Partida Rol por web

-¡Ji, ji, ji!--rió el enano por lo bajo cuando se desencadenó la tormenta--Parece que no soy el único que anda mal de la cabeza, ¿eh? ¡Vaya, vaya! 

A pesar de las diferentes opciones que se le ofrecían, el viejo guerrero se mantuvo expectante junto a la bruja de Hala.

Creo sería un buen momento para correr, creo que si mantenemos una buena marcha podríamos intentar salir del pueblo. Dijo la maga viendo el efecto que había tenido la explosión en los lobos.

Alice se montó sin pensarlo en el caballo, esperando la reacción del resto de sus compañeros en el almacén.

Algunos miembros del grupo habían tomado la elección más prudente, seguir unidos y tratar de salir de allí. Viendo que el carro se alejaba y el efecto del conjuro en los lobos quizás fuera un buen momento para salir.

- Vamos intentemos aprovechar para salir de aquí.

Digo animando a los rezagados a aprovechar el momento para escapar.

Flame miró a Onfale. Ella se encontraba en la parte trasera del carromato, así que decidió avanzar para unirse al perfumista. No temía por el movimiento pues tenía todo bastante controlado. Pero si quería ayudar a su compañero tendría que unirse a él y juntos podrían hacer algo más.

Mientras tanto los caballos avanzaban con gran velocidad mientras que la mujer observaba lo sucedido. No había tenido contacto nunca con animales, tan solo con los acompañantes de sus compañeros y bueno, con otro tipo de animales un poco más agresivos y más extraños, que en su día por poco acaban con ella y con el barco en donde viajaba...

Leiath, enano, después de ustedes- dijo Azaron- aprovechemos para salir de aqui cagando leches. Y sin excusas ni tonterías de licantropía por el estilo- ese último comentario era para la mujer. 

El enano, el mediano y yo podemos correr, Leiath sube al caballo con Alice. 

¡Maldita bruja demente!-grita a Leiath-¡¿Qué has hecho?! Conozco a Roko... Él no iba a dejaros en tierra. Os trataba de motivar para que subiérais todos al carro de una vez. ¡El caballo! ¡Tratad de controlar al caballo!

Trompicón también estaba asustado por la explosión de sonido. Levantaba las patas delanteras, relinchando, con las alforjas de las cosas de Alice sobre el lomo. Pobre Alice, justo cuando parecía que sus pertenencias retornaban a ella.

La maga trato con poco éxito de calmar a Trompicón el hechizo de la bruja lo había asustado demasiado. ¡Tranquilo!, ¡Tranquilo! Gritaba la maga que parecía estar poniendo más nervioso al caballo.  Trompicón era un caballo tranquilo y nunca se había visto en la situación de tener que calmar al animal, era algo totalmente nuevo para ella. Mientras tanto Hollin revoloteaba de un lado a otro lanzando graznidos.

No era lo que ella pretendia. Pero al menos se iba a acordar de ellos al abandonar el pueblo.

Ahora no era momento de reflexionar sobre sus acciones, lo hecho hecho estaba. Si Hala lo había permitido era porque aquel canalla se lo merecía.

Atendió a la llamada de su antiguo escolta. -Quizás debería subirse alguien que vaya más lento a la grupa de Trompicón, además nunca he montado en caballo, me caería. ¡Corramos!-

Se preparó para seguir al grupo en cuanto se pusieran en movimiento.

Cuando Mira descargó su frustración sobre Leiath, el enano tuvo que hacer un gran esfuerzo para contenerse y no hacer uso de la cadena armada para partirle los dientes. 

-Escucha, caracortada, aquí el único demente que hay es un servidor. El resto estáis todos cuerdos, por mucho que haya maleducados y engreídos a mansalva. Si el barón quiso decir otra cosa, que hubiera hablado claro. De donde yo vengo a la mierda se le llama mierda y punto. No me vengas ahora con remilgos o excusas.

Una vez aliviada la tensión del momento, al menos para él, el viejo salió al exterior para valorar mejor las opciones de que disponían.

Con mi habitual silencio salgo del almacén y trato de pedir ayuda al enano y a Azaron para cerrar el portón. Si hay lobos acercándose, les cubro con la honda mientras ellos hacen la maniobra de cerrar las hojas de la pesada puerta mientras con un silbido llamo a Rufus para que no siga a la carreta.

De dónde tú vienes, enano, a todo se le llama mierda porque tu raza solo sabe cagar. ¿Qué hacéis todos tan tranquilos? ¡Tenemos que irnos! ¿En serio vais a quedaros solo porque un animal tozudo decide por vosotros?

La Capitana cierra una de las hojas. Necesitaba toda la puerta abierta para el carro, pero ahora con quince pies de anchura para pasar todos llega. A Mira le gustaría cerrar el granero antes de que lleguen los lobos.

Parecía que el corcel de la jóven maga les estaba retrasando en vez de ayudarles a ir más rápido, claro que todo era culpa suya. Debía intentar algo. No sabía nada del trato con animales ya que ella sólo trataba con humanos, pero quizás el poder de Hala le tranquilizase.

Tocó con suavidad a Trompicón al tiempo que rezaba a su diosa.

Azaron corre a echar una mano para cerrar el portón.

Enano, tu fuerza vendría bien para este trabajo- dice el guerrero, que se coloca al lado de Klasius para empujar el portón.

La tremenda algarabía del granero sigue su curso con el caballo Trompicón desbocado, Rufus a su aire y el carro perdiéndose en la distancia. Manteniendo la honda cargada vuelvo a llamar al perro para que se reúna con nosotros antes de que se quede descolgado del grupo.

-Bla, bla, bla. Tanto tiempo entre nobles y qué poco se te ha pegado de su labia, cielo. ¡Ji, ji, ji!

Sintiéndose victorioso en la lucha dialéctica con la capitana, el enano sonrió a la mujer del rostro surcado por antiguas heridas de guerra y luego asintió a Azaron antes de ayudarle con el portón del granero.

-¡Hmmmmmpf!

Alabada sea Hala, que el maldito caballo al fin se sosiega. Alice tira de las riendas, y todos salen del almacén. Azaron y Ulmo se encargan de cerrar la puerta y correr la tranca. Fuera, Rufus se inclina para dejar subir a Klasius a sus lomos, que sin un peso sobre él el perro se siente raro. Lo del asunto del caballo fue más bochornoso... Aunque en un primer momento la caballerosidad hizo que Alice y Leiath montasen a trompicón (a esa harpía de Vanator que le den), en plena huida todo se truncó. Azaron y Ulmo no podían correr muy bien con las armaduras. Al final, las chicas tuvieron que parar... bajarse... y dejar lugar a los torpes hombres.

En las calles adyacentes aún se veían lobos, desconcertados. No llegaron a atacar. Tras mucho esfuerzo, dejaron el pueblo atrás... y en principio el peligro. Pero lo extraño fue encontrarse con un montón de lobos muertos, a cinco minutos del pueblo. Presentaban heridas de mordiscos, como si se hubiesen atacado entre ellos.

No sé si este es el lugar más seguro del mundo, ya que está libre de lobos, o el más peligroso. Si nos quedamos veinte minutos puedo buscar huellas y rastros, pero quedarse aquí no me da buena espina.

¿Lobos luchando entre ellos? ¿Sería algún hechizo o que aquellos que aún guardaban bondad en sus corazones habían decidido luchar para salvar a los hombres? ¿El troll de qué parte estaría?