Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

1~ Una Vida tras una Muerte

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30/08/2015, 02:35
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Lu Yan agita las manos negando con la cabeza cuando hablas de tu casa como si le perteneciera.

Oh, no, no, tonterías. Sobrina, esa casa dejó de ser mía hace mucho tiempo, y ahora te pertenece a ti y sólo a ti. Y será un honor ser tu invitado, muchas gracias, muchas, muchas gracias... -El viejo se inclina varias veces ante ti, con gran energía, una más propia del vigor de la juventud que de su avanzada edad y el estado en que se encuentra por el alcohol. Tu tío mira alrededor, con gesto ligeramente bobalicón, como percatándose de algo- Oh, pero... no tienes caballo, niña... -Sonríe de nuevo- Por favor, monta en el mío, ¿de acuerdo? Es viejo, pero aún tiene fuerza, un poco como yo, jajaja...

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30/08/2015, 20:10
Rui Wu-San

Por mucho que mi tío negara tener derecho sobre la casa, a lo que a mi respectaba me sentía en la obligación de ofrecerle asilo tratándose de un familiar. Aun así aceptó, con lo que me evité tener que insistirle, pero tanto agradecimiento de resultaba incómodo e innecesario, y de seguir así se volvería algo irritante.

- Como sea, puede quedarse, pero no me de tanto las gracias, por favor.
Recibir palabras amables de forma aparentemente desinteresada siempre había levantado suspicacias en mí; y esta vez no era distinto. La cortesía estaba bien, pero en su justa medida.

Le miré extrañada ante su inusual agilidad, para fruncir aún más el ceño al ofrecerme ir en su caballo. No me pasó desapercibido su comparación con el animal, como si se hubiera dado cuenta de cómo su soltura había llamado mi atención.

- En su caballo? Y usted? Puedo ir a pie, estoy acostumbrada, no se preocupe. - dije con seriedad, acercándome al animal y agachándome junto a él. - Suba, le guiaré por el camino. - añadí casi en una orden, entrelazando mis manos y serviendo así de apoyo para que el viejo subiera con mayor facilidad.

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31/08/2015, 07:14
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Parece que el viejo vaya a replicar algo cuando te niegas a montar y te ofreces ir a pie como guía. Sin embargo, cuando unes tus manos para ayudarle a montar, se queda mirando esas manos encallecidas, endurecidas por el duro trabajo de la herrería, sin alcanzar a reaccionar.

Cuando finalmente lo hace, simplemente pone las manos en la silla de montar y apoya su pie en el estribo que forman tus manos, aupándose hasta tomar asiento sobre las mantas que cubren la silla.

Es en ese breve instante, mientras el viejo se acomoda, que ves las mantas retirarse fugazmente. Y bajo ellas refulge el brillo ostentoso de una silla de montar lujosa, con adornos dorados en forma de diferentes animales.alcanzas a vislumbrar un tigre, un dragón, y un lobo, aunque no dudas que habrá más. Esta es la silla de un noble, de un hombre rico, no la de un borracho con algunas tierras.

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01/09/2015, 01:35
Rui Wu-San

El viejo se rindió finamente a mi gesto, haciendo uso del improvisado peldaño formado por mi manos para subirse al caballo. Sin embargo, lo que vería a continuación me quitaría toda gana de mostrarme cortés con aquel individuo.

Al acomodarse salió a relucir unos instantes su silla de montar, para nada el tipo de montura al que un hombre de su aparente estrato social podría acceder. Su calidad era más que evidente, pero no sólo se trataba de eso, era un verdadero producto de artesanía, creado para más que ir sentado sobre él. Las figuras doradas daban buena cuenta de ello. Aquella silla no era un objeto más, era un símbolo; un símbolo de poder, de posición.

Di un par de pasos atrás, aun sabiendo que de ir armado podría alcanzarme sin problemas, pero no quería que me pusiera la mano encima. Mis ojos se entrecerraron y buscaron los suyos, mirándole con auténtica rabia, ocultando mi miedo.

- Quién demonios eres? Qué has venido a buscar? - eché mi mano a la espalda tratando de buscar un cuchillo que solía llevar oculto en el fajín, pero que por respeto no había querido esconder en la vestimenta de luto - No hay nada en mi casa que te pueda interesar. Lo revisé todo, no hay nada. Lárgate!! - - Le grité, aún con mi mano en la espalda, haciéndose un puño y apretándola con fuerza.

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05/09/2015, 15:22
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

El viejo te mira con una expresión que no terminas de comprender, una mezcla de sorpresa, consternación y pena. Verte retroceder no le hace reaccionar, tan sólo se queda mirándote, un largo instante, antes de inclinarse y dejarse resbalar torpemente por el costado del caballo, quedando de espaldas a ti mientras vuelve a tomar un trago de su cantimplora.

Ahhh... -Se deleita con la sensación que le produce la bebida atravesando su pecho en dirección al estómago, y se gira para mirarte con ojos entrecerrados y lastimeros- Soy tu tío Lu Yan. He venido buscando la única familia que me queda en la faz de la Madre Esmeralda. -¿Madre Esmeralda? No tienes idea de a qué se refiere- No me interesa nada de lo que puedas tener, sólo me interesa quién eres. He venido a entregar, no a llevarme nada...

El viejo se inclina hacia un costado, mirando tu brazo oculto a tu espalda, y vuelve a mirarte, esta vez extrañado.

No tienes ningún cuchillo ahí detrás, ¿por qué blandes un arma imaginaria, cuando tienes un arma de verdad? -Señala el báculo que descansa en tu otra mano, dando varios pasos en tu dirección que acirtan la distancia entre ambos, aunque la cautela te hace retroceder y ante este gesto se detiene.

No hay nada que tengas que temer de mí, pequeña... Es a ellos a quienes debes tratar con cuidado. -¿Ellos?- A mi espalda, a unos cuatro lis, en la arboleda, cerca del árbol con la copa más alta.

Sorprendida por sus palabras, desvías tu mirada en la dirección que te indica. Allí, entre los árboles, detectas unas formas que no son parte de la arboleda. Hombres y caballos, tres o cuatro, puede que más.

Notas de juego

Li: unidad de medida tradicional china, unos 500 metros.

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06/09/2015, 23:39
Rui Wu-San

Sentí como mi puño temblaba tras de mí, mientras el viejo se quedaba mirándome con aquella extraña mirada. Le estaba cuestionando, haciéndole una exigencia, ¿Por qué me miraba de aquella manera?

Clavé mis pies en el suelo al verle baja del caballo, daba igual lo que quisiera, no me movería de allí sin una respuesta; sin embargo, no era yo su cometido. Sacó aquella calabaza y dio otro trago, con tal parsimonia que mis nervios por lo que me haría se convertían en impaciencia.

Finalmente volvió a hablar, haciéndome fruncir el ceño. Mi tío, era mi tío Lu Yan. Esa no era la respuesta que buscaba, pero antes de poder insistir me señaló el bastón de mi otra mano, tras haber advertido que realmente no portaba ningún arma en mi puño. Abrí esta mano, dejando caer el brazo junto a mí, y llevando mi mirada hacia el bastón envuelto. Sin embargo, rápidamente dejé de hacerlo, pues mi tío comenzó a acercarse, y mi instinto de supervivencia me llevó a dar marcha atrás.

Nuevamente, con su característica calma, volvió a dirigirse hacia mí, pidiéndome que no le temiera y advirtiéndome del que según él era el verdadero peligro. Alcé la vista hacia donde me indicaba, comprobando que efectivamente había algunos hombres y caballos ahí arriba.

¿Serán hombres de ese tal Bing Bing? ¿O vendrán a por mi tío?

Apunté con el bastón a Lu Yan, agarrando este con fuerza, tratando así de que no se acercara más.

-¿Y cómo sé que no vienen a por ti? Me has dicho qué quieres, pero no quién eres. Que seas o no mi tío da igual, compartir la sangre no es seguro de nada. – dije con una mezcla de rabia y tristeza. – Este bastón y esa silla de montar no son cosas que tenga cualquiera. No me gusta la gente que oculta lo que es, hasta el hombre más querido y respetable puede resultar ser un ser abominable.

A esas alturas me temblaban hasta las rodillas, pero por suerte el vestido no dejaba que esto se apreciara en demasía. Tenía miedo, me la estaba jugando, pero no estaba dispuesta a volver a caer en las garras de nadie. ¿Qué era lo peor que me podía pasar? ¿La muerte? Al fin de al cabo, puede que eso no fuera tan malo…

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07/09/2015, 05:24
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tus palabras tienen un efecto inesperado. Los hombros del anciano se hunden, y su postura hace parecer que una pesada carga cae sobre su espalda. Es como si envejeciera varios años de golpe, con expresión abatida.

Ese bastón, la silla... -No señala, permanece con la mirada pérdida. Aunque sea a ti quien hable, pareciera que lo hace para sí mismo- ...una espada mellada, un jarrón, una diadema... -Inesperadamente, se dibuja una melancólica sonrisa en sus labios- ...un banco... No, ese se quebró el invierno pasado e hice leña para la chimenea. Hmmm... El casco de lo que fue una gran armadura... ¡Oh! -Tu tío de abre las ropas del pecho y extrae un medallón circular que pende de una cadena desgastada. Parece de oro, grueso y pesado, realmente caro. En el medallón se puede observar la forma de un tigre furioso- Y esto.

El viejo se queda mirando la figura grabada en el medallón, perdiendo la sonrisa y lleno de melancolía. Entonces lo guarda y vuelve a mirarte.

Eso es todo lo que tengo con algo de valor, pero no define lo que soy. Fui... -Piensa un momento cómo decirlo, al parecer- ...fui un hombre importante, con fortuna, respetado. Pero eso... fue en otra vida. -Niega con la cabeza, agitando su raro pelo hecho rastas, con gesto apesadumbrado- Ahora sólo soy un viejo que bebe para sólo acordarse de lo bueno. -Vuelve a sonreír, de forma bobalicona pero entrañable, aunque su sonrisa desaparece casi inmediatamente, volviendo a mirarte como si acabará de darse cuenta de algo, algo importante, algo doloroso. Puedes verlo en su mirada, llena de incredulidad, y dolor.

¿A-abominable...?

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07/09/2015, 11:29
Rui Wu-San

Traté de localizar el objeto de la mirada del viejo, pero me resultó imposible. Con la mirada perdida comenzó a enumerar los objetos de valor de los que aún era poseedor, mostrando alegría y melancolía al hablar de algunos de ellos. Seguía sin comprender como podía viajar portando cosas como aquel majestuoso medallón, en lugar de venderlas para propiciarse una vida más digna; pero al menos creí entender algo más sobre mi tio.

- Abominables... - repetí ante su pregunta, dándome tiempo a pensar qué decirle, y es que no tenía intención de desvelarle mi más oscuro secreto a la primera de cambio, más aún cuando ni siquiera lo había hecho con mi difunta hermana, a pesar de costarme su profundo desprecio. - Hombres que tratan con crueldad a los demás, hasta a su propia familia, tipos que fuerzan a mujeres y se jactan de ello, o que incluso lo hacen con sus hijas... - no pude evitar que se me quebrara algo la voz en esta última parte. - En la herrería se oyen muchas cosas. - traté de justificarme, y de algún modo no era incierto, en aquel lugar había oído y vivido demasiadas cosas.

Alcé la mirada, volviendo a echar un vistazo a aquellos hombres junto la arboleda, antes de girarme de lado, quedando de perfil frente a mi tío, mirando en dirección a las tumbas de mi hermana y de aquellos que osaban a llamarse mis padres.

- Hay algo que aún no entiendo... - retomé en calma la palabra, aunque era obvio como mi tono se iba endureciendo. - Ahora que es un hombre poderoso venido a menos se acuerda de la familia? De esa única persona que le queda en la faz de la... Madre Esmeralda? - repetí aquella rara expresión con cierto deje de desprecio, intuyendo que se trataba de una especie de snobismo de las clases más adineradas. - Si hubiera venido antes... - agaché la cabeza y cerré los ojos, tratando de no llorar, mientras apretaba el báculo con fuerza. - Puede que llegue tarde para entregar nada, si es eso lo que quería...- le miré con tristeza. - Y qué hay de ellos? Por qué debo temerles? - pregunté, sosteniendo su mirada con mis ojos brillantes.

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07/09/2015, 12:11
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío oye tu explicación acerca de los hombres abominables, pero no dice nada al respecto. Si se lo ha creído, o si por el contrario ha atisbando la dolorosa verdad que tratas de ocultar tras ellas, no lo puedes saber. Tan sólo se queda mirándote, con una expresión sombría que no logras discernir.

Te giras hacia las tumbas de tu familia, y tu tono duro se acrecienta a medida que pides explicaciones. El viejo, antes de darte cuenta, se encuentra a tu lado observando esas mismas tumbas.

La familia no se olvida nunca, pequeña... -Hay algo en su tono de voz, tan apagado...- Suceden cosas, hay desencuentros, uno se distancia... -El viejo mira las tumbas con pena, mientras sus manos sostienen la cantimplora con nerviosismo, ansiedad, necesidad- No perdí contacto por creerme importante, ni trato de recuperarlo al caer en desgracia. Eso me sucedió hace mucho tiempo, y cuando acudí a tu padre... -Los labios de Lu Yan fuerzan una sonrisa que sus ojos desmienten, esto que te está contando parece bastante doloroso para él- Digamos que nunca fuimos una y carne, en realidad...

Tras tan enigmática respuesta, a la que no parece tener intención de añadir más, se gira y mira a lo lejos a esos hombres, encogiéndose de hombros.

Desconozco quienes sin, pero he visto demasiados soldados, asesinos, matones y salteadores como para no darme cuenta cuando paso por delante de ellos. ¿Que negocios te traes con ese señor Bingbing?

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07/09/2015, 14:01
Rui Wu-San

No tardé en ver como la sombra de mi tío se acercaba, encontrándose él mismo a mi lado pocos segundos después. Sus palabras sobre la familia me procuraron una profunda tristeza, más por el tono de su voz que por lo dicho en sí.

Sí, a veces suceden cosas...

Su posterior explicación me dejó petrificada unos instantes, tras los cuales giré mi rostro buscando sus ojos, apreciando en el camino el nerviosismo de sus manos. Por más que aquel hombre se esforzara en sonreír, siempre acababa mostrando un alo de añoranza y pena en sus ojos. Puede que esa sonrisa fuera una forma de tratar de ocultarlo, y la bebida la manera de sobrellevarlo. Fuera como fuese, parecía haberlo pasado mal, y su familia no había respondido como debiera...

Aunque tratándose de mi padre era de esperar, supongo que no lo conocía tan profundamente...

No tenía demasiado claro que el que no se llevara bien con Zhao le convirtiera en alguien de fiar, pero al menos daba muestra de que debían ser muy diferentes.

Entonces se giró, y la compasión que comenzaba a mostrar mi rostro se desvaneció.

- Negocios, yo? Con esa gente? - dije frunciendo el ceño, girándome en la misma dirección. - Era la primera vez que veía a su criado y sabía de él. No tengo nada con ellos ni es mi intención tenerlo. - comencé a explicarme de mala gana. -Como le he dicho no tengo nada, ni siquiera deudas, solo mi persona. Ni siquiera soy lo suficientemente agraciada para que un hombre adinerado se interese por mí, no tengo ni idea de lo que puede querer. Usted lo conocía? Sabe si puede tener algún asunto con nuestra familia? - pregunté algo más serena.

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09/09/2015, 10:25
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Sólo mi persona...

Tu tío repite esas palabras llevándose las manos a la espalda, la vista en las nubes que afloran en el cielo por encima de los árboles frente a las tumbas de tu familia. Por un breve instante, incluso te parece adoptar el aspecto de un hombre sabio, un asceta, un maestro...

Pero esa imagen desaparece, como el reflejo en un estanque al tirar una piedra. El viejo se estira como si tratara de enderezar su espalda echándola hacia atrás, en una curva exagerada para su edad. Al echarse hacia delante de nuevo, se tambalea ligeramente, sonriendo.

No se nada de los negocios de tu padre, niña, y yo ya hace mucho que no tengo cuentas pendientes con nadie. No, creo que tienes la respuesta, pero te niegas a verla... -El viejo trata de dar un nuevo trago a su calabaza, tan sólo para descubrir que está ya vacía. Deja caer los brazos, abatido como un niño pequeño al que le prohíben hacer algo que desea, y se deja caer al suelo con desgana, cruzando las piernas- La belleza está en ojos de quien la mira. Lo mediocre para unos puede ser hermoso para otros, y no todo el mundo busca lo mismo... -El viejo echa una mirada de reojo al báculo en tu mano, y legó sus ojos se cruzan con los tuyos brevemente- Eres una chica joven, sin familia ni esposo, sin compromiso alguno. Puede que no seas la chica más bella de China... -Se encoge de hombros, cerrando los ojos- ...pero tu aspecto tampoco desagrada. De modo que, en la humilde opinión de este viejo, lo que ese "gran señor" busca es aumentar su lista de concubinas...

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09/09/2015, 14:24
Rui Wu-San

Me quedé mirando a mi tío, en busca de una respuesta; sin embargo, tras musitar algo, se quedó pensativo. No aparté la vista de él, viendo como sus manos reposaban en su espalda y miraba al cielo, dotándose de una imagen de hombre sabio del que esperaba algún tipo de revelación. Pero no. Este espejismo pronto se vino al traste, viendo cómo se estiraba hacia atrás en una pose imposible, para volver a erguirse, tambaleante y risueño.

Este hombre es muy peculiar, de eso no cabe la menor duda…

Comenzó a hablar, negando mi hipótesis y diciendo que ya tenía la respuesta. Aquello no pudo molestarme más. Continuaba mirándole, pero ahora con el ceño fruncido, mientras Lu Yan comprobaba que en su amada calabaza no quedaba nada, haciéndome sacar media sonrisa. Nuevamente me sorprendió, ahora sentándose en el suelo, resignado con su infructuosa búsqueda del preciado líquido.

Su discurso sobre la belleza me resultaba confuso, y es que no me quedaba claro si hablaba de la belleza física, o de algo que pudiera tener en casa que aquellos hombres quisieran obtener; pero pronto lo dejó claro.

-Disculpe, pero eso no tiene demasiado sentido. Diría que ninguno, pero hay gente para todo… - Eso lo sé bien. Hay decenas de chicas en los alrededores más bellas que yo.Seguramente más fáciles de domar, o dispuestas a aceptar voluntariamente, por sus familias. Pero si existe la mínima posibilidad de que el viejo tenga razón… Antes me corto el cuello. Di un paso al frente, acercándome a mi tío. – Pero usted es el experto en ese tipo de gente, ¿No? No voy a quedarme a comprobar quién tiene razón. – Le tendí la mano, para ayudarle a levantarse. – Vamos, podrá hacer uso de la casa cuanto quiera.

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10/09/2015, 14:58
Director

Emprendéis el camino hasta la que, ahora mismo, sigue siendo tu casa. Es un paseo largo, ya que tu hogar está en las afueras, y decides dar un pequeño rodeo por un bosque de bambú para evitar pasar por el pueblo y arriesgarte a las caras de lástima y las frases de pésame de tus vecinos.

Tu tío se puso en pie inmediatamente, cuando propusiste acudir a tu casa. Lo hizo con un ademán cansado, pero con una sonrisa también. Se negó a montar, finalmente, sin dar más explicación que tener ganas de caminar, de modo que habéis hecho el paseo a pie los dos, mientras el caballo os seguía sin necesidad de ser tirado de ninguna rienda.

Y llegáis a tu casa, una que ha conocido tiempos mejores. Hubo un tiempo, cuando eras pequeña, en que era esplendorosa y llena de dignidad. Una casa grande, decorados sus jardines antaño con las mejores flores de la región, donde ondeaban farolillos y campanillas para dar la bienvenida a los visitantes y clientes. Ahora esos jardines son pequeños huertos donde te las has visto y deseado para lograr algo que llevar a los platos de tu familia, con trabajo y sudor, y nada hondea sobre la cabeza de quién se acerca a curiosear. Aunque la madera está recién pintada, otro duro trabajo que tuviste que hacer hace poco tiempo, sabes que no está en buen estado, y en el interior el mobiliario es algo escaso y de no muy buena calidad.

El último vestigio de una vida que quieres dejar atrás cuanto antes.

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12/09/2015, 12:29
Rui Wu-San

Lu Yan en seguida aceptó emprender el viaje, incluso podría decirse que de buena gana dada su sonrisa. Yo en cambio no sonreía, e hice el largo camino en silencio junto a mi tío, pensando en lo que debía hacer. No fue hasta llegar a la vieja casa cuando me pronuncié.

- Aquí la tiene... - hice un gesto para que pasara por delante. Camino a la puerta quise explicarle algunas cosas. -Ya no es lo que era, pero espero que le sirva.- ahora no parecía en condiciones de exigir nada, pero no se me olvidaba lo referido a su pasado. -En estos huertos puede que encuentre algo que llevarse a la boca, pero si va a quedarse varios día le recomiendo acercarse al mercado.

Alcancé la puerta y la abrí, invadiéndome un ligero escalofrío, y es que no veía el momento de salir de allí.

- Puede instalarse donde quiera, pero le recomiendo mi habitación, trasladé allí algunos de los pocos muebles que nos quedan... Me quedan. - Aún no me acostumbro a hablar en singular. Estoy sola. Eso es lo que quería... No?- agaché la mirada algo apenada, volviendo a mirar a mi tio segundoa después. - Cogeré un par de cosas de esta nada más, del resto dispinga como quiera. Otra opción es trasladar el moviliario a la habitación de mis padres, pero no se lo recomiendo. - dije seria, casi molesta, pensando en quién había ocupado esa habitación tantos años.

Aún me daban escalofrios las pocas veces que entraba en ella, como si los sentimientos que me generaba mi padre, su energía negativa, aún continuara allí.

- Siento no poder quedarme a comer con usted, pero creo que partiré de inmediato, antes de que esos hombres en caballo vengan a molestar...

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15/09/2015, 01:04
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

El viejo te mira con extrañeza en la mirada mientras hablas, sin que logres discernir el motivo. Su ceño fruncido sólo te deja claro que hay algo que no comprende, lo que le da a su gesto con la boca entreabierta un cierto aire bobalicón.

Pe... pero... -Finalmente, se recompone agitando una mano, como si restará importancia a tus palabras, quizás creyéndolas una broma- Bah, Bah, tonterías... Nadie emprende viaje con el estómago vacío, jaja. -Dice mientras se acerca a la porción de huerto más cercana, rebuscando entre las hojas hasta sacar un par de patatas y varias zanahorias y cebollas. Pasa los frutos de tu trabajo por sus manos, comprobando su estado, y hasta huele algunos de ellos- Comidos y aseados, en el buen camino situados. -Recita, como si se tratara de algún tipo de refrán que desconoces- Comerás conmigo, niña, y luego podrás partir a tu aventura, con la tripa llena... Yo también me marcharé en cuanto coma algo y me asee un p... -El viejo detiene su palabrería, quedándose inmóvil como un felino a punto de saltar sobre su presa. Tan sólo dura un instante, pero te pones alerta. Sin embargo, pronto tu tío rompe el silencio con una pregunta- ¿La cocina es por ahí? Bien, bien, bien... -Saca su calabaza y la abre, llevándosela a la boca. ¿No estaba vacía? Ahora no lo parece...- ¿Me traes un poco de agua del pozo para cocer? Yo iré cortando esto...

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16/09/2015, 00:39
Rui Wu-San

Me quedé mirando a mi tío, cuyo gesto decía claramente estar confuso. Parecía querer objetar algo, pero entonces quitó toda la importancia a mis palabras mientras gesticulaba con una mano, para justo después acercarse al huerto.

Enarqué una ceja mientras le miraba recoger algunos de los frutos que habían conseguido salir adelante en aquella pobre tierra, manteniendo mi gesto al escucharle ordenarme lo que debía hacer. No me gustaba que trataran de imponerme nada, pero en este caso, acabé sucumbiendo. El viejo era muy raro, pero sentir la preocupación de un familiar era algo agradable que prácticamente tenía olvidado.

Me disponía a aceptar cuando detuvo su discurso, poniéndose en tensión, y haciendo que yo también me pusiera alerta; sin embargo, no tardó en retomar su actitud anterior, preguntándome por la cocina como si nada.

Creo que me he quedado corta con lo de que es peculiar…

Entonces le vi beber de aquella calabaza, ¿Era la misma de antes? Pero mi confusión se vio interrumpida por la petición de Lu Yan.

-Sí, la cocina está allí. La traeré, pero dese prisa, por favor. - le respondí y me dirigí hacia el pozo, esperando encontrar algo de agua en él.

No hay quien le entienda, primero me dice que tenga cuidado, ahora que me espere a comer... Pero él es el que sabe, ¿No? O eso dice. Aunque sigo pensando que eso de la concubina es una chaladura…

Murmuraba algo molesta, mientras bajaba el cubo con la cuerda y sacaba agua del pozo. Subí el cubo y lo agarré del asa, dirigiéndome con él a la cocina.

-Tío, aquí tiene… - dije posándolo sobre una mesa, y me acerqué a ver qué hacía.

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18/09/2015, 03:37
Director

Dejas a tu tío en la entrada a la cocina, confiando en que su voluntad se vea acompañada de algún tipo de habilidad para desenvolverse, y que no termine ensartado por los cuchillos que utilice en su estado afectado por el alcohol. Te encaminas al pozo, un estrecho agujero excavado en el suelo de la parte trasera de la casa y revestido de un muro circular de piedras, que conecta la superficie con la humedad de los estratos inferiores de la tierra, donde se acumula el agua de los manantiales subterráneos.

Junto al pozo hay siempre un cubo de madera atado a una larga cuerda para facilitar la tarea. Sin embargo, en esta ocasión no lo encuentras. Extrañada, miras alrededor. ¿Quién se molestaría en robar un simple cubo? A lo lejos ves el extremo de la cuerda, y te acercas comprobando que la soga se extiende en dirección a la arboleda de detrás del muro del patio trasero. Caminas en esa dirección, especulando con la posibilidad de que algún perro haya estado jugando con él, pero nada más lejos de la verdad.

Varios hombres, hasta cuatro, esperan al otro lado de ese muro. Visten armaduras de cuero y portan armas propias de soldados, aunque las mantienen guardadas. De momento. Te miran con cierto humor, aunque parecen resistirse a reír a tu costa.

Uno de ellos, con la cabeza afeitada y pieles claras sobre los hombros, te mira con unos ojos desquiciados. Ese tipo de mirada que inquieta al más valiente. Dice algo, en un idioma que no comprendes, y dos de los hombres se alejan a la carrera, entrando en la casa.

Tu tío...

Cuando desaparecen, el hombre te dice algo en su lengua extranjera, y extiende su brazo indicándote con la mano que te acerques a él.

Mujer. -Te dice finalmente, con tono imperativo- Ven.

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20/09/2015, 03:02
Rui Wu-San

Murmuraba camino del pozo, no tardando mucho en llegar hasta él. Este parecía intacto, un agujero angosto al ras del suelo, rodeado de aquella piedra en parte teñida de verde; puede que el único cambio en él fuera el cada vez mayor avance del musgo, pero sí pasaba algo extraño a su alrededor.

-El cubo, ¿Se puede saber dónde…?  – me detuve al levantar la mirada y encontrarme con parte de la cuerda.

Caminé hacia ella a paso ligero, pensando en cómo podría haber acabado allí el cubo. Al alcanzarla remangué ligeramente mi vestido para darme aún más prisa y la seguí, viendo como esta rodeaba el muro hasta la arboleda; sin embargo, no fue el cubo lo que encontré.

Dejé caer mi vestido sorprendida, ante la inesperada presencia de aquellos cuatro hombres, pero pronto mi sorpresa se transformó en miedo. Vestían armaduras de cuero, y su semblante era divertido, lo cual hacía toda aquella situación mucho más inquietante. Entonces uno de los hombres dijo algo, el que parecía ser el jefe, y dos de los otros salieron en dirección a casa.

Apenas me dio tiempo a reaccionar, cuando el hombre con la piel blanca sobre sus hombros se dirigió a mí, queriendo que me acercase, escrutándome con aquella mirada desquiciada. No reaccioné hasta entonces, apartando mi temerosa mirada de la de aquel tipo, para girarme y dirigirla a la casa.

-¡¡¡TIOOO!!! – grité con todas mis fuerzas, tratando de advertir a Lu Yan, aunque temiendo que ya fuera tarde.

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20/09/2015, 03:44
Mercenario extranjero

Tu grito es desesperado, y resuena en las paredes del patio, haciendo que una bandada de pequeñas aves abandonen las ramas bajas de un árbol cercano y huyan en grupo alejándose del lugar. No aspiras a más, no llega a preocuparte otra cosa, hasta que sientes una mano aferrarse con firmeza a tu brazo izquierdo. Giras tu rostro para ver al matón que se ha quedado junto al que parece liderar a esa banda, a tu lado, sujetándote con gesto hosco.

De la casa llegan ruidos, gritos, golpes. Algo se rompe, cerámica. También oyes madera quebrándose, quejidos de dolor, y otras cosas que no logras identificar. Y tu imaginación hace el resto, claro. Puedes ver en tu mente a tu tío, ese anciano bonachón y borrachín, siendo golpeado por unos sucios cobardes hasta...

Apenas le conoces, pero no se merece eso...

Ni él ni nadie. El matón te agarra con más fuerza, tira de ti, mientras su jefe le dice algo que no entiendes. La duda recorre tu mente, contemplando el báculo en tu mano derecha. ¿Merece la pena resistirse, plantar batalla, defenderte? ¿O es mejor rendirse que ir a una guerra perdida?

Y entonces, se hace el silencio. Un tintineo que se va apagando poco a poco hasta extinguirse es el único sonido que brota de la casa. Un silencio que se prolonga demasiado, y que hace dudar al tipo que te arrastra, haciendo que se detenga. Mira a la casa, y a su jefe, quien grita algo, esperando una respuesta de sus hombres que no llega a vuestros oídos.

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20/09/2015, 20:19
Rui Wu-San

Grité hasta quedarme sin voz, ajena a los dos hombres que me amenazaban con su presencia. Al sentir el fuerte agarre de uno de ellos me giré, viendo su despreciable rostro pendiente del mío. Pero entonces los ruidos de dentro de la casa comenzaron a sucederse, y mi vista volvió a fijarse en ella, temiendo lo peor, imaginando la dantesca escena, deseando con todas mis fuerzas que no le golpeasen hasta la muerte.

Los dos hombres no parecían tener intención de dejarme comprobarlo, y el que me sujetaba comenzó a tirar de mí, mientras su jefe le daba algún tipo de instrucción. No sabía qué hacer. Si podía hacer algo por mi tío debería intentar huir, pero era muy improbable que alcanzara la casa, y después, ¿Qué? ¿Qué podría hacer yo contra cuatro criminales? El solo pensar en intentar hacer algo era absurdo, pero más absurdo me parecía aún el dejarme apresar sin más; no volvería a dejarme someter por nadie, no sin una buena razón…

Miraba el bastón mientras reflexionaba, apretándolo con fuerza, dispuesta a hacer uso de él en cualquier momento, a pesar de estar viéndome arrastrada. Sin embargo, el repentino silencio interrumpió mis pensamientos, y al parecer también el de los dos hombres, ya que mi captor se detuvo. No se escuchaba nada, salvo un ligero tintineo que se fue desvaneciendo.

Agaché la mirada y cerré los ojos, esperando que el viejo sólo hubiera caído inconsciente, que no hubiera sido su final. Sólo era un borracho, ¿Por qué le hacían algo así? El jefe de los matones gritó, pero no obtenía respuesta, y mientras el desconcierto de ambos hombres aumentaba no pude desaprovechar la ocasión.

No sabía si lo conseguiría o no, pero si aún podía hacer algo por mi tío, debía intentarlo. Abrí los ojos y sujeté el báculo también con mi otra mano. Sosteniéndolo con fuerza lo impulsé hacia detrás, tratando de golpear al hombre que me agarraba para zafarme de él y llegar así hasta mi tío.