Partida Rol por web

Maldita sea, bájame ya y lucha contra ese bichejo inmundo!- dijo exásperada la jóven Leiath.

A pesar de las buenas intenciones de Azaron, parecía que solo estaban bloqueando el camino al resto. Además, si todos dejasen ya de correr como gallinas sin cabeza, quizás podrían dar muerte a esa repulsiva criatura.

Hacedle frente, luchad!- y para enfatizar su deseo de seguir luchando sacó, con cierta pena, el último de sus pergaminos de Proyectil Mágico.

Al escuchar a Leaith el singular feriante entendió lo que allí pasaba... La hija de Klasius era en realidad un monstruo y no su hija. Allí se estaba organizando una pelea a la que el mediano no había sido invitado, ¿pero cuando necesitaba él una invitación? Ale, Rufus ve con ellos... y tras que Rufus le diera dos lametones Anda... que voy a pelear... tu no puedes. ¡Estas malito del pie! NO RUFUS...VEEEE tras ver la negativa de su amado perro, Fosco sacó el arma Habrá que ver si funciona... y fue al encuentro de Chloe, derrepente Flame apareció delante suya y Fosco no pudo más que mirarla para saber sus intenciones...

Onfale escuchó las arengas de la Bruja de Hala y de nuevo se forzó a seguir luchando. La sombra había puesto pies en polvorosa. Tenían que ganar tiempo para que las lanzas, al menos, llegaran al primer piso. El vómito tan sólo trataba de abrazar a su padre, no veía otra cosa que a su progenitor. El perfumista trató de clavarle el estoque a traición. Sólo quería tener un puto minuto de respiro.

El guerrero deja en el suelo a Leiath- como tu mandes- y tras esto saca su  espadón- pero lo suyo es huir... como vuelva la sombra la cosa se va a complicar- tras esto, vuelve a moverse para dejar espacio suficiente para que el grupo suba por las escaleras- y tu sube de una dichosa vez- le dijo a la clériga.

La maga noto como el enano chocaba contra ella, ¡Saca tu barbuda y fea cara de mi culo! Grito indignada,  y también de paso una antorcha….. o algo para alumbrar, si no yo  no puedo seguir avanzando.  La maga se había quedado sin hechizos y no estaba cerca a trompico con sus alforjas donde tenía guardada una lámpara de aceite.  Enano pervertido…enano pervertido…. Empezó a gritar el pesado de Hollín para empeorar mas la situación.

-¿Qué? ¡Será engreída! ¡Encima que ha sido culpa suya y me he disculpado!

-Sí, mujer. ¿Y qué más?--espetó un airado Babras sin detener el paso--¿No eres maga? Pues haz luz. Si sabes, claro. ¡Ah!, y lo que has notado en tu culo no ha sido mi nariz precisamente... ¡Je, je, je!

Sí, claro... como si Babras fuera a tener otra cosa a la altura del culo de la pelirroja...

¡Alice! ¡Alice!-dice Hollín-¡La luz no sube!

Sería la primera vez en la historia de las eléctricas en el que no sube la luz. Pero sí, es cierto. Los demás se han quedado abajo, incluyendo la vara de Klasius y la moneda luminosa. Los dos de arriba, salvo por el cuervo, tienen toda la intimidad que quieran. Babras puede meterle mano en la oscuridad a Alice hasta ponerse morado.

En la mazmorra, Leiath abanderaba el ataque con un proyectil mágico desde las escaleras. Los demás rodearon a Chloe, salvo:

-Klasius que aprovechó para alejarse un poco, dejar caer sus dagas, quitarse el cinto, lanzarlo a los pies de las escaleras y desenfundar un par de nuevas dagas.

-Rufus, que ni por asomo iba a hacer caso a Fosco, y que en lugar de subir, recogió el cinto arrojado por Klasius, del que pasaron olímpicamente todos los demás. Ahora podía dejar el cutre cinto-cuerda de vagabundo y vestir sus pantalones como dios manda: con estilo.

-La susodicha Leiath y los amantes furtivos del primer piso.

Chloe empieza a repartir hostias entre todos los demás, pero sus golpetazos son tan torpes que solo el errático eunuco es incapaz de esquivarlos.

Y Fosco tras dejar atrás a Rufus se mueve como si fuera un gato evitando que la hija fea de Klasius le viera, intentando caminar con cuidado sin emitir nada de ruido, moviéndose entre las sombras se acerca hasta ponerse a la espalda de Chloe (o flanqueándola), con su estoque en mano asesta un golpe al bicho. HOP! Vuelve al infierno del que saliste... ...o a Klasius dice el mediano antes de mover ágilmente su espadita en búsqueda de algo que haga daño a la bicha.

Ahora que la sombra no parecía estar nada cerca, y que Cloe había sido rodeada por todos ellos, Flame decidió acabar con la criatura. En teoría no podría huir, así que no tendría que ser un problema hacer rodajitas de Chloe y metérselas en la comida a Klasius, que al fin y al cabo, él era el causante de todo.

Pero claro, eso era "en teoría". En la práctica, aquella masa informe tenía más suerte que todos ellos juntos...

Con las fuerzas sensiblemente mermadas y el temor de que aquella familiar oscuridad en forma de sombra regresara en cualquier momento, el viejo enano prosiguió ascendiendo por las escaleras todo lo rápido que le permitían sus cortas patejas.

-¡Vamos, muchachos! ¡Hay que salir de aquí como sea!

Al comprobar satisfactoriamente que los luchadores de su grupo estaban encarando al enemigo, Leiath se concentró en lo que mejor sabía hacer.

Se apartó para no estorbar en las escaleras y llamó al maltrecho cánido.

-Ven Rufus, bonito -qué raro sonaban esas palabras al hablar al feo aspecto que había adquirido el perro- ven que te cure.

Se fue acercando a Rufus al tiempo que sacaba un pergamino.

Azaron se dirige hacia aquella criatura que tantos quebraderos de cabeza les estaba causando. Ve como Flame falla el golpe, algo que aprovecha él para lanzar su tajo pillando desprevenido al enemigo.

Cae ya, joder

El perfumista sintió el repugnante tacto del vástago de Klasius rozando su delicada piel. Trató de quitárselo de encima lanzando un tajo con Perezoso, pero aquel vómito informe se movía de manera muy extraña y no consiguió ni rozarlo. Ahora que casi todos los guerreros del grupo estaban acosando al cieno, Onfale podía retroceder a una posición más segura, en segunda línea. Se deslizó cual gato esquivando los tentáculos de vómito de aquella criatura correosa y pestilente.

La maga se descolgó la mochila y empezó a buscar frenéticamente a tientas, Creo que estaba aquí… no esto no esto…ni esto, pero esto no lo había tirado…..si es esto. Dijo sacando de la mochila una vela, de uno de los bolsillos del cinto saco la yesca y pedernal, y encendió la pequeña vela. Venga hay que salir de aquí.

Parece que mi sugerencia de curar al perro para que saliese de allí ha caído en saco en rato. En cualquier caso vamos a tratar de acabar con esta criatura.

Las dagas se mueven con rapidez cortando algunos de los tentáculos de fluidos estomacales del engendro.

Rufus, al ser curado, tiene muy claro lo que tiene que hacer. Ahora que tiene el cinto, sube al piso de arriba para enterrarlo junto al hueso para cuando necesite usarlo de mordedor. Precisamente, Alice se lleva el segundo susto cuando al encender la vela y darse la vuelta, la llama sombrea el rostro monstruoso del hombre-perro.

Chloe, acorralada, ni siquiera puede volver a meterse en una celda a que sus heridas cicatricen. Golpea a la desesperada a Flame, que no logra conectar su golpe con el espadón. Si lo hace Azaron, que le machaca bien los higadillos. También Klasius, que corta con la precisión de un cirujano. Hasta Fosco está a punto de clavarle su aguja, pero falla por un pelo.

Mención especial para el eunuco. Diez, nueve y diez, son las puntuaciones del jurado al picado atrás con doble tirabuzón de Onfale. No ha logrado los treinta puntos por haber fallado su ataque.

Babras llega al segundo piso, donde las camas cuelgan del techo como doseles de las que quedaron en el suelo. Las Brumas se cuelan por las saeteras, y la humedad cala sus huesos.

Flame recibió un duro golpetazo de la criatura repugnante, pero a pesar de su sufrimiento tenía algo claro, tenía que acabar con ella lo antes posible. Y entonces su escama comenzó a brillar con un nuevo color, una mezcla entre dorado y amarillo que hizo que su arma y la de sus compañeros se volviesen aún más poderosas.

Debemos acabar con esto cuanto antes.

Leiath miró la honda que colgaba de su cinturón y trató de imaginarse a sí misma atacando al vómito. Solo conseguíria darle en el ojo a alguien.

La daga que solía usar para cortar patatas... también igual de inútil.

EL cinturón que le había dejado Fosco. Convertirse en una gran hidra y pulverizar al viscoso ser! Dudaba que pudiese activar el cinturón, pero tampoco perdia nada por probar.