excelente clima para la recogida de arroz y hortalizas.

Al norte, el pequeño pueblo y el gran templo, son vigilados por grandes montañas, las cuales, son llamadas las puertas del cielo, pues se dice que por ahí entró el rey mono a las estancias de los dioses.

Cruza el gran portón, la única brecha en la muralla que rodea aquel enclave mágico. Baja del carruaje que la ha llevado hasta allí desde el pueblo más próximo. Camina por el jardín mirando hacia la gran escalinata que lleva al templo del Fénix.

No sabe aun que la ha impulsado a acercarse a ese lugar, pero es como si los mismos dioses le hubiesen indicado que ese es el lugar donde debe estar.

Está sentada fuera de la casa donde ha pasado la noche, este pueblo era el siguiente en su camino. Lleva el pelo suelto y descalza mientras afina su instrumento, cierra los ojos al hacerlo. Las notas al principio suenan mal, pero poco a poco va sonando mejor.

- Disculpe.. le traigo el té - suena la voz de una mujer mayor.

Levanta la vista y mira hacia donde viene la voz.

- Muchas gracias, dejelo a mi lado..

La mujer le deja la bandeja con el té y unas pastas. Se inclina hacia la mujer para darle las gracias y esta le corresponde. Deja su instrumento a un lado y se lo sirve, disfruta de su té a primera hora de la mañana.

Tsu Yu, por fin. El pequeño poblado de los monjes del templo del Fénix. El muchacho, envuelto en una larga capa de viaje, contempló la pequeña población con unos ojos oscuros, profundos. Había oído hablar sobre aquellos monjes y sobre el gran templo que allí se erigía. Aquél era el motivo de su visita y finalmente, tras varios días de viaje, había llegado.

No era mucho lo que sabía de la zona, pero lo cierto es que le había llamado bastante la atención y tenía la corazonada de que allí dentro, en el templo, debían guardar reliquias increíbles. O como mínimo curiosas. Los objetos sagrados y místicos eran los que más le fascinaban y, en caso de no encontrar nada semejante, al menos podría sacarse agún dinero con las reliquias que guardasen.

Por un instante sintió una perturbación tras él, como una brisa fría que le acarició la nuca. Kurotsuchi se giró y alzó su vista hacia las imponentes montañas del norte, las "Puertas del Cielo". Aquél lugar tenía su propia historia y entrañaba misterio y fascinación por igual. Además, era un paisaje muy hermoso, digno de retratar. Tal vez por eso aquél templo era más especial, por su localización a las puertas que utilizó el Rey Mono.

El chico dedicó una última mirada fascinada a la formación montañosa antes de descender al pueblo. Mejor sería no demorarse demasiado, aún quedaban algunas horas de viaje y no quería que el anochecer lo sorprendiese en mitad del camino. Uno nunca sabía lo que podía esperar en ls rutas abandonadas por la noche...

En una casa de aquel pueblo a los pies de la montaña.

-Si amigo mio.Pronto partiré al templo para que me impartan clases los increibles monjes del templo.Aún tengo mucho que aprender.Me lo dijo un gran maestro......- habla un tio vestido con ropas de seda y algodón blanco.

-Si, no lo dudo,Aunque no crea que tengan mucho más que enseñarte......Estoy preocupado.....- el otro tipo vestía con ropas humildes de campesino mira hacia el suelo-.El ejército de Cao Cao avanza a un ritmo frenético según nuestro espías y se dice que viene hacia al norte.No puedo soportar ver a mi familia morir a manos de esos despojos humanos....- golpea fuerte mente la pequeña mesa de baja estatura, que le separaba del otro tipo.

-Si, pero no nos queda otra alternativa que luchar, luchar hasta morir y que Cao Cao sepa que en China hay aún quedan orgullosos guerreros dispuestos a morir por la libertad.Azme caso, si vienen lo mejor es que las mujeres y los niños huyan a las montañas donde estarán más protegidos, y los hombres que estén dispuestos a morir por sus familias que se queden y luchen hasta la muerte.Es la única manera de que Cao Cao sepa de que la gente de China no se rinde tan fácilmente- le dice el hombre de cabeza rapado.

-¡Pero Tsun!, sería una completa locura.Un humilde pueblo no puede hacer frente a tal ejercito.Moririamos en vano....- le dice con animos decaidos.

-Pero una vez dijo un gran maestro.Más vale morir luchando de pie, que morir huyendo.Un soldado no gana la guerra, la gana todo el ejercito., y si unimos a todos los rebeldes, quizás tengamos a una posibilidad de hacerle frente....- le dice Tsun.

-Si, tienes razón, pero debe gobernarles un gran líder.Semejante cosa no puede hacerlo un cualquiera.Pero ahora no hay tiempo que perder- dice levantándose-.¿Te quedarás a luchar junto a mí?

-No lo dudes.Siempre que tenga la oportunidad de eliminar a algunos soldados del ejercito de Cao Cao y salvar unas cuantas vidas, estaré dispuesto a todo- también se levanta y hace una reverencia inclinando levemente su cuerpo de cintura para arriba-.Chiao, lucharemos hasta la muerte- Chiao , evitando cualquier formalidad, abraza  Tsun por el valor que poseía aquel hombre.Tsun, sin evitar nada, se deja abrazar mientras sonrie levemente.

¡Pum, Pum!

Sonaron los tambores.

Las mujeres y niños corrieron por el pueblo, arrojando al suelo todo lo que tenían en las manos, hacia buscar un cobijo en sus pequeñas casas. Los hombres acudían raudos a sus lanzas, espadas y material del campo para defender su pueblo.

El silencio se hizo durante unos segundos verdaderamente largos e intensos. A lo lejos, se oía cascos de caballos, de muchos caballos, al menos 100 o 200.

Las puertas se abren despacio, y los hombres bajan las armas y se arrodillan.

-¡¡El señor Liu Bei!!

Aclaman, todos se arrodillan ante la figura magestuosa que entraba en el pueblo a caballo. Tenía, no obstante, pinta de cansado, tenía sus ropas de viaje, nada elegantes, como acostumbraba en sus salidas. A su lado, sus generales tigre, con las lanzas manchadas de sangre.

Tras la entrada de la caballería. Empezaron a llegar los soldados, cansados y heridos de una larga batalla. Siguiendo a los soldados, habían muchos refugiados de un pueblo cercano.

El regente Liu Bei avanzó hacia la entrada del templo, donde desmontó, se fijo en una chica que estaba allí, la miró unos instantes y luego siguió de largo, hacia el interior del templo. Seguido de dos generales tigre. Yang Lang, y Dan Shi, los dos mas famosos.

El tercero, Zilong, se detuvo, y se diriguió a la empalizada del pueblo. Tras hablar con el oficial de la guerdia, Zilong, un hombre alto y respetable, no tan famoso como los otros, pero desprendía ese aura de "ser superior", algo, que compartía con el hombre con el que fue a hablar. Era un tipo que vestía de blanco y acababa de salir a la calle para ver lo que pasaba.

-¿Sois Tsu Lee Wo?

Minutos antes de los ruidos, en la taberna.

Una voz de un chico joven, pero maduro, que levemente alargaba las vocales por llevar un poco de más de sake en su cuerpo, se diriguió a la bella muchacha. No muy lejos, captó ella. Quizá, desde la barra.

-¿Eres cantante ambulante?  No pareces cantante ambulante...

Dijo, un tanto lento, como si estuviera cansado.

-Si lo eres, toca algo para mi...

Mientras estaba en la casa de Chiao, comenzó a escuchar poderosos tambores.

-¡Ya están ahí!- dice nervioso y preocupado Chiao.

-No......esos no son los tambores de Cao Cao si mi oido no me falla....- le cuenta a su querido amigo.Tras esto sale a la calle principal.Las puertas del pueblo se habían abierto y entraban soldados heridos, aunque también mostraban su orgullo y valor en sus lanzas manchadas de sangre.Allí estaba el famoso Liu Bei, pasado altivo frente a él junto con demás soldados.Uno de los dos que le acompañaban, parecía más fuertes que el resto.Se dirige a él preguntándole, cosa que le desconcierta momentaneamente.

-Si señor.......- dice haciendo una leve reverencia.Sabía que aunque ya no fuera soldado, debía mantener el respeto a los grandes cargos de los ejercitos partidarios de la libertad.Por eso su maestro le enseñó que ante todo la humildad a veces podría ser más poderosa de lo que parecía, sobre todo dando lecciones de educación a las demás personas.

-¿Que desea..?- le dice pacificamente aunque con un rostro serio.

Zilong miró al hombre. Desmontó de su caballo con agilidad felina, hizo girar con un amplio arco la lanza sobre su cabeza y la clavó en el suelo, delante de Tsun.

-Si en verdad eres Tsun Lee Wo, yo debo inclinarme ante ti. Pero no puedo andarme con ceremonias. Me placería cruzar lanzas contigo, gran Tsun Lee Wo, pero las tropas de tu antiguo reino, atacan los pueblos de Liu Bei, y se dirigen hacia aqui. Liu Bei no necesita protección, pero le preocupa su pueblo, éste pueblo. El único que tiene experiencia militar eres tu.

Zilong miró a Tsun y colocó el puño sobre la palma de la mano y se inclinó levemente.

-Vuelve a guiarlos tu, Tsun Lee Wo.

Liu Bei pasa por su lado en el mismo momento en el que está abriendo su parasol de papel (como los parasoles de la antigua china que aun hay a día de hoy allí). Se coloca bajo este y lo mira a la vez que el la mira a ella. Ese hombre puede ser todo lo noble que quiera, pero eso no impidió que el reino que el Primer Emperador unió bajo una misma bandera, se fracturara en 3... y que a parte de eso, zonas que no querían entrar en conflicto fueron erradicadas por no dar apoyo a ninguno de los 3 señores de la guerra.

Lo sigue con la mirada al continuar él su camino.

Escucha la voz del chico y sonrie.

- Si, soy cantante.. espero que le guste.

Colocó el instrumento en su regazo y cerró los ojos cuando comenzó a tocar, despues su voz que sonaba muy dulce, empezó a cantar.

Li Xia ve como empiezan a entrar tropas y gente de otros pueblos cargando con sus cosas al interior de la muralla, para protegerse de un enemigo exterior al que temían.

Dos mujeres vestidas de blanco, una de ellas cargando con un bebé se detiene ante Li Xia.

-Es un buen hombre. Lucha por su pueblo.

Dice con voz suave, como si hubiese leído la mente de la muchacha.

Todo el local queda en silencio cuando la mujer canta. Hasta que el hombre canta también parte de la cancion, medio llorando.

Se le derrama parte del vino.

-¡Ten cuidado apestoso!

Le dice el tipo de la barra. El hombre se cae de rodillas, se arrastra hacia la mesa donde estaba la cantante y Yifei siente una mano en su mejilla.

-Tu...tu no eres ella..

Ella seguía cantando aún cuando el chico se cayó al suelo. No se detuvo hasta que notó la mano del chico en su cara, lo que le sorprendió. Colocó su mano sobre la de él.

- No soy.. ¿quién?

El hombre dudó un momento antes de decirlo, con la voz temblorosa empezó a decir...

-Xiao....

Pero de pronto, algunos miembros de la posada agarraron el joven por los pies y lo alejaron mientras le pegaban.

-¡Fuera de aqui, borracho! no se molesta a los clientes...

A el le tiran fuera. Un hombre viene y mira a la ciega.

-¿Estais bien artista? ya nos hemos encargado de ese...

Escucha al chico y le mira, pero él se puede dar cuenta que en verdad no le ve, solo mira a donde proviene el sonido. Pero en segundos se lo llevaron a rastras y ella se incorporó pregúntandose que le había ocurrido.

- Si si.. estoy bien.. pero.. ¿dónde está?? No me estaba haciendo mal alguno.. - pregunta a quien se acerca a preocuparse por ella.

Tiene como un sexto sentido para saber que ese hombre no era mala persona y le preocupaba el hecho de que estuviera borracho y cometiera alguna locura. Ella entiende que es estar solo en este mundo.

Se inclina hacia el hombre, dandole las gracias por el gesto, por preocuparse por ella y coge su bastón para salir del lugar.

- ¿Estais aquí..??

El hombre ya no esta en la calle, o al menos, no habla ni hace ruido. De pronto, oyes todo el ruido que se produce fuera, tocan tambores y hay mucho ruido de caballería.

-Por favor....no os inclineis, aceptaré encantado cualquier petición que me hagais.....Siempre estaré en deuda con vuestro ejercito y todo aquel que sufrió el ejercito de Cao Cao- le dice respondiendo positivamente a su petición.

-Me halaga que tales palabras salgan de la boca de un gran general...........Chiao, mi lanza......Volverá a mancharse de sangre- dice sin dejar de mirar al general.Chiao asiente y rápidamente entra en su humilde casa.Al minuto saca una larga lanza y la lanza en el aire a Tsun.Esta da varias vueltas así misma hasta parar en la mano elevada de Tsun.

-Hágase la guerra....-dice para finalizar-.Debo saber de que ejercito dispongo y que armas poseen.Me será útil para situarlos en el campo de batalla y labrar la estrategia- le explica a Zilong. 

Parece que alli no había nadie, solo escuchaba los tambores y el repiqueteo de los cascos de los caballos al andar. Puso toda su atención a saber que es lo que ocurría y parecía no pintar del todo bien..

Volvió sobre sus pasos a recoger sus cosas, su instrumento y la ropa que llevaba en una bolso.

- Me podrían decir que es lo que está ocurriendo??