Partida Rol por web

—El sheriff Taylor y los suyos —respondió Ron Tillman—. Era lo más conveniente para ellos, ¿verdad? Acusar a familias "disfuncionales", como ellos nos llaman, de desamparo. No se dejen engañar por esa cara de estúpido que tiene, el sheriff Taylor no nos ha prestado ni la más mínima atención. Venía de vez en cuando, sí, pero para hacernos perder el tiempo únicamente —hizo un gesto despectivo, como si no mereciera la pena seguir hablando del tema.

El matrimonio soltó las manos. Debían sudarles mucho a pesar del aire acondicionado. Además les impedía moverse bien y gesticular ahora que habían despertado del letargo provocado por el dolor.

—¿Nora Smith no es la mujer que desapareció con su pequeña? —contestó con otra pregunta Debbie—. Nos dijeron que ese caso no tenía nada que ver con el nuestro..., con el resto de desapariciones. La madre de la pequeña era una yonqui de Karnack, de las que lo hacen por un chute, ya saben... —detuvo su discurso de golpe, al darse cuenta cómo ella misma juzgaba a Nora Smith—. Oh, Señor... Lo siento... Es lo que siempre decían de ella... Pero también dicen cosas parecidas de todos nosotros...

—¡Ha desaparecido otro niño! ¡Esta misma mañana! —soltó como una bomba la propietaria del Excelsior—. El hijo de McKnight, dice que lo han secuestrado mientras sus padres acudían al oficio dominical... ¡Es horrible! —la mujer se puso completamente roja, como si estuviera a punto de darle un ataque—. El padre, McKnight, llegó a la oficina del sheriff Smith sobre las 12 del mediodía, con sus matones, los hermanos Pickett. Me lo ha contado Marlene Jackson, la secretaria de Smith, la chica negra, la conoce, ¿verdad? Entró pegando gritos y casi llegan a las manos los alguaciles y los Pickett —tomó aire ruidosamente antes de continuar narrando como una ametralladora—. McKnight asegura que su hijo fue de los primeros en salir de la iglesia y se subió a la camioneta, tal y como le dijeron él mismo y su mujer.

»Su esposa Loreen iba a encargarse de volver con él a casa cuando se dio cuenta de que el niño no estaba dentro. Al principio lo tomaron como una travesura, seguros de que nadie sería tan estúpido como para secuestrar a su hijo; pero, a medida que pasaba el tiempo, se convencieron de que Ben, Benjamin, así se llama su hijo, había desaparecido. Improvisaron un grupo de búsqueda entre los parroquianos de Cypress Chapel, a la vez que McKnight y algunos de sus hombres se dirigían aquí. Han movilizado a todo el pueblo, incluidos al juez Corman y al alcalde Fallon.

Sue Ellen se quedó mirando fijamente a los ojos de la agente Moira Greenwrim, tratando de adivinar sus pensamientos y su reacción.

La agente no creía lo que estaba escuchando. Allí, delante de las narices de todos, cuando estaban colaborando agentes de todos lados para poner fin a las desapariciones de niño van y deciden secuestrar a uno de los más custodiados que debería estar por su apellido. Le hubiera gustado que Sue terminara diciendo que era una “broma” por todos los fallos que habían tenido, pero por desgracia había cosas con las que no se jugaban y la vida de un menor era una de ellas.

Gracias por la información.- No dijo mucho más puesto que el tiempo que tenían de ahora en adelante era indispensable para la seguridad de Ben.

Olvidándose que quería ir a su habitación de hotel para cambiarse y darse una ducha fría, retrocedió sus pasos para dirigirse hacia la comisaría mientras marcaba el número de Scott y dejaba el timbre sonar hasta que lo cogiera. Tenían que ponerse de inmediato en la búsqueda.

-¿El sheriff Taylor?

Aquello sí que había sido una auténtica sorpresa para Bennet. Tal vez estuviera subestimando al sheriff, considerando que era un tipo al que le estaban empezando a pesar los años y que no era especialmente avispado, pero, ¿y si todo había sido una estratagema para poner en el foco al sheriff Smith y sus aliados?

-El caso de Nora Smith y su hija sí está relacionado con el resto de las desapariciones -indicó, imaginándose que lo más probable es que Taylor hubiera sido quien le hubiera quitado toda importancia a la desaparición de la pequeña y su madre drogadicta-. Todas las desapariciones sucedieron en un intervalo de pocos meses entre ellos, y la desaparición de las Smith encaja con la fecha en la que el secuestrador se habría cobrado una víctima. ¿Saben si Nora Smith conocía bien al sheriff Taylor o al sheriff Smith?

—No conocíamos a Nora Smith ni a su hija, agente Bennet —afirmó con pesar Debbie Tillman—. Pero no veo qué tiene que ver ella con los sheriffs..., ¿tienen alguna teoría? —inquirió con suspicacia.

Ron parecía no atender a la conversación después de que el Ranger interviniera. Adele se percató de que parecía deseoso de intervenir, pero no estuviera seguro de que lo que fuera a decir fuera apropiado. El padre de Samuel cruzó la mirada con los ojos escrutadores de la mujer del FBI y algo en ellos le hizo animarse a interrumpir a su esposa y a la respuesta del policía de Texas.

—Una vez fui a una de las reuniones que organizaba Will Jefferson —confesó Ron con voz insegura—. Lo siento, Debbie, no te lo conté porque me arrepentí de haber perdido el tiempo en aquello; me pareció que el tipo estaba medio loco y no paraba de decir sandeces, ¡joder si hasta nos enseñó el maldito AK 47 que lleva siempre en su pick up! —se dirigió de nuevo a los policías—. No éramos muchos: Will Jefferson y su esposa, los padres de David Smith, Gregor O'Hara, la madre de Deborah Johnson y yo. Fui con la esperanza de encontrar respuestas, pero no hallé más que odio y paranoia. Sin embargo, es cierto que como ha  dicho el agente Bennet, los Jefferson y los Smith sostenían la hipótesis de que todos los casos estaban relacionados, incluyendo las desapariciones de Ellenore Smith, la pequeña de Karnack y la de algunos chicos negros, perdón señora, quise decir afroamericanos, de ambos condados. Pero luego comenzaron a exponer absurdas acusaciones contra todo aquel que les parecía sospechoso y ahí decidí que había tenido suficiente con una de esas reuniones.

Aunque estaba en modo vibración, el sonido del móvil de Scott Bennet se hizo evidente en medio del silencio que siguió a las palabras de Ron Tillman.

-Todos los casos están relacionados -le dijo Bennet a los Tillman, plenamente convencido de ello-. Hay un patrón entre las fechas que se repite todo el rato, además de que las víctimas encajan en el mismo perfil. El secuestrador es un tipo metódico y a la vista de lo que ustedes y los O'Hara nos han contado, diría que se toma su tiempo observando a las víctimas. Puede que con Nora Smith cometiera su primer error y tuviera que deshacerse de la madre, quien sabe... -teorizó, empezando a pensar que Nora Smith podía ser una pieza más importante en aquel puzzle.

El ranger notó que en ese momento su teléfono móvil comenzaba a vibrar y decidió cogerlo, observando que se trataba de una llamada de Moira Greenwrim.

-Disculpen un momento -dijo, disponiéndose a abandonar la vivienda. Acto seguido, aceptó la llamada-. ¿Sí? ¿Greenwrim?

Esperó impaciente a que los timbres sonaran, chasqueando la lengua a medida que iban pasando. Sin embargo parecía que al último intento escuchó algo más que el timbre, reconociendo la voz confusa de Scott.

Moved el culo ahora mismo al hotel.- No sabía dónde estaban, ni cuánto tardarían, mucho menos si andaban en una situación delicada que pudieran dejar.- Ha desaparecido otro niño esta misma mañana… Se trata del hijo de McKinght, Benjamin.

Está todo el pueblo movilizado buscando al niño. Juez Corman, alcalde y Sheriff incluido.- Pensó rápidamente por si se le olvidaba cualquier información, aunque lo más importante ya lo había dicho.- Tenemos que ir. Ahora.