Partida Rol por web

Svein ve acercarse a Brunhild y se dispone a contestarle con una sonrisa en su boca cuando Hakum se dirige a él y le pide que cante una canción.

Creo que puedo complaceros a los dos, conozco una canción sureña de alegre tonada y estribillo pegadizo, os pido que me acompañéis con palmas, y que cantéis el estribillo.

Apurando el cuerno de hidromiel el joven scald se desplaza por la habitación comenzando a arrancar unas notas de su lira.

♫  Negra muerte se llamaba
     mítico demonio infernal  ♪
♫  sus negras alas tapaban
     la esperanza en aquel lugar  ♪

♫  Esclavos de la negra bestia 
     regalos de vida le daban  ♪
♫  para aplacar su gran furia
     bellas vírgenes le donaban  ♪

♫  Largo tiempo de lamento
     lloro queja y maldición  ♪
♫  ¿Es que no habrá ningún hombre
     que nos libre de su perdición?  ♪

♫  Negra muerte se llamaba
     mítico demonio infernal  ♪
♫  sus negras alas tapaban
     la esperanza en aquel lugar  ♪

♫  Desde una tierra lejana
     trajo el viento a un guerrero  ♪
♫  nunca supo que es miedo
     ni un lloro ni un lamento  ♪

♫  Al encuentro de negra muerte
     acudió espada en la mano  ♪
♫  ¿Qué será del extraño valiente,
     podrá escapar salvo y sano?  ♪

♫  Negra muerte se llamaba
     mítico demonio infernal  ♪
♫  sus negras alas tapaban
     la esperanza en aquel lugar  ♪

♫  Thor con su martillo
     nunca luchó mejor  ♪
♫  de su espada el  filo
     con color rojo tiñó  ♪

♫  Largos días duró el combate
     y herido de muerte quedó  ♪
♫  el monstruo por todos temido
     a quien todos llamaban dragón  ♪

♫  Negra muerte se llamaba
     mítico demonio infernal  ♪
♫  sus negras alas tapaban
     la esperanza en aquel lugar  ♪

♫  Guerrero que nos liberaste
     dinos tu nombre verdadero  ♪
♫  por ti un brindis sincero
    ¿en qué lugar tú naciste?  ♪

♫  Nunca supe mi vero nombre
     un brindis acepto a mi salud  ♪
♫  se donde me hice  hombre 
     llamadme el guerrero astur  ♪

♫  Negra muerte se llamaba
     mítico demonio infernal  ♪
♫  sus negras alas tapaban
     la esperanza en aquel lugar  ♪

Pues si los hombres contemplan si ningún pudor a las esclavas, yo voy a hacer lo propio con los daneses.

Una vez transcurridos los fríos saludos, permanezco al lado de mi Padre, observando con curiosidad al danés que abandonó la sala y al resto, especialmente al "oso" mientras escucho los versos épicos con que nos deleita Sveim

Ottar había escuchado leyendas sobre islas malditas donde mujeres de extremada belleza hechizaban a los hombres de tal manera que estos no quería volver jamás a sus hogares y permanecían durante el resto de su vida sirviendo a esas mujeres como esclavos. Ahora no tenía duda que la mujer de ébano debia ser una de ellas y que algún poderoso guerrero fue capaz de resistir las tentaciones para tomarla como esclava.

Bailando de forma casi hipnótica, el cazador se perdía en cada uno de los pliegues de su vestido y mientras, vaciaba otro cuerno más de vino.

Lorky asiente a las palabras de Kirk y se situa cerca de ñlas "niñas", viendo como su camarada guarda las espaldas de Guntar. Siempre han sabido como reaccionar ante los posibles problemas y ser discretos a la vez.

Veamos si estas mujeres son tan buenas bailarinas como bellas. Aun asi esto no me deja de preocupar, mujeres que no se pueden tocar y demasiada hidromiel no suelen casar bien.

Sin despistarse, escucha asombrado la segunda oda del bardo, viendo que su lengua sigue versada.

Desde el otro extremo de la estancia, Zahira te dedica una intensa mirada de agradecimiento. Por un instante, no puedes apartar la vista de sus profundos ojos negros...

Justo cuando la canción del Skald termina, la puerta principal se abre de nuevo. El rubio danés regresa, trayendo en sus manos un enorme cofre dorado que, pese a su pesado aspecto, no aparenta ser más que un juguete entre sus grandes manos. Podéis atisbar por un momento que, en el exterior, ha dejado de nevar. Atraviesa la estancia y lo coloca con cuidado a los piés de la pelirroja Gwinir.

Las sugerentes formas de la pecosa esclava se insinúan hipnóticamente bajo las transparencias de su atuendo negro cuando se agacha para abrirlo, los largos cabellos rojizos devuelven la luz de las antorchas mientras se deslizan suavemente sobre sus hombros desnudos. Saca de él un tapiz, cuidadosamente doblado, de color azul turquesa. Entregando una de las esquinas a la muchacha vestida de violeta. Juntas la despliegan manteníendolo sostenido a modo de pantalla, mientras comienzan a entonar una hermosa canción, en una lengua que ninguno habéis oído nunca. Zahira se coloca detrás, y su estilizada silueta se proyecta sobre la tela.

Se hace el silencio, y la Estrella Oscura parece peinarse mientras inicia el baile, un trance cadencioso que mantiene boquiabiertos a todos los hombres presentes. La canción continúa, y cuando la tela cae graciosamente os parece que contempláis a una Valkiria que hubiera bajado del Valhalla, y no a una mujer. Nunca habías visto nada tan hermoso, y los hombres darían cualquier cosa por que les dedicara una simple sonrisa. Ajena a todo, Zahira sigue moviendo su vientre al ritmo que marcan las voces de sus compañeras, cuya belleza ha quedado eclipsada por el increíble espectáculo.

Cuando el taimado comerciante se aleja, acerco un poco la cabeza para susurrar

¿Por qué le aguantas esos comentarios? ¿acaso la hospitalidad no está entre sus pensamientos? ¿quíen es él para decidir quién se queda y quién se va?

Cuando comienza el baile, viendo cómo todos los hombres se quedan alelados, y las mujeres también aunque por distintas causas, Olaf se dedica a mirar donde nadie mira.

-Este sería el mejor momento para una traición, ¿verdad cuervo? Por todos los dioses.

Se acerca a Brunilda, y fija su mirada en la puerta, y en el danés que ahí está. Luego se acerca a la puerta y sale.

-Paso, que me estoy meando.

-No está cachas ni nada el hijoputa, te pega un abrazo y te rompe.

Una vez fuera, mira a su alrededor.

Sales a la plaza. No hay nadie a la vista y cuando sales del iluminado umbral y te introduces en la oscuridad, tu vista mágica no detecta nada más que la pareja de bueyes, que aún tienen el yugo puesto y permanecen tranquilamente a la espera.

Después de la meadita te dispones a volver a entrar, cuando reparas en que se acerca una figura que luce un yelmo en la cabeza y porta un escudo. Se trata de Olafersson, que parece regresar de una patrulla. Te mira sin decir nada y traspasa la puerta, supongo que tú entras también.

No creo que Olaf le importe, no es más que una simple excusa. Usará cualquier cosa que crea que puede perjudicarme, nunca ha podido superar su odio hacia mi.

Tu madre era una gran mujer, y le dejó marcado - añade con tristeza - en cierto modo siento lástima por él, tantos años de enfrentamientos han acabado por agotarme, y seguro que a él también. Creo que la envidia le corroe, pues está solo por más que pueda rodearse de esas carísimas esclavas, mientras que yo os tengo a vosotras - añade, mirando con cariño a Gyda, y luego a ti - Confiaba en que, con el tiempo, nuestra relación se normalizaría un poco, pero Rumhird nunca lo ha querido así...

Cuando miras a tu padre te parece que ha envejecido de repente, y eres consciente del gran sufrimiento que tuvo que suponer para él la muerte de tu madre.

Brunhild mira la danza buscando (en su fuero interno) desesperadamente algo que criticar... y excepto el ser esclava, de lo cual no tiene la culpa la pobre criatura, no encuentra nada... al final no tiene más remedio que mirarse a sí misma, la piel tan pálida, el pelo demasiado liso, los ojos demasiado claros, la ropa...

mejor ni siquiera entrar en ese tema, ¡por Freya!... y todos esos otros mirando como bobos... ¡qué asco de mundo!

Disimuladamente, se echa un poco más atrás para llamar lo menos posible la atención...

Hola Al

Lo siento, en esta semana no he podido entrar… no tengo escusa…

Hacemos una cosa… ¿puede haberse escabullido Brunilda sin llamar la atención de nadie?...

¿Te parece?

Me comprometo a no leer los post del interior del Gran salon!!!!

Haz las tiradas correspondientes, supongo que alguno puede darse cuenta, pero Brunilda quiere estar sola e intenta hacerlo sin que nadie se de cuenta...

Sigues vigilando el norte, aunque desde el paso de la comitiva no ha vuelto a ocurrir nada interesante. De repente, escuchas un penetrante silbido a tu espalda. Jöbar te hace una señal con la antorcha, se dispone a iniciar su patrulla por el perímetro, que le llevará por encima de la muralla hasta tu posición, tras pasar por la puerta este. Mecánicamente, comienzas a avanzar hacia el oeste para llegar hasta la puerta sur.

Apenas has avanzado unas decenas de metros cuando lo notas. Un intenso olor a madera quemada inunda tus fosas nasales. Estás mirando algo confundido a todos lados, está oscuro y no puedes ver de dónde proviene el humo,  cuando una lengua de llamas de una altura considerable ilumina el tejado de un gran edificio al lado de la puerta oeste.

¿Es eso el Templo...?. Te acercas corriendo y tus temores se confirman, el interior del Templo parece arder descontroladamente, ahora puedes verlo con claridad.

Cuando el taimado comerciante se aleja, Tornbjorg acerca un poco la cabeza para susurrar algo, oyes que le dice:

¿Por qué le aguantas esos comentarios? ¿acaso la hospitalidad no está entre sus pensamientos? ¿quíen es él para decidir quién se queda y quién se va?

Guntar mira con fijeza a su hija antes de responder:

No creo que Olaf le importe, no es más que una simple excusa. Usará cualquier cosa que crea que puede perjudicarme, nunca ha podido superar su odio hacia mi.

Tu madre era una gran mujer, y le dejó marcado - añade con tristeza - en cierto modo siento lástima por él, tantos años de enfrentamientos han acabado por agotarme, y seguro que a él también. Creo que la envidia le corroe, pues está solo por más que pueda rodearse de esas carísimas esclavas, mientras que yo os tengo a vosotras - añade, mirando con cariño a Gyda, y luego a Tornbjorg - Confiaba en que, con el tiempo, nuestra relación se normalizaría un poco, pero Rumhird nunca lo ha querido así...

Cuando el taimado comerciante se aleja, Tornbjorg acerca un poco la cabeza para susurrar algo, oyes que le dice:

¿Por qué le aguantas esos comentarios? ¿acaso la hospitalidad no está entre sus pensamientos? ¿quíen es él para decidir quién se queda y quién se va?

Guntar mira con fijeza a su hija antes de responder:

No creo que Olaf le importe, no es más que una simple excusa. Usará cualquier cosa que crea que puede perjudicarme, nunca ha podido superar su odio hacia mi.

Tu madre era una gran mujer, y le dejó marcado - añade con tristeza - en cierto modo siento lástima por él, tantos años de enfrentamientos han acabado por agotarme, y seguro que a él también. Creo que la envidia le corroe, pues está solo por más que pueda rodearse de esas carísimas esclavas, mientras que yo os tengo a vosotras - añade, mirando con cariño a Gyda, y luego a Tornbjorg - Confiaba en que, con el tiempo, nuestra relación se normalizaría un poco, pero Rumhird nunca lo ha querido así...