Partida Rol por web

Comenzais a avanzar lentamente por el camino de la izquierda, al parecer tan bueno como el otro.
Parece que llevais avanzando un buen rato, el tiempo allí parece dilatarse y la tensión aún os agarrotan los músculos, haciendo que os gireis alarmados ante cualquier sombra que generais vosotros mismos, pero más adelante el camino se abre, dando paso a lo que puede ser una cueva.

Antes de que la luz entre en la cueva, Link y Zis se detienen, parece que han escuchado voces en el interior de la cueva que cesan un segundo después

Me paro de golpe atento por si oigo de nuevo las voces.

---Esperad- susurro muy bajo para que me oigan- hay gente ahi delante, no sé cuantos....

Al avisarnos Link, saco el hacha de guerra sujetando la antorcha con la otra mano, mientras empiezo a preparar el conjuro “Convocar compañero animal I” por si los ruidos que han escuchado, los provocan unos enemigos.

Voces. Veamos de quién o de qué...

Zis avanza dispuesto a parlamentar antes que a usar la violencia.

Ante el aviso de sus hermanastros, la incarnate detiene el paso para escuchar más atentamente. 

-Yo no oigo nada, pero tampoco creo que desenvainar las armas sea lo mejor. Imaginad que nos encontramos con unos tipos completamente pertrechados y listos para atacar. ¿Cómo reaccionaríais? De manera mucho más hostil que si primero trataran de dialogar, ¿verdad?--explica Aruna como si fuera la madre del grupo al tiempo que se posiciona junto a Zis para reforzar la propuesta del orador cormyrita.

Miro a Aruna... y luego a mi espadón en mis manos... 

Prefiero matar a alguien por equivocación mútua... a que unos seres hostiles me maten sin tener una espada en mis manos... por equivocación mía.

Dicho esto espero a que los demás se dirijan hacias las voces y les sigo...

Horian guardó el florete en su funda. Siempre había tiempo para sacarlo y clavarlo en un cuello pero pocas veces había tiempo para dialogar. Calmémonos hermanos, quizás deberíamos tratar de dialogar primero, estamos en tierras extrañas, pero no como atacantes. No sabemos si estas personas están en su hogar, en cuyo caso... ¿queréis que los ataquemos como nos hicieron a nosotros hace apenas nos noches? Si son enemigos probaran mi acero, si no lo son y les hacemos daño, seremos nosotros quien habremos de probarlo.

Una vez Adam leyó un relato de un libro de tierras extrañas, se llamaba el felino con botas... Horian era igual que el tipo ese, sólo le faltaban los bigotes...

No quiero llevarte la contraria hermano... pero si enfundo la espada me quedo sin luz... y no he malgastado el favor de mi dios en vano. 

Dicho esto Adam sigue avanzando acompañado con el resonar de su camisote de placas y la luz de su espada... todo un arte en el sigilo.

- Tal vez tengais razón y sea más prudente no parecer una amenaza – contesto guardando mi hacha de combate, que cuelga mansamente de mi costado.

Me coloco en el centro del grupo, mientras tengo preparado el conjuro por si fuese necesario lanzarlo, con una mirada puesta en mi compañero espiritual.
 

Avanzais hasta el principio de la cueva y la luz no llega a iluminarla por completo pero si que llegais a ver un grupo de fornidos enanos, hasta 6 podeis contar, uno de ellos unos pasos por delante de sus compañeros. Todos los de detras, tienen picos en la mano, pero no para picar, sino blandiendolos como armas y tres de ellos llevan en el brazo izquierdo escudos de madera.
El que esta en cabeza lleva un hacha y un escudo de brillante metal. Va vestido con una cota de malla, que a la luz de vuestras antorchas brilla de un modo raro. Su gesto era duro, de preocupacion, pero en cuanto ve aàrecer a 8 niños, humanos y al parecer perdidos, se relaja, pero no del todo.

¡Por el Martillo de Moradin!¿quienes sois muchachos? - pregunta con voz ronca en un rudo comun - no, no os acerqueis más, desde donde estais podemos hablar perfectamente, bajad esas armas y contestad

Con toda la intención del mundo, Aruna da un disimulado empujón a Zis para que éste se adelante, aunque trastabillando, al resto del grupo.

Somas unos viajeros que han optado por usar estos túneles para viajar a Luna Argéntea. Mi nombre es Zisintharax y en nombre de mis compañeros y yo mismo, os pedimos disculpas si nos hemos adentrado en vuestras tierras sin vuestro permiso. ¿Podríais decirnos quiénes sois y dónde estamos? La magia que usamos para llegar hasta aquí nos ha desorientado un poco.

Apoyo mi mano diestra sobre la cabeza de mi compañero lobo espiritual, parece tranquilo, seguramente los enanos no sean enemigos, pero toca estar preparado por si acaso.

Zisintharax es el que toma la iniciativa y comienza a hablar con ellos, mientras espero que nos puedan ayudar a alcanzar nuestro destino y acabar con los asesinos de nuestra familia.
 

Uso el arma para iluminar mi rostro, de esta manera mostraré que no tengo ninguna intención hostil hacia los enanos...

frunzo el ceño, forzando la vista hacia el nuevo grupo...

la oscuridad me saca de quicio

Adam Wilberg para serviros

Garleon Railoran, Maese Railoran para aquellos cercanos a mi - dijo el enano visiblemente, ahora sí, más calmado - Creo que vuestra magia os ha acercado bastante, estais a sólo unas horas de Luna Argéntea, cinco o seis, calculo - los enanos detras del llamado Garleon comienzan a sonreir ante un chiste privado - Habreis de seguir esa dirección - dice señalando el techo de la caverna - a traves de los túneles os llevará cinco o seis dias, siempre y cuando no os encontreis con túneles obstruidos u ocupados. Conjuros... unas buenas botas de piel, una bota de cerveza y un buen acompañante, es cuanto se necesita para viajar de un punto a otro, así no llegareis nunca a un lugar erroneo, ni tan peligroso como la infraoscuridad

Gracias. Si tuviésemos las indicaciones precisas del camino a seguir, estaríamos en deuda con vosotros.