Partida Rol por web

 Con firmeza, el barbudo druida liberó la lanza de la carne muerta. Y se dirigió hacia donde estaba Zicko para apoyarle con el otro lobo mientras lo animaba para cambiar de objetivo.

 - A este Zicko, a este.

 El mastín, con la cercanía de su compañero cerca, atacó sin problemas al otro lobo que seguía amenazándole.

¡Corred! ¡Rápido, por aquí!

Los tres hombres y el perro huyen dejando atrás a dos zombis. Quizás dentro de mucho puedan volver a eliminarlos, y volver a dejar limpio el bosque. A ellos, y a los otros cientos de lobos zombi que pueblan el lugar en estado latente. Ahora lo importante es evitar a Yuris Khan... y a su portentoso olfato.

Nigthshade zigzaguea entre los árboles, mirando a un lado y a otro las señales que solo un druida local podría ver, y que marcan el camino. A saber: un fragmento de corteza que recuerda vagamente las alas de una mariposa monarca, en el lado sur de un olmo... un largo y poco profundo surco en la tierra que en invierno y solo en invierno, es inundado por un arroyo... un nido abandonado de urraca en la copa de un abedul, y cuyo amasijo de ramas brilla por la presencia de una moneda de cobre robada por un pájaro que murió hace mucho...

Es más rápido que nosotros... Nos encontrará allá dónde vayamos... Salvo que el olor se interrumpa. Sé un modo de viajar largas distancias en un instante... Los Ancianos prepararon una forma de "saltar" para casos de emergencia, como acudir a un incendio en la otra punta del valle para apagarlo antes de que la situación sea grave. Debe estar por aquí... ¡Aquí es!

Nightshade introduce la mano en un nido de pájaro carpintero, y saca del agujero en el árbol un pergamino.

Es un pergamino de... de... ¿viajar mediante plantas? Sí... creo que se llama así. Cuando lo leamos, un árbol abrirá sus raices y al entrar saldremos en otro árbol a millas de aquí. Deberíamos usarlo para volver al aserradero y avisar a mi hermana... Tenemos que advertirles de Yuris y poner a Ivalic a salvo... sacarlos de allí y llevarlos... no sé... a las montañas, o al Vor Ziyden dominado por mis amigos lobos... Si vamos a Vor Ziyden podría pedir ayuda a Foxglove. No es un tipo que me caiga bien, pero es un druida más capaz que yo...

Nightshade despliega el pergamino...

Ehm... estas cosas nunca se me dieron bien. No soy lo suficientemente sabio. Nikeras, toma. Lee su magia y... ¡y sácanos de aquí!

El texto está formado por símbolos y trazos muy difíciles de leer para Nikeras. No hay garantías de éxito.

 Tras la larga carrera a bosque a través, Nikeras alcanza el árbol del que Naizer saca el pergamino transpirando y resollando... fruto de una larga vida contemplativa. A su lado está Zicko, aún escupiendo y expulsando restos de carne corrupta, Nikeras lo acaricia y le anima, tal vez para canalizar su angustia o buscar un refugio en sus raíces.

 Cuando Nightshade le comenta lo del pergamino, el barbudo montaraz toma con suspicacia el pergamino y, con respeto intenta estudiar las runas que figuran en él. 

 Una magia treméndamente poderosa encierra ese pergamino, el solo pensamiento de el poder que contiene eriza el vello del novicio Nikeras.

 - Tendrás que ayudarme con eso, Nightshade, nunca antes he intentado canalizar tanta energía. De hecho nunca creí que fuera hacerlo...

 Con una última caricia al hocico de Zicko, y un resoplido, empezó a interpretar las runas con la ayuda de Naizer, aquello era complicado, complementado con vagas hipótesis y recuerdos de Nikeras. Nunca prestó demasiada atención a las clases teóricas, le gustaba más tumbarse a tomar el sol entre el follaje de las ramas, o ir a visitar a las hadas.

 Tras una eternidad, logró descifrar el contenido del pergamino y desentrañar los secretos que guardaba. 

 - Vale, ahora llega la parte difícil.

 Con expresión seria y determinación, empezó a recitar.

 - Mam... llwybrau gyfrinach agored i ni fod ein brodyr a choed gwarchod yn dda drwy'r goedwig.

 A medida que el barbudo Nikeras recitaba las palabras de poder, el pergamino se deshacía entre sus manos consumiéndose, Nikeras sentía como si su mente se abriera y un torrente de energía se precipitara por todo su ser, sacudiéndolo con violencia y llegar esta al suelo. Con un sordo gruñido, las raíces de debajo el árbol empezaron a sacudirse y a desenterrarse para abrir una tenebrosa senda y llenando el aire del olor a humedad y tierra removida.

 La frente curtida de Nikeras estaba perlada en sudor y se mostraba pálida, aquella experiencia había sido abrumadora... pero aún así lo había logrado, y no había perdido la cordura en el proceso.

 - Crucemos.- Fue el significado del quedo murmullo que escapó de entre sus labios.

El árbol les escupió a la nada. Dos pasos después, una corteza se abría para dejarles salir. Salir a otro tipo de nada. Se intuía el suelo bajo los pies, y algún que otro árbol que indicaba que seguían en un bosque, pero todo lo demás había sido cubierto por la bruma.

¡Bravo, Nikeras!-exclamó, pasándole la mano por detrás de la espalda y sujetando el hombro-¡Lo conseguiste! ¡Nos has salvado!

El Barón tiende el puñal de plata a Nikeras para devolvérselo, creyéndose en lugar seguro. Pero no hay lugar más peligroso en Ravenloft que las entrañas de las Brumas.

¡¿Las Brumas ya han llegado hasta el aserradero?! Eso es terrible. Debemos echar a andar... Nos va a ser difícil encontrar el aserradero en estas condiciones, pero debe de estar cerca.

Nightshade rodea el árbol que les ha traído hasta aquí.

Hay musgo en este lado. El musgo crece en la cara norte de los árboles. Si vamos hacia el sur, encontraremos el río. Podemos seguir el curso del río hasta el aserradero. Pero puede que al ver acercarse las Brumas, Mojic y los demás se pusiesen en marcha... hacia el este, en dirección a la mina. Un lugar más alto para ponerse a salvo.

 Lo habían logrado, estaban fuera del alcance de Yuri Khan. Por el momento. Le sorprendió la muestra de afecto y alegría de Septow, pero no pudo evitar responder con una sonrisa bajo su tupida barba. Entonces se percató de la niebla.

 Secándose el sudor de la frente, y calándose la capa, Nikeras asintió ante la observación de Naizer.

 - Vayamos hacia el río y luego hacia el aserradero. Mejor asegurarse de que no siguen allí, y tal vez dejaran algún mensaje para nosotros en caso de que decidieran partir hacia otro sitio.

 Pero antes de echarse a andar comentó.

 - Por cierto Naizer, ¿no preferirías atender esas feas heridas antes de continuar? Yo no estaba preparado para esa vicisitud y no puedo hacer gran cosa más... 

Pues... yo casi estaba a punto de preguntarte lo mismo. Jeje... La verdad, es que estando en territorio amigo a uno no se le ocurre ir preparado para un enfrentamiento. Salvo por flamear. Siempre llevo la mayor cantidad de conjuros de flamear que puedo. Es un hechizo que me pirra. Es... tan... grandielocuente. Espectacular. No sé cómo definirlo. Pero me hace sentir... mmmh... un macho.

Por cierto, los otros hechizos que tengo preparados son...

...hablar con las plantas... reconozcámoslo, ninguno de vosotros es un gran conversador. Y yo me aburro.

...resistencia de oso... Tenía la esperanza de que acabaríamos celebrando tu llegada. No hay nada más útil para resistir la ingesta masiva de alcohol. Jaja.

Yyyyy... ¡Ráfaga de viento para levantar faldas! ¿Eh? ¿Acaso no es el mejor conjuro del mundo? Jajaja... Ah. Le pedí ese conjuro a la Madre por si acaso me topaba con... Anael...

Nightshade no tiene tiempo de ponerse triste. Se da de bruces con algo que la niebla ocultaba. Un muro de piedra. Como un mimo, Nightshade recorre con las palmas de las manos la superficie, hasta encontrar que dobla en una esquina.

Puede que no sea un muro, puede que sea un edificio. Pero no recuerdo ningún edificio de piedra en las cercanías del aserradero.

 Nikeras escuchaba los conjuros que le estaba recitando Nightshade, hasta hace bien poco, casi todos ellos más allá de sus capacidades.

 No pudiendo ver hacia donde tirar, plantó la lanza en el suelo y se apoyó en ella, mientras intentaba ubicarse.

 ¿Y este muro? Esta insidosa niebla... de dónde habrá salido? Realmente habrá avanzado tan rápidamente... ¿o el conjuro no surtió el efecto esperado?

 - Dime Nightshade, ¿el conjuro estaba preparado para mandarnos hacia el aserradero o solo en la dirección del aserradero? ¿Pudiera ser que nos mandara en la misma dirección, pero más lejos aún? Me sorprendería que la niebla haya llegado ya al aserradero... 

 El barbudo druida se agacha para inspeccionar la flora y se acerca a los árboles cercanos, intentando deducir si esta flora corresponde a la misma de la zona del aserradero, o es propia de zonas más altas o más bajas...

Nightshade se encogió de hombros.

El conjuro estaba preparado para llevar al lanzador de conjuros allí dónde él quisiese, uniendo dos árboles de la misma especie: el que elegiste para viajar, y el que más cerca estuviese de tu objetivo. Saltamos através de un olmo, creo. Y también había olmos cerca del aserradero. No entiendo qué ha pasado.

Nikeras tiene problemas para ver el suelo, y le es difícil encontrar algo que le pueda llevar a una conclusión. El árbol más cercano, tiene las ramas retorcidas, y está marchito y sin hojas, como si llevara siglos creciendo en un entorno hostil. Sin embargo, no es la típica conífera de hoja perenne que cabría esperar en una montaña. Sí, definitivamente en tiempos debió ser un roble. Había robles en la zona del aserradero. En realidad había robles en todo el valle, no es una gran pista.

 El druida se alejó del roble que ha estado inspeccionando, descorazonado y distraído.

 - Veamos ese muro... de qué cosa forma parte.

 Dicho eso el hombre empezó a reseguir un camino junto al muro de piedra, intentando hacerse una idea de la construcción, tal vez eso les diera más pistas.

 ¿Será la torre que dejamos atrás?

Sin más pistas, el grupo se centra en el edificio. En la pared contigua, a poca distancia de la esquina, un broncíneo portón permanece cerrado. Hay un llamador en el centro, con forma peculiar. De un pequeño saliente metálico cuelga una anilla que en su parte más baja está adornada con la reproducción a escala de un cráneo, amoldable al tamaño de la mano. A su vez, el saliente sirve de podio a una pequeña escultura: un cuerpo sin cabeza, maniatado, con el cuello sobre un tocón... y sobre su espalda un diablo con alas de murciélago blande una alabarda, como autor del decapitamiento.

¿Esta decoración significa que estamos ante la casa del Gentil que Llama?-bromea.

El Barón Septow intenta sin éxito empujar el portón, y Nightshade se pone a espiar por el ojo de la cerradura, viendo en el interior tan solo oscuridad. Zicko está nervioso, pero no es un mal presentimiento distinto del que tienen en estos momentos los tres humanos.

 Nikeras estudia la puerta de bronce y las figuras que adornan el picaporte. 

 Se le erizó el vello de los brazos. Entonces Septow intentó empujar la puerta y, tras bromear, Naizer dió un vistazo por la cerradura de la puerta.

 ¿Un tanto temeraria esa gente, no?

 - Barón, ¿os suena o tenéis alguna idea de que puede ser esta construcción y ese lugar? ¿Os suena algo parecido en el valle?

No. Ni idea. A saber dónde nos ha traído esa brujería druídica vuestra-Lord Septow se pone a mirar la puerta pensativo-Debemos entrar para resguardarnos de los peligros del exterior. Vosotros sois plebeyos, ¿no tenéis unas ganzúas para hacer eso que soléis hacer los plebeyos para entrar en casa ajena? Si no, solo podemos llamar, aunque preferiría no delatar nuestra entrada en un sitio tan lúgubre.

¡No! El exterior es seguro. Hay árboles... plantas... puede que estén marchitos y desolados, pero sigue siendo mucho más seguro y acogedor que lo que quiera que nos espere en el interior. Y cuando encuentre una planta sana, le puedo preguntar el camino con mi "brujería druídica". Y por cierto, no es brujería. Ni es nuestra. Pertenece a la Madre Naturaleza, un concepto con el que parece que no estás familiarizado.

¡Entramos! Tal vez el tejado del edificio esté lo suficientemente alto como para ver por encima de esta niebla. Podríamos ubicarnos, o incluso preguntar la dirección si los inquilinos no son tan mortales como indica el adorno de la puerta.

¡No! Tal vez haya monstruos comeculos ahí dentro. ¿Es que nadie va a pensar en nuestros valiosos traseros?

¡Entramos!

¡No!

Ambos hombres lanzan una mirada fulminante a Nikeras para que desempate el entuerto.

 Nikeras miró a los otros dos tipos. Con su rostro tallado por el viento y el sol tranquilo, sin lugar a dudas su tupida barba ayudaba a mantener su cara neutral, con los primeros comentarios de Septow y Nightshide.

 En sus pensamientos:

 Maldito noble engreído. ¿Qué es eso de que los plebeyos vamos con ganzúas para meternos en casa ajena? Maldito noble... la próxima vez no me preocupará tanto tu salud.

 Luego, cuando la conversación entre los dos fue llegando al corredor sin salida que obviamente se presentaba, terminaron por mirar al mayor Nikeras.

 Parece que esos dos necesitarían unos cuantos lobos no-muertos más... aún les sobran las energías... y la tontería.

 Luego miró las puertas de bronce y la construcción que se iba desdibujando a medida que la niebla lo cubría ya a pocos metros de sus ojos.

 - Es sorprendente que con el jaleo que estáis armando no se haya asomado nadie ya.- Dice quedamente antes de mirarlos de nuevo.- Estamos desorientados, cansados y heridos. Os sugeriría ser más cautelosos en estos momentos de caos e incertidumbre.

 Nikeras miró a Septow.

 - El azar nos ha puesto unos a lado de otros. Podemos decidir si continuar juntos, o no. Sugiero ir juntos, pero de hacerlo, se debe actuar siguiendo el dictamen de la mayoría.

 Hizo una pausa, antes de dar su votación.

 - Sugiero buscar una alternativa a esta torre. En el exterior, con esta niebla estamos casi tan a resguardo como entre estos muros... siempre y cuando no vayamos delatando nuestra posición a gritos. Sugiero alejarnos de este lugar, no tenemos forma de ver hacia donde vamos... solo que la niebla avanzaba hacia el este. Sugiero ir hacia el este. Y si encontramos un refugio tomar un respiro, medio muertos no podemos ayudar a nadie. Ni avanzar a ciegas tan rápidos como quisiéramos.

Aaaah... Ya veo. El lobi de los druidas cerrando filas. O lo que es lo mismo, mientras vaya con vosotros he de hacer todo lo que me digáis. Soy un Barón, no me plegaré a los designios de otros. Entonces que así sea, nos separamos. Tengan ustedes un buen día, muy señores míos.

Nightshade y Nikeras le dan la espalda y se alejan, junto con Zicko. Una nueva esquina sugiere que el edificio tiene planta cuadrangular. ¿Qué importa? El Barón ya lo sabrá en cuanto entre. No necesita que dos sucios plebeyos se lo indiquen.

Septow se vuelve hacia la puerta, para llamar, pero algo le asusta... No es lo que ve, sino lo que no ve, lo que ya no está.

Juraría que encima del prisionero decapitado había una efigie demoniaca...

¡Chicos! ¡Esperadme! ¡Voy con vosotros!

El grupo permanece unido, y ahora camina hacia el este. Tarde o temprano deberían llegar a las montañas, subir la ladera por encima del nivel de las Brumas y orientarse mejor. Podría ser cuestión de horas o de días. Mientras se preguntan si van en la dirección correcta, Zicko se vuelve loco y empieza a ladrar a Nikeras.

¡GUAUGUAUGUAUGUAU! ¡GUAUGUAUGUAU!

Vaya... mira quién delata ahora nuestra posición a gritos.

Son viejos amigos, es la primera vez que el perro se muestra agresivo con su compañero. Nikeras está desconcertado, trata de calmarlo... y en ese instante siente un agudo picotazo en el cuello. Junto a su cabeza, volando, está el verdadero ser al que Zicko ladraba. Es la figura demoniaca que decoraba la puerta, y que retira el aguijón de su cola para deleitarse en cómo su veneno hace mella poco a poco en el cuerpo de Nikeras.

¡Ha aparecido de la nada! ¡¿Lo habéis visto?!

La diminuta alabarda que el diablillo tiene entre sus manos, cae sobre la oreja de Nikeras llevándose una porción de oreja.

 Nikeras mantuvo su expresión neutra ante las necias palabras del noble engreído. Simplemente le dio la espalda y empezó andar hacia el brumoso bosque...

 Al parecer el valiente noble se lo repensó, corriendo tras ellos para no quedar solo en el paraje. El barbudo druida prefirió no gastar saliva ni energías en soltarle algún sarcasmo. 

 Tampoco tuvo tiempo. Al cabo de nada Zicko se puso nervioso, alertando el grupo de algún problema.

 - No seáis necio, nos está alertando. Dime Zicko, que pa... AH.

 El druida interrumpió sus palabras llebándose una mano a la oreja donde sintiera un corte y un escozor. El leve aleteo de las alas correosas identificaban el sitio donde estaba el maldito diablillo.

 - Te equivocaste en alejarte de la puerta. ¡Alerta gente!

 Dijo a la vez que aferraba la lanza con ambas manos para lanzar una estocada con la intención de ensartar al asqueroso ser.

 La lanza alcanzó el cuerpo del bicho, pero este al ser pequeño y no estar apoyado en ninguna superficie hace que pierde parte de poder letal de la lanzada al desplazar al demoniejo en el aire.

 Tras la lanzada se miró la mano ensangrentada de palparse la oreja y animó al indeciso Zicko que atacara al ser demoníaco.

 - Ataca Zicko, ¡ataca!

 El negro can se abalanzó con un pseudo salto y lanzó una dentellada a las piernecillas del ser alcanzándole y sacudiéndolo con fiereza.