Partida Rol por web

Morgan estaba algo dubitativo, habia escuchado de estas fiestas pero tampoco es que supiera muchas de ellas, mucha gente, y bueno, por lo general, habria de todos, gente tranquila, gente travies,a gente que no sabian que hacer y demas ..., asi que porque iba a estar dubitativo, solo necesitaba beber algo y relajarse un poco para empezar y se dirigio a las bebidas.

nada mas llegar sin querer tropieza con una hermosa enmascarada con un impresionante vestido rojo.

- Hola señorita ..., desea beber algo? ... yo invito -, digo de forma jocosa aunque sabia que todo estaba incluido en la entrada, pero no se ... quiens abe porque se me ocurrió empezar de forma tan simple ... tal vez estaba nervioso o seria por otra ezon ... quien sabe.

La joven Evolet enarcó una ceja y soltó una risilla disimulada. ¿Invitar? ¡Si estaba todo incluído! Ella se estaba sirviendo ponche, por lo que alargó otro vaso y se lo entregó al hombre, quien por su voz, parecía adulto.

-Tome, seguramente le sentirá mejor. Así se relajará. 

Tan pronto como lo entregó, se bebió el suyo de un asalto y se dio la vuelta  con su propio vaso vacío. Al parecer, buscaba a alguien en el público que no lograba encontrar. Ni siquiera... A alguien parecido. No se percató de la presencia de la mujer*, por lo que se chocó sin querer. 

-¡L-Lo siento!, ¿le he hecho daño? 

Recibio la copa de la señorita

- Gracias por el ponche pero habia pensado en algo mas ... fuerte, -alce la mano a un camarero y con voz profunda ... - Bourbon con hielo ... gracias ... , y ustede desea algo? -

en ese mometno se volvio y vio como empujaba a otra señorita 

- vaya la zona de bebidas esta muy solicitada, no hay duda ... - 

Me habian servido mi copa mi entras observaba a todos los presentes que parecian estar ocupados.

Me abre equivocado de sala?

Era extraño no ser el centro de atencion, habitualmente en mi trabajo era otra cosa, pero aqui me sentia totalmente extraña, fuera de mi elemento, fuera de control, como si fuese invisible, y eso me gusto. 

Con la copa en la mano fui caminando entre los que estaban al parecer conociendose y divertida fui imaginando sordidas historias de cada uno de ellos. 

Tal vez se me escapo alguna sonrisa imaginando las cosas mas impensables.

Tal vez encontraria alguien en soledad, como yo. 

Finalmente el día había llegado, el día del evento. Debido a que no tenía como llegar hasta el lugar por suerte Sarah lo tenía cubierto, así que sin problema me subí al vehículo, vestido con un elegante traje que fue hecho a medida, un "regalo" por así decirlo de mi padre para ir a una boda. A mi me parecía tal vez algo ridículo gastar tanto en uno, pero la verdad fue difícil decirle que no, ya que la verdad me encantaba vestir así, decían que tenía un buen porte y siempre me hacían sentir más confiado y seguro de mi mismo, y con el evento de hoy necesitaría mucho esas dos cosas.

Cuando vi que estábamos cerca saqué de de aquella caja de color beige con bordes negros y dorados la máscara que Sarah me dio, la cual me quedé mirando el resto del trayecto mientras pensaba en como terminé metido en esto y pensando que era lo que estaba por pasar en aquel evento. Cuando finalmente el auto se detuvo dejé a un lado la caja y me puse la máscara, tomé un bocado de aire y luego exhalé, para así salir del auto.

Con aquella confianza que ganaba gracias a la máscara y el traje me dirigí hacia la puerta, pasé y al ver el lugar me quedé algo sorprendido, tal vez abrumado por la cantidad de personas, pero la extraña sensación de anonimato de todo esto y la máscara con su extraña pero reconfortante sensación de seguridad hizo que lograra calmarme, así que volví a respirar hondo y exhalar, me paré más recto, hombros hacia atrás y sacando el pecho caminé por el lugar, mirando hacia los lados como las personas conversaban mientras que iba hacia la barra de bebidas. A pesar de que por fuera pareciera una persona firme y segura, por dentro los nervios me atacaban sin cesar, y con suerte algo de alcohol ayudaría a relajarme un poco.

Indecisa me quedé en aquel lugar, viendo entonces que la mujer que me miraba entonces se acercaba a mi. Al llegar y decirme aquellas palabras, me sonrojé levemente al mismo tiempo que sonreía de forma dulce inocente. Me acababan de halagar de una forma que no me esperaba para nada, pero me gustó como surgió, aunque para mi misma debía reconocer que estaba nerviosa pues mi labio inferior ya lo sentía al mordermelo un poco.

-Gracias aunque, n-no se si soy tan bonita como un cisne. Y respecto a su pregunta, tenia ganas de encontrar una linda flor en el campo, pero parece que me encontró antes que yo pudiera verla. - de nuevo con una sonrisita dulce traté de responder a su halago con otro, pues desde mi punto de vista y con aquel vestido en dicho color, parecía una bonita flor.

Dicho lo cual probé a aproximar un poco la conversación - Me llamo... - pero me acordé entonces de que era una mascarada y a medio camino de extender mi mano me quedé pensativa - Bueno... n-no se si debiera usar mi nombre real suponiendo que es una mascarada. N-no se si lo prefieres de forma anonima. - dije de antemano mirando a ver si ella misma prefería el anonimato o la realidad.

La muchacha me recordaba totalmente a un cisne blanco que irradiaba una cantidad de luz fuera de lo común y eso era lo más bonito que había visto. 

-insisto en que parece un precioso cisne. La verdad es que las flores aquí abundan, pero creo que soy la única de mi color y por supuesto tenía intención de saludarla en cuanto la vi-comente con brevedad y le tome la mano para besarla, no soy un caballero, pero se cómo halagar a una mujer. 

Viendo que quería presentarse y que me preguntaba sobre si debíamos guardar las apariencias al ser una mascarada, aunque a mí me gustaba el misterio realmente al no conocer a nadie en la ciudad realmente era igualmente una desconocida por lo que respondí: 

-Yo soy Amaya, la verdad es que acabo de llegar a la ciudad por lo que realmente soy totalmente anónima- 

Me quedé con la mano tendida esperando, sin darme cuenta de que quizá utilizar mi nombre no era lo más adecuado. Finalmente me encojo de hombros y decido romper el momento vergonzoso recogiendo la mano y adentrándome en el salón.

Veo que la gente ya está hablando con otra gente y yo me he quedado relegado. Me acerco a las copas y cojo una para luego caminar con aire pensativo.

Hasta que veo a alguien conocido, aunque imagino que ella no me recordará. Pero veo que ahora mismo está tan sola como yo, así que por qué no intentar iniciar una conversación.

Me acerco con la máscara puesta, y la miro. Mabel Dreux, ¿no es cierto? No creí que fuera a encontrar a nadie que conociera en un sitio como este.

Estaba claro que me halagaran tanto me afectaba, aunque llevara un maquillaje ligero mis mejillas se sonrojarían un tanto más demostrándolo. Sobretodo incluso cuando se comportó cual "caballero" tomando mi mano y besándomela. Por un momento me sentí bastante mimada.

-Bueno, me encantan las flores de su color. - dije sonriente - Y sobretodo si me tratan tan bien de primeras. - debía incluso reconocer pues incluso hasta me calmaba que parecieran tan respetuosos y gentiles la gente nueva que conocía.

Visto lo visto y que la mujer de vestido malva se presentó como Amaya, sonreí entonces quitando un tanto de peso ante la importancia de la identidad asintiendo pues a que podríamos ser sinceras. - Yo m-me llamo Xaria. ¡Oh! Entonces no conocerá mucho de la ciudad. ¿Se mudó por trabajo? - Ya que era lo principal que hacía la gente, muy pocos se mudaban solo por placer, aunque no conocía realmente a nadie. - Yo llevo mucho tiempo ya viviendo aquí, pero siempre te sorprende la ciudad con algo nuevo. - Obviamente en mi caso me refería a este lugar y por supuesto a ella.

Quizás no le ofrecí mostrarle la ciudad porque acabábamos de conocernos, pero en un escenario favorable, sin duda lo haría... Aunque ahora mismo quizás eso quedaba en un segundo plano. Mirando pues mi copa casi vacía se me ocurrió quizás dar un paso que no era demasiado atrevido - Esto... ¿Le apetece que tomemos algo juntas? O bueno, si no desea beber, t-también podemos acomodarnos en un lugar y hablar. - realmente di mi disposición a lo que prefiriera, pues por mi lado estaba bastante tranquila y cómoda junto a ella.

Sin prestar mucha atencion veo como aquel hombre se va acercando hacia mi, como cualquier otro, hasta que escucho mi nombre dejando una electrizante sensacion recorriendo mi espalda. Nerviosa me giro para enfrentar a aquel hombre mientras lo detallo con cuidado. 

Lo conozco, pero no recuerdo de donde, aunque no esperaba encontrar a alguien conocido aqui eso me pone mas nerviosa aun. 

- Ejem.... Jack?  Verdad? dije señalandole mientras aun trataba de recordar su nombre.

Luego una pequeña sonrisa nerviosa de nuevo mientras trataba de recordar a aquel hombre. Seguramente fue en alguna convencion en Estados Unidos, no estaba segura.

Me rendi. No recordaba su nombre y no tenia sentido luchas en lo que estaba perdido. 

- Lo siento, se que me eres familiar, pero no te recuerdo, lo siento mucho, mi cabeza anda loca estos dias, y si, pues aqui estoy, la verdad es mi primera vez en un sitio como este, pero la champaña es buena dije, mostrando mi copa.

Solo esperaba que no estuviese relacionado con alguien de la oficina, no me gustaban los chismes de pasillos y menos si hablaban de mi.

- Y tu? Has venido solo supongo?  

Otra vez con las preguntas tontas Mabel...

Pero algo tenia que decir para continuar la conversacion. Se notaba que estaba nerviosa asi que apure la copa.

Sonrío a Mabel, aunque probablemente con la máscara no lo vea, y escucho sus palabras. Tranquila, solo nos hemos visto dos o tres veces así que es normal que no recuerdes mi nombre. Me llamo Mark Andersen, el dueño de Andersen Consulting.

Pero como te dije, tan solo hicimos un trabajo en el que coincidimos. Lo que pasa es que alguien como tú no es sencillo de olvidar. Miro un poco al salón. Y para que te voy a engañar, lo cierto es que me sentía algo solo. Es mi primera vez en un sitio como este, y también he venido solo.

Observo como se termina su copa y llamo a un camarero para que nos acerque un par de copas más. Puedes aceptarme una invitación entonces a tomar otra copa de champagne conmigo, o puedes decirme que me vaya si te incomoda mi presencia. Vale, no puedo ser más político sin decir directamente que si lo que busca es una mujer me lo diga y me largo. Seguro que ya encontraría a alguna o alguno por ahí.

Mark Andersen, encantado 

 Beth miro de forma extrañada la mano extendida y tras mriar a su interlocutor con una sonrisilla malevola le susurro Que estamos cerrando un importe trato trato de negocios, o espera quizas te tengo que hacer una reverencia contesto de forma ironica. Beth era una provocadora, le gustaba ser traviesa, aunque sabia que corria sus riesgos y que cuando irritabas a algunas personas tenia sus consecuencias...pero ella buscaba esas consecuencias, buscaba enfadar a esa persona.

- Andersen Consulting..... Mi cara de sorpresa era genuina al darme cuenta que la habia cagado.

Era una de las empresas mas prominentes y ciertamente habia hecho algunos trabajos para ellos, todos exitosos segun recordaba.

- No claro que no, quiero decir, no te tienes que ir, despues de todo esta es mi primera vez tambien y aunque disfrutaba de mi anonimato tal vez sea mejor estar en compañia, me siento mas segura.

Aunque menos deshinibida, pero nada que no pueda resolver con mas champaña.

Esos pensamientos locos en mi a veces me desconcertaban y me daban mucha risa, pero mantuve la compostura. Lo cierto que es habia venido a buscar una experiencia unica y jamas me hubiese imaginado estar con el dueño de esa empresa de esta manera asi que comence a mirarlo con otros ojos.

- Tengo una sola consideracion Mark, lo que pase aqui, queda aqui, vale? No quiero problemas en el trabajo ni de faldas. 

Desconocia si el hombre era casado o algun otro detalle de su vida personal, y no queria saber tampoco. 

Luego me di cuenta que la mujer de cabello negro y largo parecia pendiente de alguna de respuesta de Mark. Le ofreci una copa por si queria acercarse. Habia algo enigmatico en ella, tal vez la profundidad de sus ojos. 

O mejor deja de tomar de champaña.

Hice una media sonrisa.

La chica era realmente muy amable y dulce, podría decirse que era una de esas chicas con las que no conseguía nada, seguramente porque la gran mayoría era heterosexuales. 

No me parecía muy importante lo de conservar la identidad, aunque en cierto modo había sido idea primeramente de ella y yo solamente le había seguido el juego, lo bueno es que, aunque con un poco de tartamudeo igual por nerviosismo me comunico que se llamaba Xaria, un nombre bonito y poco común, no lo había escuchado nunca y el hecho de que las vocales fueran abiertas hacía que el mismo nombre fuera agradable al oído. 

-la verdad es que si, trabajo en un call center resolviendo problemas en videojuegos, soy como una guía portátil para los chavales que juegan al ordenador...-comente brevemente y pregunte- ¿y usted como se gana la vida? - 

El comentario sobre que la ciudad siempre sorprendía la verdad es que de momento la cosa me sorprendía por momentos, por lo menos la había conocido a ella que era un acierto. 

Me propuso tomar algo juntas y acepte, aunque también era bastante interesante eso de que hablar juntas en un lugar más privado. 

-la verdad es que las dos cosas me parecen más que aceptables, Xaria-dije aceptando su invitación. 

La chica morena me había dejado con la palabra en la boca y con la mano en el aire y se había ido a saludar al guaperas que se nos había acercado y había interrumpido mi presentación. En cualquier otra ocasión me habría molestado, pero se ve que las reglas en estos encuentros son un poco diferentes a las normas sociales convencionales.

Finalmente agarro una sencilla máscara negra que parece el antifaz de un ladrón de cómic, me la coloco y me dirijo a la zona donde ponen las bebidas. Me acomodo en la barra, pido un gin tonic y me fijo en las mujeres que han entrado después de mí. Todas son realmente atractivas. Un par de ellas hablan en actitud confidencial, por lo que me abstengo de acercarme. Otras dos conversan con hombres a los que acaban de presentarse; una de ellas, con un lujoso vestido rojo me llama poderosamente la atención.

Miro a un lado y a otro y, de repente, me siento como un pez fuera del agua.

Habiendo visto que la mujer se había ido sin percatarse de nada, Evolet pidió un refresco. Fue entonces, cuando se percató de la presencia de los dos hombres nuevos que habían entrado a pedir algo. El primero, parecía más joven que el segundo. 

Así que, ignoró al pobre Morgan, sin ninguna intención aparente, pues puede que lo hiciera insconciente. 

-¿Nos conocemos? -le preguntó sentándose a su lado. Es ... extraño todo esto, la verdad. ¿No cree?

Sonrío a Mabel y solo afirmo. Y luego vuelvo a afirmar a la segunda parte. Me parece bien que esto quede aquí y no salga de estas paredes. Aunque nuestros trabajos solo coinciden de vez en cuando, siempre es mejor mantener las cosas apartadas.

Miro a la otra chica y yo también la hago una señal para que se acerque si así lo quiere. En cualquier caso me giro hacia mi interlocutora.

Quizá podríamos ir juntos a conocer este sitio y ver qué nos puede ofrecer, ya que ambos somos nuevos. Si te soy sincero, ni siquiera sé qué puedo encontrar aquí. Quiero decir, ¿tienen una sala de billar, una pista de baile, una mazmorra...? En ningún momento me han dicho hacia dónde se dirige este lugar.

La verdad, nunca pensaría que podría estar hablando tan tranquilamente en una fiesta donde se suele conocer a personas para ligar con una chica tan educada y que incluso mantenía no solo el respeto sino que buscaba agradar a su receptora. Sin duda había tenido una gran suerte y alivio al encontrar una chica así y no a un chico que fuera a tiro hecho. ¿Quién sabe? Igual podría escalar según avanzara la noche.

-Oh - me sorprendí al escuchar de su trabajo - Eso debe ser... caótico cuanto menos o estresante... - imaginaba pues como era un callcenter, pero si encima se enfocaba a videojuegos y a niños... En mi mente se armaba una buena vorágine. - Oh bueno... yo soy masajista, a-aunque ahora estoy viendo por optar a un puesto mayor, aunque seguiría dando masajes claro - dije con una risilla nerviosa al recordar aquel momento en la nueva empresa. - Aún no sé que haré. - y ahí estaba mi mayor mal: La falta de elección ante una decisión difícil.

La realidad de las opciones es que estaba nerviosa al ser mi primera vez en este tipo de situaciones y no sabía como actuar, pero me sorprendí al ver tal afirmación, de hecho hasta me ruboricé un poco - Ah p-pues... v-vayamos a pedir una bebida - por alguna razón la sonrisa no se me iba de la cara, cosa que agradecía pues la mascara poco más revelaba de mi rostro. 

Una vez ya hubiéramos pedido una copa, siendo que yo iría al cóctel más sencillo que tuvieran por no saber mucho más de alcohol, le señalé a Amaya un pasillo que parecía llevar a una sala más tranquila y que en un cartel parecía poner "Universum" - I-igual p-podremos hablar más tranquilas allí - ya que parecía un sitio perfecto. Si aceptaba, prácticamente la seguiría hasta allí y acomodarnos en algún lugar dentro de dicha sala

—No creo —la chica del vestido rojo se sienta a mi lado, hago ademán caballeroso de levantarme un instante mientras ella toma asiento—. Es mi primera vez en este sitio. Y sí, ciertamente es extraño..., pero al mismo tiempo agradable.

Ahora que está más cerca no puedo evitar fijarme en ciertos detalles de su anatomía, aunque lo hago de manera disimulada para no ofenderla. Es hermosa, posee esa belleza refrescante que proporciona la candidez. Debe ser muy joven.

Finalmente me quedo mirando a sus ojos que me contemplan a través de su máscara cuajada de piedras brillantes. Son bonitos y también brillan con energía.