Partida Rol por web

[ELdG] Sunny Tear Sanitarium

Prólogo: Bienvenido a Sunny Tear Sanitarium

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28/01/2018, 16:07
Doctor Otto Rehner

En seguida se familiarizará. En la planta en la que nos encontramos están nuestras habitaciones y las salas de tratamiento experimental. En la planta inferior están los lugares necesarios para el mantenimiento: lavandería, cocina, enfermería... Ambas plantas conforman el ala sur. El resto del edificio es para los pacientes, con planta en forma de herradura que rodea el patio interior.

Tres puertas interiores llevan al patio central, donde tenemos un pequeño huerto para que los pacientes más dóciles puedan relajarse trabajando la tierra. Estos guisantes salieron de ese huerto. El patio central también tiene un pequeño cementerio para los desgraciados casos en los que los pacientes no se adaptan a las terapias más agresivas.

Existen otras tres puertas que llevan fuera del recinto, todas custodiadas convenientemente.

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28/01/2018, 16:24
Doctor Daclaud Heinfronth

¿Custodiadas? ¿Custodiadas por quién? No he visto a ningún solo celador desde que llegué aquí.

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28/01/2018, 16:25
Doctor Otto Rehner

Los guardias visten igual que los pacientes. Algunas de las personas enmascaradas de esta sala son guardias. Otros pacientes. Unos barrotes pueden ser contraproducentes para la terapia de nuestros enfermos: les da un objetivo, un lugar prohibido que tratar de alcanzar. Es más sencillo cuando todos vigilan a todos. No hay barrotes, pero tampoco hay riesgo a que los pacientes huyan.

El Doctor Rehner giró la cabeza en dirección a la puerta. Por ella apareció una niña, abrazada a un oso de peluche. Era dífícil de asegurar al cien por cien, pero algunos de los pacientes podrían pensar que se trataba de Aristóteles, el osito de Aire.

Es mi nieta Sunny-explicó al Doctor Heinfronth-, en honor a ella el Sunny Tear Sanitarium lleva su nombre. Querida... Vamos a comer, no a jugar. Lleva ese juguete a tu dormitorio y vuelve para cenar con nosotros como las personas civilizadas.

Se habían abierto varias posiblidades interesantes. Romper un plato de cerámica y coger uno de sus trozos afilados no era la maniobra más ágil que podían hacer1. Si eran más rápidos que los guardias, podrían coger el cuchillo que quedaba sobre la mesa, el de la niña que aún no se había sentado, y encararse con el doctor2. Quizás fuese más astuto esperarse al final de la cena y tratar de esconder en la manga uno de los cuchillos, cuando ninguno más fuese a utilizarlo, ni nadie lo echase de menos3. Pero sin embargo, lo primordial en un momento como este era comportarse, para que el Doctor Rehner se fuera de la lengua: llevando bien la conversación, podrían averiguar datos sobre aquel lugar y el modo de huir de allí4.

Notas de juego

1.Romper un plato (acción estándar) y coger un trozo afilado de cerámica del suelo (acción de movimiento), consume todo el asalto. Además, estáis sentados y necesitáis otra acción de movimiento más para levantaros, así que ni aún cogiendo el trozo de cerámica de un plato roto por otra persona podríais atacar este turno con un trozo de plato roto.

2.Coger el cuchillo descaradamente implica una tirada de iniciativa para evitar que los guardias se te adelanten y lo cojan antes que tú.

3.Una tirada de juego de manos CD 15 puede conseguiros un cuchillo (1d3 de daño, crítico x2). Os descubrirían si alguien iguala vuestra tirada de juego de manos con una tirada de avistar, o si alguien trata de usar el cuchillo y se da cuenta de que no está (en este último caso no sabrían quién se lo llevó).

4.No hacen falta tiradas de diplomacia ni de engañar para sonsacar información del doctor Rehner: su exceso de seguridad le hará contaros la mayor parte de información, y el resto se la guardará siguiendo sus propios protocolos (cosas que no os dirá porque son secreto).

Si queréis intentar cualquier otra cosa, haced las tiradas que estiméis convenientes y cuando actualice veré si me valen o necesito hacer otras por vosotros, para agilizar.

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28/01/2018, 20:44
Paciente

Agradeció el gesto del extraño que era lo más próximo a verse reflejado en un espejo. Echaba de menos la imagen ovalada de su bello rostro. ¿Cómo estaría ahora? Onfale cuidaba su higiene y aspecto tal y como le habían enseñado en el harén de su Hacedor. Muchas veces se le veía perfilando sus cejas con gran habilidad haciendo uso de un hilo con el que arrancaba los pelos rebeldes o demasiado largos. Al igual que la Naturaleza convierte un camino en apenas un sendero si la mano del hombre no está allí para mantenerla a raya, así su cuerpo estaría respondiendo a la falta de cuidados. No quería ni imaginar en qué salvaje selva se habrían convertido sus cejas. ¿Y su rostro? ¿Y si al quitarse la máscara y verse en un espejo no reconociera su cara bajo una rala barba?¡Qué horror! No podía dejarse llevar por la desesperación, así que se centró en lo verdaderamente importante. 

¿Un palomar?- El perfumista se quedó pensando sobre lo que quería decir el extraño sobre aquello. Lo que él sabía es que en el piso superior pasaban cosas que no quería vivir en sus propias carnes. Pero la información era necesaria por lo que tomó nota mental. Él también desconfiaba de todos. Sólo podía fiarse de la gente que conocía. ¿Qué les impedía a su captor introducir espías entre lo supuestos pacientes? No quería volverse paranoico, que es precisamente lo que pretendería Rehner.

Trataba de localizar en todo momento a Leiath, Aire y Alice, las tres miembros del Aquelarre a las que tenia identificadas por la voz. No era fácil querer fijarse en todo, estar atento a lo que se decía, y a la vez no perderlas de vista. En eso estaba cuando entraros los médicos. De nuevo la máscara ocultó el rostro de satisfacción del perfumista.

Tiene un punto débil.- Fue lo que pensó al ver que Rehner tenía una preciosa e indefensa nieta. ¿La querría mucho? Eso parecía si le había puesto el nombre al sanatorio en suhonor. ¿Lo suficiente para intercambiar su vida por su libertad? Le asaltaron las ganas de lanzarse a por un cuchillo y colocarlo en el suave cuello de pálida piel de la niña. Lo cortaría como mantequilla. Pero no era el momento. Aún no conocía ni el camino de la salida. Le faltaba información y debía ser paciente. Si no lo conseguía estaba seguro de que el castigo sería ejemplarizante.

Así que tomó aire y observó y escuchó atentamente. Las indicaciones sobre la distribución de las instalaciones le parecieron harto interesantes. Como había sospechado Rehner explicaba que la vigilancia era realizada por otros pacientes vestidos de la misma manera. Eso iba a levantar suspicacias entre unos y otros posibles compinches. ¿Con quién poder hablar con franqueza?

Al ver que la niña llevaba un osito de juguete no pudo evitar que la mirada se le fuera hacia Aire. ¿Cómo reaccionaría? Lo sentí a por la joven pero quizá le diera una oportunidad para hacer lo que tenía pensado hacer. Hacerse con un arma.

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28/01/2018, 21:07
Paciente
Sólo para el director

Notas de juego

Mis opciones son 1 y 3, pero no ahora.

1.Romper un plato (acción estándar) y coger un trozo afilado de cerámica del suelo (acción de movimiento), consume todo el asalto. 

3.Una tirada de juego de manos CD 15 puede conseguiros un cuchillo (1d3 de daño, crítico x2). Os descubrirían si alguien iguala vuestra tirada de juego de manos con una tirada de avistar, o si alguien trata de usar el cuchillo y se da cuenta de que no está (en este último caso no sabrían quién se lo llevó).

Si Aire montara un pollo al ver a "Aristóteles", o algún otro tratara de hacer algo que monte un espectáculo intentaría aprovechar ese momento para hacerme con un cuchillo, si es posible, para ocultarlo.

Si no pasara nada, pues tiraría cuenco, cogería un trozo puntiagudo y trataría de hacerlo sin que me vieran, para guardarlo.

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29/01/2018, 08:31
Paciente

No había tenido tantas ganas de abofetear el viejo Rehner como hasta ahora. Que fuese un sádico enloquecido que se dedicase a torturar a los viajeros, o incluso la marioneta de algún dios vengativo podría llegar a entenderlo, pero meter en medio a una niña inocente... Eso era harina de otro costal. Cómo podía decir que amaba a su nieta y presentarla como un trofeo ante unos presos sedientos de sangre? Ella sabía que no sería capaz de hacer nada a la pequeña, que su aquelarre no le haría nada -la muy ilusa- pero, qué había del resto de 'pacientes'?

La mirada asesina con la que contemplaba al canoso doctor quedaba oculta tras la máscara. Gracias al estado de concentración que había adquirido durante los días de aislamiento, Leiath pudo controlarse una vez más. Llamar la atención sobre el terrible error de Rehner solo traería más problemas. Pero quizás, si utilizase las palabras adecuadas, podría ayudar a la niña sin enfadar al enajenado del abuelo y, quién sabe, quizás sacar algo más de información que usar en el momento adecuado.

- Haz caso a tu abuelo, Sunny. Entre nosotros hay una muchacha como tú que tenía un osito como ese y quizás se ponga muy triste al verte con él porque le recuerde al suyo. Se buena cielo y déjalo en tu cuarto.

Que niña tan dulce- se dirigió a Rehner esta vez- Le está enseñando la profesión? Sus papás también viven aquí con ella o solo está de visita?

Una idea rondaba a la bruja mientras intentaba sonsacar información a los presentes; los guardas. Seguramente ir con aquellas máscaras tampoco les resultase muy cómodo. Hasta qué punto podrían usar a los guardas para su provecho? Podrían volverlos en contra de sus captores? Si se les ofrecía riquezas seguramente más de alguno caería.

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29/01/2018, 21:55
Paciente

Entrenida con la pajita, no me doy cuenta de que Cara de ángel y el escalofriante doctor Rehner han entrado en el comedor hasta que la voz de este último me hace estremecerme de manera involuntaria. Me tapo los oídos con las dos manos, metiéndome accidentalmente la pajita por un oído, y trato en vano de acallar sus palabras en el fondo de mi mente.

A través de mi máscara de sonrisa sempiterna, observo con mirada aterrada cómo los celadores sirven la cena y traen los cubiertos para los comensales dignos de semejante lujo. Cierro los ojos con fuerza confiando en que esta pesadilla se acabe pero cuando vuelvo a abrirlos descubro a una muñequita de porcelana detenida en el umbral de la puerta.

Tardo en odiarla lo que tardo en reparar en su presencia. Tan bonita, tan blanca, tan inocente, tan vacía... Ella lo tiene todo pero no sonríe radiante de felicidad. Toda mi vida he conocido a gente así, gente que se creía demasiado buena como para no agradecer su situación privilegiada, gente que no sabía lo afortunada que era. Esta criaturita inmaculada y virginal es todo lo que detesto. Es todo lo que yo siempre soñé para mí misma. Es todo lo que yo no soy y nunca seré. La aborrezco con tanta fuerza que la bilis sube por mis entrañas y abrasa mi garganta con su reflujo ácido.

«La muñequita desagradecida necesita una sonrisa —pienso de manera compulsiva y con malsana intensidad, desechando cualquier otro preocupación que pudiera sentir hacia el momento—. Alguien tiene que dibujarle una en su carita de porcelana.»

Con esta idea en la cabeza, me incorporo de mi asiento y corro a sentarme en el regazo de Cara de ángel.

—¿Cuándo podremos tener nuestra sesión privada? —pregunto con tono meloso, enrollando juguetonamente un dedo en su corbata mientras con la otra mano me las apaño para tratar de distraer el cuchillo destinado a la muñeca— Creo que ser huérfana me ha hecho mucho daño y que usted podría profundizar muy dentro de mí; más de lo que nadie lo ha hecho nunca.

- Tiradas (1)
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30/01/2018, 12:38
Paciente

Si Flame hubiera estado allí seguro que no habría dudado ni un momento en lanzar una bocanada de su ácido por encima de la mesa para generar algo de confusión, después se habría lanzado a por el cuchillo sin pensarlo dos veces. Flame era de las que actuaba primero y después analizaba las consecuencias. Pero no había ni rastro de Flame. La chamán del dragón quizá habría muerto tras el meteorito, o quizá se habría escapado de haber estado encerrada en aquel manicomio. Fuera como fuese, sin ella, habría menos esperanza de escapar.

Mientras tanto Hermione trataba de comer algo succionando la pajita a través de su máscara. Ella no tenía ninguna intención de actuar, no merecía la pena. No tenía a mano su varita y había demasiados soldados allí que tal y como había dicho, era una gran estrategia para no saber quién era amigo y quien enemigo.

Hermione preferiría esperar el momento adecuado, quizá si tenía suerte sus amigos Harry y Ron vendrían a buscarla, pero llevaba ya tanto tiempo allí que dudaba si iban a venir algún día a por ella.

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30/01/2018, 18:46
Paciente

Al ver a Aristóteles pensamientos oscuros surcaron la mente de Alice. Esos médicos fascistas con cara de buena persona tenían sus libros. Ya había conocido a muchos tipos como ellos, personas que parecían ayudarte pero que en realidad se beneficiaba y cuando dejaban de tener beneficios te abandonaban en una cuneta. Malditos ellos y todos los de su ralea. Pero no debía dejarse arrastrar por la ira, tenía que ser más astuta que ellos para poder salir.

¿Profesor, donde están nuestros objetos personales? Dijo con voz calmada e inexpresiva. Puede que volver a verlos nos ayude a recordar.

 

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30/01/2018, 21:33
Sunny Rehner

Sunny abrió la boca de par en par cuando vió a la enmascarada sentarse sobre el Doctor Heinfronth. No entendía la magnitud de lo que estaba pasando, pero sí sabía que estaba viendo algo que no debía de ver una niña pequeña. Aquel erotismo la incomodaba.

Vo... volveré luego.

La pequeña se alejó corriendo con el osito en brazos, hasta desaparecer por el pasillo.

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30/01/2018, 21:39
Doctor Otto Rehner

La reacción del tierno Cara de Ángel fue similar. Quedó igual de anonadado que la niña, pero con Isabela sobre él no podía salir corriendo. Fue un movimiento arriesgado: el faldón de la túnica seguía húmedo por los orines, y el Doctor Heinfronth era tan tímido que incluso podría ser gay, inmune a este tipo de juegos. El joven doctor no dijo nada... pero el veterano, por contra...

Cof, cof... Le ruego que vuelva a su asiento, Bianca...-dijo, usando ese nombre a mala fé, casi como si lo escupiese-Está incomodando a mi invitado. Se ha ganado una sesión en las salas de terapia. Mi consejo es que aproveche para tomar el resto del consomé mientras aún puede. No lo empeore.

El Doctor Rehner volvió a la tarea de cortar un trozo de jamón asado y metérselo en la boca. Tranquilo. Como si nada estuviese pasando a su alrededor.

Mi nieta es muy pequeña, y la psiquiatría no es una disciplina adecuada para una dama. No. Sunny está aprendiendo literatura y música, yo mismo le enseño. En cuanto a sus padres...-miró en dirección a la puerta abierta, y aprovechando la ausencia de Sunny, prosiguió-Su madre, es decir, mi hija, falleció en el parto. Su padre enloqueció, y ahora está ingresado, bajo tratamiento. Una lamentable tragedia, digna de los autores clásicos. Yo soy lo único que le queda a esa adorable chiquilla.

En cuanto a sus pertenencias... y es aplicable a las pertenencias de todos los pacientes del Sunny Tear Sanitarium... les son devueltas al finalizar la terapia, y ser curados por completo. Hasta entonces, permanecen requisadas-señaló con el cuchillo al techo, con dos leves sacudidas de muñeca-. Están en el desván. Yo mismo he examinado cada objeto. Si hubiese algo con poder evocatorio, que pudiese ayudar a la terapia, lo habría usado ya con el dueño respectivo. Pero no lo hay. Todo son "juguetes". Elementos de uso común, o que favorecen la fábula de que la magia existe, o incluso que alientan el síndrome de Don Quijote.

- Tiradas (1)
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30/01/2018, 22:32
Paciente

Guardo el cuchillo en el interior de la manga izquierda de mi sucia túnica. O más bien, son estos dedos tan ajenos a mí quienes lo hacen de forma casi automática, sin que yo sea plenamente consciente de ello. Detrás de los ojos de mi máscara sin párpados cierro los míos en un vano esfuerzo por detener la tormenta de imágenes que me asalta con saña.

«¡Bianca! —en el interior de mi mente docenas de voces de ambos sexos susurran ese nombre con deseo, con temor, con desprecio, con suficiencia, con veneración...— ¡¿Por qué me llama Bianca?!»

Estoy convencida de que yo no estoy loca pero temo que las voces me hagan perder la cabeza. Las odio. Y odio al doctor Rehner con una intensidad que se hermana con el miedo sobrenatural que su sola presencia me infunde.

«¡¿Por qué me llama Bianca?! Él me odia. Quiere hacerme daño. Por eso me llama así...»

Me levanto del rígido regazo de Cara de ángel. No tiene la rigidez localizada que yo soñaba con encontrar y eso es porque le repugno. Porque soy repugnante. Demetrius me hizo así, me envileció y desnaturalizó el vínculo que debe haber un padre y su hija. Siempre estoy rodeada de monstruos y puede que Bianca sea el más inhumano de todos ellos.

Retrocedo de espaldas lentamente. Un paso corto. Otro. Un tercero... Tropiezo con una silla que no es la mía y alguien se atraganta con su sopa. Por el rabillo del ojo creo ver a los celadores ansiosos por ponerme las manos encima. Tal vez sean imaginaciones mías, pero todos están ansiosos siempre por tocarme con sus manos lujuriosas.

Hago un esfuerzo por reencontrar mi asiento aunque las voces y las imágenes continúan martilleándome y esforzándose por sobreponerse a la otra realidad, la realidad que me rodea. Agarro mi pajita con mano temblorosa pero necesito varios intentos antes de lograr atinar en el pequeño agujero de mi máscara. Intento beber pero mi garganta se niega a tragar. La sustancia viscosa y espesa se queda en mi boca como recordatorio lejano de otras cosas igualmente desagradables que me han obligado a lamer.

Me quedo mirando al doctor Rehner con tanta intensidad que mis ojos comienzan a lagrimear por la ausencia de parpadeo. Mientras las lágrimas resbalan por mis mejillas me prometo que no me iré de aquí sin haberle arrebatado todo lo que ama, empezando por su estúpida muñeca de porcelana.

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30/01/2018, 23:13
Paciente

Al servir la comida, Aire había vuelto a usar la pajita. Sabía, por la pinta y el escaso olor, que no iba a ser de su gusto. En otras situaciones, lo hubiese rechazado, quizá se lo hubiera dado a Platón para que se alimentara y dejara de estar dando vueltas todo el rato. Pero tenía hambre, y de algo tenía que sustentarse. Se metió la pajita en la boca y empezó a absorber con cara de asco. Era lo bueno que tenía la mascara, que no podrían verla.

Notó la llegada de alguien más, pero no levantó la mirada. No tenía ganas, quería terminarse ese plato cuanto antes. Sólo fue en el momento en el que Leiath pronunció a su oso que alzó la mirada

¿Aristóteles? preguntó, como si no entendiera de qué iba la conversación. Sus ojos pasaron de las diferentes máscaras a los doctores, hasta que toparon con la criatura menuda de pelo castaño. Aire, en el interior de su máscara, sonrió. Parecía dulce e inocente. Y seguro que también odiaba al doctor. Pero su mirada lentamente se posó en el juguete que llevaba entre los brazos.

La pajita se le cayó de la boca y manchó parte de su túnica al resbalar por ella. Aire había abierto la boca, pero nadie podía verlo. Se quedó blanca de la impresión y empezó a temblar ¡Aristóteles! gritó. Sus piernas no la respondían, no se pudo levantar. ¡No, Aristóteles! había comenzado a llorar. Pero algo en ella, muy profundo y muy bajito, tan bajito que casi no se oía, la habló. La envió recuerdos de su tiempo con Aristóteles, de cómo era llevarlo en brazos y pegar a la gente con él. Y cómo rompió una piedra para evitar que un grupo de de personas no muriera aplastada por ella. Aristóteles pesaba. Pesaba mucho. Una niña debilucha no podía cargar con esa carga.

Y Aire se relajó, pero su respiración aún delataban las lágrimas. Ya no tenía hambre tampoco. La visión de un primo de Aristóteles le había arrebatado la energía.

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31/01/2018, 01:11
Paciente

Sentada en su silla de ruedas y con una la pajita sujeta por aquel celador enmascarado, no podía permitirse ser descortes con toda aquella gente que trataban de curarla de sus heridas, así que, sin pensarselo dos veces, giró su cabeza lo que pudo para mirar a aquel buen samaritano que la estaba ayudando, y le agradeció con un tímido, pero cortés -Gracias-.

Acto seguido, y viendo que no deseaba importunar a aquel hombre, se inclinó para comenzar a beber aquel misterioso potingue, que, aunque no tuviera una consistencia muy agradable al paladar y su sabor no fuera tampoco de mucha ayuda, esto no le importó a aquella lisiada, ya que sabía que el hambre era el mejor de los condimentos, así que comió y tragó, mientras a su vez, observaba desde su posición privilegiada, a los doctores, a la niña y a aquella atrevida paciente.

Viendo como otros ya habían comenzado a inquerir sobre alguna que otra cuestión que les parecía importar al Doctor, y pese a su timidez y miedo a ser inoportuna, consiguió pensar en algo para decir, y tras ensayarlo un par de veces en su cabeza, para no volver a cometer los errores de la terapia grupal, habló con decisión.

-Disculpe, no quería molestar; pero me gustaría saber un poco más acerca de este lugar, ¿Hay que abonar algo de dinero mensualmente o cuando logremos curarnos? Lo pregunto porque, por desgracia, no me encuentro muy boyante de incentivo, actualmente y no deseo ser una carga para nadie, pero mientras esté así, no podré valerme por mi misma por mucho tiempo, lo cual, es un problema...

Respiró hondo antes de continuar.

-¿Cuanto tiempo cree que podré volver a caminar? Antes de llegar aquí podía andar, sentir mis brazos y piernas, ¿Podré curarme y dejar de ser una carga? No me importaría no estar completamente curada si al menos pudiera valerme por mi misma...

Y antes de terminar de hablar, recordó un dato que quizás le sería de gran importancia para lograr recordar donde vivía, ya que, si sabía donde se encontraba de forma exacta podría saber donde ocurrió el accidente que ella cree que fue la causa de su falta de movilidad, y así a su vez poder recordar donde se encontraba su hogar.

-Y en relación con todo esto ¿En donde está ubicado el hospital, en que región?.

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31/01/2018, 07:25
Paciente

Cada conversación hacía que fuese cambiando la idea que tenía sobre cada paciente. Leiath se había dado cuenta que no iba a ser fácil distinguirlos. Era muy fácil volverse paranoica en aquel estado, pero había que recordar el mensaje de Becky y que, de hecho, estaban entre enemigos así que un poco de paranoia no estaba mal.

Rehner había mencionado algo que le había llamado la atención; el padre de la criatura también estaba allí preso. Si diesen con él de alguna manera, seguro que podría ser de gran ayuda. Pero de nuevo estaba el tema de la mascarada; aunque lo identificase una vez lo perdería de nuevo. El desasosiego llenaba el corazón de la bruja. Aquella prueba de la mente era de las más difíciles por las que Hala les había hecho pasar.

Queriendo cambiar de tema, se metió en la conversación de los presentes, intentando ignorar a la atrevida mujer que se había sentado en el regazo del joven doctor.

-Disculpe doctor Rehner, no sé hasta qué punto nos está permitido hablar con otros pacientes y no quisiera faltar a las normas, pero si no resulta inconveniente, podría ayudar a nuestra compañera lisiada a rehabilitarse, conozco unos ungüentos medicinales que sientan muy bien a las articulaciones...

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31/01/2018, 12:47
Paciente

Onfale había permanecido expectante, chupando con fruición de su pajita. Debía alimentarse si quería estar fuerte y por si acaso se diera la situación en la que tuviera que tirar el cuenco al suelo. Y no tardó mucho en llegar el momento. La enmascarada a la que Rehner llamaba Bianca, a pesar de que ella se había presentado como otra persona, chocó contra su silla. Afortunadamente se había terminado todo el consomé pro lo que no desperdiciaría sus nutrientes. Aprovechó el golpe para ponerse en pie  y que el cuenco resbalara de sus manos y se estampara contra el suelo, haciéndose añicos.

- ¡Mira por donde vas!- Le espetó a la mujer, a la que no le costaba tratar con desprecio. Había convivido con muchas mujeres como aquella. Tan usadas que entregarse a los hombres era lo único que sabían hacer, devaluando su propio valor frente a los mismos. Negó con la cabeza y arrugó el ceño al percibir el olor a orín que se desprendía de las ropas de Bianca.

Nadie te va a querer si te regalas.- Y de yacer con hombres Onfale sabía un rato. Sin embarg , a pesar de haber compartido cama con muchos, mujeres también, se consideraba una joya, una obra de arte exclusiva. Dirigió su furibunda mirada tras la máscara al doctor Rehner y dejó escapar a regañadientes una disculpa.

- Perdón.- Se agachó a recoger los restos del cuenco y colocarlos sobre la mesa. Aprovechando que Aire lloraba por Aristóteles intentó guardarse uno sin que se dieran cuenta.

- Tiradas (1)
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31/01/2018, 19:54
Paciente

Hermione no añadió nada a las conversaciones, tan solo se dedicaba a observar lo que estaba sucediendo. Simplemente se limitaba a chupar de la pajita y a tragar el repugnante mejunje que le estaban haciendo ingerir. Miraba a su alrededor desconfiando de todos los presentes. 

Aunque en el fondo, no esperaba que la comida fuera tan agitada, una de las de la máscara parecía estar llorando, otra apenada porque no tenía ni un galeón de oro, y otra que parecía ofrecerse al imberbe médico que había ido de visita. Después tropezó con otro enmascarado tirando al suelo la comida y haciendo bastante ruido. Todo aquello parecía un espectáculo y ante el aburrimiento de su celda Hermione parecía que empezaba a disfrutar de todo aquello. Al menos habían sido unos minutos muy emocionantes.

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31/01/2018, 20:01
Paciente

Los dientes de la maga chirriaron cuando el doctor hablo tan despectivamente de su ciencia. ¿Cómo ese necio se atreve a criticar la magia tan a la ligera? ¡¿Juguetes?! ¿Síndrome de Don Quijote? Le iba a enseñar yo ese síndrome con una bola de fuego. Alice se encontraba tan enfurecida que se olvidó por completo de la sopa o de intentar guardar algún arma.

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31/01/2018, 20:15
Doctor Otto Rehner

Uno de los enmascarados que estaban en pie dió un par de pasos hasta interponerse entre el paciente que había roto el plato y la paciente que había empujado la silla. Como los díscolos no se habían enzarzado, el guardián silencioso se contuvo y esperó.

Tsk-negó desaprobadoramente el Doctor Rehner, mirando a Isabela; aquella era su segunda metedura de pata.

Una vez Isabela se sentó, el guardián se acunclilló junto a Onfale para recoger los trozos de cerámica rota. Se ocupó de los trozos más grandes.

El Sunny Tear Sanitarium se mantiene con las aportaciones generosas de los filántropos. Los pacientes no tienen que pagar nada por su estancia aquí, no se preocupen...

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31/01/2018, 20:26
Doctor Daclaud Heinfronth

Doctor Rehner... ¿Alguno de esos filántropos ha enviado a alguien aquí para internarlo? ¡¿ALGÚN FILÁNTROPO LO HA HECHO?!

El Doctor Heinfronth dió un puñetazo en la mesa. Bien. Mientras hablase no buscaría su cuchillo para seguir cortando jamón asado. Pero que se diesen cuenta de la sustracción era solo cuestión de tiempo.