Partida Rol por web

Alarico asiente a las palabras de Fedora.

- Estoy de acuerdo con Fedora. Miremos primero a donde nos lleva el rastro y, luego, si ese rastro resulta ser una falsa pista, o cuando hayamos obtenido de la misma todo lo posible, volvamos a ver ese barco. Hay que priorizar, y como bien se ha indicado, eso es lo primero. En cuanto a las desconfianzas... dudo que Ramond nos lleve a ninguna trampa. Al fin y al cabo estamos actuando por orden de su señor, y confío en que cumpla con su cometido. Tiene más que perder que ninguno. Continuemos, pues, antes que los dos perros desaparezcan y los perdamos. ¿Corvino os parece?

Sapo se quedó mirando al clérigo fijamente. No entendía lo que sus palabras decían puesto que Ramond quería ir por otro lado al rastro encontrado por Corvino. Es lo que solía pasarle. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para comprender a la gente. En eso los animales eran más fáciles para Sapo, por eso prefería ir donde el perro indicaba.

-Era macho -respondió tardíamente Genann, que observaba a su alrededor y escuchaba con una atención inusitada-. Pero también es cierto que tanto el perro con el que hablé como el desgraciado que lo azuzó contra mí, mencionaron que eran tres los perros y que los otros habían desaparecido. Lo que no sé es si eran hembras o no.

Luego miró a unos y a otros mientras hablaban y determinaban a dónde ir.

-Quiero deciros que en esa dirección -y señaló con el dedo aquella que Ramond estaba obstinado en seguir, se escucha el sonido de un violín. Tras ello, se encogió de hombros-. Malocchio habló de una cabaña, creo. Quizá esté habitada, habitada por alguien que ama la música.

—¿Que si me vio el tipo del barco?— Se giró a responder al gnomo. —Pues no lo sé, maese. A decir verdad tan sólo eché un vistazo rápido y volví enseguida. Tal vez si, tal vez no, pero yo diría que parecía demasiado concentrado en acertar al río como para fijarse en mi. —

No le dio demasiada importancia a los comentarios de Ramond. Al parecer el tipo ya les había llevado hasta el lugar que buscaban y no hacía mas que protestar, así que si por Corvino fuera podía irse de vuelta al castillo o al carajo si lo prefería.

Pero decidió no decir sus pensamientos en alto, resopló para calmarse (y porque aún seguía fatigado por la carrera a lo loco por el bosque) y tras tranquilizarse un poco le dijo de una manera sosegada: —Tranquilo Ramond. Agradecemos su ayuda, de veras, pero no sea impaciente, por favor. Esto es una investigación y necesitamos tiempo para meditar y decidir nuestro siguiente paso.

Volvió su atención hacia el rastro que su sabuheso había olisqueado antes, azuzado por la solicitud de Alarico y de Sapo de seguirlo. También estuvo atento a la opción alternativa de Genann de ir a la cabaña.

—Bien. Creo que el rastro de los perros va por aquí.— Señaló en una dirección —¿Vamos a seguirlo o nos dirigimos a donde se supone está la cabaña?—

Quiora se impacientaba con tanta charla y lo dejaba ver con unos golpecitos con el pie en la hojarasca del denso bosque.

- Bueno, os decidís o qué?

Y tú, campeón -era el apelativo cariñoso con el que la semiorca se dirigía a Ramond- qué sabes de ese barco, de quién es? Y qué demonios puede haber en el río para que le esté pegando tiros con la varita como un loco?

Si tuviese buen corazón, seguramente diría a sus compañeros de ir a ayudar al tripulante de aquel barco, pero ella era una hembra  ante todo práctica. Si no le servía para la misión, bien podría comérselo los cocodrilos o lo que fuera de lo que se estaba defendiendo.

La aparición del barco, y de un tripulante con arma de fuego.. algo raro de encontrar, solo conocía de oídas las armas de fuego, pero se decía que eran poderosas y que cualquiera podía manejarlas tuviera poder mágico o no, la curiosidad la aguijoneaba para ir al barco, pero esa no era una alternativa ahora, todo se limitaba a buscar la cabaña o el rastro de los perros.

- No entiendo de rastrear, pero ese rastro tiene el tiempo suficiente como para ser del día de la desaparición de Aderre? O es fresco y no tiene nada que ver con la buscamos, si averiguamos eso ya podemos decidir, antiguo vamos a seguir el rastro, moderno vamos a la cabaña, no es lo más lógico?

Como cada vez que se junta un grupo amplio de personas, las opiniones eran dispares, pero se tenían que poner de acuerdo para avanzar o no se quedarían atascados. 

Contrariada por todas las opiniones y viendo que la mayoría quería ir a ver que pasaba con los sonidos de disparos, aunque Fedora seguía pensando que se trataban de varitas mágicas de dudosa calidad, la norteña dió su brazo a torcer, que no era poco.

- ¡Da, da, da! ¡Estarr bien! Irr a verr disparros, perrderr tiempo y luego irr a lugarr que indicarr Rramond... ¡Uffffff! - Suspiró a regañadientes mientras acariciaba a Mandryva.

- Vamos Mandrryva. - Dijo mirando a Rramond de reojo. - Esperrar un momento hasta verr que susederr con rruido de varritas mágicas barratas, Rramond... - Y tiró de las riendas para proseguir la marcha con el resto del grupo.

-¿Y si simplemente nos separamos en dos grupos? -dijo Genann ingenuamente-. Nos podemos morir de asco tratando de decidir qué hacer y nos crecerá musgo entre las ingles. No es algo bueno, os lo digo yo. Pica mucho. La verdad es que somos un grupo numeroso. Nada menos que diez. Algunos estamos cansados de la caminata y dudo que sirvamos de mucho si perseguimos a las dos perras. Acabaremos retrasando al grupo y al final, no servirá de nada el esfuerzo. Cinco de nosotros podemos seguir la dirección del violín, que coincide con la de Ramond y el resto os vais a la caza de esos chuchos. En cuanto a los rastros, hay pisadas por todas partes, viejas, posiblemente de toda la soldadesca que estuvo buscando en su dia a Aderre -señaló respondiendo a Menon-. Cuando terminemos, basta con que nos reencontremos en este mismo punto, en esta encrucijada. Y si un grupo se retrasa más allá de lo aceptable, vamos en su busca. Corvino, si quieres, deja que tu perro me huela bien para que pueda rastrearme llegado el caso. Y aunque no soy un rastreador en sí, sí puedo ver vuestras huellas llegado el caso. Y si sumáis alguna rama rota o cosas así, será más fácil. ¿Cómo lo veis?

- Dividir es una solución para el problema.- Aunque también los debilitaba.- Pero hay tres cosas que investigar, aunque el barco, como he dicho, no se va a mover de ahí. La música es algo que gusta a los vistani.- Lo que confirmaba sus sospechas de emboscada.- El rastro de las dos perras es reciente, Menon.- Explicó al psiónico. Sapo acarició a Lentejuela detrás de las orejas y la susurró que siguiera al pero del viejo.

Heian Nailo no había sido capaz de articular palabra en toda la caminata, tampoco era nada raro en él visto. Todos empezaban a acostumbrarse a que el artesano del sombrero iba de allá para acá pero parecía ser un hombre de pocas palabras. Así que, respirando profundamente procuraba seguir el ritmo de sus compañeros para no retrasarles.

Por suerte, y para haber pasado mucho tiempo viviendo bajo techo, estaba ligeramente en forma y aún no se había fatigado por morverse a tanta velocidad.

Después respiró hondo cuando el resto de sus compañeros pararos para decidir qué dirección debían tomar. Pero él no dijo nada, no decidiría qué camino iba a tomar hasta que no viera cómo se dividía el grupo. En cualquier caso se situó cerca de Sapo que hasta ahora era el único con el que había coincidido antes y con el que había logrado intercambiar algunas pocas palabras.

Mientras esperaba se sentó en el suelo y se puso a jugar con su sombrero mientras retomaba algo aire para poder seguir el ritmo que llevaban hasta ahora.

Dividir? Qué hay que dividir?- dijo balanceando el hacha, dispuesta a partir aquello que tenía que ser dividido.

Obviamente no se estaba enterando mucho de la discusión. Seguramente alguien le iba a tener que decir a dónde ir.

Era muy injusto que Fedora pudiese llamar a Micelo "Sapo", el más vil de los animales de charca, y que no se permitiese a Ramond referirse a Micelo por su raza. Casi le dieron ganas de cerrar el pico y guardarse las cosas para sí. Pero había un par de preguntas de Quiora a Ramond que debían ser respondidas...

No tengo ni idea de porqué alguien querría disparar a un río ni sé nada de un barco llamado Virago. De todas formas solo hemos oído dos pistoletazos.

Gracias, Ramond, por tu inestimable aportación al grupo. ¿Qué habría sido de ellos sin ti? El perro de Corvino empezó a olisquear la entrepierna de Genann con desinterés, y solo porque le obligaron y tiraron de él. El noble can tiene entrepiernas más olorosas que seguir a su derecha.

Mientras, el tiempo seguía corriendo y las dos perras... las dos perras también seguían corriendo. Alejándose.

- Porr separrados somos más débiles. Nosotrros permanecierr unidos - Dijo mirando a Menn, Quiora y Sapo, los camaradas con los que llegó a aquel lugar.

Ante las opiniones de propios y extraños y sabiendo que no era la mas lista del lugar, Fedora siempre se ofrecía a seguir a la mayoría, pero tenía predilección por continuar con su grupo inicial, pese a que la propuesta del druida era respetable, en todo caso. La norteña miró con el rabillo del ojo a aquel extraño de sombrero aun mas extraño. No entendía porque les seguía, sin hablar y siempre sonriendo.

- ¿Que pasarr tu? ¿Comerr lengua gato? - Le preguntó, tratando de despertarlo de la entropia en la que parecía estar inmerso.

Tras eso, volvió su mirada hacia Quiora, a la que tenía en alta estima por sus dotes guerreras, aunque algo menos por sus modales.

- Quiorra, yo pensarr que violín sonando en lugarr donde encontrrarr Malochio serr mas imporrtante, perro la mia experriensia desirr que debiluchos tenerr más cabesa que fuerrsa. Así que si ellos querrrerr seguirr rrastrro, nosotrras haserr trrabajo de escoltarr a estos dos. - Dice señalando con la mirada a Menon y Sapo. - Perro después irr dirrección de violín de una vez. - Sentenció al psiónico y al ilusionista.

-Yo iré con el grupo que haga más falta, la decisión que tomen, estará bien para mi.-comentó Alanis seriamente, mientras avanzaba por el bosque junto con sus demas compañeros de la expedición.

Dividir el grupo podría ser útil pero los debilitaría ante futuros encuentros, pero dada la efusividad de Fedora ante la idea de ir a por la música, ya sabía que su elección estaba decidida.

- Está bien veremos que pasa con esa música, es una elección tan buena. Si nos separamos puedo hacer un enlace mental con alguien del otro grupo para que estemos en contacto, aunque de momento sólo puedo hacer que dure 10 minutos.

¿Enlace mental? Qué brujería mas rara practicaba este hombre. Nunca había oído hablar de ella. Recordó que en algún momento la había llamado sico-no-se-qué.

—Pues vale. Vosotros sabréis si queréis dividiros. No me parece buena idea, pues el bosque es peligroso aun de día, pero allá cada uno.—

A pesar de ello, algunos miembros del grupo tenían razón. Estaban perdiendo el tiempo y el rastro podría perderse.

—Si se os hace muy tarde sugiero que paséis la noche en la cabaña a la espera del amanecer antes que intentar atravesar el bosque de vuelta al castillo de noche. Estas tierras son muy peligrosas de noche y es muy fácil perderse en un bosque de noche, por no hablar de los lobos. Los hay del tamaño de un caballo.—

—Voy a seguir el rastro de los perros. Quienes quieran seguirme, que me siga. Los demás ya sabéis por donde está la cabaña o el río. Sé como orientarme en el bosque, así que si logramos dar con los perros volveremos los que me acompañen y yo de regreso hasta la cabaña. ¡Nos vemos!— Empezó a avanzar en dirección a la profundidad del bosque siguiendo el rastro y sin mirar atrás.

El gnomo montado en su mula ya había tomado una decisión. Seguía a Corvino. Lo demás y los demás, le daba igual. ¿Qué haría ahora Fedora, cuando los cabezas pensantes se decantaban cada uno por una opción distinta? ¿A quién sería leal? El problema de Fedora era mayúsculo pues, dada su psicología interna, puede que sus múltiples personalidades pugnaran por tomar decisiones también diferentes. ¿Quién vencería?

Genann no había podido evitar taparse la entrepierna ante el olisqueo del perro de Corvino, un olisqueo acompañado de una mirada turbia que confundió al druida y que no le gustó un pelo. Habiendo perras por ahí y habiendo podido olfatear sus prendas, ¿por qué arrimaba su hocico a sus pelotas?

Suspiró de alivio cuando el animal se separó y viendo que Corvino y Sapo se encaminaban tras el rastro de las perras, no lo dudó y comenzó a caminar hacia el punto en el que había escuchado el violín, tras asentir a las palabras del explorador.

Era hora de que cada uno decidiera su dirección, a sabiendas de que aquella era una separación temporal. Entendía lo que decían de debilitar el grupo, pero si ante un conflicto no había solución unánime posible, ¿no era mejor diversificarse? No eran árboles inamovibles, anclados al suelo.

-Hasta pronto y suerte -dijo con un saludo de su mano derecha al alejarse.

Nailo sonrió a Fedora cuando le preguntó qué es lo que le pasaba. Realmente no se molestó en contestarla, el tosco común que poseía no le invitaba en absoluto a mantener una conversación, así que no creía que fuera el momento de abrir la boca, a pesar de que se había dirigido directamente a él. 

Después vio que el anciano tomaba la decisión de seguir la dirección de las perras y Sapo espoleó a su mula para que lo siguiera. Eso hizo que el sombrerero tomara una decisión sobre qué camino tomar y siguió a ambos. Confiaba en que llegada la hora no tuviera que arrepentirse de su decisión.

Tal como ya indicó (aunque era probable que no todos entendieran sus palabras) el clérigo va con Corvino, siguiendo el rastro que olfatean los perros.