Lo cierto es que los amigos del capitán caido hacen un buen remiendo con lo que tienen que me ahorra intentar alguna fontanería improvisada con que bloquear su escape

En esta situación me sobresalto al escuchar una detonación a mi espalda, parece que el simpático cocinero ha resultado no ser simpático y la señorita rata retrocede herida

-eso ha sido muy poco deportivo. Tu capitán ya se había rendido-

Con cierta prisa antes de que el individuo recargue su trabuco agarro los rebordes rotos de la portezuela, sin preocuparme de que alguna astilla de madera se clave en mis manos metálicas, y tiro con fuerza para abrirla

Con muy poco éxito

Mr Smith se quedó pasmado al comprobar que realmente la portezuela no ofrecía la esperada resistencia a sus manipulaciones, con lo que él y el cocinero se quedaron mirándose a los ojos con la misma carga de incredulidad peor por distintos motivos...

-Auch-Dijo Kate, sentándose en el suelo, donde había caido y mirándose el pecho. En realidad, estaba más sorprendida que dolorida, al menos hasta que su cerebro hubiese tenido tiempo hacer informe de la situación y mandar las señales de "Nos han pegado un tiro. Paren actividad y empiecen reconstrucción"

Pyotr por su parte, había corrido a socorrerla, pero al ver que no se encontraba en peligro inminente, apuntó a la trampilla y se dispuso a disparar. Y lo hubiera hecho, si Kate no hubiese sujetado su mano y negado con la cabeza. Aunque no de demasiado buen humor, en lugar de eso la ayudó a ponerse en pie y sentarse en un sitio más cómodo. Kate le señaló el timón, y Pyotr se dirigió a él para acercar el barco a la orilla, aunque con el ceño fruncido.

-Ah, hola. Nos vemos de nuevo.- Le dijo Kate al hombre con una sonrisa, cuando vio que la portuela se abría.-Bueno, uno de los vuestros está herido, y por eso nos disculpamos, aunque tenemos que decir que él disparó primero. Ahora también lo está una de los nuestros. Ay, por cierto. Creo que con eso estamos en paz. Nos encantaría irnos del barco, pero resulta que nos hace falta. Así que lo vamos a tomar prestado. Sólo un ratito. Así que vamos a acercarlo a la orilla, vamos a bajar a tus amigos, que podrán aprovechar para llevar al herido al médico, nos vamos a llevar el barco a dar un paseo y luego lo devolveremos. Lo trataremos bien. Es un buen barco, no quiero que le pase nada a una chica tan bonita. Y tú puedes salir en paz y bajar con ellos. Y prometemos no hacerte daño. O puedes seguir disparando y combatirnos tú solo. Pero si haces números, vas a ver que no te sale a cuenta. Hay uno de ti, y mucho de nosotros. Y a mi me han disparado, así que no estoy de buen humor. Así que puede que la oferta no siga en pie tras el siguiente tiro.-Terminó. Aún con la sonrisa. Aunque ahora tenía un no se que que hacía a uno recordar la forma en que un lobo retiraba los labios para enseñar los dientes.

La trampilla se había abierto de nuevo. El trabuco estaba cargado otra vez, estaba seguro. Y la mirada del hombre le delataba. La única manera iba a ser la lucha. Llevé mano a mi cuchillo mientras con la mirada le quería decir a mi ayudante que haría lo mismo con su arma. Esperar nunca era una buena opción pero quizás las palabras de Kate tranquilizaran al hombre. Es cierto que estaba en clara desventaja pero ninguna lucha en la ciudad era justa y equilibrada.

El hombre se movía apuntando a todos, aquello iba a ser como en una feria. 

La trampilla se abre de repente, lo que me sorprende un poco. Y quedo mirando cara a cara al cocinero armado.

De fondo se escuchan las palabras de Rata, sin embargo sus palabras suenan lejanas y poco convincentes, en cambio el trabuco en las manos del cocinero si se ve muy próximo e inmediato, ¿lo habra cargado ya?

Ante la duda mejor ir a lo seguro, o algo que se le aproxime razonablemente. En un alarde de habilidad a nivel de un desprendimiento de rocas me dejo caer sobre el cocinero como un saco de patatas acorazado

Artintatus subió al barco, no quería matar gente, eso iba en contra de sus principios. Ya había visto gente morir en las trincheras, y no había sido una experiencia agradable. Pero ¿Cuanto valía la vida de aquel hombre en comparación con su deuda? El bastión no era una buena ciudad, la gente mataba y moría por muy poco, y luchaba con todas sus fuerzas más veces de las que podía permitirse. 

Apoyo el trabuco en el hombro del señor Smith, que no tuviera tímpanos, le ayudaría a no tener tantos remilgos. Apunto al cocinero con su trabuco ya cargado, y apretó el gatillo.

- Lo siento.

Así pues...

Álbatrozz despertó durante unos segundos de su inconsciencia (por no llamarla muerte) para ver entre delirios a una bella mujer de cabellos blancos ofreciéndole un trato que no consigue comprender por completo (más que nada por estar más allá que acá) antes de sonreírle u guiñarle un ojo no sin cierta picardía. 

Si estuviese pudiese le preguntaría si es la muerte, y si le estaba pidiendo permiso para llevárselo, y el dolor le hizo afirmar a la dama, Si, por favor, que esto termine, llévame a donde sea. Estar estaba estabilizado pero el sol cenital le estaba friendo la mollera en su propio, triste, jugo.

La herida en el costado de Rata era más que nada un tremendo moratón ocasionado por las astillas, la mínima sangre que supuraba era más por una leve rotura de la piel que por una perforación real. Delante de él Mr Smith había abierto la desvencijada portezuela tras la que se escondía el improbable camarero armado. El elegante hombre artificial le había dejado claro que su capitán ya se había rendido y el trabuco, aún humeante, descansaba entre sus manos. 

La educada charla que le dio aquella muchacha a la que había herido se sumó al resto de lo comentado, haciendo que el hombre afirmase insistentemente a aquella criaturilla de dentadura feroz. Le pasmaba el que fuese cargada con un remo (que había dejado caer) y un cubo... No quería que usase aquellos utensilios con ella.

A pesar de las instrucciones dadas por Kate para acercarlos a tierra, los ocupantes de la cubierta de la Nelly estaban tan acojonados que bajaron como pudieron a Álbatrozz a Latas y fueron ocupando otras barcas para ser llevados a tierra, ahorrándoles algo de tiempo a los nuevos ocupantes de la pequeña carabela algo de tiempo.

Pero la cosa seguía candente: Alkimium apuntaba con su cuchillo a los que bajaban del barco y al tipo que les había disparado mientras Cappico le cubría con su pistola. Mr Smith, no fiándose del cocinero, se abalanza sobre él, no sin que antes, un raudo Artinatus apoye su trabuco sobre su hombro y dispare a la cabeza del acojonado ocupante de las entrañas del barco, la que se convierte en una pulpa de confeti rojo ante el rostro de Smith, quien cae sobre el cadáver, deteniéndose sobre él dos escalones más abajo.

Ante el sonido del trabuco todo parece detenerse en la laguna artificial, hasta las hambrientas gaviotas se giran para mirar con sorpresa al veterano al tiempo que baja su humeante arma.

- La put...- Masculló el piloto de la Latas cuando su barco comenzaba a alejarse de la Nelly.

Aquel giro en los acontecimientos no pareció gustar a los Cerdos Acuáticos, peor aun así no iban a discutir con aquellos elementos, menos tras ver cómo se las gastaban. Los pandilleros se habían concentrado en la parte delantera del tobogán, preparando los esquíes, rampas y piezas necesarias para mandar a la Nelly al otro barrio (literalmente).

Mientras las cosas se tranquilizaban en la cubierta y los punks se encargaban de deshacerse del cadáver cuanto antes (Nada como unos pesos y un montón de agua para hacer desaparecer cualquier cosa bajo aquellas turbias aguas), Rata pudo revisar el timón y mecanismos de su nuevo barco, mientras se tomaban un reconstituyente bocadillo de anguilas y un agua con gas que alguien le había traído de la despensa, notando cómo recobraba sus energías.

Los Cerdos sabían lo que hacían, habían rodeado al Nelly con sus barcas y tiraban cañerías, cadenas y todo tipo de herramientas sobre la cubierta del barco, trabajando como monetes para preparar la nave para su gran aventura ¿Final?
Cuando la hora de comer ya estaba próxima, la barcaza estaba situada en frente de la rampa que daba al tobogán, con su mascarón abrazado por una cadena que, propulsada por un grupo electrógeno, comenzó a izar la carabela hacia el punto en que arrancaba el empinado descenso hacia Achicorias.

La nave se detuvo en el lugar indicado, a babor podían escucharse los vítores y ánimos de los pandilleros, así como los recordatorios de que habían prometido liberar a su colega del calabozo de Achicorias. La cadena se soltó y ahora todo estaba en manos de Rata. Frente a ella estaba el descenso, 30 metros de rampa y una pendiente de 45 grados que les haría alcanzar una velocidad de casi 100 km/h, pero según los Cerdos, había suficiente agua y distancia al otro lado como para poder maniobrar siempre y cuando se contase con la precisión necesaria...

Todos los sonidos parecían haber desaparecido al llegar a aquel punto. La capitana aferraba el timón con ambas manos, enfocando su distante destino...

La estruendosa maniobra de Artintantus me deja sobre el cuerpo del cocinero que se convulsiona mientras mi propio cuerpo resuena con la vibración

-qqqqqqqquuuueeeeee ccccuuuuurriooosssssssooooo- digo incorporandome

Mientras se van produciendo las maniobras nauticas de rigo Penelope revisa mi cuerpo por si la caida o la detonación han descolocado algo, pero no parece ser el caso

-¿Ya vamos a bajar el tobogan? Vamos Penelope, busquemos un buen sitio para verlo-

Camino hasta la barandilla a la que me aferro con fuerza, mientras una mas pruedente Penelope busca un lugar mas seguro donde esconderse durante la arriesgada maniobra

Hubiese preferido que la cosa no hubiese terminado así. Pero no siempre se podía elegir, y no todos sus compañeros, no sabía si con más o menos acierto del que ella había usado, habían preferido no darle más oportunidades al cocinero. Una lástima. No sabía que otras cualidades tenía como persona, pero el mundo había perdido a un gran artífice de bocadillos de anguila-pensó mientras se terminaba su tentempié.

Tras la comida, ya notaba como las fuerzas le volvían, pero aún estaba dolorida, y Pyotr le ayudó a ir hasta el timón, a presentarse a su nueva amiga.

-Bueno, señorita Nelly, yo me llamo Kate.-Le dijo, mientras los pandilleros terminaban las preparaciones, dándole unas palmaditas amistosas-Siento lo que ha pasado aquí antes. Pero teníamos necesidad de ti y fue una lucha limpia. Te ganamos honradamente.-No estaba segura de cuánto cariño había entre la anterior tripulación y su barco. Pero uno siempre debía mostrar respeto a su embarcación. Un barco enfadado era un barco peligroso. Los cabos que se necesitaba que permanecieran sujetos, se soltaban durante una tormenta. Los maderos se pudrían. las velas no cogían el viento como debían. Todo el que supiera algo de barcos sabía que con un barco que no te quiera a bordo quizás nunca vuelvas a tierra. Incluso si el barco te tiene que llevar al fondo ella misma-Y ahora necesitamos que nos lleves a nuestro destino. ¿No estás cansada de este lago?¿No quieres probar nuevas aguas? Pues haznos este favor.-Le dijo, intentando ganarse su buena voluntad. Iban a necesitar la buena voluntad de todo el que pudiera dársela para aquel viajecito.

Se concentró mientras acababa la subida de Nelly por la rampa, estudiando lo que tenía en frente y preparando mentalmente lo que tendría que hacer. La cadena se soltó y en el rostro de Rata se dibujó una amplia sonrisa.

-Tu y yo, Nelly.-susurró, tan bajito que probablemente nadie más la había oído-Nos vamos a divertir.

-¡AGARRAOS!-Les gritó a los otros cuando comenzó el descenso.

La madera del Woah Nelly pareció crujir respondiendo a las palabras de su nueva capitana. Para cualquiera que escuchase, sin haber vivido en una embarcación, aquello podía pasar por el mero efecto de la dilatación de la madera por efecto del calor del mediodía, pero Kate sabía que en aquella comunicación había una nota de saludo y confianza. Posiblemente ella había sido más cordial con la nave que cualquiera de sus anteriores ocupantes.

Ahora todo era silencio en la cima del mundo, porque en aquellos momentos el arranque del tobogán no dejaba de ser el punto más elevado en todo el Bastión circundante. 

Hasta las gaviotas parecían planear y discutir entre ellas lo que parecía avecinarse en los próximos segundos dese varios metros por debajo de la quilla de la arriesgada carabela.

Daría la impresión de que el aire había dejado de soplar, pero lo cierto era que en la Garganta del Picor del Revivido nunca corría el aire, así que no había absolutamente nada que distrajese a los ocupantes de la Nelly de sus propios pensamientos en el minuto previo a la gran bajada.

Mientras Kate hacía sus promesas a su protegida, unos tomaron posiciones cerca de la capitana o en la  proa, afianzándose como podían con cuerdas, bloques o mástiles, mientras otros optaban por hundirse en las profundidades de su camarote buscando la mejor manera de amortiguar los posibles golpes que pudiesen recibir en caso de que las cadenas se soltasen, las cuerdas se quemasen o la embarcación simplemente decidiese que no estaba hecha para rampas y el llegar dando volteretas a Achicorias era su único modo de llegar a nuevas aguas.
 

¡AGARRAOS!

Gritó Kate una milésima de segundo antes de que el mascarón de la nave avanzase un centímetro más sobre la rampa antas de quedar suspendido en el aire.

¿Estaba la Nelly levitando sobre el borde de aquel acantilado?

Quien estuviese en su cubierta, viendo qué había bajo ella así lo podría pensar...

Pero la gravedad seguía existiendo en la mayoría de los barrios de Bastión (Si obviamos algunas calles de población alienígena y las incomprensibles grutas del Submundo, así que...

ROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOK

(Aquel crujido se inició en la quilla del barco para transmitirse, vibrando, hasta la punta de su mastil más alto, sus pequeñas velas parecieron quedar rígidas por efecto del movimiento, como si fuesen sus pulmones en el momento justo en que quedan sin aire).

PPOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMFF!!!
 

La parte inferior del mascarón golpeó la superficie del tobogán, dejando que las improvisadas mangueras dispuestas por los Cerdos Acuáticos humedeciesen su quilla y costados, evitando que la fricción quemase la madera.

La Nelly bajaba a toda velocidad por aquel empinado ángulo, levantando agua con su mascarón que bañaba su cubierta en una espuma que se deshacía al instante, besando los pies de aquellos improvisados marineros. El estruendo emitido por el tobogán se acentuaba en la atmósfera del barco, donde solo se podía escuchar la cacofonía ocasionada por la endiablada velocidad que aquello tomaba.

Kate, exultante, sonreía emocionada, acariciando el timón de la carabela, notando cómo su sistema nervioso brotaba de las puntas de sus dedos hasta hacerle sentir todo lo que rozaba o recorría el cuerpo de Nelly, podía notarse gritando de emoción en su bodega, le escuchasen o no quienes allí se escondían.

El mascarón llegaba abriendo los mares al punto inferior del primer tramo del tobogán, con una velocidad que ninguno de sus tripulantes había podido experimentar en ningún medio de locomoción de la lenta y renqueante Bastión.

Ya estaban oficialmente en Achicorias Gandul pero en el último tramo que quedaba por delante de ellos, toda el agua que les rodeaba pareció rodear a la embarcación, formando un muro de espuma que nada envidiaba a los pequeños tsunamis que a veces azotaban a las zonas más exteriores de la ciudad.

La Nelly se había convertido en una punta de lanza arrojada por la fuerza de los océanos al corazón de aquel nuevo destino. Si no fuese porque empresas Gandul había comprado aquellos dominios con vil metal, los tripulantes de la nave habrían estado en su pleno derecho de exigir aquellas tierras como propias, por el mero empeño y riesgo que habían mostrado en aquel descenso suicida.

Una vez que las aguas volvieron a caer, hasta el color pareció cambiar alrededor de nuestros aventureros...

Una vez que todo el mundo a bordo pudo recuperar la respiración y el pie, ya que algunos habían caído rodando por la borda sin recibir mayores daños, el tono metalizado de Achicorias Gandul deslumbró a los presentes.

Más allá del lago donde la Nelly reducía su velocidad ahora mismo todo el horizonte estaba cubierto por módulos de viviendas blancos, con ventanas espejadas, multiplicados hasta volver loco a su futuro arquitecto. 

Allí estaba, el barrio urbanizado con las últimas comodidades (de hace diez años) que la empresa Achicorias no había conseguido vender a sus nuevos propietarios. 

Lo único que destacaba entre todos los edificios era un rectángulo metálico de bordes redondeados que se destacaba sobre los edificios circundantes: una lata de conservas titánica que llenó las cabezas de los aventureros de terror existencial. ¿Aquello había salido de una máquina? Y de ser así ¿Qué tamaño tenía la máquina y dónde estaba almacenada?

Pero todas estas preguntas se perderán, sin respuesta, como se perdía la espuma bajo la quilla de la Nelly.

Kate dirigía al navío con una pericia envidiable, había nacido para aquello. Tras oír a los Cerdos Acuáticos (Cuyos vítores atravesaban débilmente los muros que separaban Picor del Revivido de Achicorias) hablar del alguacil que tan mala vida les había dado, los cazadores de tesoros se asombraron de no ver un molesto comité de bienvenida esperándolos a su llegada, pero así era, navegaron tranquilamente hasta divisar rampas y escaleras de acceso que podrían emplear para hacer pie en el barrio.

Tras una impresionante viaje me incorporo en medio de la cubierta, en algún momento me cai y solo unas sogas detuvieron a mi cuerpo que podría haber salido rodando por la cubierta

-jajaja ha sido un viaje muy entretenido, esto habrá que repetirlo algún día-

Aun recuperandome del ajetreado trayecto ese extraño y enorme rectangulo metálico gigante llama la atención, pero no parece algo que nos afecte ahora mismo

-Creo que llegados a este colorido barrio sería interesante conocer a quienes viven aquí. Seguro que hay gente muy interesante-

Coincido con usted Mr. Smith, se ve demasiado tranquilo todo por acá. Creo que lo mejor será alejarnos por ahora de nuestra embarcación raptada, quizás preguntar a algún transeúnte la dirección en la que se encuentra la biblioteca, ya tendremos tiempo más tarde de cumplir con el trato.

Busco alguna persona en las inmediaciones para averiguar un poco más sobre la dirección que deberíamos tomar hacia la biblioteca. Distancia, posibles dificultades futuras.

No dejes de sobrevolarnos Phi, quizás descubras algo desde una posición elevada... le hace saber al búho con una sucesión de silbidos de una disonancia inusitada, una mezcla de agudos acordes que solo un instrumento en muy mal estado hubiese podido ejecutar.

- Deberíamos cumplir nuestras promesas lo primero. No quiero acumular más deudas, económicas o de otro tipo.- Parecía que hasta el gruñon Artintatus había disfrutado del viaje, porque hablaba con una sonrisa en la cara que hasta ahora no había exhibido.- Pero necesitamos encontrar primero la biblioteca y los calabozos antes de decidir con que empezamos.

Caila a su lado, no dejaba de dar saltitos y saludaba hacia la cima del tobogan con la esperanza de poder despedirse de los piratas que tanto les habían ayudado. La joven se giró hacia la timonel.

-¡Qué pasada, Kate! Me tienes que enseñar a hacer eso...

- ¡Caila! Basta. No la molestes. Tenemos mucho que hacer. ¿todos de acuerdo con hacer una ronda de reconocimiento?

-Buena chica. Bien hecho-Dijo Kate a Nelly, dando unas palmaditas en su timón como si fuese el cuello de un caballo que acababa de ganar una carrera-Ahora tenemos cosas que hacer. Espéranos, ¿de acuerdo?

Bajó por la rampa a tierra, dando saltitos y estirando los brazos sobre su cabeza y tras su espalda. Sólo por la experiencia, aquello ya había merecido la pena, pero tras la tensión de mantener el timón donde tenía que ir en una bajada a tal velocidad que el tiempo de reacción de cada maniobra era mínimo, ahora sentía los múscullos rígidos y agarrotados.

-Por supuesto, Caila. Todo el mundo debería saber como llevar un barco para no tener que limitarse a viajar siempre por tierra. Y en cuanto acabemos con esto, tendrás te llevaré a hacer carreras por los canales. Pero primero, a lo que estamos. ¿Ronda de reconocimiento? Buena idea. Vamos a hacernos una idea de cómo está la cosa por los alrededores. Y luego veremos cómo encontrar a Relincho Cerdo.

Al llegar a la orilla, con las prisas propias de no querer ser descubiertos antes de tiempo (porque tarde o temprano os tendréis que hacer notar), los aventureros dejaron a la Nelly, su intrépida montura marina anclada entre otras embarcaciones que estaban debidamente clausuradas y etiquetadas. Tenían pinta de ser naves de los Cerdos Acuáticos, posiblemente confiscadas por el alguacil del lugar.

Los 10 aventureros trotaron entre las cabinas de los muelles para perderse entre los callejones escondidos tras las fachadas de la gigantesca urbanización semi-abandonada. Algunas viviendas hasta habían sido quemadas hasta sus cimientos o derrumbadas, destacando en medio de otras con carteles de SE VENDE o SE ALQUILA que parecían llevar años sin ser visitadas.

Algunos niños jugueteaban por el barrio, posiblemente faltando a sus clases o completamente desatendidos por sus padres (en caso de que tuviesen), al ver a aquel grupo de variopintos personajes no pudieron dejar de seguirlos a hurtadillas, tratando de imaginar quiénes eran y para qué habían venido basándose en sus ropas y... ¡ARMAS! Eso siempre era divertido para los pequeños pilluelos.

Phi sobrevolaba el área mandando sus informes a Rister a base de pitidos, silbidos y letras o números cantados al azar. En un momento concreto hizo referencia a algo denominado la Cosa Pescado, algo que aparentemente se había escabullido por una alcantarilla, pero no alargó su informe al respecto. 

Un poco más adelante llegasteis al pie de la lata gigante que habíais divisado desde lejos, esta salía de la plaza interior de un edificio en cuya fachada destacaban unas letras doradas (sobre cal blanca) en las que se podía leer Museo de Tecnologías Conserveras (Antiguamente lonja del barrio). Desde el exterior poco más se podía ver que varias máquinas pesadas empleadas en el enlatado de productos. En una caseta interior un mestizo alienígena, con media cara cubierta por pequeñas bocas que se abrían y cerraban sin ton ni son, ojeaba aburrido un tríptico del museo. Una pegatina en el vidrio de la caseta indicaba que el edifico estaba abierto a visitas de 8 a 20. 1£ el ticket por persona.

Justo cuando abandonabais sus inmediaciones un trío de personajes de apariencia turbia salían cargados de latas de las formas y tamaños más variados. Parecía bastante claro que su carga era valiosa para ellos pero se alejaron como cucarachas conocedoras de los recovecos del lugar.

A un par de minutos del museo, Phi volvió a descender atrayendo la atención de los aventureros por una confitería bastante destartalada, con pinta de llevar décadas necesitando una puesta al día. Sobre su escaparate y puerta principal una lengua de color magenta servía como soporte a las letras blancas que le daban nombre Fa tasía - Casa de los Chocodioramas. Si, alguien había robado la letra 'n' del rótulo. Algo llamó la atención de la panda: en su escaparte había un rótulo con las siglas e identificador de la firma WWF, el gabinete de Drugos, el abogado que allí os había mandado.

La Biblioteca Positrónica se encontraba una calle y media más allá. Ante su puerta había... ¿Un cadáver? Desde la localización de los aventureros no había acceso directo a la biblioteca, tendrían que dar una vuelta más, pero antes de llegar encontraron el otro punto de interés del barrio: la colección de bungalós reciclados en calabozos que recibían el nombre de Los Dormitorios. Varios individuos de uniforme cobalto parecían prepararse para salir a patrullar, tal vez alguien les había informado ya de que había movimientos sospechosos en el lago.

Y poco más parecía haber allí, más allá de las almas perdidas que pululaban sobre y bajo las aceras de Achicorias Gandul. Phi se posó en el hombro de su señora y confirmó que el resto de la zona no eran más que el colegio público, un par de fábricas, un pequeño mercado sin mayor interés y el muro del perímetro que les había obligado a tomar la ruta de acceso más rocambolesca a aquel silencioso barrio.

Tras una pequeña exploración Achicorias Gandul parece un lugar bastante anodino, con razón han tenido que hacer accesos tan coloridos, para animarlo

-Tal vez deberiamos preguntar al individuo parado frente a la puerta de la biblioteca- digo señalando el aparente cadaver

-Me parece que el rescate del señor cerdo causaría demasiado revuelo, no deberíamos intentarlo hasta tener lo que hemos venido a buscar, y tal vez una ruta de escape-

Si los de cobalto salen a patrullar puede ser un buen momento para chequear si nuestro querido rehén se encuentra en casa, quizás seamos recibidos por la típica burocracia simplemente. Quizás aprovechar para llevar a nuestro nuevo mejor amigo a pasear, aunque eso implicaría su fuga. No se... sería meternos nuevamente en problemas, pero soy una persona de palabra y deberíamos cumplirla. ¿Qué les parece a ustedes?... Nunca he tomado buenas decisiones. 

Termino Rister mientras acariciando a su emplumado escudero inspecciona el exterior en busca de alguna abertura, del tipo ventana con barrotes por donde se cuele la luz solar a los "dormitorios". También seria bueno saber que tal la entrada a estos calabozos/jaulas/carcel?. No vaya a ser cosa que terminemos con el "otro" haciendo compañia.

-Dado que hay un cadáver enfrente de la biblioteca, la solución más fácil sería informar a las autoridades, con un poco de suerte, unos cuantos guardias irán para allí y nos darán el tiempo necesario para encontrar a nuestro cerdito, o soplar y soplar y las celdas derribar. Además, está el tema de la chocolatería. Dado que están asociados con la misma firma de abogados, tal vez puedan darnos más información sobre nuestro objetivo y como están aquí las cosas. 

-Yo creo que antes de decidir nada y avisar a nadie, deberíamos echar un vistazo al señor junto a la puerta de a biblioteca. Puede que tenga información valiosa para nosotros. Si lo que lo ha matado está en la biblioteca o alrededores querríamos saberlos. Imagínate que nos encontramos que se ha muerto por serpientes venenosas. O monos voladores. O arañas venenosas voladoras. Mejor verlo por nosotros mismos antes de que lo retiren de ahí.