Partida Rol por web

Stephon por mitad del pasillo cuando escucho la puerta abrirse detrás suya y lo llamaron. Se giro y voy al mago acercándose a él.

Escucho lo que tenia que decirle y asintió.

-Olvidaos de tropas, los únicos efectivos útiles que cuenta el castillo somos nosotros, la poca guardia que hay en el castillo es simbólica, por lo demás hay unos cuantos criados por el castillo. La guerra fue dura para el reino Señor Mordred, por lo demás, si queréis hacer un inventario id a preguntar a los criados, ellos llevan muchísimo mejor que yo este tema. Y sobre el tema de instalaciones tenemos unos preciosos establos vacíos, una poderosa herrería sin herrero y unos cuarteles prácticamente sin tropas. Si necesitáis información mas detallada sobre la fortaleza en mis aposentos del cuartel tengo los planos de la misma para que los estudiéis.- Le saludo con un movimiento de la cabeza, e hizo ademan se girarse cuando volvió a escuchar su nombre.

Esta vez le llamaba el joven Brangwin, conoció a su padre, fue un buen soldado. Tras escucharle, le contesto. -Se de buena tinta que Hextor dejo preparados aposentos para los posibles aventureros que respondierais a su llamada. Id a preguntarle a los criados.- Se volvió a girar. -Seguidme ambos y os conduciré a donde están los criados.-

Los llevo por el castillo a donde estaban los criados, y se despidió de los dos con una leve reverencia. Había cambiado de opinión, no tenia ganas de ir al cuartel, se fue al patio y se puso a entrenar.

ras escuchó todo lo que sus compañeros compartieron en el salón principal del castillo. Guardó silencio durante todo ese tiempo mientras reflexionaba. Finalmente se atrevió a hablar. Si me permitis, mi señor. Dijo haciendo una genuflexión y pidiendo permiso para tomar la palabra antes de avanzar un par de pasos y hablar a la anciana. Anciana Kalem, ¿podríais ser más precisa en vuestras palabras? Decís del secuestro de unos arqueros, que obviamente sería de gran ayuda contar con ellos en nuestras filas, pero...a mi parecer se os ha olvidado lo más importante. ¿Conocéis el número de miembros de aquellas bestias? Decís conocer la ubicación, ¿A cuántos días de esta fortaleza se encuentran?El sacerdote quería conocer todo lo que aquella mujer pudiese contarle para tener más información sobre la cuestión. Quizá fuese absurdo enviar algo más que hombres de combate, si únicamente se trataba de una decena criaturas. Toda información era poca.

Finalmente concluyó: ¿Toda esa información que poseéis viene dad por la experiencia o es que disponéis de algún poder que desconozcamos?

Habían pasado varias horas desde que habíamos partido del castillo, solo esperaba que a mis nuevos compañeros les fuera mejor que a nosotros...

Cuando por fin pudimos estar a solar con Hextor, hice una pequeña reverencia antes de empezar Mi señor, no hemos podido averiguar nada mas allá de lo que dijo  Kalem. Aunque si hemos tenido éxito con la idea de Milus, hemos plantado una serie de rumores, esperemos que eso mantenga alejado a los hombres de su hermano. 

Tras decir las novedades, me quedo unos segundos analizando a Hextor antes de continuar Supongo que usted conoce mejor a Kalem, todo indica que es de fiar y tal vez sea eso lo que me hace desconfiar tanto de esa vieja serpiente!

Héxtor dio a cada uno en su momento permiso para que se retirasen, tras haber sido acordado todo lo que se podía en aquel momento.

Resopló viéndose libre, deshaciéndose de los pertrechos y poniéndose algo más cómodo. Aquellas armas que ceñía eran herencia familiar, de lo poco que quedaba del reino. Pronto tendría buenos servicios que ofrecer a sus hombres, no aquellas dependencias y simple pan y vino (por el que deberían matar para asegurarse, de todas maneras). Se refrescó la cara con el agua y se pasó la mano por el pelo corto, en punta, y acarició la cicatriz, que no había cuajado del todo aún. Apretó los dientes por toda aquella injusticia, ¡se supone que un señor tiene que estar pertrechado como UN SEÑOR! ¿Y qué tenía él? Apenas una fortaleza que llamar castillo, su brazo y el de unos cuantos a la vez. Y viejos aliados de su padre que le miraban tan por encima que asumían el liderazgo casi sin darse cuenta, más por lástima que por malicia.

No lo iba a permitir.

Llevaba toda la vida teniendo que tragar mierda de un palo u otro; llamarte Héxtor difícilmente te hace el hombre más querido del mundo. Pero uno se acostumbra a todo, y lo que no te mata te hace más fuerte, o se te queda clavado de por vida atormentándote en las frías noches de invierno. Podía confiar en Stephon, y en nadie más. A él no le había importado cómo se llamase, y él le contestó siendo mucho más dedicado en el oficio de la guerra que el pusilánime de su hermano, que esperaba que se retirase en su momento si sabía lo que le convenía... todos sus trucos no le salvarían, y pese a que estaba decidido, seguía siendo sangre de su sangre. Es difícil decidirse tanto.

[Castillo de Héxtor - Varias horas después]

El caballero asintió y apretó el gesto ante lo que le decía Khatano. Se lo esperaba, pero seguían sin ser las mejores noticias... lo de los rumores podía ser un triunfo, o en el mejor de los casos no les perjudicaría.

-Parece... ansiosa por servirme como mejor sabe.

Dijo, y no explicó más. Ni hacía falta, a buen entendedor.

-No creo que los mantenga alejados. Deberíamos estar preparados para lo peor. Pero al menos una guarnición de tres quedará en el castillo... por pocos que seamos, no pienso arriesgar nuestra base. Ni con un plan infalible.

Ligeramente desanimado porque al parecer mi apunte había caído en saco roto, decidí salir de la habitación hasta que se volviera a requerir mi presencia y empezar a hacer mi trabajo en cuanto pudiera, por lo que fuí en busca de la herrería cruzándome con algunos de los que ya había dejado el lugar y permanecían hablando en los pasillos.

Fue así como descubrí que el maestro de armas parecía ser de poca utilidad para algo más que su labor, o como el supuesto nigromante parecía disponer de una ansia terrible por hacerse hueco entre la camarilla del pobre príncipe, porque si, resultaba obvio allá donde se mirase que Hextor no gozaba de grandes cámara llenas de oro y joyas.

Aunque claro, las primeras impresiones siempre pueden ser equivocadas, por lo que evité que mi cabeza cayera en esas ideas y se centrara en lo más objetivo, como el estado de las defensas de la fortaleza en caso de que Heironeus reuniera las tropas para atacar o el estado del equipo de los pocos hombres de armas con los que me encontraba en mi camino, algo bastante más dificil de hacer que decir porque tampoco perdí tiempo solicitándoles sus pertenencias.

Al escuchar las palabras de Hextor no puedo evitar soltar un suspiro de alivio De verdad mi señor que me alegra oir eso aflojo los hombros y una sonrisa aparece en mi rostro no quería mencionarlo, ya que a muchos señores no le gusta que los aconsejen o como a ellos les gusta decir "no me gusta que me digan que tengo que hacer"! esto ultimo lo dije impostando la voz y poniendo cara de malo.

Se me acaba de ocurrir una idea y me gustaría comentarla con usted y Milus antes de empezar a hablar levante las manos en gesto conciliador Ya se que no estamos en una situación favorable, pero podríamos intentar ganarnos el favor de algunas personas en el pueblo para mantenernos enterados de los movimientos de los hombres de su hermano. Alguno de los taberneros, dueños de prostíbulos o alguno de los comerciantes! Si la situación esta muy desesperada... me encogí de hombros siempre podemos intentar mismo con sus empleados, mozas, prostitutas.

Esperé a que Khatano contara las nuevas a nuestro señor, y escuche su idea atentamente.

- Creo que es una gran idea señor, apenas quedan 4 gatos en el pueblo con su permiso, pero siempre tiene bien tener al posadero y a la madam del prostibulo en el bolsillo. Al fin y al cabo durante el tiempo de vicio es cuando uno mas se relaja y se le va la lengua.

Anciana Kalem, ¿podríais ser más precisa en vuestras palabras? Decís del secuestro de unos arqueros, que obviamente sería de gran ayuda contar con ellos en nuestras filas, pero...a mi parecer se os ha olvidado lo más importante. ¿Conocéis el número de miembros de aquellas bestias? Decís conocer la ubicación, ¿A cuántos días de esta fortaleza se encuentran?

Es imposible conocer la cantidad de kobols que habitan en una guarida. Como sabéis son bestias que se reproducen con gran facilidad y crecen muy rápido. Podréis encontrar desde las más tiernas criaturas hasta los más fieros chamanes entre sus filas. Yo tendría mucho cuidado al dirigirme allí pues desconozco el número de enemigos. En cuánto al tiempo debéis invertir tan solo será necesario recorrer unas millas a pie durante algunas horas, pero mucho menos de un día. Las cuevas no pueden estar a más de media docena de horas. Así que no deberéis demoraros mucho en vuestro viaje. Desgraciadamente y como os dije, desconozco el lugar exacto. El resto de palabras las ignoró.

En cuanto a vos, su majestad, debería ir eligiendo los dos bandos que irán a las cuevas de los kobols, necesitáis daros prisa. Cuanto antes ayudéis a los arqueros antes se unirán a vuestras filas. Divid vuestro ejército en dos grupos y apresuraos.

 Tras despedirse de Stephon, Cormac preguntó a los criados por sus aposentos, después de seguir un par de indicaciones llegó a estos, era una habitación pequeña, con poco más que una humilde cama y una mesita, y aunque la ventana apenas dejaba pasar un resquicio de luz aquello era todo cuanto Cormac necesitaba, pudo por fin respirar aire y relajarse; entonces comenzó a hablar en voz alta consigo mismo, una práctica a la que se había habituado después de haber perdido a sus tres hermanos mayores y de que su madre cayera enferma:
-Por fin un momento a solas, aun estoy temblando de los nervios, aunque no creo que nadie lo notase en la sala, padre me diste un buen entrenamiento. -dice mirando hacia la ventana. -Me pregunto si estarás orgulloso de mi, yo lo intento con todas mis fuerzas, lo único que me queda de ti es esta vieja espada de la familia pero juro sobre su impertérrito filo que no pararé de luchar hasta devolver la prosperidad a este reino y a sus gentes.-Cormac se sienta en la cama mientras se seca las tímidas lágrimas que brotan de sus ojos.-Estoy tan cansado que podría dormir durante siglos, pero tengo miedo de que vuelvan las pesadillas, cada vez son más frecuentes. -Respira profundamente. -Dragones blancos escupiendo hielo, gente congelada, mares enteros cristalizados, hielo y más hielo y aunque esté durmiendo siempre siento el dolor como si todo mi cuerpo se congelara y cada vez es peor.
-Sea como sea no es momento de descansar, tengo mucho que demostrar ahora, así que lo mejor será que me levante de aquí inmediatamente , vaya a la sala de armas y me ponga a entrenar para estar apunto para la batalla que se avecina. -Cormac se levanta, se ajusta correctamente la armadura y abre la puerta. Besa su espada de dos hojas y sale de allí.

- Hextor, el tiempo apremia. Debéis dividir vuestro ejército e ir en busca de los arqueros. Si continuáis perdiendo el tiempo nadie os seguirá, bastante dispersos están ya los que se han presentado ante vosotros.

Organizaos, decidíos y buscad la cueva de los kóbolds, confiad en mi como antaño lo hizo vuestro padre, yo me encargo del castillo.

Rob seguía sentado sobre su escudo en un rincón con aire ausente. Si Hextor al final decidía  seguir el consejo de la vieja y rescatar a los arqueros perdidos, más valía estar presente para recibir cuanto antes sus ordenes. Aún seguía recelando de las palabras de Kalem, sobretodo lo de dejar el castillo a su cargo, pero no era él quien tenía que tomar las decisiones. Y era un alivio.

La espera ya le estaba cansando. Su garganta estaba seca y le pedía urgentemente algo de alcohol. Empezaban a molestarle las posaderas, así que se levantó, chocando su escudo con el suelo y empezó a andar de arriba a abajo, estirando las piernas.

Héxtor acabó por llegar, tras concluir una charla en la que había aprobado los prolegómenos. Encontrarse con aquello no le hacía gracia, estaba cansado y estuvo tentado de darle un puñetazo a Kalem, siquiera por un mometno, pero se dominó a sí mismo. No sabría las profundas intringulidades de ser un caballero, pero una cosa era segura, eso NO estaba entre ellas.

-Kalem -dijo, para atajarla, si añadir nada más- Que dos bandos se reúnan, quiero ver voluntarios que estén dispuestos a partir ya.

No, no iba a salir de allí, no de buenas a primeras al menos. Aquello era de lo poco que poseía y no iba a dejar que un noble que sirviera a su padre pero quisiera tener pretensiones de legitimar su poder hiciera a su antojo. Podía estar cometiendo un terrible error de juicio, pero... era todo lo que tenía. Si lo perdía sería como admitir que todo había sido cierto, desde el primer momento... y por su vida, y sus cojones, que no iba a consentirlo mientras le quedase una gota de sangre en el cuerpo.

-Rob, serás el brazo fuerte de uno de los grupos, a ellos te confío para que los lleves por buen camino. Cormac, otro tanto digo de tí; elegid y partid. Incluso si todo sale mal, habrá una guarnición aquí para que os protejáis.

Estoy quedando como un cobarde, pensó, y tuvo que apretar los dientes profundamente tras el gesto sereno. Alguien tenía que quedarse allí para coordinar y ocuparse de que todo pasara; no confiar en Kalim podía ser su último error. Era un peso muy alto. ¿Por ser alguien receloso, todo quedaría perdido?

Sonrió de medio lado al oír como el príncipe ponía a sus ordenes uno de los grupos para enfrentarse a los kobolts. En el fondo no le hacia ninguna gracia tener hombres bajo su mando, pero si algo sabia hacer Rob era hacerse respetar y cumplir ordenes sin muchos miramientos.

Al final parecía que seguirían los consejos de la anciana, esperaba que no tuviesen pronto que arrepentirse. Paso por el lado de ella, mirándola de reojo, para situarse delante del príncipe, a pocos pasos. Miró a los que aún quedaban en la habitación y decidió.

El cometido será cumplido. No volveremos con las manos vacías. Me llevaré conmigo a tres hombres, el callado semiorco, Eras y Milus. Esperó que sepaís cumplir ordenes. - su voz era seria y gutural. - Partimos ya, no debemos demorarnos más.

¡Vámonos! - espetó, encaminandose fuera de la estancia. 

Tras las palabras con Stephon me dirijo en busca de esos planos que me a dicho, tras recogerlos me los llevo hasta mis aposentos y empiezo a estudiarlos en busca de posibles mejoras para el futuro. cuando no se me ocurría nada mas que pudiera imaginar dejo los planos encima de la mesa y me hecho en la cama en busca de descanso.

A sido un día demasiado largo no me vendrá dormir un rato.

En cuanto Cormac fue requerido no tardo un segundo en estar firme frente a Hextor. Dicho y hecho señor; Khatano, Korbis y Salazar vendrán conmigo, espero que Stephon se nos una también, puede hacernos falta otro hombre "contundente" y me gustaría verle en acción. -Con el puño en el pecho Cormac se despide de Hextor y se da la vuelta.-Compañeros, sacudid vuestras botas y recoged vuestros bártulos, partimos inmediatamente. -Después de reunir a su grupo, salen todos del castillo dispuestos a encontrar esas cuevas.

Stephon se quito un peso de encima, pensaba que le iba a tocar liderar un grupo. No le gustaba el mando, aunque se le diera bien. Aun así tenia resquemor…

-Señor.- Se dirigió a Hextor –Mi deber es estar aquí con vos protegiéndoos, pero me gustaría ir a salvar a esos soldados, bastante mal se ha hecho en estas tierras, como para que esté de brazos cruzados frente a un acto tan evidente.-

Se giro a Cormac y lo miro fijamente a los ojos. –Vamos, no perdamos más tiempo.-

“No dudo de las capacidades del chico, pero aun está muy verde…”
 

Veo como suceden los acontecimientos y no paro de reirme para mis adentros, esta claro que no han confiado en la vieja, y bien que hacen. La única pega que veo en todo el plan es que nuestro señor y teoricamente el mas poderoso de nosotros se quedaria de brazos cruzados. Pero sin duda alguién ha de quedarse a vigilar el castillo, y todavia no hay nadie de suficiente confianza para honrarle con tal cargo.

- Cuando querais partimos... - digo simplemente esperando que Rob nos guie a la zona donde debemos buscar la guarida de los kobolds.

Hubiera esperado que Stephon vigilara a Rob, pero no lo podía tener todo... daba igual, realmente. Si el tipo valía, valdría igual estuviera vigilado o no por alguien de su confianza. Y nadie se pondría bajo su bandera porque no tenía ni donde caerse mundo, como todo el mundo en esta región, una de las cosas que se tenían que arreglar.

-Stephon, nadie duda de tu devoción hacia mí -responió Héxtor- pero estos hombres necesitarán tu ayuda y tu fuerte brazo. Cuantos más queden en la fortaleza, más peligroso será para los demás.

Y Stephon más que nadie sabía que quedarse atrás para ser atacado por las acusaciones tenía que quemarle a Héxtor más que una cuchilla al rojo. Si hubiera sido por él hubiera salido con todos los demás, pero...

Ahora que los grupos se separan,¿deberíamos enviar los mensajes solamente a los miembros de  nuestro grupo? supongo que si , pero espero primero que me corrobores.