Partida Rol por web

- ¡Rápido, rápido! - Ordenó Penwater haciendo pasar delante a los ingenieros y al navegante. Smith se había ofrecido a guardarles las espaldas y él haría lo mismo hasta justo antes de introducirse en los conductos del suelo.

Mientras los demás se decidían a meterse bajo el suelo, McFadden apuntaba a esas cosas con su arma. - ¡Qué diablos, que se jodan! - Y entonces comenzó a disparar contra aquellas cosas. Cuantas más eliminase, menos les perseguirían y más tardarían en comerse la puerta.

—Bien!! Vamos!! —dijo dando prisa a los ingenieros, al ver que Tristan lo había conseguido. Sabía que ni el capitán ni MacFadden entrarían por aquel conducto antes que ellos, así que urgió a su compañeros. No quería que estuvieran en el puente más de lo necesario. Miró preocupado aquel lugar estrecho y oscuro. «Respira, respira... no te olvides de respirar, no me gusta esto, malditos bichos»

—¿Alguna idea de donde nos lleva este túnel de cobayas?

- No he podido estudiar completamente los planos de la nave - respondí a la pregunta de Rook - pero está claro que nos llevan lejos de esos bichos - añadí antes de meterme en el conducto con la esperanza de que este tuviera salida.

Seguro que Paul ha memorizado los planos y si no dice nada, es que el camino es el correcto... pensaba mientras avanzaba en silencio esperando no equivocarme...

Los disparos de McFadden dieron en el blanco, acabando con 3 de aquellos bichos, que saltaron por los aires en pedazos, aunque eso no hizo que el resto interrumpiese su labor. De hecho, empezaron a aparecer más bichos, a caer en el suelo y a dirigirse hacia la puerta para seguir royéndola.

Una mano humana apareció entonces por la grieta que estaban creando, agarrándose del pedazo de metal y empezando a deformarlo hacia fuera, es decir, en dirección al pasillo, ampliando un poco más el hueco. Pero la verdad es que parecía ser necesario, porque dentro de poco, toda la pared estaría cubierta por aquellos bichos, que actuaban al unísono, como si fuesen una colonia.

Mientras todo eso ocurría, Tristán se introdujo en el túnel y empezó a gatear.

John abrió los ojos como platos al ver como aquellas criaturas abrían paso a la chica-monstruo. Apretó fuerte el caño que tenía en la mano mientras con la otra se seguía tomando el estómago. ¿dónde estaba su pistola? No recordaba a quien se le había dejado, pero daba igual, no había tiempo, debían apurarse.

- ¡Paul, Rook, vamos! - Alentó a sus compañeros. - ¡Vamos, vamos! - Insistió.

Seguía disparando, aunque la tensión que se vivía en esos momentos, provocó que los disparos no fueran todo lo precisos que hubieran podido ser.

Antes de entrar en el conducto miró la pistola que llevaba guardada y que le había cedido el capitán. Dudó por unos segundos, pero al final decidió seguir adelante con ella. Pensaba que una vez fuera del aquel túnel necesitarían una. Estaba seguro de que toda la nave estaba infestada de esos malditos bichos.

¡Qué maldad más dulce! Tendría que ir arrastrándome por el conducto por detrás de mi querido Tristán. Había sido el escuchimizado ingeniero el que había levantado la pesada tapa al final. Ante la imposibilidad de ir por los conductos de aire, ya que seguían saliendo alimañas de ellos, solo había un camino. Detrás de Tristi iba yo, reptando cual renacuajo en el barro. No me olvidé de coger mi mochila con las herramientas, por si acaso.

-"Ya voy, ya voy. No os pongáis así e intentar que no os coman el trasero."

Eso está bien.- Mira a los de la Aktur.- Veis, esto es algo que podemos resolverlo sin necesidad de llegar a las manos.

Luego vuelve a mirar al capitán Clark.- Tu petición es bastante razonable, pero me temo que no puede cumplirse, al menos de momento. Gemma no puede decidir con quién se marcha, está asociada a la Greta y solo acepta órdenes de su capitán.

¿No es así, Gemma?

Sorprendida por lo que había dicho, miré al doctor y asentí con la cabeza.

Lo cierto es que había bastantes más cosas que decir al respecto, pero no era el momento. La prioridad era ir a por el capitán Smith y ahora que parecía que Clark accedía a hacerlo, no había tiempo que perder.

-Sí, efectivamente. Pero yo nunca rompo un trato, capitán Clark, y le puedo asegurar que si mi pago es necesario para que vaya, lo recibirá. Ahora, será mejor que nos demos prisa. Solo podemos atravesar el campo de asteroides con los trajes porque es demasiado denso para las naves, ¿verdad, doctor?

Uno tras otro os fuisteis metiendo en los conductos, liderados por un Tristán que gateaba como si hubiese nacido para ello, bajo la "atenta" mirada de Paul, que no perdía la vista de lo que tenía delante, como jamás lo había hecho con su compañero. Cuando McFadden entró en el tubo, se escuchó un "crack" y la puerta cedió, rompiéndose como si fuese papel y dejando paso a la mujer que, desnuda como cualquiera de vosotros había venido al mundo, se dirigió hacia vosotros a toda velocidad.

Smith todavía no había entrado en el conducto, por lo que tenía que darse prisa si quería evitar tanto al monstruito aquel, fuera lo que fuese, como a sus amiguitas cucarachas.

Tristán marchaba en primer lugar por aquel estrecho conducto que parecía hecho para gatos en lugar de para alguien de su tamaño, pero como no había dónde escoger, lo único que podía hacer era continuar, y para conseguirlo, tenía que moverse con soltura y no engancharse en ninguno de los cables que había por allí, los cuales por otro lado, conducían energía por lo que lo mismo si cortaban alguno de ellos, tenían otra clase de problemas, como quedarse a oscuras o cortocircuitarse.

El conducto siguió durante un par de metros hasta que finalmente, se bifurcaba a izquierda y derecha.

John vio como las laboriosas criaturas abrían paso a la chica a la que tan estúpidamente habían despertado de su cómodo sueño, maldita fuera la hora en que apretaran aquel botón. Había que apurarse si no querían ser devorados. John intentó meterse lo antes posible volviendo a colocar la pesada rejilla tras él. Si no hacía a tiempo, el caño en su mano besaría el cráneo del primer bichejo bastardo que se le acercara con toda la violencia de la que era capaz. 

Continúo gateando por el conducto a la mayor velocidad posible. Mis compañeros continúan en fila detrás de mí, como si fuéramos un macabro ciempiés humano y si yo no avanzaba ellos tampoco podrían alejarse de esos malditos bichos...

Ambas bifurcaciones del túnel aparentan tener el mismo aspecto por lo que, en una decisión que parece un acto de fe, comienzo a gatear por el camino de la izquierda....

- ¡Vamos, vamos! - Gritó McFadden. 

Trataba de avanzar, pero... Algo se lo impedía. Algo le había, ¿agarrando de la cintura? Trató de girarse para ver qué era, pero no pudo, el túnel era demasiado estrecho. Comenzó a tocar y entonces lo entendido. Si cinturón de había enganchado con algún saliente. Eso le estaba retrasando. Es más, ¡le impedía avanzar! Y si no avanzaba estaba... ¡Muerto!