Partida Rol por web

 Mientras Zicko continuaba atacando ferozmente al lobo zombificado entre gruñidos y ladridos ahogados, Nikeras si gue manteniendo las distancias con sus perseguidores... bueno de los que le persiguen y se acerca hacia la parte de atrás de uno de los lobos que ataca a Septow, quién sin fortuna intenta aporrear a uno de los lobos. Pero los cuerpos muertos de esos cánidos nomuerto parecen indiferentes ante los golpes contundentes del noble.

 - ¡El garrote no es útil contra ellos, usa una daga o algo que pueda cortar o apuñalar!

Aaaaah... claaaaro... ¿Y porqué en vez de dar consejos no vienes a ayudar, listillo? Hacemos lo que podemos con el arsenal del que disponemos. Si tuviese una espada, a buen seguro que no blandiría un mísero palo.

Para más inri, Septow se queda sin su clava cuando el lobo zombi, en un intento de morder, se queda con el garrote entre las mandíbulas sin poder cerrar la boca. A pesar de lo mal que se encuentra, mordisqueado por todos lados y algo mareado, Nightshade le tiende la daga de Nikeras a Nikola.

Oh, bien. Esto servirá.

El Barón hunde la daga en el cráneo del lobo. No es un arma demasiado terrible, no tanto como los mordiscos del Zicko, que han acabado con el primer zombilobo. Mientras, el lobo atrapado por las espinas consigue liberarse.

 Zicko estaba escupiendo y haciendo ascos con trozos de carne podrida entre sus fauces buscando con la mirada a su compañero, Nikeras, que estaba cerca del mordisqueado Septow, presto para lancear al mismo zombi anima al can para que ataque de nuevo.

 Pero, a pesar de que insiste una y otra vez, el can no obedece, tal vez por estar confuso, o por el asqueroso sabor en la boca o por no comprender bien a su compañero humano.

El zombi con el palo en la boca cierra sus mandíbulas hasta que el garrote cede y se rompe. Septow lo sigue manteniendo a raya con un par de débiles cortes.

Nightshade sigue muy enfermo, pero se limpia el vómito con el dorso de la manga. Parece que ya está listo para volver a la acción.

Mientras, el lobo recién liberado de las espinas, se une al intento de dañar al cada vez más confuso Zicko. Nikeras comprueba que los zombis no tienen el más mínimo interés en perseguir a una presa lejana cuando tienen comida al lado. Si quiere que su estrategia surta efecto, primero deberá pegarse a uno de los lobos y exponerse a ser mordido.

 A pesar de que sus esfuerzos para presionar a Zicko no surtieran efecto tras destrozar al primero de los zombis, Nikeras insite de nuevo.

 - ¡Vamos Zicko, ataca, aataaaca!

 Pero de nuevo el perro ignora la orden de su compañero mientras sigue escupiendo carne putrefacta de su boca.

 Visto lo visto, el barbudo druida decide pasar a la acción abalanzándose sobre uno de los lobos que acosa a Naizer, cargando con la lanza... Tal vez así el can ataque de nuevo a las criaturas. Pero el atacar nunca se le dio bien al druida, hombre poco agresivo.

La lanza de Nikeras se hunde en la carne, como si lo estuviese haciendo en un cascarón vacío. El lobo no ha sentido nada, y ahora se agita con una banderilla sobre el lomo. Sin embargo, los dos zombis que atacaban a Nightshade cambian de parecer y se lanzan sobre el druida más viejo.

Mientras Nikeras y Zicko van en declive tras su buena actuación de los primeros momentos, ahora son los lugareños los que despuntan. Nightshade invoca la magia y sus manos se envuelven de fuego; Septow propina otro tajo en el lobo zombi.

 Nikeras no puede evitar sentir asombro ante la total falta de emoción por parte del lobo al que traspasara con la lanza. Por suerte logró parte de éxito en su empeño, pues los cánidos dejaron de acosar al maltrecho Naizer, quien con un poco de respiro hace brotar llamas de sus manos, dispuesto a contraatacar...

 Con la atención de los lobos Nikeras intenta escabullirse para atrás, pero no puede, viendo como sus manos resbalan sobre el asta de la lanza al intentar sacarla.

 Sintiendo como la amenaza del pánico se acerca, no puede evitar intentar presionar a Zicko para que reaccione.

 - Vamos, Zicko, vamos, ataca...

A uno de los lobos que acorrala a Zicko se le desprende un trozo de carne pútrida de los cuartos traseros. Mientras, Nikola y Nightshade siguen luciéndose. El barón propinando otro corte, esta vez más profundo. Nightshade acaricia el lomo de uno de los monstruos, calcinando su piel muerta. Y a pesar de la remontada... Son zombis. Son resistentes, no se cansan. Los mordiscos siguen, poco a poco, desgarrando la carne de los humanos, y del perro Zicko, que cada vez parece menos propenso a seguir luchando. Como alguien que se deja morir sabiendo que le ha llegado la hora.

 Otras cosas tal vez no, pero terco lo era un rato, tal vez ello le condujera a su fin.

 Sin tener otra arma capaz para blandir contra los lobos, y con un apego especial a la vieja lanza de fresno, Nikeras trata de tirar de nuevo de ella... por poco no quiebra su asta cuando el maldito lobo cambia de posición y hace palanca con ella.

 Mientras forcejea con el lobo Nikeras persiste con Zicko.

 - Ataca Zicko, ataca, ¡vamos!

¡Nikeras, recuerda las enseñanzas de los druidas! ¡Recuerda la esencia del mensaje! Debes vencer tus miedos. Estás contagiando tu nerviosismo a Zicko. Piensa con claridad. Escudriña sus sentimientos, y... Ooops... Mierrrrrda... ¡fallé! Mira, no puedo entretenerme a hablar contigo o si no volveré a desperdiciar un toque de fuego mágico. Sé tú mismo, ¿vale?

 Entre la lanza y Zicko, Nikeras había bajado la guardia y eso le había costado caro, en poco tiempo las fétidas fauces de los cánidos habían lanzado dolorosas dentelladas al druida, haciéndole sangrar por varios puntos. Septow y Naizer no parecían llevarlo mucho mejor.

 Sangrando por las múltiples heridas el barbudo druida da unos pasos atrás, apartando la atención de la lanza por el momento y con unas palabras que parecían más un gemido lastimero, el druida sana parte de sus heridas, preparándose para encarar de nuevo esas fauces. Mientras intentó presionar de nuevo a Zicko, la única posiblidad que tenían de no morir todos. Pero en esta ocasión el can tampoco actuó.

Coge impulso... ¡y lanzamientoooo!

Las ascuas de las manos de Nightshade salen lanzadas contra uno de los lobos que perseguía a Nikeras por la maleza, acierta de lleno, y el lobo se desploma. El otro continua lentamente hasta situarse a los pies del baroviano.

¡Yujuuuu! Zicko uno, Nightshade uno. ¡Empate! ¿Y tú cómo vas, baroncete? ¿Estás matando a ese cadáver o le haces cosquillas?

Nikola Septow lanza un bufido de indignación. Si al menos la daga no fuese de plata, cortaría mucho mejor. Pero un barón tiene que adaptarse a las circunstancias.

 Tras sentir la caricia de  Madre Tierra cerrar sus heridas, el barbudo Nikeras saca el puñal de su vaina y lanza un ataque contra el zombi lobuno que le va a la zaga. La dura punta del puñal desgarra parte del morro de la criatura, desfigurándola, para recuperar de nuevo su guardia con el escudo, listo para repeler una nueva dentellada.

 - ¡Vamos Zicko, enseña tus dientes!- Poco a poco, tras escupir carroña corrupta, Zicko va pareciendo más dispuesto a escuchar al druida, a pesar de que no termina de obedecer.

Esto no es una competición. Además, estoy usando una daga, que es arma de plebeyo. Con mi estoque parthiano haría trizas a estos malnacidos... De acuerdo, puede que un arma perforante no haga mucho contra estos engendros, pero en las manos adecuadas... Ya cae... No, pero me lo pareció. Al mío ya le queda poquito. Pero desde luego intuyo que voy a quedar por encima del extranjero en número de trofeos. ¿No es así, Nikeras?

 A pesar de las heridas que mostraban tanto Naizer como Septow no eran simples magulladuras, parecía que les sobraban las energías como para decir tonterías.

 No era su caso, la aberración que resultaban las criaturas, la desobediencia de Zicko, las mordeduras... y la existencia de Yuris Khan, no le daban motivos para restar seriedad al asunto.

 - Dejaros de tonterías, ¡y no os dejéis comer!

 Con su últimas palabras apartó el escudo para lanzar un fuerte tajo ascendente con el puñal, cruzando el rostro peludo de aquel títere asqueroso. Con la fuerza del empuje presionó a Zicko para que atacara... otra vez.

 - Zicko, ¡ATACA!

 Pero esta vez, la determinación, y perseverancia de Nikeras, pudo a la naturaleza del can. Con un rugido el perro lobo se abalanzó sobre uno de los lobos que lo estaba acosando, lanzándole una fuerte dentellada en la peluda nuca.

¡Tranquilo, compadre de la Naturaleza, yo te salvaré!

Nightshade lanza su último fuego, y las manos se apagan. Pero lejos de acertar en el lobo, las ascuas caen sobre la maraña de brezos.

¡Ay! ¡Perdón, hermanos vegetales! Fue sin querer. No-no-no-no... ¿Qué he hecho? Primero a Natalija y ahora a estas inofensivas plantas espinosas. ¡Soy un monstruo! Apágate. Eich. Apágate, fuego bonito. No me hagas esto.

Nikeras consigue acabar al fin con su primer lobo, pero no cuenta como afrenta a la Madre, porque era un lobo zombi y ya estaba muerto. Además, ahora la carne del zombi está más blanda y ya no cuesta tanto coger la lanza. Casi a la vez, Septow acaba con el suyo, y lo apuñala repetidas veces por si acaso se le ocurre levantarse.

Zicko tumba a su segundo lobo, pero su rival se retuerce desde el suelo para morder al perro. Además, queda un segundo zombilobo mordisqueando el armazón de Zicko, estúpidamente, como si pudiese arrancar carne de ahí.

 Con el lobo que le mordiera y llevara la lanza muerto, y Zicko atacando a uno de los lobos, el barbudo Nikeras se tome un angustioso respiro, envainando la daga y disponiéndose a sacar la lanza del cadáver.

 Naizer y Septow, parece que se las han arreglado bastante bien... por el momento, hasta que venga Yuris Khan.

 ¿Dónde podremos ir que no nos alcance la bestia? ¿A quién podremos recurrir ahora que gran parte de los ancianos han caído a manos del licántropo?

Perdón, plantitas. Lo siento. Perdón. Paso.

Con cuidado y respeto por la naturaleza, Nightshade entra en la zona de brezos con cuidado de no pisar un ser vivo, planta mágica brotada de la nada, pero ser vivo al fin y al cabo. Cuando llega hasta el fuego conjura un crear agua y lo apaga para su alivio. No era como pirómano como le habían educado los Ancianos. El daño causado a la maraña de brezos se había subsanado.

¡Nikeras, indícale a Zicko que ataque al otro! Si también logra tumbarlo podemos irnos y dejarlos atrás. No son tan listos como para levantarse.

Mientras, Zicko no logra morder por poco al lobo que se revuelve en el suelo. Sin embargo, Septow apuñala varias veces el lomo del animal. Eso sí, el barón no logra ningún resultado, demostrando que lo del anterior lobo fue cuestión de suerte.