Partida Rol por web

Groland no mencionó la coincidencia de que hubiera alusiones al dios Orcus en la carta y que un sacerdote de ese dios hubiera ocupado las ruinas del castillo recientemente, ni esa otra de que la capilla profanada en el castillo estuviera vinculada a San Cuthbert y que uno de los aventureros asesinados hubiera clamado -según el relato de la propia Sirya- a ese mismo dios. La memoria de Groland era portentosa, pero no así su capacidad de razonamiento, y no había caído en eso.

—No —interrumpió Groland a su amigo, parándose en el camino y bajando la voz—. Escucha, mago. Escuchad todos: es arriesgado salir ahora del pueblo. Ese Vortigern y los otros dos andan tras la chica y el medallón, y parecen muy peligrosos. Tenemos que quitárnoslos de en medio primero. Tenderles una trampa, aquí, en el pueblo. Luego, podremos encargarnos de lo demás.

- Espera, guerrero - respondió, enfatizando la palabra. No parecía haberle gustado que le llamara mago en vez de por su nombre, sobre todo después de lo que había sucedido con Kerri - ¿Estás sugiriendo que embosquemos a un grupo de aventureros y les ataquemos? ¿En el pueblo? ¿Con qué autoridad? ¿Con qué cargos? Tendríamos que explicar muchas cosas, y una de ellas es la relación de Syria con ellos y cómo obtuvo la muchacha el medallón.

No le gustaba nada los derroteros que estaba tomando su vida desde que la hija del responsable de Fairhill se encaprichara con Groland. Prefería a Arue: más sensata y práctica, pero la semidrow parecía haber entrado en un estado de somnolencia y pasividad que le preocupaba.

Viendo que Rash iba camino de ponerse del lado de Sirya, Groland explotó.

—¡Demonios, Rash! ¡Estoy sugiriendo que le contemos la situación al alcalde, a Baran y a Shandrill! —explicó con aspavientos—. ¿Qué cojones importa cómo obtuvo la chica el medallón? ¿Qué crees que harán cuando lo sepan? ¿Dárselo a un mago asesino para que haga con él los-dioses-saben-qué en el castillo? ¿Después de rogarnos mil veces que solucionemos el asunto? Lo que digo es... —Trató de calmarse.— Mira: podemos hacer que se descubran como lo que son y encargarnos de ellos. —Respiró unos instantes.— ¿Qué sugieres tú, si no? ¿Pasearnos por el bosque hasta que nos embosquen ellos? ¿Meternos en el castillo y que ellos vengan detrás?

De camino a la casa, muerta de frío, lo que menos le interesaba era seguir discutiendo; por ello, mientras caminaba una vez más imaginando un delicioso chocolate caliente acompañado por los bollos recién sacados del horno de Talbot -el panadero del pueblo-, decidió no prestar atención a la interesante conversación que mantenían el mago y el guerrero. ¿Por qué? El principal motivo, por descontado, es que le daba igual. O al menos fue así durante un rato, hasta que volvieron a entrar en juego dos factores importantes: el brujo y su padre. 

Respecto al oscuro hechicero que la perseguía, no quiso comentar nada; si acababan con él, por ella podrían quemar medio pueblo, no importaba. Cada vez que decían su nombre, Vortigern, un escalofrío que nada tenía que ver con el frío recorría su espalda. Sería partícipe de cualquier plan que diera como resultado acabar con él, aunque su papel fuera estar escondida hasta que otros se encargaran de lo más importante: matar. 

Respecto a lo segundo, su opinión no había cambiado desde hacía cinco minutos, y así lo hizo saber por, ¿tercera? ¿cuarta? ¿décima? vez.

– Mi padre no puede enterarse – dijo ya con cansancio, pero sin perder un ápice de su cabezonería –. Si habláis con cualquiera, se lo dice, y me prohíbe ir al Castillo por culpa vuestra, el medallón se quedará conmigo, ¡jum! – la exclamación final era por darle énfasis, para acallar las dudas sobre ese tema, y por qué no, para hacerse notar. Además, vio una oportunidad perfecta –. Además, yo creo que Rash tiene razón... – mintió; pero mentía muy bien –, es mejor no llamar la atención sobre nosotros en el pueblo. El bosque es mucho más tranquilo, podremos actuar sin poner en peligro a nadie, sin dar explicaciones... – y otra sarta de excusas que en el fondo iban a decir lo mismo: nadie se enteraría –. ¿No creéis? Haced caso al semielfo, que es más listo. Ji, ji.

Kerri se había mantenido callada durante todo el camino hasta llegar a la casa, cuando entraron Kerri salto diciendo:- Pero de que habláis?, hay que ir al castillo pero ya!, no veis que se esta despertando el Liche, cuanto mas despierto este mas peligraran nuestras vidas, por mi se puede ir el tal vortigern a la mierda, ese liche se lo merendara si se despierta. no hay tiempo que perder, anteayer no había nada encima del castillo y hoy ya hay un nubarrón enorme, a que esperamos?, a que se formen unos huracanes? a que nieve, llueva y granice todo a la vez?

Escuchó las explicaciones, asintiendo o negando ante unas y otras.

- No tengo todo tan claro como vosotros - respondió - Toda la información que tenemos nos la ha dado Sirya, ¿no? Y tú, muchacha, ¿dices que ese Vortigern atacó a los aventureros sin mediar palabra? ¿Fue así? ¿Hubo algún tipo de discusión, de enfrentamiento? Porque no podemos involucrarnos sólo porque sí. Lo que tengo claro es que si Vortigern y sus secuaces asesinaron a alguien en territorio de Fairhill, el alcalde debe ser informado. No somos la guardia, ni protegemos el pueblo porque sí.

Miró a Groland, extendiendo su mano.

- Estoy de acuerdo contigo en que los atraigamos al pueblo, pero una vez aquí, los atraparemos y serán juzgados por las autoridades - afirmó tajante - No somos justicieros para ir derramando sangre aquí y allá sin saber toda la historia.

No le gustaba Sirya en absoluto. Le parecía una chiquilla manipuladora y caprichosa, y en su fuero interno, Rashaniel buscaba hablar con su padre para que le pusiera las orejas coloradas. Respecto a Kerri, aún estaba molesto con ella, así que evitó responderla. Sugerir que sólo estaba tan ansiosa por acudir al castillo porque su querida Sacerdotisa había tenido visiones sólo empeoraría la situación.

Ante el comentario de Wick a Jerinor, esta se encendió y asió la empuñadura de su espada mientras hacía un esfuerzo por no cometer una locura delante de todos, pero mantuvo la calma gracias a los años de disciplina impartidos por Baran, sin embargo se deleito dando rienda suelta a su lengua: Que dices tu follapavas! No tienes lo que hay que tener, feo mierda. Por mi te puedes largar cagao. Sopla almohadas.

Esmar rata cagada, corre a limpiarte el culo. Cobardica. Todo era prosa a través de sus labios.

Respondiendo a Groland sobre tener una conversación con ellos, respondió: No merecen la pena, no recordaba que fueran tan cobardes. Ya me ocuparé a su debido tiempo.

Tras llegar Rash y hablar de lo acaecido, tomaron el camino de regreso a casa mientras que discutían que hacer, ante la discusión que se llevaba a cabo, Jerinor se pronuncio:Me temo que estoy de acuerdo con Groland. Debemos contar todo al alcalde, a Baran y a Shandrill! —explicó mirando a Syria sin acritud. Toda ayuda es poca.

- Respecto al tal Vortigern, opto por emboscarlos en el pueblo, tendámosles una emboscada. Cuando los tengamos fuera del tablero- si morían mejor que mejor-, podríamos ir hablar con ese guardabosques mestizo que nombra Rash y a continuación dirigirnos al Castillo y acabar con el Liche. Que decís?

esto era increíble, tenían algo que se estaba despertando en el castillo y que no estaría con todas sus fuerzas, pero ellos preferían emboscar a un mago, en fin eran sus compañeros, seguramente a mas de uno le tendría que curar después del enfrentamiento con el mago, lo que retrasaría aun un día mas, y Kerri empezaba a estar un poco cagada mientras observaba el nubarrón que iba creciendo irremisiblemente y acercándose a Fairhill...

Groland ignoró abiertamente la enésima pataleta de Sirya. En cuanto a Kerri, el guerrero parecía a punto de contestarle algo cuando Rash y Jerinor intervinieron. La respuesta de Rash pareció satisfacerle. Con la soldado simplemente intercambio una mirada de agradecimiento y camaradería. Luego miró a los alrededores, inquieto, y dijo:

—Sigamos hablando en la casa.

Una vez en la casa:

—Hermana: de nada nos servirá salir corriendo hacia el castillo si morimos emboscados en el bosque. Las prisas no son buenas consejeras. —Observó el salón en busca de signos de la montaraza y luego dio unos pasos hacia las escaleras.— ¿FLOWRIGHT? -gritó, preocupado.

No hubo respuesta: Arue no estaba allí.

—¡Joder...! ¿Dónde se ha metido? —Miró hacia Rash.— Hace un rato tampoco estaba, y no hay rastro de ella.*

– ¿Tienes algún problema con la información que he dado? – bufó contrariada, entrecerrando los ojos, antes de seguir –. Pero contestando a tus preguntas, que no tendrías si no te hubieras entretenido en casa de ese alquimista loco... Si, les mataron sin mediar palabra, aunque se conocían de antes. Y no, no creo que estuvieran en los límites de Fairhill, fue en medio del bosque a bastante distancia, podría ser territorio de nadie como la mayoría de estas tierra, o incluso de otro pueblo vecino.

Estaba totalmente indignada, pero además de eso el enfado por lo que estaba oyendo había logrado, incluso, que apenas sintiera ni el frío y cortante aire ni la molesta lluvia fina. Mientras caminaba tras los demás – había empezado a andar antes, pero las rápidas y largas zancadas de los otros habían ganado la distancia y ella, en vez de mantenerse a la altura, se había retrasado como protesta, por molestar –, pensaba en aquella vil traición que había recibido. Rash había decidido, sólo por llevarla la contraría – _^<<¡seguro!_^>> –, que ahora estaba de parte de Groland. Y, como no, Jerinor también. De la mujerzuela se lo esperaba, pues al fin y al cabo no era más que otra bruta como el guerrero al que se mantenía pegada como una sanguijuela, pero del mago no; _^<<sabía que no podía confiar en ti_^>>, pensó para sus adentros, cabreada también consigo misma al darse cuenta de que se la había jugado después de que ella se había puesto de su parte.

Resopló. _^<<Ojalá estuviera aquí Arue, ¿dónde se habrá metido_^>>. No la había pasado desapercibida la desaparición de la elfa de oscura tez, pero el que los demás no dijeran nada al respecto, que ni siquiera la mencionaran hasta ahora, la hizo mantenerse en silencio sobre ese asunto. En esos momentos, pensaba que algo grave tenía que haber pasado para que no estuviera allí. Sin embargo, la entristecía enormemente, pues sin la exploradora, había no sólo perdido a la única que la apoyaría y que veía su potencial más allá de las apariencias, sino que además se veía obligada a tratar con un grupo de mentecatos cuyo mejor apoyo era la exaltada clérigo.

Kerri, pese a su inherente fanatismo, no era mala persona, y mucho menos estúpida, ^_<<la había halagado y todo, no podía serlo^_>>, pero la hacían tanto caso como a ella misma, y encima no sabía nunca por dónde podía salir; aunque ahora estaban de acuerdo en que debían marcharse cuanto antes del pueblo – aunque por motivos distintos –, no tenía ni idea de si iban a estar de acuerdo dos minutos después, y eso la hacía una aliada inestable y poco fiable. No, si conseguía algo, iba a tener que ser por sus propios medios, algo que en ese caso, tampoco la importaba demasiado: tenía el medallón y, por tanto, la carta ganadora. La lucha no se le daba bien, prefería atacar por la espalda y, si podía ser, a distancia y desde un lugar oscuro e inaccesible mejor, pero negociar, usando los trucos que hicieran falta, eso si que era lo suyo. No en vano, además de ladrona, era hija de un alcalde, y desde pequeña había aprendido ambas profesiones de los mejores de Fairhill: su padre y su tío. Podía con aquello, y si no..., bueno, también era cabezona.

– Si, ayuda como la de tus amigos, ¿eh? – respondió, con marcada malicia, a la ex-guardia, refiriéndose a la repelente pareja a la que había propuesto unirse a la causa sin siquiera preguntar a los demás –. No, no necesitamos ayuda, si Vortigern me ve en público se sabrá que me conoce, estoy segura, y entonces tendré que dar explicaciones; y ni puedo, ¡ni me apetece hacerlo! – exclamó, cruzándose de brazos a la par que daba una patada al suelo cual conejo cabreado, aunque sin dejar de caminar. 

Tardó un instante en volver a soltar aire tras mantener la respiración, hasta más o menos el momento en que llegaron a la casa, y relajarse. Una vez dentro, habló sin contenerse ya, infundida de un nuevo espíritu ahora que estaban a resguardo.

– ¿Ninguno ha pensado en dejar que el mago y sus esbirros limpien el camino hasta el liche, si es que hay uno, y ser nosotros los que acabemos con el debilitado vencedor? – la pregunta era obvia, aunque no era de extrañar que fuera idea suya y no de los demás; ya que ella estaba más habituada a los subterfugios, era lo lógico que propusiera uno. Y ya que parecía ser la más avispada, también era normal que el suyo fuera el plan más inteligente de todos: no perderían tiempo, correrían menos riesgos en todos los aspectos y, sobre todo acabarían con ambos enemigos de una sola vez y de manera más sencilla. 

Groland estaba de espaldas a Sirya, con los brazos en jarras.

—Si tu historia es cierta, la carta es auténtica y lo que suponemos sobre este asunto es verdad —comenzó a responder Groland, sin mirarla—, Vortigern necesita el medallón para llegar hasta el liche. No va a poner un pie en el castillo hasta que lo tenga. —Entonces se giró hacia la hija del alcalde.— ¿Lo pillas, chica lista?

Se encogió de hombros. 

– Sólo tengo que encontrar la manera de dárselo, sin levantar revuelo en todo el pueblo. 

Ladeó entonces la cabeza, analizando a Groland de arriba a abajo, hasta que finalmente sonrió con una mueca despectiva, en respuesta a la pulla y a todos los desplantes anteriores. Parecía mentira que fuera la misma chica que se había lanzado a sus brazos anteriormente en la taberna, levantando todo tipo de rumores, pero es que en cierto modo, no lo era.

– Si le encontramos, tal vez hasta puedas dárselo tú – le guiñó un ojo –. Eres su tipo por lo que pude ver..., ya sabes: grande, bruto y sin tacto, además de que seguro que le encanta rodearse de gente que le haga parecer más listo. 

- ¿Alguien puede recordarme por qué sigue viniendo con nosotros? - dijo, con un ligero tono humorístico en sus palabras. Aunque el agua resbalaba bastante bien por su túnica, tenía parte de sus ropajes interiores empapados, así que se deshizo de la primera, colgándola de un brazo. Su cuerpo parecía más frágil y delgado sin ella, como un gato que hubiera caído en un tonel lleno de agua - Voy a aprovechar para ver si Arue necesita algo.

me senté y pase del tema, estábamos dando vueltas a lo mismo y comulgando con ruedas de molino, o le quitábamos el medallon a Syria, se lo decíamos a las autoridades, y empezábamos de una vez con eso, o aquel nubarrón se convertiría en el techo de nuestra tumba, pero había que desacerse del tal Vortigern, y que me importaba a mi un mago cuando teníamos un Liche que nos merendaría a todos si no nos dábamos prisa?, en fin, ella pertenecía al grupo y desde luego no se iba a enfrentar al Liche sola, no estaba tan loca, pero aquella situación la empezaba a superar.

Interponiéndose en la puerta de la mansión una vez dentro y al ver que la conversación no llegaba a ningún sitio, exclamo con tono seco a Sirya, ya harta de tanta tontería: Creo pequeña, que el medallón dejo de ser tuyo en el momento que nos metiste en este embrollo! Haciendo una pausa dramática, la miro seria. Es la llave para entrar en la cámara sellada del castillo y que me aspen si no te digo, que por las buenas o por las malas nos darás el medallón. Mostrando su puño cerrado, lo agito en el aire para dar énfasis a sus palabras. Aunque te tenga moler viva si es necesario. Mirando a Groland y al resto en busca de aprobación para abalanzarse sobre ella.

Los dos guardias se perdieron al girar hacia el pueblo, a lo lejos, mientras el grupo de aventureros intercambiaba pareceres e información. Rashaniel averiguó lo que sus compañeros habían descubierto, leyendo la carta y viendo el amuleto que Sirya, en ningún momento, alejó de sí, pese a que sí que se lo mostró al que lo quiso ver. 

La vuelta a casa, fue rápida, pues tampoco estaban tan lejos, apenas a unos minutos de distancia andando a paso rápido. Llegaron mojados y ateridos, al menos la mayoría, pues a algunos les afectaba el frío mucho menos, como a la Aasimar. La casa permanecía fría, tras la partida de todos esa mañana, hacía ya unas horas, pero estaba en mejor estado gracias sobretodo a Kerri, que había procurado limpiar y poner orden, con ayuda de alguno más. 

Buscaron signos de Arue, pero no encontraron nada, pues en su habitación no había dejado nada de equipo ni una nota ni nada que pudiera servirles como pista. Parecía que simplemente, se había ido. ¿Pensaría volver? Nadie lo sabía. 

Hablar de lo sucedido les llevó un rato, que sumado al tiempo pasado en la casa del Alquimista, más la conversación debajo del árbol, les hizo darse cuenta de dos cosas, una, que de repente, ya no oían la lluvia fuera, y dos, que a algunos, sus tripas empezaban a reclamar algo de atención. Nada grave, pero podían intuir que se acercaba la parte central del día.

"Un estómago acostumbrado a comer a ciertas horas, es un reloj infalible". Dicho atribuido a los Medianos de algunas zonas costeras, conocidos por su arte culinaria, recordó alguien.

Poco a poco, las palabras fueron subiendo de tono, la tensión iba en aumento, cada uno tenía una idea de lo que hacer, algunos querían combatir al liche antes de que ganara poder y coincidían en algunas cosas con los demás, pero añadían algún pero o es que a lo dicho, aumentando así la confusión, otros callaban sin saber cómo tomar las riendas del asunto, y había quien pensaba que su opinión estaba por encima de la de los demás. 

El familiar de Rashaniel, subido en lo alto del armario, escuadriñaba a todos soltando algún pequeño sonido de vez en cuando, como si estuviera preguntándose porqué aquellos humanos armaban tanto alboroto.

Mientras las palabras se cruzan en la sala principal y la tensión va subiendo, sospechas, con acierto, que la conversación está tomando un camino que terminará mal, ya que te das cuenta que te van a terminar pidiendo el amuleto, pero te ves incapaz de contenerte o cambiar tus palabras, como si un torrente de sentimientos y libertad se hubieran roto por fin, negándote a volver a comportarte como antes. Ahora eres libre, ¡libre!, y piensas luchar por esa libertad. 

Ya no volverás a ser una niña a los ojos de nadie, cueste lo que cueste.

Las palabras de Jerinor, recalcándote una vez más lo de "pequeña", e intentando imponer por la fuerza su criterio por encima del tuyo, la llevan a amenazarte....respiras hondo, dispuesta a girarte y pegarle la bronca de su vida, pero entonces tu mirada se desvía a la ventana, pensando en una ruta de escape, cuando lo ves. Es un cuervo negro, más grande de lo normal, casi como un gato, apoyado en una rama de un árbol justo enfrente de la ventana, a escasos metros: 

El cuervo gira su cabeza y te mira, y en ese momento te fijas en su mirada, sus ojos rojos, esa mirada inteligente...

Sabes qué cuervo es. Sin duda. 

El pájaro de mal agüero grazna una única vez al ver que le estás mirando, y con parsimonia, levanta el vuelo y desaparece. 

- Se ha... se ha ido - dijo Rashaniel, bajando lentamente del piso superior con una túnica seca y la mirada perdida. Se sentó en los escalones y apoyó la barbilla en las manos, con los ojos en el infinito - Se ha llevado sus cosas... no ha dejado ninguna nota... 

Era evidente que se estaba controlando para no montar una escena, porque apretaba con fuerza la mandíbula y tenía los ojos llorosos. Ya había visto como a Rizzen le reclamaban sus deberes, o cómo Brand prefería vivir aventuras a solas que con ellos. Pero no había conectado con ellos como con Arue. Ser mestizos, y además pertenecer a una raza tan temida y odiada como los drow, le hacía preguntarse la dura vida que habría tenido que pasar. Y no había tenido tiempo para saber más de ella. Y ahora, se había volatilizado.

Se levantó rápidamente, cogió el libro de conjuros que aún no había tenido tiempo de revisar y se fue a un rincón dándole la espalda a todos.

El ambiente se estaba caldeando, la tensión era tal que casi podía cortarse con un cuchillo, y lo que era una conversación nerviosa se tornó en una airada amenaza que no dudaba que aquella mezquina cumpliría; Jerinor era en esos momentos poco más racional que un perro de presa esperando que sus amo, en este caso Groland – _^<<un bruto controlando a una bestia, ¡qué bien!_^>> –, soltara la correa. El problema radicaba en que la ex-guardia era mucho más peligrosa que un can y seguramente también más persistente, aunque sin duda menos inteligente. _^<<Hasta un animal sabe que no debe morder la mano que le da de comer_^>>, pensó para sus adentros, intentando controlar los terribles pensamientos que había en su mente y que estaba deseando soltar. 

Respiró hondo; _^<<y yo soy la niña, ¡ja!_^>>. Cada uno por sus motivos, sin duda, ninguno parecía ser capaz de entender dos cosas de la situación en la que estaban. La primera, es que el medallón era suyo y de nadie más; igual que ella no exigía nada del botín que habían conseguido de la cueva de la mantícora a la que habían matado – y eso que se sentía muy tentada de robar y leer en secreto ese interesante libro cuyas propiedades había revelado el viejo alquimista –, ellos tampoco podían exigirla a ella un premio que había ganado gracias única y exclusivamente a sus habilidades, y que si había compartido con ellos bajo sus exigencias, nada más y nada menos.

En segundo lugar, era algo que había que tener en cuenta, y es que, insoportable o no, libre al fin o no, era y seguía siendo la hija del alcalde del pueblo, protegida de la sacerdotisa de Freya y niña mimada de uno de los más taimados miembros de la comunidad de Fairhill. Si la forzaban a algo, recordaría aquello el resto de sus días, pero si además aparecía hecha un estropicio, herida y llena de moratones...

Sonrió. 

Y tan rápido como lo hizo su maliciosa mueca se tornó en una de miedo repentino. 

Fueron apenas unos segundos, pero a ella le pareció una eternidad el momento en que miró por la ventana y vio aquello. Un escalofrío recorrió su espalda y una gota de gélido sudor cayó por su cuello. _^<<Me ha encontrado_^>>, fue lo único que pudo pensar. A su alrededor todo pareció perder importancia, sus brazos cayeron laxos a los lados y los ojos se mantuvieron abiertos en una mueca de horror. En esos momentos algo volvió a romperse en su cerebro, y dejó de ser ella misma para ser, bueno, seguía siendo Syria. Cuando sonrió de nuevo no había simple picardía mal disimulada, sino una maldad que no se molestaba siquiera en intentar ocultar. En sus ojos brillaba una perversa perspicacia de quien sabía que, de una manera u otra, aunque perdiera, acabaría ganando.

– Antes de que empieces, matona de poca monta – dijo, destilando veneno, a la mujer sabiendo que aquello la sacaría de sus casillas –, pregúntate que hará Baran cuando se entere de que dentro de su pueblo una de sus antiguas subordinadas ha pegado a una..., niña – No le gustaba referirse a ella misma con ese término, y por ello la costaba incluso cuando simplemente lo usaba a su favor.

– Y tú, Kerri – continuó, ahora dirigiéndose a la clérigo –, ¿por qué clase de persona te tomará Shandrill cuando sepa que has dejado que me golpeen para robarme? Ya sabes..., delante tuya y sin que hicieras nada para evitarlo – jugar con los sentimientos simpre se la había dado bien, al fin y al cabo, manipular era una de sus principales puntos fuertes.

– Además, Arlen no estará muy contento con "los héroes de Fairhill", si pegan a su hijita, ¿no creéis? – esto último era para todos, pero miraba al guerrero –. Después tendréis un gran futuro por aquí..., digo, claro, entre rejas – rió entre dientes –. Me han dicho que, en verano, desde la torre de vigilancia hay unas vistas preciosas, una lástima que no se aprecien desde las celdas.

Creía que todo estaba dicho, y esperaba de verdad que fuera suficiente; disfrutaría viendo a todos ellos encerrados si la pegaban pero, tal como ella misma pensó.. _^<<si me quedara marca, ni siquiera pudrirse allí sería suficiente castigo_^>>. 

Aún así, sólo por si acaso, decidió que si se portaban bien les daría un pequeño caramelo en forma de aviso para hacerles pensar en otra cosa y, ya de paso, librarse de dos pájaros de un tiro, como solía decirse; _^<<y nunca de manera tan literal_^>>, se dijo pensando en el enorme cuervo negro que incluso con aquella personalidad lograba hacerla temblar.

– Entonces..., ¿qué será? – estaba bastante segura de que no iban a pegarla y que, por tanto, como no iban a poder quitarle el colgante por las buenas, aceptarían sus términos. Pero para no arriesgarse demasiado, se preparó para saltar por la ventana si el cerebro de la loca aquella no daba para tantas palabras juntas y había desconectado desde el principio.

Groland no dijo nada a la tontería de Sirya de sugerir darle el medallón a Vortigern, ni sus insultos, pero no pudo evitar agitarse exasperado y mirar a Rash, como buscando su ayuda. El mestizo parecía también algo harto de la chica, pero no hizo nada. En cuanto a Kerri, no parecía estar prestando atención. Cuando Jerinor amenazó a Sirya, pareció por un minuto que Groland sí diría algo, pero Rash reapareció por las escaleras, constatando la ausencia de Arue y mostrándose bastante afectado por ello.

—¡Claro que no está, mago! —protestó Groland, alterado por la discusión—. ¡Ya te lo dije! Habrá salido a atender a algún asunto...

Entonces fue cuando Sirya soltó toda aquella ristra de mezquindades. Aquello terminó de encender a Groland del todo.

—¡Escucha, niñata! —gritó el guerrero girándose hacia la hija del magistrado y levantando una mano con el índice bien erguido—. O empiezas a mostrarnos respeto o yo mismo te azotaré hasta despellejarte el culo, y me suda tres cuartos la polla lo que Baran, Arlen, Shandrill o EL PUTO CONSEJO DE AMN opinen sobre el tema, ¡¿entendido?! ¡No necesitamos a este pueblo para nada! —gritó, y un par de perlas de baba saltaron de su boca. Se señaló a sí mismo con vehemencia.— ¡Vosotros nos necesitáis! ¡¡¡NOS necesitáis!!!

Parecía perfectamente capaz de cumplir sus amenazas. Y alguna más.