Partida Rol por web

Cú-cú miraba a Bodo, abriendo la puerta de la habitación pequeñita - ¿de verdad creesh que echara ahí? Yo echcogería la habitación mach grande, para poder tener toda mi ropa decorando la chala - el pequeño se acercó a la puerta de la sala más grande, y empezó a olisquear el lugar, todo buen kobold se limpiaba a menudo cada luna nueva en las charcas enfangadas, por muy bruja que fuera, ¿al menos no se lavaría cada luna llena? Sin asustarse de ser vista por cualquier criatura nocturna?

Bodo no encontró nada anormal en la puerta. Tampoco en el pomo. Las visagras, por contra, parecían salidas del mismísimo infierno, malévolas y sádicas. Por lo demás, en cuanto abrió la puerta y se echó a un lado, un perro grande... pero grande, grande, ¿eh? Uno de esos perros de monta que usan los hobbits, a medio camino entre un perro normal y un poni. Nada que ver con los dos perros derrotados hasta ahora. Pues bien, una vez aclarado el tema del tamaño del perro, su reacción: salir escopeteado por la cubierta secundaria en dirección a la rampa para bajar a popa, dando amenazantes ladridos. Parece que olió a Bodo detrás de la puerta, y se fue calentando, se fue calentando, hasta perder los estribos.

Como pasó de largo, Bodo tuvo tiempo de echar un vistazo de reojo al interior: una cocina. Huesos, seguramente de kóbolds, adornaban las estanterías a esperas de ser utilizados para caldo. Ardillitas, ratoncillos y pajarillos están clavados a las paredes a esperas de ser utilizados para croquetas. Un caldero bajo la chimenea, pero caldero de bruja piruja, caldero grande, está ahí, a esperas de ser utilizado para cocinar a Bodo. Una cabeza cercenada de kóbold, con los garabatos inconfundibles de Caragarabateada, está con la lengua fuera, ensartado en un gancho para el jamón, a la espera... No, Caragarabateada ya no está a la espera de nada. Es lo que tiene escribir palabras, que atraen a la desgracia.

Mientras el chucho se dirigía abajo a hacer una masacre, la puerta que estaba inspeccionando Cú-cú se abre de una patada, golpeándole el morro, por cuiroso.

¡FI! ¡FA¡ ¡FO! Y... ehm... ¿FU? ¿Quién va a llenarme la tripita, traz haber realizado un hallanamiento de morada en la propiedad privada de Vorka, uzéaze yo? ¡DIENTE DIVERTIDO! ¡LENGUA DE COZTRA! ¿Qué lez habéiz hecho a miz perritoz?-dice la bruja kóbold, mirando a Diente Divertido y a Lengua de Costra, obviamente-¡Oz voy a poner doz velaz negraz!

Bodo reconoció la voz. De hecho, a Vorka la recordaba hundiéndose en un maremagnum de caldo de sapo. Puño en alto, como quien clama venganza, o canta la internacional. Y al parecer, había sobrevivido al agua hervida.

Vorka estaba hasta las narices de esos intrusos. Algo en plan vena palpitante en la frente y un color rojo que empieza a subirle por la cara. Cuando ya parecía que se le iba a prender la peluca, lo que se incendiaron eran sus propias manos. Lo que en Tocón de Salmuera se conoce como conjuro de flamear, lo cual es un nombre bastante inexacto: también sirve para asar, cocer, freír y churruscar.

El susto que se llevó el pobre cú-cú, intentaba ser un kobold ejemplar y le pegaban unos sustos de infarto. ¿y como salir de esa? La técnica de mirar a otro lado y silvar era apropiada... se movió despacito ya que estaba casi detrás de la puerta y fue todo lo sincero que debe ser un kobold en estas situaciones.

- oh poderochichima bruja, chomosh inocentech, todo echto esh obra de losh patash largash, nosh robaron y lech sheguimosh hachta aquí, mírenosh echtamosh echosh polvo, por culpa de ellosh, tiraron el panal de bichosh para que no pudieramoch sheguirlesh en shu huida.

Pero siendo bruja y poderosa, sabiendo que su trola sería poco creíble, se intentó esconder mientras hablaba y cogía uno de sus dardos. Lanzándoselo por la espalda.

Bodo vio al perro pasar como una exhalación y ni por asomo se le ocurrió interrumpir su carrera hacia cualquier sitio lejos de él. El héroe que decían que era habría hecho algún comentario gracioso pero ya tenía bastante con no correr como un gorrino.

La voz de la bruja le heló la sangre (aun mas por aquello de ser un reptil). Sus peores pesadillas habían vuelto a acosarle y tenía que acabar con ellas si quería volver a dormir.

El intento de Cú-cú por engañar a Vorka tenía pocos visos de prosperar y Bodo reunió todo el valor que le quedaba para advertir a su compañero: -¡CORRE CÚ-CÚ, CORRE!-

El batidor echó mano del elixir que había ganado en la competición del día anterior, se la echó al gaznate de forma apresurada y corrió hacia la baranda de popa para vomitar el aliento de fuego que se formó en su garganta. -¡OH DIOSES, OH DIOS...!-

-¡GROOOP!- Un enorme eructo precedió al fogonazo que salió disparado hacia la bruja.

-¡¡¡Eh!!! ¡Ezta bruja no mola nada kolega!- gritó el lider espiritual de la banda para dejar claro que él tampoco iba a intenar hacerme amigo de cualquier criatura del pantano. Menos el tipo de criatura que era capaz de desperdiciar tal cantidad de buenos koleguiz como los que se veían dentro de su habitación.

-Klaramente eztaz fuera de la rueda de la vida. Del zirkulo vital que noz une a la gran Gaia. A nueztra zeñora Tiamat. Y no pienzo permitir ke tal aberrazión ziga manzillando ente zagrado zenalgal ke tan buenos viajez noz ha dado. Y ke tanto kobold se ha tragao

Dejando caer su petate levantó en alto su báculo y se trago una seta azabache que empezó a hacer efecto inmediato.

-Vamoz miz chikilloz. Un zolo kobold ez un alimañita, pero zinco juntoz zon un verdadero dolor en el kulo. ¡Hagamoz honor a nueztra raza!

Y con esas últimas palabras dejó de resistirse a los temblores que recorrían todo su cuerpo. Un pelo negro empezó a salir de entre sus escamas a la vez que sus mandibulas se alargaron y toda su musculatura creció en proprocion hasta alcanzar la formidable forma de un predador de las llanuras. Los rasgos felinos y dracónicos se mezclaban de una forma que no dejaba lugar a duda de que aquella era una criatura peligrosa.

-¡¡¡ZZZZZZIIIOOOOOOOOOOAAARRRGGHHHH!!!-

¡El panal de bichoz eztaba trucada para que ze dezprendiera al pazar, tontolaba!-espetó Vorka a Cú-cú-¡Y por mí como zi viene una convención entera de oftalmólogos pataz largaz! En mi barriga hay zitio para todoz...

Pero en la barriga de Bodo no, y después de tomarse el calabacín picante, todo lo sobrante volvió para afuera en forma de fuego. Vorka quedó churruscadita, con la piel tiznada de carbón. Un tic rencoroso asaltó su ojo en un guiño, dos guiños, tres guiños...

¡Reconozco eza voz! ¡Tú...!

Vorka trepó como una Muchas Patas por el mástil de mesana, tomando altura para ver a Bodo a la cara. La mirada de la bruja, bajo la peluca, se relleno con dos cucharaditas más de odio acérrimo.

¡Tú matazte a miz hermanaz...! O por lo menoz pudizte zalvarlaz pero laz dejazte morir, lo que te convierte en azezino por omizión... ¡el cazo ez que por tu culpa miz hermanaz eztán muertaz! Con lo cual, la herencia de mamá no la tuve que compartir, coza que te agradezco enormemente... ¡Pero me robazte al zapo que ze iba a convertir en mi compañero animal! ¡Y zi tú eztáz aquí, el Comerranaz no puede eztar lejoz! Oooooommmm...

Vorka se concentró, comunicándose como solo una hippie amante de los animales sabe comunicarse: deseando que el animal haga algo con mucha fuerza...

Un momento, por favor.

...y atribuyéndole el mérito a la inteligencia del animal cuando al fin hace algo. Más allá de la valla que rodeaba al barco, el Comerranas se dió por aludido, como hipnotizado.

De un gran salto, el Comerranas aterrizó en la cubierta del barco, abrió la bocaza y una lengua viscosa se pegó a la entrepierna del Consejero Slorb. Y tiró, y tiró. Hasta que finalmente el taparrabos fue arrancado, y Slorb fue forzado a usar ambas manos para taparse sus partes. En consecuencia, a Slorb no le quedaban manos con las que combatir.

El otro animal de Vorka, el perro Abrazos, se lanzó sobre el gatuno Klucky, revolcándose el uno sobre el otro. Nueve meses después nacía Toby, pero Abrazos aún no se explica, a día de hoy, cómo quedó embarazado. Después de todo Abrazos es nombre de perro macho.

Buen chico, Abrazoz. ¡Acaba con él! Dezirme a mí que eztoy fuera del círculo de la vida... ¡A mí! ¡Con lo vital que yo zoy, que parece que tenga un año menoz de lo que aparento! Y en cuanto a ti, ezcupefuegoz-dijo a Bodo-, zi juegaz con fuego... ehm... meado te levantaz.

La bruja lanzó una bola de fuego, tamaño mini, a Bodo. Era su intento de pedir justicia divina por lo del aliento de fuego.

Cú-cú tenía miedito, se veía en medio de una batalla de locos, fuego arriba, fuego abajo, un consejero transformado en una cosa que daba más miedo que la propia bruja,... no pudo evitar pensar - que narices hago aquí - el era un héroe kobold, y como buen héroe, aprovechó la puerta abierta del camarote grande y miró si veía algo "guay" que tirarle a la bruja, potingues con dibujos que dieran miedo y eso. Pero los nervios como mucho le llevarían a ver una calavera o algo así solo, sea lo que fuera lo que pillara, se lo lanzó a los pies de la bruja.

¡Pero me robazte al zapo que ze iba a convertir en mi compañero animal!

-¡Comerranaz no era tuyo, verruga con peluca!- Respondió alzando el índice tembloroso- ¡...Y ze vino a miz brazoz en cuanto me vio!- Dijo hiriendo la autoestima de la bruja -...Bueno maz o menoz- Admitió para sí. -¡Me quiere máz a mí que a ti!- De eso estaba convencido, pero justo entonces su preciada montura saltó sobre la cubierta despelotando al ilustre consejero.

-¿Pero qué hacez Comerranaz?. ¡Yo no te he enzeñado ezo!...todavía- Añadió pensativo.

La bruja lanzó su bola de fuego, no necesitó que fura grande para envolver al kobold. Las plumas de su graduación se chamuscaron, lo mismo que la capa, la ropa y su preciada armadura. Todo quedó tan negro como sus escamas, y sus escamas, que ya eran negras de antes, ahora se carbonizaron, dejando ver una carne rosadita que debía de escocer a rabiar.

Bodo trastabilló y a punto estuvo de caer al suelo. Si lo hubiera hecho no se habría levantado, así que se agarró a la barandilla, levantó el cuello y volvió a vomitar otra bola de fuego contraatacando a Vorka.

¡Ay! ¡Quema, quema, quema...! ¡Qué manera de darme pal pelo!-tartamudeó la bruja, en llamas.

Hay un dicho en Tepest acerca de los kóbolds bonzo, pero ese sitio queda muy lejos como para que sus refranes hayan llegado hasta Tocón de Salmuera. Vorka se concentró, y su mano empezó a absorver las llamas, alimentando y potenciando su conjuro Flamear Kóbolds. Con ira homicida (que por otra parte es el tipo de ira más divertido del mundo), la patita de la Bruja Vorka lanzó esa gigabola kamehame-ha sobre Bodo, y...

Un fragmento de planeta, que contenía a todo Tocón de Salmuera y alrededores, salió volando por el espacio a kinkymil millas por hora. Y kinkymil es mucha velocidad. En el suelo, la textura rosita de la carne de Bodo se había carbonizado, devolviéndole su color negro habitual. Eso es bueno, eso es que vuelve a estar bien. Es como cuando estás mareado, y medio muerto, pero como te vuelva un poco de color a la cara ya se ponen todos tranquilos.

A treinta pies del agonizante Bodo, Abrazos y la versión "trans" de Klucky habían dejado atrás las rencillas iniciales. En estos momentos, el perro estaba montando al druida. Todo es natural cuando un insecto pone sus huevos bajo tu piel, lo verdaderamente chungo viene cuando es un perro el que te está metiendo sus huevos. Ahí ya empieza a haber escozor...

Cú-cú no tenía nada a mano. Buscase por donde buscase, no había nada que lanzar. Incluso miró debajo del pie del consejero Slorb... luego miró a Slorb... Slorb le devolvió la mirada, suspirando de resignación. Cú-cú agarró a Slorb de la cola, y lo lanzó con fuerza hacia arriba. La cabeza del consejero chocó con la de Vorka produciendo un pequeño chichón.

Auch... Malditoz jovenzueloz... ¡id a jugar con la pelota a otro lado!

Todo lo que sube, tiene que bajar. El consejero Slorb cayó sobre un tablón suelto de cubierta, que a modo de balancín catapultó desde el otro extremo al sapo Comerranas. Repetimos: todo lo que sube, tiene que bajar. El Comerranas cayó, con la boca abierta, tragándose a Diziger hasta la cintura. Entonces Diziger empezó a corretear por la cubierta, con aquel enorme sapo cubriéndole a él, sin dejarle ver por dónde iba.

El pequeño sin saber bien que hacer, comenzó su carrera hacia Bordo, pero las escaleras estaban ocupadas así que "alehop", intentó trepar, pero al ser más chungo de lo que parecía.

-¡MU...!-

Seguramente Bodo iba a decir algo mas, pero no le dio tiempo, y aquella imitación bobina quedaría para la posteridad como sus últimas palabras.El pequeño kobold cayó al suelo bien churrascado y dejó de moverse.

Aquel medio gato medio dragón salto en el que Klucky se había convertido saltó en medio de la popa del barco y calló convertido de nuevo en kobold. Levantando su báculo en lato liberó lo que parecía una calada de un perete muy verde y refrescante, que mágicamente se dirigió en 5 serpientes de humoi zizageantes que encontraron a los 5 kobolds hasta meterse por su nariz hasta sus pulmones.

Levantando el báculo de nuevo en dirección a Vorka la increpó como la maldita bruja que era.

¡Ezo lo zerá tu... ehm... tu Madre Naturaleza!-respondió a Klucky.

En venganza por lo que Klucky le acababa de decir, y que no repetiremos para no herir sensibilidades, la Bruja Vorka le lanzó la última llamarada de sus manos, que quedaron apagadas. No era el único daño mortal que el sabio consejero fumeta recibió... Abrazos estaba frustrado sexualmente desde la transformación de Klucky en kóbold, así que le pegó un mordisco. Entre pitos y flautas, Klucky acabó con unas equis en lugar de ojos.

El Comerranas, por su parte, terminó de meter a Diziger en el interior de la boca...

¡Comerranaz, no ze comen laz cozaz del zuelo! ¡Zuéltalo! ¡Ezcupe! ¡Caca! Mejor muerde a eze kóbold de ahí-dijo la bruja, señalando al consejero Slorb.

Entre babas de sapo, Diziger fue regurgitado, húmedo y dormidito. Temeroso de la ira del Comerranas, Slorb retrocedió hasta que su espalda dió contra la pared del camarote. En su desesperación, trató de trepar a la cubierta superior. Cú-cú aprovechó ese pedestal en el que tenía al consejero, para subirse a sus hombros y salvarse él del Comerranas.

Grrrrrrrr...

La visión de Abrazos no aventuraba un porcentaje de supervivencia más alto en la cubierta secundaria para Cú-cú, que escapaba del chucho zigzagueando entre los cuerpos calientes de los kóbolds de sangre fría que tiempo atrás fueron sus coleguillas de tribu.

Muahahahahaha...-rió la bruja, viéndose ya triunfadora en este allanamiento de morada.

Mientras, sobre los tablones, el estómago de un Bodo inconsciente hacía ruidos raros. La calabaza de fuego seguía dentro de él, haciendo burbujitas de magma, como un volcán a punto de estallar.

Dizigier salió escupido por el sapo ese asqueroso, lleno de babas y mucosa de sapo. Inmediatamente se sentó sobre sus pompas y esculcó su mochila para sacar el cohete para atacar a la bruja Vorka esa. Pero al instante se acordó que tenía Hit Points negativos y cayó de nuevo de espaldas, inconsciente y con X X en sus ojos (igual que klucky)

Mientras no tenía conocimiento, Dizigier no pudo hacer más que soñar con ese cohete metiéndose por el culo de la Vorka del mástil, una lástima que estuviera inconsciente, aunque..... ¿Y si un sueño no es más que una realidad alterna? Quizá en esa realidad Dizigier había matado a la bruja y la otra realidad ya no fuera la realidad porque era el sueño de otra realidad. ¿Muy complicado?, claro, solo lo entienden los magos; Al ser Kobold, solo soñaba con los ojos apagados, esperando que no se aprovecharan de la situación y lo embarazaran.

El pequeño kobold corrió hasta Bodo ¿porque? Porque era el más grande y donde mejor se podía esconder detrás, pero bueno, al verle rarito, y tal vez con ardores, le metió una regaliz y una botellita de esas con una tirita roja en cruz, algo ayudaría (o tal vez no), pero mientras le tapara bastante bastaba.

    Tan pronto la poción curativa alcanzó su estómago, el joven Bodo comenzó a relamerse todavía con los ojos cerrados y semi-inconsciente. El efecto curativo se extendió rápidamente, cerrando las heridas más graves. La magia de Klucky tambien hizo efecto y el batidor se incorporó con cara de recién levantado: -¿E´ emonioz ha pazado?- Dijo con la lengua todavía colgando por un lado de la boca. -¡Ierda...La buja!- gritó escondiéndose detrás de Cú-cú.

Bodo sintió el ardor del elixir de dragón burbujeando todavía en su estómago. La mezcla con la poción curativa no sosegó sus tripas y sintió un deseo incontenible de vomitar otra llamarada.

Bodo se vino arriba con ese valor que no se sabe de donde viene y retó a Vorka -¡Eh buja!- Gritó saliendo de detrás de su compañero.-¡El fogón de mi madre daba máz calor!-

Bodo volvió a eructar como si el mismísimo rey de los sapos aullase desde su garganta. El estruendo acompañó a una bola de fuego que impactó en el mástil, justo entre la bruja y su procaz lebrel, envolviendo a ambos en llamas.

¡Abrazoz, zit! ¡Zit! ¡Hazte el muerto!-dijo la bruja, nerviosa al ver el fuego salir de las fauces de Bodo en dirección a su querido perro.

En el último segundo, Abrazos se tumbó, esquivando la mayor parte de la bocanada. Desde el mástil, Vorka se limpió una gota de sudor, aliviada. Luego se dió cuenta que el aliento de fuego seguía hacia ella, pero entonces ya era demasiado tarde. El cuerpo churruscadito de la bruja cayó del mástil. Faltó un kóbold paladín inquisidor para bramar aquello de "¡Fuego a la bruja! ¡Fuego purificadorrrrr!". Cuando se estrelló sobre la cubierta, y sus sesos quedaron esparcidos haciendo splooorf, también faltó un kóbold pedorro que se tirase una ventosidad disimulando el sonido con el ruido del choque.

Es extraño lo que hace el síndrome de Estocolmo. El Comerranas había sufrido a la bruja Vorka por dos veces: primero con un secuestro, del que le liberó Bodo; y luego, hace un minuto, con un hechizo que sellaba el pacto ritual entre compañero animal y compañera bruja druídica. Y cuando ese vínculo se rompió, del ojo del sapo asomó una lagrimita...

El Comerranas tenía arrinconado a Slorb, pero la lucha ya no tenía sentido para él. Croó una vez a modo de salva, y empezó a tragarse los restos de su ama. Después, de un salto, sobrevoló lo valla de madera y aterrizó en la frondosidad del bosque, perdiéndose para siempre. Las leyendas cuentan que el Comerranas se murió de pena. O firmó con una discográfica, iniciando una carrera musical salpicada de fama, drogas y deudas de juego, hasta que en el clímax de su decadencia se suicidó a los veintisiete años. Comerranas, tus fans nunca te olvidarán.

El perro era más ingrato. Él no vertería ni una sola lágrima. Era como esos cachorros adolescentes rebeldes llenos de ira, que necesitan de un hermano mayor para meterlos en vereda. O de un líder de la manada. Abrazos se plantó ante Cú-cú, que tuvo que mantenerle a raya con su ridículo escudito.

¿un comerranas sin jinete comerranas? A cú-cú casi le da un yuyu y se sujetó el pecho - ay, ay, ay mamita pobre comerranas - el joven cú-cú miró al perro chungo - shu, shu, perro malo, shu, shu - saco su mazita y ¡hop! Después del golpe una regaliz al aire, después de todo sin comerranas, bodo no era jinete, así que si ese perro aprendía a comer ranas, ¿se le podría renombrar comerranas? - salta, come regaliz -