Partida Rol por web

Más disparos que ya no sabían si venían delos suyos o los otros, agachándose para no recibir el fuego cruzado. Joder. El tipo al que ella había disparado gritaba de dolor mientras se sujetaba la mano herida. Había sido un buen disparo, justo donde quería para desarmarle.

Ni se te ocurra moverte, cabronazo.- Le obligó a girarse, tirándole al suelo mientras apoyaba una rodilla en la espalda del tiempo, queriendo evitar que se moviera.- ¡Estáis rodeados! - Tiró de su muñeca hacia atrás para esposarle las manos en la espalda, no teniendo especial cuidado en ser delicada para no hacerle daño.- Dile a tus amigos que tiren las armas.- Instó al esposado, queriendo usarlo como mediador en esa disputa.

Scott no hubiera esperado nunca que el sujeto que saldría de la cabaña fuese precisamente Dutch Redbear, el nativo americano que les había guiado hasta la cabaña de la Bruja del Árbol. Desde luego, aquella revelación dejaba entrever que tal vez Rumsfeld y Mortimer ya estaban al tanto de a quién habían visitado, así como todo lo que hubieran hablado en presencia del nativo.

El ranger no tuvo mucho tiempo para pensar su siguiente acción. Al divisar a Redbear armado con aquella escopeta, rápidamente apuntó hacia el nativo y no dudó en abrir fuego sobre él, sabiendo que en aquellos instantes la situación era matar o morir.

El tipo tras el sofá dio un respingo cuando el disparo del agente especial DeFuss abrió un agujero muy cerca de su cabeza y devolvió el fuego sin apuntar. La mujer que estaba acurrucada se puso en pie de un salto y salió despavorida por la puerta que había abierto Dutch Redbear para salir fuera. Jordan tenía una vista excelente en la oscuridad, de modo que sus ojos no le engañaban cuando se percató de que llevaba a un niño en brazos.

Fuera el sargento Scott Bennet le plantó un tiro en mitad del pecho a Dutch Redbear, suficiente para haberlo dejado fuera de combate. Sin embargo dio un paso hacia atrás y apretó el gatillo de la escopeta una vez más, para darse cuenta de que se había quedado sin balas. Tras él, el sargento Bennet pudo ver fugazmente una figura que salió de la cabaña y comenzó a correr hacia el fondo del embarcadero, en dirección opuesta a ambos.

Moira terminó de reducir al tercer pistolero que no paraba de gimotear y de rezar en voz baja. Un pequeño colgante resbaló hacia fuera del cuello de su uniforme, con el mismo símbolo que llevaban los Manson.

Scott estuvo tentado de seguir disparando a Dutch Redbear, sabiendo que al estar tan cerca de él, lo más probable es que tanto los disparos de él como los del nativo fuesen mortales por necesidad. No obstante, al ver que Dutch se había quedado sin balas y que había alguien más que salía de la cabaña y que corría hacia el fondo del embarcadero, Scott no dudó ni por un segundo.

-¡Hay uno más! ¡Se escapa! -gritó, temiéndose que pudiera tratarse de Rumsfeld o Mortimer queriendo huir de la cabaña.

Sin pensárselo dos veces, Scott cometió la temeraria acción de echar a correr en dirección al individuo estaba escapando por el embarcadero, dándole la espalda a Dutch en el proceso.

El hombre que había esposado no parecía ser de más ayuda y dudaba que se fuera a mover del suelo, no en su estado y con el dolor en su mano, sintiéndose orgullosa por la puntería.

Mierda.- Escuchaba más disparos y los gritos de Bennet antes de verle marchar tras el fugitivo, ¿qué podía hacer? Había un niño dentro. Lo había escuchado, el característico llanto de un infante que bien podía ser el hijo de uno de los presentes o de Ben. Por el bien de todos, esperaba que fuera de Ben.

Agarró con fuerza el colgante que llevaba en el cuello con el símbolo para arrancárselo y guardarlo en su bolsillo mientras se incorporaba, de nuevo tomando con fuerza la pistola entre sus manos. Tocaba desarmar a los que aguardaban en el interior y sacar al chico con vida.

 El disparo de Bennet a Dutch dejo al hombre en mal estado, e incluso cuando este quiso devolver los tiros, se dio la buena suerte de que se había quedado sin balas. Ahora parecía solo quedar aquel tipo detrás del sofá con el que DeFuss se estaba enfrentando. La mujer y el niño intentaban un escape, pero quedaba en manos de Bennet alcanzarlos con una corrida.

- ¡Enfóquense en el niño! Yo me encargo de este...

 Jordan continuó disparando contra el sujeto que le devolvía los escopetazos. El tipo era persistente, siguiendo con los disparos incluso cuando dos de sus compañeros ya habían caído y otro de ellos intentaba escapar. No había que ser un gran detective para darse cuenta de que aquella gente no estaba en sus cabales, por lo que la balacera continuaría hasta que el sujeto quedara inhabilitado.

Dutch Redbear se interpuso en el camino de Scott Bennett con tanta violencia que desequilibró al sargento de los Rangers y lo arrojó al agua. El lago no era allí muy profundo y el policía, dada su altura, encontró pie y pudo mantener la cabeza por fuera después del primer chapuzón. Sin embargo, la repentina inmersión en las aguas frías y cenagosas supuso el mayor de los desconciertos.

Dutch echó a correr tras la mujer por el embarcadero hasta que los dos se perdieron en la oscuridad. El llanto de un niño los acompañaba durante su carrera.

Dentro de la cabaña el agente especial Jordan DeFuss afinó su puntería y disparó de nuevo al agresor que se cubría detrás del sofá. Esta vez el tipo lanzó un grito de dolor y dejó caer el arma sobre el asiento. Justo en ese instante Moira Greenwrim entró por la puerta y se colocó a su espalda. Tan cerca como había quedado de él pudo darse cuenta por fin que se trataba nada más y nada menos que de Tim Mortimer, el propietario de los bungalows turísiticos de Uncertain.

¿Niño? – Ella no había podido ver lo que se escondía en el interior de la cabaña y, a pesar de escuchar a Bennet gritar que alguien escapaba por la parte trasera, hasta que no le confesó DeFuss que el niño estaba con ese corredor seguía pensando que estaba dentro.

Ten cuidado DeFuss.- El caso, el centro, seguía siendo encontrar a salvo a Ben, no dudando en abandonar a su suerte al agente del FBI para correr tras los pasos de su compañero. Todo lo que había hecho hasta ahora era para salvar al chico, ahora no podía quedarse atrás.

Scott había caído al agua, derribado por Dutch Redbear. El ranger sabía que en esos momentos tenían que sacar fuerzas de donde no las tenían y ocuparse de aquellos secuestradores. Creía haber oído el llanto de un niño, por lo que Ben debía seguir con vida, si bien Scott no terminaba de ubicar dónde se encontraba.

A duras penas, Scott trató de nadar hasta la zona del embarcadero para subir nuevamente y salir del agua. Tenía que detener a Dutch antes de que fuera demasiado tarde, aunque lo principal era salir de aquellas aguas cenagosas.

Moira sale de la cabaña y corre por el embarcadero internándose en la oscuridad rota tímidamente por los destellos de la lámpara colgada en el árbol y el haz de la linterna, por lo que no resulta extraño que, como surgido de la nada, Dutch Redbear se aparezca ante ella con la camiseta empapada en sangre y un gran cuchillo de monte en su mano derecha y, sin mediar palabra, comience a lanzar tajos y estocadas a la mujer policía.

Detrás de él hay una pequeña barca con motor amarrada al embarcadero. Dentro, una mujer blanca, de rasgos indefinidos y, en el suelo del bote, el cuerpo de un niño que llora desconsolado. La mujer hace todo lo posible por librar las amarras con la clara intención de largarse de allí.

Scott Bennett sube con agilidad al embarcadero mientras trata de localizar el nuevo foco de acción que descubre que está a varios metros a su derecha.

 Jordan logra incapacitar al último pistolero de la banda que quedaba dentro de la casa, dejando así vía libre a sus compañeros más jóvenes y ágiles para que se enfoquen en perseguir y luchar contra los dos miembros restantes que estaban buscando escaparse con el niño. Mientras tanto, él entró a la cabaña para amarrar las manos del tipo detrás del sofá y para hacer una inspección total de todo el lugar. No fuera cosa que algún quinto miembro temeroso tomara valor y apareciera de la nada a atacarle.

- Más vale que ustedes dos basuras humanas no intenten nada...

 Una vez que se hubiese asegurado de que no había nadie más en aquella cabaña, el veterano traería al tipo que estaba tirado en el suelo del exterior de la cabaña y lo sentaría en el sofá, junto al hombre al que el mismo DeFuss le disparó antes. También se apresuró a sacarles las armas de su proximidad. Parado en frente del sofá, Jordan les propina la mirada de repulsión más grande que había dado en muchos años de servicio. Estaba en frente de animales.

- Se van a quedar ahí sentaditos y quietos si saben lo que les conviene...

Scott había conseguido subir al embarcadero lo más rápido que pudo, tendiendo su cuerpo sobre las maderas. Estaba agotado y completamente, por lo que le llevaría más de lo esperado incorporarse y correr hasta Moira y Dutch o tratar de detener a la mujer de la barca.

-¡DeFuss, la barca! ¡Que no se escape...! -alcanzó a pronunciar el hombre, mientras se incorporaba a duras penas.

Greenwrim estaba enfrentándose a Dutch Redbear, DeFuss seguía dentro de la cabaña encargándose de los dos sospechosos y él no conseguiría llegar hasta Dutch o la mujer de la barca hasta que consiguiera recuperar algo de aliento.

Corrió tanto que sus piernas le dolían y los pulmones quemaban, temiendo en algún momento precipitarse contra el agua al no saber siquiera por dónde estaba pisando. En su cabeza sólo pasaba el llanto del niño como si fuera el suyo propio, el rostro defraudado de su padre cuando se enterara de lo que había hecho por el caso y los gritos de aquellos que le habían pedido que parara cuando se saltaba la ley. Podía decir que el condado y la dificultad del caso la habían cambiado pero estaría mintiendo, sólo habían sacado a relucir su verdadero yo.

Sintió una corriente de aire a su izquierda y por acto reflejo se apartó para fijarse en el hombre. No le conocía, no había estado con el resto cuando le visitaron, pero creía estar en el coche de nuevo al ver el cuchillo en su mano dispuesto a clavárselo para impedir que avanzara.

En esta ocasión no tenía un volante para girar y dudaba salir ilesa de la misma situación dos veces, creyendo estar en ese tambaleante vehículo cayendo monte abajo para estrellarse. Porque fue en una pequeña milésima de segundo, cuando su atención y sentidos se dirigieron hacia la mujer al comprobar que había llegado a la barca, cuando notó el golpe, o más bien el corte.

El cuchillo había logrado hacer contacto con la piel, rasgando parte de su costado mientras ella caía al suelo con un pequeño grito de dolor. La zona herida le escocía y creía notar la sangre descender por su cintura para mezclarse con el agua de lluvia.

Moira apretó los dientes y concentró su último esfuerzo en la mujer, buscando el equilibrio que le daba el suelo para tener un poco de estabilidad en el disparo. Pero dudó no por disparar, sino por darle al pequeño entre la oscuridad. Tienes que hacerlo Greenwrim. DISPARA JODER.

Enfocando la espalda de la mujer la ranger apretó el gatillo y disparó.

La mujer de la barca chilló de dolor al ser herida por la sargento de los Rangers. Sin embargo el disparo no le había dado de lleno e, impulsada por la adrenalina, terminó de soltar las amarras de la barca. Todavía necesitaba arrancar el motor antes de poder escapar con el niño, lo que dejaba un pequeño margen a los servidores de la Ley.

Sin embargo, Dutch Redbear no pensaba ponérselo nada fácil. Se abalanzó sobre Moira para intentar apuñalarla mientras estaba caída mientras gruñía entre dientes una extraña letanía que la agente no lograba entender.

Scott Bennett era testigo de todo mientras acortaba la distancia que le separaba de los sospechosos corriendo empapado en agua y lodo. Podía tratar de detener a Dutch y ayudar a su compañera o saltar dentro de la barca e impedir que arrancaran el motor.

Por su parte, Jordan DeFuss terminó de asegurar a los dos secuestradores heridos, confirmando la identidad de uno de ellos, Tim Mortimer, el propietario del mayor establecimiento de bungalows de Uncertain. El otro parecía un simple guardia de seguridad, pero al registrarle encontró en el bolsillo de su camisa una tarjeta de identificación:

LONGHORN ARMY AMMUNITION PLANT KARNACK, TX

OGGIE TEASPOON, COMMISSIONED SECURITY OFFICER

La fábrica de municiones ocupaba un espacio enorme colindante al lugar donde se encontraban ahora mismo, por lo que no podía ser una casualidad que aquel Oggie Teaspoon estuviese allí.

El disparo de Moira sacó a DeFuss de sus cavilaciones.

Aunque no viera con exactitud dónde había caído el disparo, el grito le hizo saber que había acertado. ¿Era suficiente? Dudaba, teniendo que seguir en esa forzosa persecución si no fuera porque de nuevo sus sentidos de peligro se activaron.

Moira se encontraba en una posición en desventaja, era consciente de lo fácil que resultaba golpear a una persona tumbada con el movimiento reducido, teniendo que defenderse y contratacar, recordando las clases de defensa personal que había tenido en la academia.

¡¡CORRE A POR EL CHICO!! – Gritó a cualquiera de sus compañeros mientras buscaba sujetar la muñeca del cuchillo para detener su avance, queriendo golpear ya sea con sus rodillas en la entrepierna para desestabilizarlo o darle un golpe en el cuello con la mano libre.

Scott sabía que no podía estar en dos sitios a la vez. No podía lanzarse a por Dutch para quitárselo de encima a su compañera y, a la vez, correr en dirección a la mujer de la barca. Tenía que decidir y, al menos en el caso de Bennet, no hubo dudas.

Moira era una mujer joven y fuerte, mientras que Benjamin McKnight solo era un pobre chiquillo al que si perdían de vista tal vez no pudieran llegar a rescatarle nunca. Confiaba en que su compañera podría librarse de Dutch sin ayuda, por lo que el ranger echó a correr todo lo rápido que podía en dirección a la barca en la que se encontraban la mujer y el chiquillo.

Totalmente cubierto de fango, Bennet apretó el paso y trató de correr todo lo que pudo para alcanzar la barca antes de que la mujer pudiera hacer arrancar el motor.

 DeFuss se sorprendió al ver los nombres que estaba descubriendo. Un propietario de bungalows y un guardia de seguridad del complejo armamentístico; sin contar ya la sorpresiva aparición de Dutch. Aquel grupo de lunáticos tenían gente de todos los rincones de los condados, yendo de paletos marginales a grandes cabezas de la zona. El veterano, aún así, no se pudo quedar a hacerle preguntas sobre el grupo a los dos hombres, si bien era probable que no le darían ninguna respuesta. Tenía que apresurarse y ayudar a sus compañeros, cuyos gritos avisaban que necesitaban apoyo.

- Intenten algo y será lo último que harán, ¿ok?

 Con esa advertencia lanzada rápidamente, el detective sale de la cabaña en dirección hacia el final del muelle, escuchando que llegaba gran conmoción desde el lugar. A Jordan le hubiese encantado llegar y ver que el chico ya estaba aseguro, pero la situación parecía ser más complicada por lo que estaba escuchando.

Dutch levantó en volandas a Moira mientras forcejeaba con ella. El nativo americano había visto al sargento Bennett saltar con éxito dentro de la barca y comenzó a gruñir con los ojos desencajados por la furia. Quería quitarse rápido de encima a la mujer para poder encargarse de su compañero.

La mujer que intentaba escapar con el niño se echó sobre su cuerpo tratando de protegerlo o de evitar que el policía pudiera arrebatárselo.

—¡Aparta tus sucias manos de él! —gritó histérica por encima del llanto del crío.

DeFuss apenas podía distinguir nada desde su posición. La lámpara colgada del árbol impedía que sus ojos percibieran con claridad lo que estaba sucediendo al fondo del embarcadero alejado de la fuente de iluminación. Sin embargo pudo distinguir una figura imponente que luchaba con otra más bajita, sin duda la agente Greenwrim.

Y a pesar de que le pusiera ganas para defenderse, no podía hacer nada contra la fuerza de aquél tipo, notando que su espalda se elevaba del suelo.

Moira apretó los dientes intentando zafarse, golpear, arañar… Pero antes de que pudiera darse cuenta la soltó en dirección al agua, tirándola sin poder hacer nada al respecto por el embarcadero.

 DeFuss, lidiando con su tobillo lastimado y con la oscuridad de la noche, se hizo camino hasta el fin del muelle con arma en mano. Toda la visión en aquel lugar se basaba en figuras borrosas sumergidas en la oscuridad en la noche. Indistinguibles para una persona común, pero no para un agente de años de experiencia. Jordan pudo ver las dos sombras que estaba buscando, la de Moira y la de Dutch.

 Había escuchado los gritos de la ranger, deduciendo que el indio estaba atacándole; y ahora lo confirmaba con la vista. Una figura grande atacando a una pequeña. Era lo justo y necesario que necesitaba el agente para apuntar su pistola contra la gran figura y disparar.

- Moira, ¡agáchate!