Partida Rol por web

La suerte estaba echada, como solía decirse. Sarah les había estado entreteniendo y eso fue todo lo que necesitábamos, aunque antes de que pudiera desenfundar, un ruido a nuestra espalda me hizo volverme, apareciendo una rubia despampanante disparando una pistola, pero no a nosotros, sino a los hombres que nos cerraban el paso.

Sin comprender nada de lo que estaba sucediendo, lo único que importaba en aquellos momentos era que por algún y misterioso motivo, estaba de nuestro lado, lo que quedó claro, no solo por a quien estaba apuntando, sino por sus gritos de júbilo, como si nos conociese de antes y hubiese acudido en nuestra ayuda.

No había tiempo para nada, así que me volví de nuevo, mientras desenfundaba y empecé a disparar yo también acompañando los disparos de la mujer con los míos y creando una cortina de balas que esperaba fuese imposible de esquivar.

Cerca de mí, Arthur también empezó a disparar, mientras protegía a Sarah, a quien había empujado al suelo para que no resultase herida.

Mi pequeño siempre cuidaba de su madre.

Y desde la barra, Michelson se unió a la tormenta de balas, haciendo que se desatara un maldito infierno en el reducido espacio en el que nos encontrábamos

Miré a mi alrededor, sonriendo, confiado de lo que estaba haciendo y hasta sintiendo lástima por los hombres que se habían quedado allí para matarnos, mientras se llenaba todo el lugar de casquillos y el humo de nuestras armas.

Era nuestro momento y aquella zorra rusa no sabía con quien se había metido.

Mientras la balas comienzan a silbar por el local, se me quita de la cabeza la idea de que bien estaría estar muerto.

A diferencia de mis compañeros de expedición no llevo armas... Por dios, que bajeza... así que me concentro en permanecer escondido detrás de la mesa volcada, intentando llamar lo mínimo la atención...

La entrada de aquella mujer fue el detonante para que dentro de la taberna pareciese que el suelo se había abierto y el mismísimo infierno había ascendido a través de él, cubriéndolo todo con sonidos de disparos, gritos confusos de dolor, rabia y miedo, y envuelto en una humareda que poco a poco lo hacía todo casi indistinguible.

Los hombres que bloqueaban la salida no llegaron a entender bien lo que sucedía, puesto que uno detrás de otro recibieron los impactos de una buena cantidad de disparos procedentes de todas direcciones: desde la barra, gracias a una rapidez y puntería exquisitos de Michelson; desde el fondo, de un Rick que no había perdido su habilidad para apuntar y disparar sin perder tiempo; a su lado, algo más escorado, de Arthur, mientras protegía a su madre ante lo que pudiera ocurrir.

Y por supuesto, de aquella mujer desde la puerta de atrás, creando el caos y el desconcierto.

Cuando la humareda se disipó, todos los hombres yacían muertos o agonizantes, en el suelo, junto con una buena cantidad de sillas y mesas agujereadas o destrozadas al desplomarse sobre ellas. 

Kyle, por su parte, sostenía todavía el cóctel molotov en alto, en su mano, sin llegar a encenderlo, y Smith se había escondido detrás de unas mesas, intentando pasar desapercibido.

El único de vuestros enemigos que se había salvado era la tetona del bar que, sorprendida, ni siquiera había llegado a disparar, sino que había permanecido con su arma cargada, observando el cruel espectáculo, y cuando este acabó, os miró a todos, soltando el arma en el suelo y levantando las manos rápidamente.

-Y a esto, señoras y señores, se le llama una entrada triunfal -comentó la mujer desconocida, que fue adentrándose en el bar, sorteando sillas, mesas y a Smith, hasta colocarse cerca de Sarah. Al verla en el suelo, le ofreció su mano para ayudar a que se pusiera en pie.

-Me alegra verla de nuevo, Mayor... digo, señora Heatherly. El tiempo no parece que pase en usted -le dijo a Sarah, volviéndose después hacia Rick -. En usted sí, Teniente, lo siento. Pero mantiene buen pulso y una estupenda puntería. De lo contrario, no habríamos salido de aquí con vida. Bueno, sin eso y por supuesto, sin mi oportuna aparición. Me alegra haber seguido su rastro.

Cuando Sarah estuvo de nuevo en pie, miró a su alrededor.

-Ahora veo que no me perdí nada no viniendo aquí, pero la verdad es que tampoco está mal. Después de todo, un bar es un bar -comentó en voz alta, acercándose a la barra, cogiendo un vaso que estaba medio lleno, olisqueando su contenido y finalmente, bebiéndoselo.

Una vez lo hubo hecho, se volvió hacia todos.

-Ah, por cierto. Soy Jack. Ya pueden abrazarme.

Mientras el tiroteo continuaba, yo permanecía bajo el cuerpo de mi hijo. Que raro se me hacía que no fuese Rick quien me cubriese como siempre había hecho y cuanto temor había esta vez en mí, pues si antes temía solo por el amor de mi vida, ahora también lo hacía por mi hombrecito, que estaba demostrando ser todo un hombre en aquel momento. Esperaba que encontrásemos a su otro padre con vida, puesto que se sentiría orgulloso de él... salvo por la parte de que aún era virgen, pero conociendo a Aloy, eso lo solucionaría rápido.

Y cuando las balas dejaron de silbar, me quité las manos de los oídos y miré a mi alrededor, buscando a quien nos había salvado así. No conocía a la mujer de nada y mi hijo se retiró de encima mía apuntando a la mujer de las tetas enormes, la cual al final pareció salvarse. A pesar de tirar su arma y alzar sus manos, la había cagado. - Te va a dar igual eso. Has apuntado a mi sobrino y a mi hijo con un arma. Tuviste oportunidad de marcharte cuando conté la historia, la cual era real, cuando pedimos encontrar a su padre. - Dije desde el suelo y sentí como una mano se tendía hacia a mí y me alzaba con fuerza.

Era aquella mujer que me habló con trato familiar y que me dejó descolocada. - Capitán Heatherly. - Corregí a la desconocida. - Pero ya da igual, los dos dejamos el ejército cuando acabó la 2ª Guerra Mundial. Teníamos un hijo al que críar y una familia que formar... aunque sólo le tuviésemos a él. - Y eso era lo que me decantaba porque Aloyssius era el verdadero padre de Arthur, pero claro, también me pilló todo demasiado mayor y tras dos abortos desistimos con los intentos.

Sonreí a la mujer cuando dijo su nombre. - Te hubiese gustado más hace veinte años. Solo hombres apestosos, enormes y cubiertos de pieles. De  hecho hasta hubieses disfrutado del beso que me dio Bennett aquí mismo. Aunque no estoy segura de que seas Jack... usar cuerpos de mujeres suele ser más propio de Bob. - Le dije al fantasma que había tomado el cuerpo de aquella rubia para sí.

- En cuanto al abrazo, te lo daré en cuanto le enseñe otra lección a mi hijo Arthur. - Y le quité el arma a mi hijo de la mano. No era precisamente una gran tiradora, pero hace 20 años no hubiese fallado si el arma no hubiera estado descargada y ahora la mujer no estaba tan lejos. - Nunca, nunca, nunca, te fies de una mujer rubia, sexy, que te ha apuntado con un arma. - Y alcé la pistola y apreté el gatillo. La bala salió del cañón y se alojó en la cabeza de la mujer que se desplomó en el suelo en el acto.

Luego me acerqué con frialdad a su cuerpo. Habían pasado demasiados años ya y demasiadas cosas como para asustarme por algo así y le saqué una pequeña derringer oculta en su manga. - Con esto nos hubiese matado a los dos. - Y tras esto me acerqué a Jack. - Creo que mejor te llamaremos Jacky, por ahora te pega más. - Y le abracé con fuerza.

- Él es Arthur, nuestro hijo, incluído a Bennett como padre. Aquel chico es Kyle Blackhorn, sí, hijo de Harry y de Marion, nuestro sobrino... el vaquero - de tan buen porte - es el señor Michelson, espero que sea mejor que Coverly...o Coverley... o como se llamase protegiéndonos. Y el tipo que sigue debajo de aquel mueble es el señor Smith... el sujeto que nos ha colocado la empresa para manejar el dinero, sobornar a los dinosaurios... ya sabes...

Iba a soltar como era que se había dejado caer por allí, pero teniendo en cuenta que su muerte fue en aquel lugar y su cuerpo cayó literalmente desde La Aurora a algún sitio de aquellas tierras heladas o el agua, no era la mejor expresión a usar. - ¿Qué demonios hace una chica como tú, en un lugar como este? - Pregunté entonces bastante más sociable de lo habitual. Se notaba que dejar el ejército y ser madre y tener la mejor familia, a pesar de la falta de Bennett, me habían cambiado el carácter para bien... salvo para la rubia de las tetas gordas...

Por mucho que entrenes, disparar a una persona no es algo fácil, salvo que sea tu vida o la de tu familia la que dependa de ello. Así que no tuve mucho donde elegir y tras dejar caer a mi madre, la cual estaba ya lista para la acción, haciéndomelo todo más fácil, me uní al tiroteo.

Nunca lo olvidaré. Ni el sonido de las armas, ni el olor a pólvora quemada, el silbar de las balas y el temblor de mis manos, las cuales no sabían ni donde apuntaban. No sé si  llegué a dar a alguien o a matarlo, algo que casi agradecí y para cuando todo termino, la mujer que había logrado elevar mi virilidad ahora elevaba sus brazos. Mi madre, como no, le hechó una buena reprimenda, hasta que la mujer rubia que cruzó la puerta la ayudó a levantarse y demostró conocer a mis padres.

La cara de desconcierto de mi madre me lo decía todo, pero me fiaba menos de la tetona que de la otra mujer, pues al menos nos había ayudado y, aunque se había quedado atrás en el pasado, era demasiado joven para conocer a mis padres así.

No dejaba de apuntar a la dichosa rubia con mi arma, pero mis ojos se comían más a la nueva que a la vieja mujer. Y no me refería a ellas por edad, sino por tiempo en el local. Como era normal en mí, era incapaz de hablar delante de una mujer y más aún si esta era atractiva y en aquel momento tenía a dos mujeres que si no llega a ser por la tensión vivida mi pantalón estaría de nuevo a punto de estallar.

Y cuando aquella mujer dijo llamarse Jack, me dejó completamente descolocado. Sabía de él por las historias de mis padres. De él y de Bob. Pero Jack era un hombre, un fantasma... no una mujer que si me lo pidiese...

En ese momento mi madre me quitó el arma de la mano y tras hablarme le voló la cabeza a la rubia tetona. Luego sacó una derringer oculta en su manga. Dos balas. Tal y como dijo, una para ella y otra para mí. Quise decir que había aprendido la lección pero a pesar de saber que aquella mujer era un hombre, seguía sin poder hablar.

Cuando mi madre se acercó a abrazarle o abrazarla, la retiré el arma de la mano y miré cuantas balas quedaban antes de recargarla, disimulando ante la presentación, haciéndome el duro... decian que eso funcionaba con las mujeres y de nuevo tuve que recordarme que era un hombre.

Si él/ella venía, aquel viaje iba a ser complicado. Porque era de esas mujeres que quitaban el hipo pero que... - moriré virgen, lo sé.

Cuando los disparos cesaron y el humo se disperso el local parecia un campo de batalla. El muchacho miró a la camarera mientras dejaba el preparado incendiario en la barra. —Mira que te dije que te agacharas ¿Que hacemos contigo?— Al muchacho se le vinieron a la cabeza muchas maneras para que la joven pagará por su actitud, pero el disparo de su tía le saco de sus ardientes fantasías, abriéndole un agujero en la frente a la chica.

—¡Tía! Podría haber sido nuestra prisionera, sacarle información.— También podría haber  servido para muchas otras cosas. Pensó.

Sin querer mirar aquello que ya no podría tener puso su atención en la mujer que les salvo. Era mayor, algo más inalcanzable quizá, pero no por eso iba a dejar de intentarlo.

Tras el abrazo de Sarah, llegó él y se abrazó con fuerza a la chica de la que ni siquiera había oído su nombre por estar mirando su trasero. La apretó bien en un abrazo que se prolongó más de lo debido.

A pesar de haber estado en bastantes batallas y momentos difíciles, el enfrentamiento que tuvimos en la taberna no me pareció ni menos peligroso ni tampoco diferente de otros que había tenido. Los disparos volaban a nuestro alrededor y en un momento estaba más preocupado por lo que pudiera hacer que por cuanto pudiese ocurrirme a mí.

Era lo que tenía la guerra; al final, ni siquiera pensabas en que en cualquier momento la muerte podía alcanzarte sin que te dieses cuenta, sino en todo el daño que pudieras ocasionar y también en que ninguno de los que te rodeaban resultase herido. En aquel caso, cuanto más disparase y mejor apuntase, más a salvo estarían todos cuanto estaban a mi lado, que eran importantes para mí.

Ignoraba quién era aquella mujer, pero lo hizo muy bien. Entró por sorpresa y empezó a disparar sin perder tiempo, creando confusión y el momento perfecto para que los demás hiciésemos lo mismo. 

Cuando por fin desapareció todo el humo ocasionado por los disparos, no quedaba nadie en pie, salvo la tetona al otro lado de la barra, que parecía tan desconcertada como lo habían estado sus compañeros.

Esa maldita zorra rusa no había perdido el tiempo en intentar quitarnos de en medio, pero iba a tener que hacerlo mucho mejor para conseguirlo.

-Ojalá esa maldita rusa se hubiera quedado también aquí. Habría recibido justo lo que se merece -dije, mientras recargaba mi arma y después me la guardaba de nuevo a la espalda.

Entonces me volví hacia la mujer, que parecía exultante y había caminado hasta llegar a Sarah. Cuando se refirió a ella, la llamó como si la conociese de antes.

¿Mayor?

Efectivamente, había sido Mayor, pero de eso hacía ya una eternidad. ¿Veinte años?

Después de ayudarla a ponerse en pie, se volvió hacia mí y me habló con la misma confianza.

-Gracias. ¿Nos conocemos?

Y sí que la conocíamos. Era Jack. ¿JACK? 

Pero qué demonios...

Efectivamente, ocupar el cuerpo de una mujer era más esperable de Bob, pero estaba claro que el tiempo no había pasado en balde. Jack se había ido de nuestro lado, con su petaca, y eso significaba que estaba libre para viajar a donde quisiera y ocupar el cuerpo que quisiera, si es que eso era lo que deseaba. Esperaba que no fuese sin consentimiento porque eso me hubiese defraudado y no creía que pudiera permitirlo. Pero antes de eso, Sarah no dudó en matar a la tetona de un solo tiro. Casi sentí lástima por aquella mujer, pero lo que había dicho Sarah era completamente válido para mí. Nos había amenazado... y esa había sido su perdición.

Mientras Sarah se abrazaba a Jack, me acerqué y esperé mi turno.

-Sí, qué hace una chica como tú por aquí. Y por cierto, menuda chica -le dije, viendo como Kyle se me adelantaba, y  preguntándole directamente por lo que me preocupaba -. Espero que no estés ahí dentro sin invitación, Jack. No me gustaría tener que hacer algo.

Creo que deberíamos explicarle a Kyle de qué va todo esto o a lo mejor se hace ilusiones. 

Después de presentarse, Jack sonrió como solía hacer, preparándose para recibir el abrazo de Sarah. Acababa de pegarle un tiro a la tetona, dejando claro que era tan dura como siempre.

-De eso nada, May... quiero decir, Sarah. O Jack... o Lucy, que es el nombre del cuerpo en el que me encuentro.

Después de abrazarse, Sarah le presentó a su hijo, que por supuesto incluía a Bennet como padre, además de Rick.

-No me sorprende, con el rollo que tenían los tres -comentó entre risas, para a continuación estrecharle la mano a Arthur -. Pero vale para mí, así que no se preocupe. Encantado, Arthur. Con los padres que tienes, lo único que puedes es tener cosas buenas.

Después de volvió hacia Kyle, Michelson y ese tipo del cual veía solo el culo, Smith. Kyle la abrazó con excesiva fuerza, lo que generó un momento algo incómodo.

-Eeeeh, está bien, chico. Creo que te alegras de verme. Estupendo. Pero mantengamos las distancias aquí, ¿de acuerdo? -le dijo, separándose de Kyle y mirando a su alrededor, como revisando de nuevo a todo el que formaba el grupo -. Está bien. Ya veo que hay un equipo como Dios manda, aunque parece que mi llegada ha sido poco menos que un regalo, ¿verdad, Sarah? Me alegra haberlo hecho a tiempo.

Tras las presentaciones, Sarah preguntó por su llegada, algo que había estado esperando.

-Pues... no tiene nada de misterioso. A pesar de la distancia, he estado pendiente de todo lo que tuviese relación con la Tierra Hueca y llegó hasta mis oídos lo de su expedición. He de indicar que no fueron demasiado discretos al respecto. En realidad, tras enterarme de la desaparición de Marion y Astrid, fui a ver a Harry y hablé con él. Después de intentar ligar conmigo, hablamos largo y tendido y quedamos en que intentaría unirme a ustedes... sobre todo para cuidar del jovencito aquí presente -dijo, mirando hacia Kyle -. Llegué hace dos días pero me he quedado dormido en casa de una... ejem, amiga, así que por eso he llegado algo más tarde. Discúlpenme. Pero eh, su piloto favorito está de regreso. No se puede pedir más.

Rick preguntó entonces sobre si tenía permiso para estar dentro de la chica... y le miré muy sonriente.

-Ni una cosa ni otra, Rick. Llegué tarde para salvarla. Murió ahogada -dijo, sacando la lengua como si se hubiera asfixiado -. Su madre estaba sufriendo tanto que decidí hacerle un pequeño favor. Lo que no sabía era todo lo que iba a acarrearme. Fue su novio el que la mató, así que le di una buena patada en el culo como venganza y después... bueno, pude dedicarme a mis cosas. No estoy nada mal, por supuesto, y le he cogido cariño al cuerpo, la verdad. Bueno, lo importante es que estoy para ayudarles en lo que sea.

Miró entonces a Rick y después a Sarah, para acabar fijando la vista en Arthur.

-Eh, vuestro niño tiene un ojo de cada color. ¡Qué curioso! Seguro que vuelves locas a las chicas con eso, ¿a qué sí? -le preguntó, muy sonriente.

Me quedé cortado ante la mujer, le hombre... mierda!! Sabía que era un hombre, por dentro, pero por fuera veía una mujer. Claro que viéndola de cerca era mayor de lo que esperaba... pero aún así ¡Era una mujer!

Tembloroso por la situación le estreché la mano por educación pegándome a mis padres por inercia, riendo la broma previamente sobre mis padres y poniéndome colorado al notar el tacto.

Menos mal que mi primo estaba allí para salvarme de aquella y saltó a sus brazos. Él conocía la historia de Jack y Bob, los fantasmas que acompañaron a nuestros padres a la Tierra Hueca y como Jack Colton murió asesinado por su propia hermana en La Aurora, la cual lanzó su cuerpo por una ventana por esta zona y no se sabía si el cadáver estaba en el fondo del mar o sepultado bajo el hielo.

Eso me hizo pensar y les susurré a mis padres. Sabía que era de mala educación eso, pero... no era capaz de hablar con una mujer delante aunque supiese que era un hombre. La vergüenza me consumía. Al menos no tuve una erección como con la camarera tetona... - Mamá, papá... si está tan cerca de su cuerpo, ¿por qué no lo busca? Podría recuperarlo si está en tierra firme...

Nos retrasaría un poco más por andar picando hielo y demás, pero al menos Kyle no la acosaría y yo podría hablar con un hombre delante... y dejar de mirarle las tetas, claro. Mientras habló con mis padres me calmé, pero luego se fijó en mis ojos y sus palabras me hicieron ruborizarme y agachar la cabeza.

De hecho casi acabo "escondido detrás de las faldas de mamá" por aquello.

Simplemente me quería morir.

- Sí, para ti se acabo lo de Mayor o Mac, Sarah está bien. A pesar de todo, a pesar del tiempo, eres de la familia. Siempre nos preguntamos por ti y por Bob. Al menos ya sabemos de uno, porque Bob, que yo sepa, no volvió junto a Harry en estos años. Supongo que se entregó a la vida loca y como para vosotros no pasa el tiempo pues... - Me encogí de hombros y sonreí ante el comentario de Jack-Lucy.

- Pues te perdiste lo que vino después. - Con gestos, para que no lo viesen los chicos, sobre todo Arthur, porque Kyle estaba demasiado centrado en aquella mujer que realmente era un hombre, pero por dentro, le indiqué que terminanos los tres juntos. - Nos dieron permiso de un año después de la misión. - Dije mientras. - Y nació Arthur y jamás vi a dos padres tan orgullosos como ellos de él. Si hubiesen podido, hubieran pedido la paternidad ambos. Pero se la llevó Rick por estar casados. Al año nos reclamaron para la guerra. Yo me quedé en un hospital cercano por tener a Arthur tan pequeño, pero sus padres entraron en combate... Rick... aquí le tienes, de una pieza. - Dije cogiéndole de la mano y entrelaznado mis dedos con los suyos.

Después de tantos años le amaba como el primer día.

- Aloyssius, fue destinado como piloto... y acabó en la Tierra Hueca. Si los cálculos de Arthur no fallan, lleva un mes allí. Siempre ha sido un luchador, así que espero que siga vivo. Marion y Astrid llevan más tiempo, pero de tener que buscar a una, sin duda sería a su madre. - Dije mirando a Kyle. - El comportamiento de la otra mujer dejó mucho que desear por todos lados.

El de Marion también, incluso fuera de la Tierra Hueca jamás llegamos a encajar. El vínculo que yo tenía era con Harry, no con ella. Pero con los críos de la misma edad y sin familia casi, acabaron siendo primos. Así al menos Arthur tuvo a los primos por parte de la hermana de Rick y los dos de Harry y Marion.

- Tu llegada ha sido como caída del cielo. No están acostumbrados aún a mi manera de actuar... - Y entonces miré a todos. - Fui militar, pero médico. Mayor McDuncan, antes de ser la Mayor Hearterly. - Y miré a Rick como una tonta enamorada. - Pero jamás usé un arma. De eso se encargaba Rick. El me protegía de una manera y yo de otra. Yo generaba la distracción, era y soy el cebo y los demás... hacen su trabajo. Debísteis disparar antes... recordarlo para la próxima porque lo mismo me quedo sin argumentos... y no tendremos a Jack... Lucy como elemento sorpresa. - Ahora que no era militar lo podía decir.

- Me sorprende que Harry intentase ligar contigo. Más que nada porque su único amor es Marion... y con la edad que tiene ya... setenta años, no está para ligoteos. - Argumenté queriendo salvar la situación pues su hijo estaba presente y no quería que Kyle se sintiese mal por ello.

- Al igual que yo no he olvidado a Bennett, ni Rick tampoco y Arthur está loco por conocerle, él no ha olvidado a Marion, pero a su edad... él sí que no puede venir al viaje. - Le aseguré, pues lo hablamos con él en su momento.

Cuando Jack nos explicó que hacía en ese cuerpo, me entró una duda, pero entonces se fijó en los ojos de Arthur y vi como mi hijo reculaba, a parte de lo que nos había susurrado antes, le debía una explicación a Jack. - Perdónale. Es muy tímido con las mujeres. Me temo que le faltó su padre Aloy para esa fase. Y sí, sacó un ojo de cada color, uno idéntico en tono al de Rick y otro al de Bennett. De hecho, no es el único rasgo de Bennett que ha sacado. Arthur, tesoro, ¿por qué no le enseñas la foto de tu padre Aloy contigo en brazos y afeitado?*

Arthur sacó la foto y se la mostró a Lucy, avergonzado. Se parecían físicamente muchísimo en lo que era la cara. - El color del pelo es de Rick... y algún rasgo más de él ha sacado... no sé si es posible, pero creo que realmente es de los dos. De hecho Rick y yo intentamos tener más hijos y... no pudo ser. - No quise mencionar que acabaron en abortos, porque dolía recordarlo.

Luego pasé mi brazo por el hombro de mi hijo y lo atraje hasta mí. - Y lo que nos ha preguntado, es porque no has buscado tu cuerpo original por aquí. Si está en tierra, abajo hielo... quizás podamos recuperarlo. De paso me asalta otra duda... ¿si ella, el cuerpo en el que estás, está muerta... no se descompone? Ya sabes, un cadáver es un cadáver y en Tierra Hueca hace calor...

Kyle se separó de la mujer ante su petición. Conforme oía a unos y otros más confundido estaba. Aunque todo lo que decían sonaba a locura, no era él una persona de mente cerrada. Había oído muchas anécdotas, historias, pero aquella se les había olvidado mencionarla.

Miro a Arthur en una mezcla de vergüenza y enfado, soltandole al final un puñetazo en el brazo, más como un gesto de desagrado que con intención de hacerle daño.—Perdon. No me habian informado de su situación, Jack, Lucy o quien seas. Le agradezco que cuide de mi.

Se alejó más tras intervenir y se colocó en un segundo plano esperando que su escena se olvidará rápido.

Jack siempre había estado allí para nosotros. A pesar de que de vez en cuando había sido como un grano en el culo, recordaba perfectamente como paseaba con Sarah y conmigo por las calles de El Cairo mientras ambos nos perdíamos en nuestro amor recién descubierto.

Para mí, era algo así como un hermano pequeño, insoportable en ocasiones, pero entrañable en la mayoría de los casos, y ahora nos había salvado la vida o al menos, colaborado a conseguirlo.

Y si además había hablado con Harry, eso significaba que jamás había dejado de pensar en nosotros.

Sí, definitivamente, como dijo Sarah, era de la familia, aunque fuese raro de narices, sobre todo para Kyle.

-Kyle, no te preocupes. Es extraño hasta para mí.

Pero después de hacerle un buen resumen de nuestras andanzas, a Arthur se le ocurrió que por qué motivo no buscaba su cuerpo y Sarah se lo preguntó, además de otras cuestiones. No eran ninguna tontería.

-Pues ahora que lo decís los dos, es una buena pregunta, Jack. Tu cuerpo estará por ahí, en el hielo, ¿verdad? ¿No te gustaría recuperarlo? Y ese que tienes parece que aguanta bien así que supongo que el tuyo también lo haría... digo yo.

Mientras hablaba, sonaba de lo más estúpido, pero es que era lo que había.

-Por cierto, creo que deberíamos regresar a nuestro barco. Esa gente puede que nos haya dado por muertos o no, pero desde luego no me gustaría encontrarme con ellos en el mismo lugar y en teoría deberíamos ir más deprisa que ellos navegando por superficie, aunque supongo que tarde o temprano volveremos a cruzarnos. ¡Maldita zorra rusa y maldito cabrón irlandés!

Entonces, me giré hacia Michelson.

-Oiga, Michelson. Usted es el guía. ¿Por qué no va a echar un vistazo a ver si esta gente ha salido ya o no? Y usted, Smith, ¿va a sacar el culo de la mesa o no?

Cuando todo se había calmado, es decir con casi todos los presentes muertos menso nosotros, la confesión de esa rubia me dejó totalmente fuera de juego ¿Pero qué cojones era eso? ¿El espíritu de un hombre en el cuerpo de esa rubia cuyo propio ser había muerto? ¿Dónde coño me había metido, o estaban todos como chotas o ésta éste iba a ser el trabajo más extraño de mi vida, aunque debía de confesar que la cagada de Kyle la disfruté como un enano. Me mantuve en el grupo todos reunidos mientras intercambiaban historias y recuerdos fantasmagóricos con los que me quedé sin palabras durante unos segundos.

-Jack, no diré que es un placer conocerte en éstas circunstancias pero gracias por habernos ayudado, todo ésto es raro de narices, pero mientras sigamos vivos, todo lo demás lo acepto con buena gana-dije mirando a la rubia estrechando su mano y luego observé a Kyle-Bravo chaval, casi le besas-dije riendo entre dientes y mirando a la rubia Jack.

Tras aquella breve conversación Rick se dirigió a mí-No se preocupe señor Heatherly tanto ella como él espero que no salgan de aquí vivos y si no es bajo mis manos que se los zampe algún monstruo antediluviano- mascullé mientras cambian el cargador de mi 45 asomando la cabeza de perfil por una de las ventanas, no parecía haber movimiento en el exterior, así que me dispuse a abrir la puerta que estaba acribillada por nuestros disparos, asomé la cabeza y luego medio cuerpo apuntando en ambas direcciones para luego mirar al interior del local de nuevo.

-Limpio, ése cerdo y la víbora no están así que movamos los culos antes de que se les ocurra mandar alguien para saber si estamos muertos-

Me situé junto a mi primo, aguantándome la risa por su acoso y derribo hacia Jack. La verdad es que era confuso hasta para mí y claro, veía a una mujer y sus peras y sabía que en el fondo era un hombre... sentí el puñetazo de mi primo, como si fuese culpa mía su cagada y le sonreí, con un claro gesto de burla.

Al ver que se hacía a un lado, me retiré con él. Con ella delante no podía hablar nada y bueno... al menos con mi primo me podría burlar un poco de él y del valeroso Smith, que seguía escondido, con el culo en pompa y temblando como una hoja.

- Si lo de Jack y Bob ya lo sabías. Cuando ella dijo que era Jack debiste caer. - Le susurré a mi primo ante la presencia de la mujer unos pasos más alejados de ella, mis padres y el vaquero que nos debía proteger, el cual veía ahora con el palo menos metido en el culo que antes. Quizás el tiroteo se lo sacó de golpe. - Tu padre debía tenerte aburrido con Bob... si tío Harry me aburría a veces a mí, contándome sus andanzas y sus años juntos, seguramente tratando de llenar el hueco que dejó cuando se marchó de su lado.

Y sí, el tío Harry se quedó con la tía Marion, pero perdió a su amigo, mentor, tutor, cuidador, espía, confidente... en fin, a Bob y se notaba cuanto lo añoraba. De hecho aún seguía con sus batallas hablando del cráneo en el cual estaba atado Bob y como se destruyó en la Tierra Hueca cuando se enfrentó al espíritu de su propio padre y su lamento al saber que su madre, en forma de espíritu, se sacrificó por salvarle al ver que el exceso de energía que generaba su padre era demasiado para que tío Harry lo aguantase con el cráneo en sus manos.

Cráneo que se partió en mil pedazos cuando la energía fue absorvida y el padre de tío Harry fulminado.*

- ¿Y que me dices de este? - Señalé a Smith con la cabeza y comencé a buscar por el suelo. - A ver si ves algún palo por ahí, tiene la postura correcta para darle un buen susto... salvo que le guste notar cosas duras por detrás. - Le dijo con cierta malicia a su primo, mientras miraba por el suelo, para escuchar al vaquero hablar. Pero hasta que su madre no dijese nada, aún podían reírse a costa de aquel cobarde que no salía de debajo de la mesa.

Los disparos habían acabado, así que me atreví a mirar a mi alrededor para comprobar si por fin podía levantarme. No había movimiento y varias voces conocidas hablaban a mi espalda.

¿Estaba vivo?

Estaba debajo de la mesa, pero poco a poco repté para salir de ella y cuando pude, me puse en pie. Todo el lugar estaba patas arriba y los hombres que nos habían amenazado estaban todos... muertos. 

Además, había una mujer que no conocía, y que estaba de muy buen ver. Rápidamente, me arreglé como pude la vestimenta.

-Bueno, parece que ya ha pasado todo. Me alegra ver que ninguno de ustedes ha resultado herido -dije, mientras me sacudía el polvo de la ropa. Después, mostré mi mejor sonrisa, intentando dejar atrás mi actitud, y me aproximé a la mujer para presentarme -. Encantado de conocerla, señorita. Soy el Doctor Benjamin Smith, de Ravenwood Enterprises.

Y alargué la mano para estrecharle la suya, aunque me hubiera gustado hacer mucho más que eso. 

Los demás, no sabía por qué, me miraban con gesto extraño. Quizás porque había sido el más rápido en ocultarme, evitando así recibir alguna bala perdida. Ya aprenderían que era mejor eso que quedarse quietos y arriesgar la vida por otros.

- Señor Michelson, mejor empecemos a llamarle Lucy. Sonará raro sabiendo que es para usted, pero llamarle Jack llamará mucho la atención y creo que ya la hemos llamado bastante. - Sonreí al vaquero creo que por primera vez. Le notaba más relajado. Quizás disparar su arma era lo que necesitaba...

Y pensar en eso me hizo mirar a Rick... ya había disparado la suya antes de salir del barco y sabía que no habría más. Ahora debía contener mis ganas o aliviarme sola. Quizás una ducha fría funcionase por una vez, pero pensar que encontraría a Bennett en unos días... pensar en estar los tres juntos de nuevo. - Mierda... - Me mordí el labio inferior sabiendo como me había encendido sin querer.

- La verdad es que usted también hizo un gran trabajo. Al final este equipo me va a gustar más que el anterior... aunque siempre hay salvedades. - Dije mirando al tembloroso Smith bajo la mesa.

Cuando Michelson aseguró que mataría a esa víbora, algo que no me importó para nada y al mercenario, me molestó bastante. Me habían gustado sus modales, su sonrisa y sus ojos. Vale, estaba con los rusos, pero ¿de que les valía ahora? Aquella loca llevaba un ejército con ella y él, no era más que carne de cañón. - Quizás ese mercenario... - Me lleve la mano a la sien, pensativa. - No recuerdo el nombre ahora... acabe suplicando que le llevemos con nosotros. No sé para que le lleva esa víbora con él, pero si era para negociar esto, ya no le será de utilidad. Quizás le encontremos en la Tierra Hueca con un tiro en la cabeza... - Lo cual sería un desperdicio. - ... o como digo, suplicando hueco entre nosotros. Podría ser una trampa, pero viendo como es ella... - Dije mirando a nuestro alrededor. Al menos él tuvo la decencia de avisarnos de que algo malo pasaría. Y eso no lo iba a olvidar.

Cuando el vaquero se giró para ir a la puerta a mirar, no pude evitar mirar su trasero al tiempo que oía a Smith, que había salido de su agujero. - Vaya, ya era hora, un poco más y le dejamos en tierra. - Besé a mi amado antes de soltarle, como si le pidiese perdón por mi pequeña infidelidad mirándole el trasero al vaquero.

- Ahora mismo voy... quiero ver si encuentro algo útil en algún cuerpo. - No iba a mirar todos, solo los que me encontrase de camino a la salida y una búsqueda rápida. Las armas estaban a la vista. - Si las armas coinciden con las que lleváis, deberíais cogerlas, por la munición que tengan... las balas nunca sobran. - Avisé a todos. - Kyle, cielo, coge la ametralladora de la tetona. Vendrá bien por si nos cruzamos con estos de nuevo... al menos para un asalto y huída nos servirá.

Cuando retorné al grupo habiendo inspeccionado la entrada me topé con que la mujer de Rick se dirigió de forma más amable y hasta me dedicó una pequeña sonrisa, cosa que me sorprendió pues sólo se las solía dedicar a su familia-Si, está en lo cierto señora Heatherly, así por un lado evitamos problemas varios y vendrá bien mantener ocultas sus habilidades hasta que sean necesarias- contesté elevando ligeramente la comisura de mis labios a modo de respuesta.

-Bueno, para eso me han pagado y contratado señora, para dar todo de mí para que la empresa llegue a buen puerto y no defraudo, ya se lo aseguro. Usted tampoco se ha quedado corta y tiene buena puntería, desde luego es una caja de sorpresas la felicito- volvió mi rostro serio aunque seguí mirándola a los ojos un par de segundos más para luego fruncir el ceño al oír hablar del carroñero-Donovan, señora es un hombre del que jamás se puede confiar, vendería a su propia madre si con ello consiguiera salvar el pellejo, por mi parte, por mucho que rogase o suplicase, sólo aportaría problemas y disgustos al grupo, pero ustedes mandan yo a ese respecto sólo puedo dar mi sincera opinión.-

Sarah besó a Rick con verdadero amor y la verdad es que me habría gustado que alguien se entregase de esa forma incondicional y sin reservas, pero ni mi estilo de vida ni mi forma de ser encajaban con eso-Bien, cuerpos registrados y todo recogido ¿Os hace falta algo más o nos ponemos ya en marcha? Recomiendo hacerlo cuanto antes mejor.-

Kyle imito la risa de Michelson a modo de burla y le tiro el mechero de vuelta.

Después se apartó con su primo y comenzaron a cuchichear. —Pero Arthur, ¿tú la has visto? Ni me entere del nombre hasta que fue tarde.— Se lamentó.  —Si, me hablo de ellos, pero no me esperaba eso.— Dijo mirando a la rubia disimiladamente y moviendo sus manos. —Mira que curvas...

Tanto estaba fijándose en ella, que casi se le vuelve a olvidar de quien se trababa en realidad... Gracias a su primo cambio de tema se centró en otra cosa.

—Ahí sale Smith, ¿señorita? Otro que también anda despistado. No seré yo quien se lo explique. Sonrió.

Su tía Sarah interrumpió la charla. No sabía disparar y prefería pagar a alguien para que le hiciera el trabajo sucio de darse el caso, pero a corta distancia poco importaba, si apretaba el gatillo de esa ametralladora destrozaría lo que fuera —Hecho. — Anuncio levantando el arma.

Jack sabía que su cuerpo iba a causar sensación y confusión, pero resultaba divertido. Además, el reencuentro con gente a quien conocía también le hizo sentir estupendamente. 

-Yo tampoco sé nada de Bob, pero conociéndolo, seguro que está en algún harén, mirando todo el tiempo -comentó con una sonrisa.

Sarah empezó a contarle lo que les había sucedido después de separarse, y la historia le pareció toda una aventura. Sabía que Rick y ella eran el único para el otro, y que Bennet era como una especie de añadido, pero entre los tres parecieron formar una familia de lo más peculiar y aún así, completamente felices.

Eso era lo importante.

Para ambos, pero sobre todo para Sarah, estaba claro que perder a Bennet había sido todo un palo. Lo importante era que estaban allí para encontrarle, aunque al decir que para él habría pasado un mes nada más, algo en lo que no había caído Jack, miró a Rick y a Sarah, fijándose en cuánto habían cambiado... y lo que supondría volver a encontrarse con él.

-Seguro que sigue vivo. No he visto a otro pervert.... quiero decir, a otro hombre con más recursos que él. Está un poco loco, eso sí, pero quién de nosotros puede decir que no lo esté. En cuanto a Marion y Astrid... espero que también estén bien. La verdad es que confío en que todo terminé bien para todos.

Después de aquello, Kyle se disculpó por abrazar a Jack, pero él solo sonrió.

-Tranquilo, chico. Es natural. Mientras no vuelvas a repetirlo...

Y como dijo Sarah, su llegada fue caída del cielo. 

-Contaba con eso -comentó, en respuesta a lo que había dicho Sarah respecto a su aparición -. Podéis llamarme Jack. Hace mucho tiempo que nadie lo hace y si alguien se pone a preguntar, simplemente con decir que es un chiste particular se acabó todo. 

Después, Sarah puso en duda que Harry intentase ligar con él. Eso despertó una risotada en la mujer.

-Precisamente. La edad ha hecho que su libido se dispare, así que no recomiendo a ninguna mujer que se acerque a más de tres metros de él. A mí solo me dejó cuando le expliqué que era Jack, porque si no... en estos momentos incluso podría llevar un hijo suyo. Argggg. Nada más pensarlo se me hace de lo más desagradable. Lo siento, Kyle, chico, es que no puedo dejar de pensar como un hombre por mucho que esté en un cuerpo de mujer. Lo comprendes, ¿verdad? 

Sin embargo, después de aquellos comentarios, y de explicarle a Jack lo de los ojos de Arthur y mostrarme una foto con Bennet, ambos se mostraron interesados en por qué no había ido en busca de su cuerpo.

-Pues... la verdad es que no sé exactamente en dónde estará, pero la capacidad que tengo para mantener los cuerpos de una pieza y sin que apesten no es infinita. Si permanezco mucho tiempo fuera del cuerpo, se descompone con rapidez y yo solo puedo recuperarlo un poco. Así que dudo mucho que pudiera utilizar el mío. Pero no te preocupes, me conformo con lo que hay y he aprendido a desenvolverme bastante bien.

Sin embargo, era el momento de ponerse en marcha. Rick le sugirió a Michelson echar un vistazo y este así lo hizo, después de presentarte. Parecía ser un tipo bastante leal y sobre todo, comprensivo. No le daba demasiadas vueltas a las cosas.

También apareció aquel tipo que no había visto hasta el momento, el que estaba oculto debajo de una mesa. Se levantó y nada más verme, se dirigió hacia mí con ojos de cachorrillo. Decidí jugar un poco con él.

-Encantada. Soy la señorita Lucy Walzosky. Oh, vaya, Es usted muy fuerte. ¿Va al gimnasio? -le pregunté, pestañeando más veces de la cuenta.

Después de presentarse, Sarah dijo que me llevaran Lucy. Bueno, si preferían eso...

-Está bien. Llámenme Lucy. Después de todo, soy toda una mujer, ¿verdad? -comenté, pasando mis manos por mis caderas y guiñándole un ojo a Smith.

Con la reaparición de Smith, estabais todos de nuevo en pie y preparados para todo. Michelson, siguiendo las indicaciones de Rick, se asomó por las ventanas. No parecía haber ningún movimiento en las proximidades, por lo que era de esperar que aquella zorra y su amigo Donovan hubiesen regresado a la mierda en la que habían venido.

Al abrir la puerta, el frío azotó todo el interior, pero le permitió comprobar a Michelson que no había nadie de quién preocuparse, al menos en las inmediaciones.

Sarah empezó a registrar los cuerpos, hallando además de las escopetas que llevaban, una pistola y un cuchillo. También había un pañuelo lleno de mocos, pero obviamente eso no iba a llevárselo. 

No tenían munición.

Kyle cogió la ametralladora de la tetona y Michelson un buen mechero zippo que seguramente no pertenecería al cerdo que lo tenía. Eran encendedores que nunca pasaban de moda pero dudaba que aquel hombre tuviese el buen gusto de llevarlo.

Cuando os decidisteis a asomaros fuera de la taberna, comprobasteis como en efecto, no había nadie, ni rusa, ni irlandés, ni ninguno de sus hombres, cerca. Era de esperar que vuestro barco continuase en el mismo lugar pero siempre existía la posibilidad de que hubieran intentado sabotearlo o ralentizaros para que no llegaseis. Hasta que no regresaseis no podríais estar seguros.

Al volveros a mirar el interior de la taberna, tuvisteis la sensación de que acababais de abandonar el estómago de una cabra, pues estaba todo patas arriba y hecho un completo desastre.

Desde luego, jamás os volverían a invitar a venir allí.

Quizás como respuesta a eso, un hombre, seguido de una comitiva de ciudadanos, armados, se acercaba a vosotros desde lo que era el núcleo de la ciudad. Aún estaban bastante lejos, pero por la manera de caminar no parecía que viniesen a hacer amigos.

Y es que tantos disparos no podían pasar desapercibidos.