Partida Rol por web

Anoche cuando subía a coger mis cosas para irme con Mike me encontré con Carmen María. Me aseguré de que la cerradura de mi casa no estaba forzada ni nada parecido, no te puedes fiar de esta gente. Al preguntarle qué hacía ahí me dijo que vivía enfrente. ¡Vamos hombre! ¡No me jodas que me ha tocado la negra!, pienso. Me dijo que me necesitaba para abrir el trastero, que se necesitaban las dos llaves. El trastero es una puta mierda, y está en peores condiciones que el portal. Me recuerda a la taberna donde se hizo la reunión de vecinos, y no me extraña su estado recordando que es justo la gente de la taberna la que se encarga de nuestra planta, La Corte o algo así. Lo de la mesa con mi nombre, debo reconocer, es un buen truco.

Después me fui con Mike a quemar la noche, y la verdad es que recuerdo todo un poco borroso. No nos pegamos con nadie esta vez, eso seguro.

Por la mañana me levanto más o menos temprano, yo no suelo necesitar dormir mucho. En mi cabeza sólo hay un pensamiento: ¡a la playa! Voy al Club Náutico a coger mi tabla y después a las calas a surfear. Volveré justo a tiempo para pagar el alquiler.

Precisamente, dado lo irregular del terreno, y la vegetación de la fachada que escondía ventanas y salientes, pese al férreo cordón policial frente a la puerta principal de acceso, se podía tratar de rodear el edificio y localizar su objetivo. A fin de cuentas Nathan no quería entrar, sólo averiguar quién era ese chico que había saltado de manera sobrehumana a sus tejados sin que nadie más le viera. 

Empezó a seguir al merodeador de los tejados desde abajo, torciendo por la fachada y tratando de permanecer todo lo pegado a la pared que pudiera para que no le vieran. Parecía que el saltador estuviera buscando algo allí arriba. Al girar entre unas madreselvas que tapaban la fachada este se encontró con una pequeña puerta de acceso. Tal vez pudiera entrar por ahí. No. No solo estaba cerrada sino que al intentar entrar un policía, que estaba justo al otro lado, le llamó la atención gritando para hacerse oír a través de la puerta. 

- No se puede entrar. Las clases han sido anuladas. ¿No has visto que la puerta principal está cerrada? Vamos, largo. 

Viendo que Nathan se giraba se dio la vuelta y siguió a sus quehaceres. 

No así Nathan, que nada más girarse se topó con alguien de súbito. Había salido de la nada. Instintivamente miró para arriba acertando en descubrir quien era el chico que ahora le miraba fijamente. Era el saltamontes humano que tal como había subido había bajado. El césped aún estaba aplastado bajo sus zapatos del impacto del salto. Pero estaba totalmente ileso e interrogándole con su mirada llamativa. 

- ¿Quién eres? ¿Por qué me has visto? ¿Por qué me sigues? 

Todo lo dijo despacio. Saboreando cada palabra que en su voz grave sonaba atemorizante. 

Entonces otro policía en el perímetro externo pareció acercarse porque el extraño empujó a Nathan con una fuerza de dibujos animados contra un pequeño hueco detrás del tronco de un árbol que también parecía trepar por la pared. Luego se llevó un dedo a la boca y le pidió que guardara silencio hasta que el policía debió alejarse. Luego volvió a preguntarle. 

No pareces de los Centinelas del Orbe.  ¿Quién eres?

Me levanto pronto por costumbre, aunque hoy se me han pegado las sabanas. Ayer me acosté tarde "y ni siquiera me pareció que funcionase lo que hice..." pienso al recordar la cara de Erik

No tiene mucho sentido abrir la consulta para volver a las 11. En mi trabajo no te puedes permitir interrumpir la "interactuación" que estás teniendo con un -lo siento, voy a pagar el alquiler y ahora vuelvo, luego lo compenso echando más horas-
Recuerdo a Helena y no puedo evitar pensar "Seguro que tiene el mismo problema ¿cómo lo hará? y me despisto del desayuno al caer en que otra que podría tener este problema es Anayansi "aunque igual ambas tienen turno de noche hoy" Este pensamiento me parece totalmente lógico.

Mientras me preparo para ir a buscar algunas hierbas y piedras al Parque de los hijos del Mar, porque es lo que más cerca me queda, intento sumergirme en los silencios de la torre... aunque me cuesta porque parece que hubiese ruidos de fondo "¿tendrá alguien la música puesta?" pienso mientras salgo de casa "al menos parece que está bajita, que detalle pensar en los demas Sonrio mientras pienso eso.

Desde su última planta, John y Anayansi buscan infructuosamente ese acceso del que habló Pip que había sido tapiado y daba a la azotea. 

Recuerdan que cuando habló del que daba al aparcamiento, y que también había sido tapiado, señaló una de las puertas que había al lado de portería, pero en el caso de la azotea no había señalado cuál era aquel acceso. Miran en el descansillo, en el trastero, en el techo de la escalera e incluso en sus propios apartamentos. A veces golpean, como si fueran expertos que saben detectar huecos al otro lado. Pero no lo son. Tal vez algún arquitecto... o demoliendo alguna pared. 

- Uf. Pero tampoco es cuestión de ponernos a picar ahora toda la Torre... 

El tipo le asusto con su súbita aparición a su lado. No le había visto bajar, pero aquí estaba. Para colmo, había algo en su voz que incitaba a salir corriendo. Pero no hubo tiempo de responderle, un policía apareció y Nathan termino tras un árbol. Asintió a su gesto de silencio intentando crear complicidad, aunque por dentro pensaba que no le motivaba una mierda estar entre la pared y un tío con superfuerza. 

-Hay que daros la información poco a poco para que no os hagáis daño...- Y una puta mierda. Ahora no sabia qué era este chico. Ni si decirle que era un investido era una forma de entablar relaciones o conseguir que le mataran, como a Martín.

-No se nada del orbe ni de nada. Mira, yo solo alquile una casa y ahora veo cosas extraordinarias, como dinosaurios con patas en la costa y algun otro evento sobrenatural. Pero vamos, que no quiero problemas. Al revés, si puedes decirme algo de información sobre este nuevo mundo te lo agradecería un montón. Me gusta mucho poder contemplar animales mitológicos, mendigos que se multiplican y personas capaces de saltar tres pisos como quien sube un escalón, pero estoy muy perdido. Y la gente que esta en el ajo solo me da evasivas y medias verdades. 

Internet funciona con total normalidad al parecer. Tras eso, vuelve a las páginas en las que leyó sobre los Dentudos. Junto a varias ilustraciones y relatos sobre criaturas fantásticas ve un nombre "Harold Reuben". Al googlear sobre él obtiene el siguiente dato. 

HAROLD REUBEN

Escritor holandés que participó en la liberación de la colonia de Aquilea donde murió y está enterrado en el Cementerio Antiguo de la Catedral de la ciudad. Aún hoy en día, admiradores de su obra y ciudadanos agradecidos a la labor que hizo por la ciudad, visitan su tumba y depositan flores u organizan homenajes. 

Animado por el descubrimiento googlea también acerca de "La Casa del Cisne" y obtiene lo siguiente tras una ardua búsqueda. 

Casa Eireen

La Casa del Cisne. Los Elegidos de los Dioses. Los Legítimos. 

Pasaron de ser las Criaturas Girasoles a los Monarcas Supremos para gobernar el Reino.  

Larga vida a la Reina Nirvana y el esplendor del Reino. Desdichada la hora de su muerte y el triunfo del Caos. 

Es tarde para investigar sobre la otra Casa, la del guante, pero no le cabe duda que se llamará Galahad. 

Aunque somnoliento y con más de una hora de viaje hasta llegar a Trelleborg, la jornada de mañana es tal cómo había deseado. Una presentación, un desayuno cortesía de la empresa para todos los becarios y poco más. Así que está a tiempo de volver para la hora señalada a la Torre. Aunque se lleva un par de dossiers de investigación que tiene que echar un ojo antes del día de mañana. 

John se quedó mirando al techo, contrariado mientras se frotaba la cabeza con la mano derecha como pensando qué hacer.

-Parece que no...p...no podremos subir. Por aquí. ¿Alguna idea? ¿Vamos a ver...que...como les ha ido al resto?

El trastero no es para nada lo que esperaba, aunque después de todo lo vivido estos días uno ya no sabía lo que pensar. De alguna manera pensaba encontrarme con hadas o dragones, animales milenarios o cofres. En su lugar hay más simbolismo arcaico y nombres raros. Así que un poco decepcionado e igual de desorientado entro en mi piso, cojo mi guitarra y un cigarrillo y me tumbo en el suelo para disfrutar (aunque sea durante cinco minutos) de la soledad y la calma que tanto necesito. Ahí mismo me quedo dormido. 

Por la mañana me despierto tarde y recuperado, casi no había pensado estos días en el trabajo. Pero ahora una oleada de responsabilidad y formalismo me levanta del suelo y hace que tome papel y boli para ir organizándome la jornada laboral. Un escalofrío me recorre el cuerpo al pensar en los mafiosos que quizás me estén esperando en la aduana para cobrarse su venganza. ¿Debería abrirme más a mis nuevos vecinos y contarles mi delicada situación? 

Recolecto los 111 euros y los dejo preparados en la mesilla. 

Ahora el sorprendido es él: 

- ¿Alquilar una casa...? ¿Eres... eres uno de los investidos? ¿En qué planta estás? 

-No habrá ninguna planta que odies a sus ocupantes, ¿verdad? Sé que cada planta es como de un grupo diferente, pero no sé de que va mi grupo. Te juro que yo no he tenido nada que ver en cualquier cosa que ese grupo haya hecho en el pasado, ni buena ni mala. Yo solo alquile un piso barato. Ni tengo nada en contra tuyo, de verdad- En otras circunstancias Nathan no estaría con el modo "No me pegues, por favor" tan activado. Pero el esperpentico funeral de Martín seguía gravado en su memoria. Tragó saliva antes de responder. -Estoy en el primero, en el piso con un espejo grandote.

¿Podría esquivar un puñetazo de este chico y salir corriendo de vuelta al faro? Si ademas de super-fuerte era super-rapido Nathan podía darse por jodido. 

Entonces esto es más que una casualidad. 

El chico de físico peculiar sonríe. Nathan no puede determinar si es guapo o simplemente raro. Su belleza es parecida a la suya propia. Pero lo cierto es que este chico sonríe y dice

- Yo también soy de la Casa Cruoris. Me llamo Basil

- Pero has de saber que hoy han asesinado a uno de los nuestros. A mi antiguo Señor. Se llamaba Ezequiel y he venido a investigar su muerte antes de que los durmientes borren los rastros que me lleven hasta quien haya hecho esto. ¿Quieres acompañarme? Me vendría bien algo de inmunidad diplomática... por meterme donde no me llaman pero... Tal vez fuera peligroso. 

Sobre las 10 Erik se dirige a las calas, tras coger parte de su equipo en el Club Náutico. Habrá dormido unas cuatro horas y sabe que necesitará reponer otra noche todo este esfuerzo de trasnochar, luchar contra la deshidratación de sus meninges y el propio esfuerzo físico, pero hoy no necesita hacer todo eso para disfrutar del día. 

Quiere ver cómo son estas calas del sur de LaLengua. Normalmente no son atractivas dado que son caladeros de pesca o simples huecos rocosos donde apenas hay oportunidad de exhibirse, no como toda la costa norte de Aquilea o incluso la sudeste, cerca de la Reserva, que ofrece otras posibilidades. 

Pero estando a minutos andando de ellas, compensa echarles un vistazo. Aunque no pudiera surfear bien por allí, simplemente el hecho de asomarse al mar por la mañana desde su dormitorio, ya le hace sentirse vivo y feliz. 

Al llegar allí ve lo que parece una clase de esgrima. Casi cuando está metiendo los pies en el agua se da cuenta que ese grupito que entrena en la cala vecina son el "conserje" de la Torre y un grupo de niños. Hay uno que casi podría tener su edad y que parece bastante hábil, un niño y una niña de menos edad y otro que... sí... es manco. Qué jodido. 

"Joder, el que parece que está cuadrado es el Samuel ese... ¿qué hará un gladiador así de portero de una vivienda?" 

Samuel gira y da vueltas mientras explica y bate una vara de madera en todas las direcciones. Entonces, la niña le señala y el otro niño grita: 

- ¡Es el nuevo! ¿Que hace con ese trozo de madera, Samuel? Eh, ¿qué hace? 

Samuel levanta la mano en gesto de saludo hacia Erik. 

Carmen María nunca había visitado el Parque de los Hijos del Mar. El punto más oriental y septentrional de todo Aquilea convertido en una plataforma rocosa- parecida a donde se sustenta el Hijo Pródigo- y que funciona de mirador entre las embravecidas olas que golpean y a veces salpican a los paseantes. Las estatuas que se desperdigan por allí, como si fueran suicidas que quieren lanzarse al agua.. o que vienen de la misma... son inquietantes y perturbadoras. El turismo, las fotos de rigor en la punta, la ausencia casi de vegetación... todo le da un aire superficial y artificial a ese punto que, para Carmen, deja de parecer bonito al cabo de estar quince minutos allí. Además, los gritos de los niños, el ruido de las olas, el viento... No. No es un sitio de paz. 

"Hmmm, no creo que aquí encuentre nada que tenga el alma suficiente como para mis rituales" 

Nathan sonrió aliviado. No solo no iban a matarle. Sino que además había conocido a otro Cruoris. -Si, casualidad total. Yo me llamo Nathan, hoy empezaba el curso en la facultad de Bellas Artes. 

Se separa de la pared -Claro, sera un placer. Pero a las 12 tengo que estar en el faro para pagar en persona el alquiler. Además yo no puedo saltar tan lejos ni ningún otro truco por el estilo. ¿A donde tenemos que ir?- Tras pensarlo un segundo añade -Lo que no me uses como escudo legal para matar a nadie ni vengarte. Investigamos y cuando lo tengas claro les llevamos las pruebas al rey, o a su guardaespaldas, o al conclave, o a quien haga falta. 

Y antes de que la oportunidad de averiguar cosas se esfume, comienza una rafaga de preguntas -¿Oye de que va ser un Cruoris? ¿Tu lo elegiste? ¿Te paso sin más? ¿siempre has estado metido en este mundo o de repente un día lo descubriste? Por cierto, siento mucho lo de Ezequiel, te acompaño en el sentimiento. ¿Como es que era tu señor? ¿En plan nobiliario? Pero no sera algo en plan abuso medieval, ¿verdad? 

Nathan toma aire para respirar y de paso considera que igual es buena idea hacer una pausa en tanta pregunta. Quizá así consiga alguna respuesta antes de saturarlo. Pero siguiendo con su inercia se le ocurre una ultima pregunta que podría ser muy relevante de cara a ayudar al chico con su problema. -Ayer un vecino de cada planta fuimos juntos a resolver un asunto. Quizá podríamos hacer lo mismo para ayudarte*

Las calas han resultado ser un lugar malísimo para surfear, pero están apartadas y tranquilas para un buen baño. En verdad me viene fenómeno para quitarme la resaca. Así, dejo la tabla en un lugar apartado de la cala y me meto al agua. Cuando estoy entrando, veo al conserje con los cahavales, que me saludan. Me termino de meter en el agua y voy nadando hasta donde están ellos.

- Hola, ¿qué hacéis aquí? Hola, soy Erik -digo a los chicos-. ¿Y vosotros quiénes sois? ¿Vivís también en el faro?

Me doy cuenta también de que he interrumpido algo. ¡Una clase de esgrima! ¡Qué guapo! Yo tengo algunas nociones básicas de batear costillas de inmigrantes y maricas, pero creo que esta gente lo peta. Se me ocurre una idea...

- Ey, ¿alguno ha querido alguna vez aprender a surfear? Soy algo así como el puto mejor surfero del mundo, supongo que me habréis visto en la tele. Lo que quiero decir es, ¿qué os parece si vosotros me enseñáis este baile y yo os enseño a cazar olas? ¿Trato? Pero hoy tiene que ser algo rápido, tengo que volver a pagar antes de que me desahucien, jajaja -los chistes de pobres me hacen gracia, sí.

Cita:

O si lo prefieres investigamos ahora y acudimos al faro a las 12, te invito a comer y asi te presento a Helena, la otra investida de nuestra casa. Y a todos los demás si quieres. -Nathan no sabía si Basil queria hacer esto oficial o gestionarlo con discreción, ni a donde tenían que ir. Pero su oferta era homesta, quería ayudarle. -Ayer mataron a un vecino, igual está relacionado.

Basil mira con estupor toda la verborrea de Nathan y cuando ya no aguanta más le tapa la boca. 

- Shhhhh. Tenemos orden del Cónclave de no contaros todo de golpe si por el azar nos topáramos con nosotros. No hasta que estéis investidos. ¡Joder, sí que hablas! No puedo ir a la Torre contigo. Y no me fío del resto de las otras casas. No hay tiempo. He venido a investigar esto ahora. Solo o puedes seguirme. En cuanto a lo de que no puedas saltar... 

Basil se encarama por la enredadera y toca uno de los ventanales con la misma mano que antes estaba en la boca de Nathan. La piel de su mano adquiere un tono rojizo mientras los cristales se funden a su tacto hasta que un gran boquete se forma

- Voy a entrar. La versión de que entraron por el tejado no se sostiene. Estoy seguro que le han matado algo peor que humanos... 

¿Vienes? 

Basil mira con sus ojos azules de marciano a Nathan y entra. Nathan se debate entre la llamada de la aventura y el peligro en que puede meterse, por no hablar de que si algo ocurriera y no llegara a tiempo...