Partida Rol por web

- Esto es distinto, Arue - dijo, tras servirse una porción de pescado - Faxlen ya estaba allí cuando nos lo encontramos, y había demostrado que era diestro con el arco. Dices que Sirya puede moverse sin ser vista... ¿y de qué nos sirve eso? 

Negó lentamente, serio. Probó el pescado y asintió para sí, conforme.

- No tengo nada personal contra ti, pequeña - le dijo finalmente a la muchacha - Pero cada vez que salimos de este pueblo y nos hacemos al camino, debemos estar seguros de que probablemente no veremos el mañana. Que tendremos que arrebatar una vida, y todos nosotros ya hemos demostrado que podemos dormir tras mirar a la cara a la muerte. Dime, aparte de robar unas monedas, ¿sabes cómo está de caliente la sangre de un orco cuando mana de su garganta? ¿A qué huele el aliento de una mantícora? ¿Cómo se sanan las heridas provocadas por un ogro sediento de sangre?

Suspiró, apoyándose en la silla. La verdad era que la primera vez que había decidido hacerse al camino, él tampoco sabía ninguna de esas cosas. No había arrebatado una vida, no había sentido un verdadero miedo. Gracias a Groland, a Arue, a Greinh, a Brand, seguía con vida. Sin ellos, sería un cadáver más en la ribera de algún río.

- Esto no es ninguna aventura. Es una vida miserable, que no vale la pena más que un par de veces de cientos. ¿Estás segura de querer vivirla? ¿Y tu padre? ¿No crees que nos hará responsables de lo que te pase si vienes con nosotros?

Groland no contestó nada a Sirya, cuyas palabras por lo demás le confirmaron en su opinión. Tampoco a Kerri, que ciertamente no había hecho más que preguntar (y por buenos motivos), pero cuyo último comentario le enervó. «¡Pero bueno! ¿Qué pretende esta mujer? ¿Qué sea el guardaespaldas de la chica mientras viaja? ¿Qué la adopte y me la lleve conmigo? ¿Estamos locos?» Fue entonces cuando Arue intervino en favor de la chica, soltando como colofón un nada disimulado ataque hacia Kerri. Groland habría contestado inmediatamente a la mestiza acerca de Sirya, pero aquello le dejó bastante cortado.

—Eh... Uhm... Bueno... —tartamudeó, mirando en todas direcciones menos hacia las dos mujeres.

Gracias a los dioses, en ese momento llegaron las camareras y tardaron en desplegar sobre la mesa toda la cena. Para suavizar el ambiente, Groland hizo algunos chistes tontos sobre la cantidad de comida. Por suerte, Rash retomó el tema sin mencionar lo de Kerri. El mago tenía razón en que la vida en el camino es una vida peligrosa y dura, y no apta para cualquiera, pero Groland sabía que eso era algo a lo que muchos podían acostumbrarse. El propio Rash tampoco tenía mucha experiencia antes de llegar a Fairhill... «¿O sí?», dudó unos instantes, mirando a su compañero como por primera vez. «Nah...», resolvió.

—Ese no es el problema —contradijo a Rash, negando con la cabeza y luego mirándole—. ¿Quiere largarse de este pueblo? —Se encogió de hombros, sirviéndose mientras un trozo de pescado.— Estupendo: sí, el mundo es peligroso, pero no mucho más que esta maldita comarca —se permitió bromear—, así que estupendo. —Miró a Sirya, ahora serio.— Ya eres mayorcita y hay muchas cosas que ver ahí fuera: lo entiendo. Es más: incluso te echaré un cabo si viajas en la misma dirección que yo —añadió, como diciendo «¿por qué no?»—. Pero, hasta ahí —zanjó, y enfatizó sus palabras con un movimiento en tajo de su mano—. Tengo asuntos que atender cuando acabe aquí y no voy a andar cuidando de ninguna muchacha.

Esas últimas palabras eran una contestación indirecta al comentario anterior de Kerri, pero ni miró a la sacerdotisa.

—Y luego está el tema del castillo —dijo, lanzando una primera mirada para Arue—. Vale: la chica tiene ciertos talentos y parece que lo ha pensado bien. ¿Y? —Ahora miró a Sirya. Su expresión era ceñuda, pero no había acritud en su tono: sólo determinación y las malas pulgas habituales.— Mira: este es un trabajo peligroso, no uno para novatos. No sabemos qué vamos a encontrarnos allá abajo y no sabemos cómo vas a reaccionar a eso si te llevamos —explicó, y buscó con la mirada, brevemente, cierto apoyo en Rash. Prosiguió al momento—. Incluso si no me importara tu pellejo, me importa el mío. —Se encogió de hombros y manoteó en el aire, como para restarle importancia.— No es nada personal —concluyó, metiéndose un trozo de comida en la boca.

Kerri sonrió a Arue cuando comento que si iba ella por que no iba a ir Sirya, sabia la opinión que tenia de ella y la verdad después de meditar no le importaba, sabia que cambiaría, seguro que lo hacia, aunque costaría, pues su raza no solía cambiar mucho de pensamiento, aun asi no pensaba enfrentarse a ella, para que?, no llegarían a ningún lado. Iba a comentar algo cuando llego la comida, de la que se sirvió algo y fue comiendo mientras escuchaba a Rash y a Groland. Este ultimo pareció no entender que la preservación de la vida era lo importante, pero se lo tomo como si solo fuera él, el que la protegiera, como si fuera su niñera. Esto le hizo gracia a Kerri y sonrió aun mas.
Por ultimo dejo de comer y mirando a todos y después a Sirya dijo:- Bueno, si Arue dice que se mueve bien y es sigilosa no nos vendría nada mal para entrar en el castillo. ya sabéis que yo de sigilosa con esta armadura no lo soy en absoluto y en el castillo hemos dejado cabos sueltos. no solamente esa trampilla que "rezuma magia"*, sino ese cabrón de clérigo orco que escapo. quizás haya vuelto con alguno de sus secuaces. y que mejor que alguien que se mueve bien para decirnos si hay alguien en el castillo o no. Así que por mi puede venir, ya que de todas maneras se va a largar como he dicho prefiero que lo haga con personas competentes como vosotros que con unos inútiles como con los que se fue la hija del Herrero.

Cojo otro trozo de comida mientras miro a Arue y digo con una sonrisa:- Mira Arue, por una vez confió en tu criterio de sus habilidades y estoy de acuerdo contigo en que venga. Espero que esta no sea la única vez. y sin mas sigo comiendo mientras por dentro ya veía incendiarse el interior de Arue y preparar una respuesta**.

Y seguían discutiendo por ella. Quiso volver a participar pero las respuestas y opiniones de unos y otros eran tan raudas y veloces que Syria terminó por cruzarse de brazos, morderse el labio inferior con impaciencia y observarles como si estuviera presenciando una discusión entre sus padres. 

Kerri apoyaba a Arue lo que quería decir que la apoyaba a ella también. ¡Bien! Groland ahora parecía más dispuesto a ello pero desde luego se había ganado la antipatía de Syria para una buena temporada. ¡Y pensar que había pasado cada noche desde que lo conoció pensando en él! ¡Qué desperdicio de tiempo!

No le habían pasado desapercibidas las palabras de de la guerrera sobre magia, trampillas y orcos, pero lejos de asustar a la joven Syria, aquello la entusiasmó aún más. ¡No podía perderse aquello! Por supuesto, Syria no era aún consciente de lo peligroso que sería enfrentarse a todas aquellas cosas. Como la mayoría de los adolescentes solo pensaba en lo maravillosa y pudiente que sería. ¡Se convertiría en la gran heroína del mundo!

Los demás seguirían hablando pero por la cabeza de Syria pasaban combates extraordinarios y frases épicas que diría en los mejores momentos de la batalla.

Arue la exploradora y Kerri la clérigo se habían puesto de acuerdo en que una adolescente sin ninguna experiencia se uniera a ellos en una aventura a todas luces peligrosa. Rashaniel estaba sorprendido, tanto, que dejó de masticar con medio trozo de patata en la boca y observó con las cejas arqueadas a ambas mujeres. ¿Sería todo algún tipo de plan para ser más que ellos - al fin y al cabo, sólo quedaban Groland y él de género masculino - y tener más voz y voto? No, no podía ser. Desde el principio se habían regido por el principio de "una persona, un voto" en la toma de decisiones, sin importar el sexo. ¿Entonces, qué tenía esa chica de especial?

- Hagamos un paréntesis en el asunto de la joven Sirya - dijo, alzando una mano - Y pasemos a evaluar las distintas opciones que tenemos ante nosotros. He estado dando una vuelta, preguntando a gente, sacando información... tengo algunas ideas, pero me preocupa el asunto del Castillo. Shandrill siempre se ha mostrado paciente y comprensiva, pero soy yo, ¿o ahora tiene mucha prisa por que abramos ese sello? No os parece... no sé... ¿raro?

La cháchara de todo el mundo le estaba dando dolor de cabeza...ella era más de acción, no de hablar tanto las cosas. 

Agradeció en su fuero interno que la reunión fuera interrumpida por la comida, y durante algo más de un minuto o dos, reinó la paz y el silencio, ininterrumpido sólo por el restallar de los truenos y el resplandor de los relámpagos en el firmamento, fuera de la posada. El repiquetear de la lluvia era un buen acompañante en casi cualquier momento, al menos en su opinión. 

Pero poco duró la paz, pues al momento volvieron a la carga tanto Rash como Groland. "Ella tiene que tomar sus propias decisiones." sentenció, mentalmente. Al parecer, la conversación había dado un ligero giro y ahora no eran tan reacios a que viniera, pero sí que estaban haciendo todo lo posible por amedrentar a la chica. Aquello le pareció bien a Arue. Era otra prueba que la joven Sirya tendría que pasar. 

Por desgracia, la semi-drow casi se atragantó con un trozo de pescado cuando escuchó a Kerri hablar. Por unos momentos, no daba crédito a sus oídos "¿La clérigo ha fumado algo en el templo? Ahora va de buen espíritu?" pensó, mirándola primero con sorpresa, pero luego entrecerrando los ojos y preparando la flecha verbal...aunque consiguió contenerse, a medias..."Me da igual lo que pienses."

La puerta de la posada se abrió, dejando entrar el aire frío como el hielo por unos instantes.

Una figura encapuchada se recortó contra el firmamento durante unos momentos, mientras la figura oteaba al interior de la posada buscando algo o a alguien. Finalmente, la figura entró, cerrando la puerta y todos pudieron ver a una empapada Ariadne que se despojaba de su sobretodo y lo dejaba en una percha al lado de la puerta.

La bella joven iba vestida con ropajes de abrigo, un chaleco de cuero encima de una camisa de color vino, unos pantalones de una tela gruesa del mismo color, unas botas altas negras, y una fina capa que le llegaba hasta la cintura solamente, de color azul eléctrico, que hacía juego con sus ojos. Parecía haber encontrado tiempo para asearse, y ahora su hermosura llenaba la posada, atrayendo vuestras miradas hacia ella. 

De debajo del sobretodo había sacado la preciosa arpa que el Ettin le había arrebatado y que, con vuestra ayuda, había recuperado. Se acercó con pasos majestuosos a vuestra mesa, cerca de la cual realizó una graciosa reverencia "Mis señores, permitidme que os agradezca, una vez más, el gran favor que me habéis hecho, ya no solo a mí, a mi padre, y al pueblo, por extensión. Mi padre ya no era el mismo desde que me fui, y su melancolía lo ahogaba tanto a él como a su trabajo. Al ser el único herrero del pueblo, Fairhill hubiera tenido ciertos problemas de abastecimiento...bueno, estoy ensalzando demasiado a mi padre y no me quiero alargar. Gracias. De verdad. No quiero molestar más. Voy a calentarme al lado del fuego, perdonadme."

Una nueva reverencia y unos gráciles pasos la llevaron a sentarse en uno de los taburetes altos que estaban cercanos a la barra, donde apoyó el arpa mientras se quedaba mirando la puerta de la cocina... de donde salió Glarian con presteza fundiéndose en un abrazo con la joven, hablando en susurros entre las dos, visiblemente emocionadas. La misma muchacha parecía ligeramente diferente, algo más madura. 

Al poco, la muchacha se alejó con un vaso entre las manos, y su arpa, hasta la mesa del rincón más alejado, cerca de la chimenea, donde inició una suave y delicada tonada "ésta canción es para vosotros, mis héroes." os dijo desde allí.  

Una suave y dulce melodía sonó durante la cena, que os acompañó durante largo rato. 

La conversación cambio de tercio cuando Rash volvió a retomar la conversación insinuando que quizás Shaldrill se estuviera poniendo nerviosa, o quizás sabría algo mas sobre el castillo?. Aun así Kerri estaba con ella por lo que dijo bajando la voz para que solo la escucharan ellos:- No es bueno dejar las cosas a medias, tener magia en ese sitio sin saber que es lo que hay a unos kilómetros de Fairhill es muy peligroso, Aunque si quiere que vayamos después de enterarse que hemos acabado con un Oso-Buho, y unas manticoras supongo que no creerá que eso podrá con nosotros. Aun así yo también quisiera acabar con eso para centrarme luego en el resto de la región, incluido ese Ettin si aun sigue por aquí, no podemos dejar cabos sueltos que puedan amenazar a honrados ciudadanos.
Luego Arue la mira diciendo una de las frases suyas a lo que indiferente miro para Sirya, momento en el que entra Ariadne, para darnos las gracias otra vez.
De repente se me ocurre una idea y la pongo en practica diciendo a Sirya:- Sirya, quieres saber lo que es la aventura?, Pregúntala a Ariadna por su aventura, ella también se fue con un grupo de aventureros, luego ven y cuéntanos que sacaste en conclusión y que es lo que quieres hacer.

El mago sonrió a la joven cuando llegó, agradeciendo su tonada. El incidente con el Ettin era sin duda algo para recordar, crear una historia o una canción y transmitirla durante años en el pueblo. O eso pensaba él, que había conseguido engañar - no sin muchísima suerte - a la criatura y luego escapar por los pelos.

- Primero quisiera regresar al nido de las mantícoras - dijo, mirando a Arue, luego a Kerri - Y si decidimos hacer lo del castillo... bueno, hay un tema que quisiera comentar con vosotros. Pero primero quiero tu opinión Groland.

Uf. Y ahora le mandaban a escuchar la "tremenda" historia de Ariadne. Lo cierto es que Sirya ya estaba decidida y estaba tan impaciente por salir de aquel lugar que la mera perspectiva de escuchar a la mujer le parecía una auténtica pérdida de tiempo; además, ¿no acababa Arue de ensalzar sus habilidades? ¿Acaso ahora querían quitársela del medio para poder hablar en su ausencia?

Pero claro, si se negaba podría ser que Kerri le retirara su apoyo y desde luego quería con aquel grupo. No porque sola no creyera que podría salir adelante, sino porque consideraba que en grupo una aventura se disfrutaba más.

- Vaaale...

Accedió con desgana. Se levantó y se dirigió a la mesa de al lado, siempre pendiente de que no se marcharan de allí sin ella. Saludó a Ariadne y le pidió, de buenos modos, que le contara alguna de sus aventuras.

Esto va a ir para largo...

Groland había respondido a los agradecimientos de Ariadne escuetamente y restando importancia a lo que habían hecho. Ahora estaba observándola tocar y escuchando la melodía. Asintió a la sugerencia que Kerri le hacía a Sirya. «Quién mejor que Ariadne para quitarle las ganas de meterse en líos». Cuando Rash le pidió su opinión...

—Sobre la expedición al castilo, la cosa va así: me da igual la prisa que tenga lady Shandrill. No sé por qué es y no me importa —añadió, a pesar de la enorme reverencia que tenía por la elfa—. Ella no va a hacer el trabajo: no va a decidir cómo hacerlo. El castillo ha estado ahí mucho tiempo, con el sello intacto, y no ha pasado nada real... —Se refería a los ataques de algún tipo de chupasangre de los que se hablaba en el pueblo.— ...que no puedan haber sido las malditas estirges del bosque. Además, no sabemos lo que hay allí dentro, detrás de un sello mágico, y me preocupa que no seamos capaces de hacer el trabajo solos nosotros cuatro, incluso con Jerinor —explicó, refiriéndose obviamente a Arue, Rash, Kerri y a sí mismo—. Por eso mismo, he enviado cartas a un par de amigos míos bastante capaces —reveló, lanzando una significativa mirada a Sirya: «No te vamos a necesitar» se podía entender—. Les he dicho que vengan, a cambio de una parte de lo que encontremos. No sé si lo harán, pero les he dicho que les esperaré un tiempo. —Groland también reveló hasta cuándo* había dicho en las cartas que esperaría—. Durante ese tiempo podemos prepararnos. Incluso podemos ir allí un día, a ver si descubrimos o se nos ocurre algo. —Espero unos segundos antes de continuar—. En cuanto a lo demás, me parece buena idea volver a la cueva de las mantícoras: puede que encontremos algo interesante —dijo con una mirada de complicidad hacia Arue y Rash—, o descubramos que alguna aún sigue viva. Eso habría que solucionarlo —aceptó—. Pero no me quiero meter en este bosque más de lo necesario: donde hay un oso-búho puede haber más, y cosas peores —advirtió—. Del gigante de dos cabezas, yo me olvidaría: es un trozo de carne que no nos cabe en la boca. Aquí ya están advertidos y es cuestión de tiempo que la noticia llegue a los pueblos vecinos.

Su oposición a que Sirya les acompañase al castillo, o a viajar con ella una vez dejado Fairhill atrás, estaba más que expresada. La sugerencia de Rash de dejar ese tema de lado le pareció una buena idea. También decidió que no era el momento de intentar suavizar la tensión que había entre Arue y Kerri. En cambio, le intrigaba qué tenía en mente el mago.

- Estoy de acuerdo, no me corre ninguna prisa alterar un sello que lleva... no sé, ¿siglos? Intacto. Además... - se pasó la mano por el cabello, colocando un mechón tras la oreja. Pasó a bajar el tono - Veréis, he conocido a alguien. Es el guardabosques de la zona, un mestizo como yo. Él tiene... alguien a quien podemos ayudar, y está relacionado con el castillo. No sé, quizás podríamos ver todas las cartas de la baraja antes de decidir a qué jugamos, ¿no? ¿Se dice así?

miro alternativamente a Groland y a Rash después de sus intervenciones y al final comento:- Me parece bien esperar si es por dos que estén capacitados para el trabajo, aunque ese tiempo como has dicho, Groland, podríamos ir un día a revisar la zona externa al sello y comprobar que no han vuelto los putos Orcos. También ir a la cueva de la manticora y verificar que no haya mas agresiones por su parte y añadiendo esto a lo que dice Rash, me parece que ese Guardabosques que mencionas, podría darnos otra visión, y si esta relacionado con el castillo, ayudarle a el quizás sea ayudar a Fairhill. pero lo mas importante, confías en el?.
Luego espero las replicas y contestaciones, la verdad es que esperar unos días no hacia mal a nadie, no se iba a romper el sello mañana así sin mas... o al menos eso pensaba Kerri.

El guerrero no temía por su plan: sabía que tenía el apoyo de Rash y de Arue. Sin embargo, encontrar que la clériga también lo aprobaba fue un pequeño alivio. Algo parecido a un consenso iba cogiendo forma, y eso le gustaba. Incluso veía bien visitar la cueva de las mantícoras e investigar el castillo mientras esperaban. «A eso sí puede venirse la chica, si le dejan», pensó. «Si nos mantenemos en camino conocido y no hacemos tonterías, no debería pasarle nada, pero con suerte se lleva un buen susto y se le quitan las ganas de aventura». Y le parecía bien ayudar a alguien que lo necesitase... Pero algo en el tono de Rash le turbaba. ¿Por qué se mostraba tan misterioso? Ya estaban hablando abiertamente de investigar el castillo, eso no podía ser. No: el mago sabía algo importante que no les estaba diciendo.

—Hm —gruñó, mirando con suspicacia a su compañero—. Claro, podemos ayudar, si no es algo muy peligroso… ¿Qué es lo que sucede?

Asintió, conforme de sus dudas.

- La verdad es que yo tampoco sé mucho del tema. Ese mestizo quería ayuda con una amiga que necesitaba ayuda tras nuestro paso por el castillo. Estoy convencido de que tiene que ver con ese sello. No me gusta - Rashaniel jugaba con su tenedor sobre la comida como un niño - Pero no quisiera hacer algo sin conocer toda la historia. Si estáis de acuerdo, mañana podemos regresar a la cueva y después buscarle. Lo primero es lo primero. ¿Por qué no te vienes, muchacha? Cabalgaremos durante horas atravesando el bosque. Es una buena manera de ponerte a prueba.

- si debemos movernos cuanto antes, si esta de nuestro lado siempre lo averiguaremos antes y si es del lado contrario, bueno, cuanto menos preparado este mejor. así que si no tenéis inconveniente, como ha dicho Rash, podríamos salir mañana temprano a la cueva de las manticoras y finiquitar ese asunto, para después ponernos con lo de Rash.

—¿Tras nuestro paso por el castillo? ¿Con el sello? —«Vale: era esto. Este era el motivo de tanto misterio».— ¿Y no dijo nada más? —Groland rumió la cuestión durante unos largos instantes.— Sí… Me parece bien hablar con él.

El cormyriense ya había decidido hacer este trabajo sí o sí, por peligroso e imprudente que le pareciera, pero incluso él entendía que era mejor hacerlo bien informado. Lo que ya no entendía eran las sospechas que parecían compartir Kerri y Rash sobre todo el asunto. «Flowright también», se preguntó. La mestiza era un libro cerrado para él, y esta noche se mostraba especialmente muda, pero parecía aprobar lo que se estaba diciendo. Prefirió no poner aquello sobre la mesa delante de la clériga. Se encogió de hombros y agarró su jarra de cerveza.

—Pues a comer, a beber y luego a descansar —dijo alzando la bebida—, que mañana tenemos cosas que hacer.

Aún quedaba saber qué opinaba Arue de todo aquello y si la hija del alcalde iría con ellos, pero aún quedaba noche por delante.

La aparición de Ariadne hizo que Arue soltara un bufido por lo bajo, permaneciendo callada y medio-ausente durante la diatriba de la rubia humana. Un escueto "de nada" fue todo lo que salió de sus labios al despedirse la mujer e irse hacia la parte más alejada de la posada, junto a la chimenea. 

Ante el resto de conversaciones no dijo nada tampoco, hasta que Groland mencionó lo de esperar durante bastante tiempo, de dos a tres dekhanas casi seguro, y era probable que más, teniendo en cuenta que los caminos estarían en breve cerrados por la nieve. "Escuché en el mercado a los comerciantes. Se iban ya porque si tardaban unos días más, encontrarían los pasos de las montañas cerrados." 

Luego, como pensándolo un poco más, añadió, "A mí tampoco me apetece estar aquí encerrada durante varios días seguidos. Te acompañaré como prometí, Groland, pero si mientras tanto hay algo que hacer, mejor moverse." 

Cuando te acercaste, Ariadne no interrumpió su canción, sólo dejó de cantar en voz baja, pero sus dedos seguían tocando la deliciosa y dulce melodía que llenaba de música el ambiente de la posada. 

"Dime, Sirya, ¿en qué puedo ayudarte?" Te preguntó, casi susurrando, con su bonita voz. 

En cuanto le mencionaste que querías saber de su aventura, la muchacha torció ligeramente el gesto, frunciendo el ceño y poniendo morritos, pero asintió. "Está bien. Me servirá de recordatorio y para reflexionar, pero entenderás que te cuente una versión resumida." 

Sus manos, en continuo movimiento, nunca dejaron de tocar el arpa, mientras seguía hablando. "Vinieron al poblado un grupo de aventureros, con un líder joven, carismático y guapo. Por supuesto, era un bardo, algo en lo que yo ansiaba convertirme. Con sus alabanzas y lisonjas, consiguió conquistarme y arrebató el amor que le profesaba a mi padre, para tenerme prendada de él y de cada una de sus palabras. Huelga decir que, por mucho que mi padre me advirtió de él y de sus compinches, que no eran del todo buena gente, yo no le hice caso. La cuestión es que Shandrill y tu padre, Arlen, como sabes, les solicitaron ayuda, pero se negaron y se fueron. No importa ahora las razones, la cuestión es que a pesar de venderse como un grupo de aventureros, se aprovecharon de la hospitalidad de Glarian y de Shandrill, y se fueron....y yo, tonta de mí, me fui con ellos creyendo a pies juntillas todo lo que me decían. Al día siguiente de irnos, sin habernos alejado demasiado de Fairhill y tras la cogorza que pillaron mi novio y sus acompañantes con el vino comprado aquí, el Ettin de dos cabezas nos sorprendió y nos capturó. A...a mi novio lo aplastó de un golpe, con un árbol. El resto estaban tan borrachos que ni siquiera pudieron despertarse. Cuando quisieron darse cuenta, estaban todos, todos, dentro de sacos. Yo me salvé porque al verme quedó prendado de mi, y quisieron los dioses que me pusiera a cantar con los ojos cerrados para no ver lo que me iba a hacer...y resultó que se enamoró de mi voz. El resto es demasiado escabroso. Se alimentó de los cuerpos de mis compañeros muertos, y a mí me mantuvo encadenada a él. Me arrebató el arpa y me obligaba a cantarle para entretenerlo. Lo curioso, es que de sus dos cabezas, una era malvada por completo, y la otra, buena y amable, aunque algo cobarde. La cabeza buena sólo me hablaba cuando la otra dormía, y me daba de comer y de beber, pero nunca me soltaba, por miedo a recibir castigo. Y bueno, el resto ya lo sabes...llegaron ellos y entretuvieron y engañaron al bueno lo suficiente hasta poder abrir mi cadena y que les diera mi arpa y oro, y salimos corriendo, cuando el malo se despertó y se dio cuenta de lo que había pasado. Nos fue por un pelo, pero tus amigos sí son valientes. Se arriesgaron por mí, sin conocerme de nada, sólo por las lágrimas de mi padre. Son verdaderos héroes."

Tras una pausa donde los ojos de ella brillaron durante un momento como si sendas lágrimas fueran a caer de sus ojos, te dijo "Esto me enseñará a no fiarme del primer guapo lengua-meliflua que pase por aquí. Lo importante no son las palabras, Sirya, si no los hechos. Fíjate en los hechos, dicen mucho más de alguien que sus palabras."

Y con eso, se despidió de ti. "Y ahora, si no te importa, me gustaría seguir con mi canción...y luego me iré a descansar, que mañana tengo un duro día." 

Mientras Sirya se acercaba a la mesa de Ariadne y hablaba con ella sin que la música se detuviera en ningún momento, tal era la habilidad de la muchacha con el Arpa, la puerta de la posada se abrió y entró un semi-elfo con un sobretodo totalmente empapado, que tras quitárselo y dejarlo en la entrada, se acercó a vuestra mesa. 

En lo primero que os fijasteis del desconocido semi-elfo es que ya era un semi-elfo entrado en años, con el pelo completamente blanco, pero dada su sangre élfica, mantenía aún la tez joven en apariencia, aunque las pequeñas arrugas en las comisuras de los labios y en los bordes de los ojos, le delataban para un avispado observador. 

"Hola, soy Herl. Imagino que vuestro amigo os ha contado ya lo que le he pedido. ¿Tenéis respuesta para mí? ¿Vais a ayudar a mi amiga?" 

Sus ropajes le delataban como un explorador o persona relacionada con los bosques, además de su arco y sus espadas.