Partida Rol por web

Lukas se acerca con cautela al desemboque de la cueva para ver el panorama del combate. Nota que casi todas las criaturas ya estaban muertas, sin embargo se mantiene al margen hasta que acabe la lucha.

Duilfe por su lado, volvía a inmiscuirse en una batalla, ahí con su honda decidió hacer lo más razonable que se le ocurrió, lanzar piedras a los bichos amorfos que los atacaban. A fin de cuentas, cuando hay un problema, usar la violencia hasta que funcione suele ser una opción para solucionar cualquier tipo de problema, excepto tender la ropa en un día nuboso con la esperanzas de que no llueva, entonces lanzar piedras a las nubes no es una buena forma de asustarlas.

-Ñeh...

Con su grito de guerra hecho, Duilfë se sintió más que satisfecho consigo mismo y con su aportación a la batalla.

Con no poca suerte y también no poca habilidad, lográis tumbar rápidamente a los trasgos. Sólo uno logra hacer algo, al golpear a Barrabás cuando éste se alejaba del para ir a por el mastín, sufriendo un corte en un brazo por la cimitarra del trasgo.

Las cosas se calman por tanto rápidamente, y parece que habéis logrado salir sin bajas. Con la calma, podéis ver que las estanterías que tanto parecían haber llamado antes la atención de Windelin parecen estar repletas de cachivaches, algunos de los cuáles tal vez pudieran incluso ser útiles, pero por su aspecto parece que pudieran venirse abajo en cualquier momento, por lo que extraer objetos de las mismas tal vez pueda ser peligroso.

Por lo que parece, el túnel norte continúa hacia el interior de la colina, pero el suelo sigue pareciendo muy poco gastado y el túnel algo estrecho para que hayan pasado por allí con barriles.

Bueno... ha sido rápido, pensó el mago tras la entrada a saco... En el primer vistazo no me dí cuenta de la apertura del fondo de la sala; ahora, entre la luz de la fogata, y de la propia piedra luminosa que lanzase al principio, se ve mucho mejor. ¡Donde va a parar!

Bueno, equipo, pensemos en ir viendo si hay algo aprovechable... por mi parte, me dirijo a la estantería del lado sur de la habitación, pero dejando sitio para que los demás también la puedan examinar en busca de algo interesante

Lukas sale de su escondrijo al notar que ya no se escuchaban más trasgos -Ya?-... 

-Uff.. menos mal- Se acerca a uno de los trasgos y lo pica con su espada para cerciorarse de que estuviera muerto.

Bar Cenas tenia que mirar que no hubieran trampas asi que corrio otra vez entre la gente para mirar las estanterias...una vez echo se acordo de buscar trampas...al fin y al cabo ya no tenia sentido hacerlo ahora.

Lilsseny miró a su alrededor para asegurarse de que no quedara nada por atacar, pero parecía que sus compañeros lo tenían todo bajo control. Le pareció que podía haber cosas interesantes en las estanterías, así que hizo amago de acercarse a ellas antes de darse cuenta de que tendría que pedirle a alguien que la levantara si quisiera ver bien. No la mejor de las ideas.

- No parece que los trasgos hayan movido por aquí lo que saquearon en Valdelamora de Enmedio... - comenta en voz alta caminando de nuevo hacia dónde han venido -. Igual nos estamos equivocando de camino.

Aprovechando que podía ver un poco en la oscuridad, la gnoma inspeccionó lo mejor que pudo el suelo en busca de cualquier tipo de marca.

Pues esta vez no ha muerto nadie ¡que bien! Pensó Tauria

Miro a su alrededor pero los demás ya estaban saqueándolo todo, por si acaso decidió echar un vistazo buscando un arco para las flechas que ya tenía o algo de valor.

Los demás terminaron con los pocos enemigos y yo llegue a las estanterías... no parecía grandes cosas pero quizá hubiera algo de interes pendiente del pasillo ojee las estanterías.

"Deberíamos tumbarlas al suelo y así veremos mejor... de todas formas los trasgos ya saben que estamos aquí."

Lo bueno es que al estar siempre ebrio, Barrabás solía ser insensible al dolor. Lo malo es que su insensibilidad duraba apenas unos pocos segundos.
—¡AH!— gritó agarrandose el brazo—Trasgo mugriento— dijo entre dientes, pateando la cabeza del cadaver de quien lo había herido.

—Tengo el brazo frío, esto lo calentará. Los hombres de las montañas beben para mantenerse calientes.— dijo dando un trago mucho más largo de lo normal. Era increible la astucia de la que hacía gala el clérigo para cuando de encontrar excusas para beber se trata. Por un momento el aroma del alcohol se intensificó y el enano efectivamente sintió un calorcito recorriendole el cuerpo.

El resto podía revolver estanterías si querían, él sabía que lo que necesitaba era licor de trasgo.

Los órganos del trasgo quedan completamente desparramados en el suelo, exponiéndose las costillas y observando como el cuerpo de este aun se mantiene en ataques convulsivos. Terminando por limpiar su espada generando un movimiento de abanico hacia abajo,  donde la sangre mancha  las rocas y observa con cierto alivio que el combate ha terminado, llevando a colocarse nuevamente el escudo en la espalda y envainando nuevamente su espada para dirigirse directamente a las estanterías. 

Bien...por lo menos no nos pillaron con los pantalones abajo

Musita para si mismo mientras se dedica a investigar la estantería que se ubica al sur de su norte, comenzando a avanzar hasta posicionarse cerca y comenzar a revisar si encuentra algo que pueda merecer la pena.

Su plan para medir la eficiencia del grupo dejándoles actuar libremente mientras ella observaba* había funcionado a la perfección. No había tenido que lanzar su magia "señal de que se están espabilando, así que perfecto". Pensaba la bruja. "A los mejores los contrataré luego si hay alguna opción de ganar dinero." Pues esta misión no es que fuera muy interesante, era sólo que había que empezar con algo.

La joven tiflin se adentró en la cueva con paso decidido, quería que miraran esas estanterías pues ella en cuanto algunos se adelantaran aprovecharía para observar la nueva ruta desde cierta distancia.

- Los trasgos no suelen construir estantes, es curioso.

Musitaba mirando si había algo de interés.

El maldito trasto se había escapado del hachazo, pero recibió al final su merecido, así que se dispuso como el resto del grupo a investigar la sala por si pudiese encontrar algo útil mientras avanzaba hacia la entrada de la nueva cueva. Incluso observando el cadáver del mastín muerto.

La calma y la búsqueda se ve rota al cabo de poco más de un minuto, cuando en la estantería sur, al tiempo que Bar Cenas saca lo que parece un kit de curandero, el constante rebusqueo hace que la renquenteante estantería se venga abajo, con todos sus contenidos estrellándose contra el suelo y rompiéndose en miles de pedacitos. Bar Cenas, Arnolfo y Lukas logran apartarse a tiempo, pero no cabe duda de que si aquello se les llega a caer encima podrían haber acabado gravemente heridos o incluso muertos.

Al otro lado de la habitación, más tranquilos, Windelin y Loras parecen haber encontrado respectivamente otro kit de curandero y, oh bendición de bendiciones, lo que parece una poción curativa menor. ¡Y su estantería parece estar sólo a mitad de camino de caerse!

-joder!, que susto!!

Retrocedo asustado, y casi tropiezo con los restos del perro; pero en fín, el muerto al hoyo... y el vivo al boyo; ya que estoy allí ,a provecho y me muevo al trasgo que está junto al perro, por si tiene algo interesante, aunque tiene pinta de zarrapastrosillo, por lo que me extrañaría hasta que tuviese un mísero pin promocional.

El carácter tímido nuevamente se hace evidente al posicionarse en el flanco izquierdo de Windelin, comenzando a trajinar aquel lugar con sumo cuidado. Para suerte, ellos son elfos y la agilidad es su punto fuerte en todos los sentidos además de una excelente percepción,  estando varios minutos hasta encontrar elementos interesantes.

Pero...que maravilla

Dice mientras toma la poción de curar heridas menores, dibujándose una sonrisa en su rostro tras lograr tomarla con la mano derecha  como si se tratara de un milagro. Posando ahora sus ojos en la guerrera orca.

Debemos dárselo cuanto antes...

Termina por comentar aun teniendo la poción en sus manos  y a la espera de la opinión que tenga Windelin al respecto mientras ella sigue revisando detenidamente los estantes.

Pudo ver que los estantes caían, entonces comprendió que los patanes de los trasgos habían hecho tan mal esos estantes que incluso ellos eran una trampa. Aún así sus camaradas sortearon el peligro, eran buenos aventureros.

 - Voy a ver si por el pasillo viene algo. -

Como nadie salió herido podía dedicarse a sacar provecho a su visión en la oscuridad. En su mano cargó una leve carga de energía mágica, por si tenía que arrojarla.