Partida Rol por web

Entrando en El Ministerio del Tiempo

El Gran Teatro del Mundo

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05/05/2016, 13:38
Irene Larra

- Pues si que te falta: Ernesto. Él va a ser tu compañero en esta primera misión. Iba a ir con otra compañera tuya, pero en última instancia surgieron contratiempos y tú vas a tomar su puesto. Él tiene las directrices de la misión y si todo va bien, no tardaréis mucho en volver. Ahora ven: Nos está esperando en la cafetería.

Las tres os dirigisteis a donde decía Irene. El hombre de semblante serio que antes entró con uniforme en el despacho de Salvador Martí, estaba sentado en una de las mesas del local con un café delante y mirando un extraño aparato: Una especie de libro metálico muy estrecho donde por uno de los lados, se podían ver imágenes en movimiento con sonido.

- Ya estamos aquí, Ernesto... ¡Trátamela bien! -dijo Irene- Apenas esta misma mañana, no sabía ni que existíamos y ahora la vamos a meter en medio de una guerra.

El tal Ernesto esbozó una ligera sonrisa, te pareció que no exenta de una cierta amargura:

-Tranquila. Estoy seguro que haremos un buen papel. Martina será una digna heredera de Ramón. Se vé en su cara.

​Siéntese aquí a mi lado, Srta. Cabrera, empezaremos con los detalles de la misión mientras Irene y Amelia van a la barra a pedir los desayunos que les he dejado pagados... incluido lo que usted quiera... ¿Verdad que si?

El tal Ernesto se quedó mirando muy seriamente a Irene y esta solo balbuceó asintiendo y dándose media vuelta. Te dio la impresión de que algo no iba bien entre estos dos.

Cuando ambas se alejaron lo suficiente, Ernesto volvió a mirarte y sonriendo te dijo:

- ¿Sabe usted disparar armas de fuego? No es que vaya a hacer falta pero... Siempre es mejor saber que habilidades sabe y  desconoce tu compañero ¿verdad?

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08/05/2016, 11:36
Martina Cabrera Salas

Ernesto era el hombre que las había acompañado en un principio. Le había parecido todo un profesional, pero también bastante serio. Tenía la sensación de que, delante de él, no podía permitirse ningún error; y, por desgracia, también tenía la sensación de que en su primera misión iba a cometer alguna estupidez.

Nada más acercarse a él en la cafetería, se fijó en el aparato que tenía. Nunca había visto nada del estilo. En uno de los lados, el que desprendía más luz, había letras y, además, se veían fotogramas en movimiento con sonido-. ¿Está usted viendo una película en ese aparato? –preguntó sorprendida.

Se sentó, esbozando una sonrisa, al lado de Ernesto-. Vaya, muchas gracias por la invitación. Yo tomaré solo un café, todo esta historia del Ministerio me ha quitado el apetito –El Ministerio y saber que una guerra civil se acercaba en su época.

No le pasó desapercibida la mirada que le dirigió el hombre a Irene y la reacción de ella. Tal vez no se terminaban de llevar bien. O quizás las bromas de la mujer no gustaban a un hombre tan serio como Ernesto.

Se quedaron solos y él le lanzó una pregunta de lo más inesperada-. ¿Armas? –El asunto era más peligroso de lo que le pareció en un principio. Sabía que iba a ir a una guerra, pero nunca imaginó que pudieran aparecer en medio de un tiroteo-. La verdad, nunca he disparado ninguna. Mi padre sale a cazar de vez en cuando, pero a mí nunca me interesó. Tampoco es que él me lo hubiera permitido.

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19/05/2016, 00:09
Ernesto Jiménez

- ¿Está usted viendo una película en ese aparato?

- ...Si, jaja, se puede decir que es una "película", pero desde ya le sugiero, Martina, que empiece a enfrentarse a todo esto con una mentalidad lo más abierta posible. Si le digo que hoy por hoy, se puede hablar con una persona que está al otro lado del mundo como estamos hablando ahora usted y yo, créame. Es posible. Le queda mucho que aprender y si no fuera absolutamente necesario, créame que no hubiera venido a esta misión.

Verá, yo confío en que no haya que disparar ni un tiro y si hay que hacerlo, lo hagan otros por nosotros. Sólo era un obtener información para el despliegue del dispositivo.

- Vaya, muchas gracias por la invitación. Yo tomaré solo un café, todo esta historia del Ministerio me ha quitado el apetito.

- No se preocupe. Está usted siguiendo a rajatabla todas las reacciones que tiene un Agente del Ministerio ante su primera misión. Confío en que los nervios desaparecerán en cuanto entremos en acción.

¿Armas? La verdad, nunca he disparado ninguna. Mi padre sale a cazar de vez en cuando, pero a mí nunca me interesó. Tampoco es que él me lo hubiera permitido...

En ese momento entró un hombre alto, con el pelo recogido en una coleta y bigote retorcido en los extremos.

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19/05/2016, 00:18
Alonso de Entrerríos

- Ernesto: Me ha dicho Salvador que tengo que ir en su misión ¿Es eso cierto?

Ernesto, procede a presentaros:

- Martina... Le presento a Don Alonso de Entrerríos, el hombre que se encargará de las armas... Si llegara a ser necesario.

El llamado Alonso, hace golpear sonoramente sus tacones y cogiendo tu mano, la besa con elegancia:

- Encantado de conocerla, Martina. Será un placer trabajar a su lado.

- Alonso, vaya usted a cambiarse. Salimos de inmediato -le dice Ernesto-. Guerra del 36.

- Déme 5 minutos y estoy listo.

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19/05/2016, 16:37
Martina Cabrera Salas

Martina escuchaba a Ernesto mientras tomaba su café e intentaba asimilar todo lo que le contaba. Ella tenía una mentalidad abierta, no había duda. Pero tenía la sensación de que en los menos de 100 años que la separaban de esa época las cosas habían cambiado mucho. Además, seguía pensando en el tema de las armas. Aunque le había asegurado que esperaban no llegar a ese punto, estaba algo intranquila.

Justo cuando terminó su café, llegó un hombre cuya apariencia asombró a Martina. El cabello largo, el bigote y las formas parecían sacados de varios siglos antes. Agachó levemente la cabeza como respuesta al saludo.

- Lo mismo digo, Sr. de Entrerríos… Alonso –rectificó, pues aunque estaba acostumbrada a llamar por el apellido a quienes acababa de conocer, él sí se había dirigido a ella por su nombre de pila-. Espero que sepa usted tener paciencia con una novata como yo.

- Por cierto, no me han comentado mucho sobre esta misión –apuntó, girándose de nuevo hacia Ernesto. La verdad es que todo había sucedido tan rápido que Salvador apenas le había dado unas pinceladas sobre su cometido-. ¿Qué tipo de documento tenemos que recuperar? Si Alonso se encarga de las armas, ¿cuál debe ser mi cometido exactamente? ¿Qué ocurre si nos encontramos con alguien, qué decimos?

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05/06/2016, 00:50
Angustias

- ¡Ernesto! ¡Ernesto! ¡Uff! ¡Menos mal que le encuentro a tiempo!

La mujer que parecía ser la secretaria de Martí, había aparecido por la puerta casi sin resuello.

- Cambio de planes...

- ¿Y qué demonios pasa ahora? -dijo el tal Ernesto-

- No lo sé. D.Salvador me ha dicho que vaya usted urgentemente a hablar con él antes de salir a la misión.

- ¡Pues vaya! ¡Otro retraso! ¡Luego querrán que solucionemos esto a tiempo! Martina... -dijo dirigiéndose a ti- Usted espere aquí a Alonso y luego espérenme los dos a mí. No creo que tarde mucho en volver para irnos. Luego en el camino le daré las explicaciones que me ha pedido.

Dicho esto, Ernesto salió de la cafetería acompañando a Angustias camino del despacho de Martí.

Notas de juego

Bueno pues como dije en el off-topic, si puedes y quieres volver a la partida, déjame un MP o una entrada en el off-topic y reanudamos las andanzas de Martina en el Ministerio.

Y si por lo que sea no puede ser, que te vaya bonito y espero que volvamos a coincidir, pues me has parecido una gran jugadora.

Nos leemos.

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19/06/2016, 02:22
Alonso de Entrerríos

El tal Alonso se fue a hablar con Salvador Martí y después de unos quince minutos, volvió a la cafetería donde te había dicho que le esperaras.

- Siento tantos engorros, Señorita Martina, pero vuelve a haber cambio de planes... ¡Y la única excusa que me dan, es que los españoles somos así!

Acompáñeme de nuevo a Vestuario... Debe cambiarse. Vamos a un tiempo diferente de la Historia de España. Creo que le gustará saber que en esta misión, iremos los dos junto con Amelia.

Notas de juego

Pues nada Martina: ¡Rebienvenida! Como dijeron en el off-topic, volvéis a ser cuatro.

Tranqui si no te funciona la conexión de principio. Podemos esperar sin problema.

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20/06/2016, 09:45
Martina Cabrera Salas

Martina se quedó perpleja al ver cómo todo se trastocaba. ¿Serían así las cosas en el Ministerio normalmente? En un momento, Ernesto tuvo que marcharse unos minutos y, en cuanto regresó Alonso, ya le habían cambiado la misión. En cierto modo, sonaba emocionante, que nunca supieras exactamente lo que iba a suceder cinco minutos después, como en una buena novela de aventuras. Pero también suponía un engorro, pues tenía que hacer cambio de vestuario e informarse sobre otra época y otra situación. Aunque en lo último no había sido tanta molestia, pues a su superior no le había dado ni tiempo a explicarle bien la situación.

- No se preocupe usted, Don Alonso, el trabajo es lo que tiene. No es la primera vez que me enfrento a un cambio de última hora. Aunque no en un lugar tan extraño como este, claro… -comentó mientras salía junto a él de la cafetería rápidamente.

Seguía bastante nerviosa, así que decidió hacer un poquito de conversación mientras caminaban hacia Vestuario-. Me cae bien Amelia. Es un privilegio trabajar con una mujer como ella, que ha inspirado a todas las de mi generación. Y, siendo sincera, no intimida tanto como Ernesto –añadió con media sonrisa-. Por cierto, usted no es de esta época moderna, ¿verdad?

Notas de juego

¡Reencantada de volver a estar al pie del cañón!

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16/07/2016, 14:04
Alonso de Entrerríos

- ¡No! Jajaja, no... No solo no soy de esta época si no que llevo muy poco en el Ministerio, apenas unas cuantas misiones... Y créame que me lleva mucha ventaja: Usted al menos es de una época cercana a esta: Cuantos más años separan la época de la que uno viene de esta, más difícil es adaptarse a los tiempos que corren.
Por ejemplo... Me resultó dificilísimo que me hicieran entender como diantres funciona una televisión...

El hombre se quedó mudo por un momento comprendiendo que quizás tú tampoco sabías que era un "televisión"

Bueno -dijo cambiando de tema- Será mejor que nos centremos en la misión: ¿Ya le han dado todo su equipo? Estoy deseando empezar. Tanto cambio e improvisación al principio, no pueden augurar nada bueno.

Alonso parecía nervioso. Y desde luego un hombre de mucha más acción que Ernesto: Iba a ser difícil hacer congeniar a esos dos...

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17/07/2016, 15:55
Martina Cabrera Salas

Alonso le caía bien. Parecía entender exactamente cómo se sentía ella en una época tan desconocida-. Bueno, no se crea. Incluso en menos de un siglo las cosas parecen haber cambiado una barbaridad. La humanidad ha avanzado casi más en unas pocas décadas que en toda su historia pasada.

Frunció el ceño cuando habló de la televisión. Esta se inventó en la década de Martina, pero ella aún no lo ha vivido-. Pues tendrán que explicármelo a mí también.

Asintió al cambio de tema de Alonso. Y los nervios volvieron. Su primera misión en su primer día y, además, todo de lo que se había enterado-. No lo sé. Me han vestido para una época, pero no sé si necesito más. Claro que ahora tengo que volver a cambiarme para la nueva misión.

También Alonso parecía nervioso, aunque no de la misma manera que Martina. Ella estaba asustada: Por ser su primera misión, por pensar que quizás no estaba a la altura, por enterase de algo más que trastocara todo su mundo… Él, sin embargo, estaba deseando entrar en acción. Eran nervios de impaciencia.

Lo que no sabía era cómo él y Ernesto podían trabajar juntos. Eran uno el opuesto del otro. Tenía la sensación de que le tocaría mediar entre ellos en algún momento… aunque no sabía cómo iba a conseguirlo. 

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22/07/2016, 00:38
Ernesto Jiménez

Ernesto volvió a aparecer por la puerta apretándose las manos con fuerza. Se paró delante de vosotros y habló hacia Alonso aunque estaba claro que hablaba para los dos:

- Cambio de planes: Volvéis a la misión inicial. La agente que iba a realizar esta, ha tenido una recaída en el hospital. Y una cosa más: Yo no podré acompañarles: Nos ha surgido un incidente en este siglo que requiere de mi presencia junto a Salvador, así que serán ustedes dos los encargados de llevar a cabo esta misión. Aquí tiene las directrices, Alonso. Cuídenos bien a la señorita Martina.

Por cierto -dijo girándose hacia ti- Por esta vez hemos acertado en no hacerla cambiarse tan pronto. Está usted perfecta para esta misión.

Y ya mirándoos a los dos desde un par de metros, os dijo:

¡Buena suerte!

Dejándoos en pie cerca de la puerta de la cafetería.

- Será un placer compartir esta misión con usted, Martina -te dijo Alonso- Y déjeme decirle que no permitiré que nadie le ponga una mano encima, so pena de quedar cadáver a poco que lo intente.

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22/07/2016, 22:47
Martina Cabrera Salas

Martina frunció el ceño cuando apareció Ernesto. Por el semblante que traía, no parecía que fueran buenas noticias. Cuando habló, la mujer no se lo podía creer. ¡Otra vez cambio de planes! Al menos ya no tenía que ir a Vestuario a buscar un traje nuevo. Pero tenía la sensación de que su primera misión no iba a empezar nunca y eso le ponía más nerviosa.

Asintió a Ernesto cuando hizo el último comentario-. Sí, me ha alcanzado usted justo a tiempo, porque justo iba a cambiarme.

Se despidió de él y se giró hacia Alonso, a quien sonrió-. No me cabe la menor duda de que estoy en buenas manos, Alonso. Aunque espero que no llegue a esos extremos. En fin, usted dirá hacia dónde debemos dirigirnos. ¿Qué datos le han dado sobre la misión?

A la espera de que su acompañante marcara el camino, comentó-: ¿Son normales tantos cambios? La verdad es que me siento algo confundida. 

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25/07/2016, 12:53
Director

El atento Alonso, no abrió la boca a las preguntas de Martina y en cambio si abrió el sobre con las instrucciones que Ernesto le había dado.

Leyó con pausa y al fin, doblando el papel, se dirigió a ella:

- Créame Martina que desde que estoy en el Ministerio, esta es la misión más descoordinada que he visto jamás. Normalmente, las cosas discurren de otra manera, pero esa otra mujer debía de ser muy importante para esta misión para que la hayan intentado hacer un hueco pese a su estado de salud.
En todo caso, va a ser usted quién desempeñe su misión
-En este momento, Alonso te sonríe y notas que su mano hace el amago de subir a acariciar tu mejilla, aunque se corta muchísimo antes de que la mano llegue siquiera a la mitad de su recorrido- Emmm!! bien, ya hemos perdido mucho tiempo, vamos: Tengo el número de la puerta.

Por el camino, Alonso te explica:

Tenemos que recuperar una información en un convoy en la Guerra Civil Española del 1936. Y fíjese Martina que le digo "información". No "Documento".
Esa información va en un convoy que contiene todo un archivo de documentación histórica, del que habrá de memorizar los datos que necesitamos y traerlos al Ministerio, ya que es la forma y el momento más fácil de acceder a ella.
Los datos exactos que tenemos que buscar, nos los dará nuestro contacto en Ávila, pues es allí donde apareceremos a través de la puerta que tenemos que atravesar. Tendremos que incorporarnos en el convoy como podamos y abandonarlo antes de 3 días, pues en esa fecha será atacado y completamente destruido. Por supuesto, los documentos que contienen esos datos, deben ser destruidos también para no alterar el curso de la Historia. De ahí que quizás sea necesaria la memorización. Imagino que como persona de teatro, usted estará acostumbrada a esa cualidad: Yo hay veces que no soy capaz ni de recordar mi nombre
-vuelve a sonreír bajo su bigote- ¡Ah! allí están Ernesto y Salvador.

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26/07/2016, 11:52
Martina Cabrera Salas

Martina se quedó pensativa. Sí, esa otra mujer tenía que ser muy importante. Y, por desgracia, parecía que su vida se encontraba en peligro. Intentaba imaginar qué podía haberle pasado, cuando se dio cuenta de que la mano de Alonso se le acercaba a la mejilla. Sorprendida por esa familiaridad y ese gesto que solo su familia y su difunto marido habían tenido con ella, abrió la boca, aunque incapaz de decir nada. Suerte para ella, el caballero paró antes de llegar a tocarla. Habría sido una situación muy incómoda con alguien a quien acababa de conocer.

Ligeramente sonrojada, intentó pensar en la información que le daba ahora su nervioso compañero-. Entendido –dijo cuando el hombre terminó. Riendo, comentó-: Usted tiene otras cualidades igual de valiosas que la memoria, Alonso. Y ha acertado usted, ese es uno de mis puntos fuertes. Si bien me he dedicado sobre todo a escribir, he participado en varias obras de teatro en la Universidad y me sé mis propios escritos de corrido.

Pensaba que, si eso era lo único que debía hacer, no sería tan complicado. Luego recordó que tenían, además, que colarse en el convoy… En mitad de una guerra. La pena volvió a ella, así que siguió hablando para intentar alejarla de su mente-. Aun así, tal vez deberíamos llevar una pluma y papel para escribir. No deberíamos arriesgarnos a que se nos olvide algo. ¿Cree que tendremos problemas para entrar en el convoy? ¿Qué bando lo controla?

Paró de hablar al ver a Ernesto y Salvador, a quienes saludó con un asentimiento de cabeza-. Estamos ya listos para la misión.

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27/07/2016, 01:31
Alonso de Entrerríos

- ¡Oh! Una pluma... si. Estimada Martina, esto... -y después de meter la mano en su zurrón, sacó un objeto cilíndrico, facetado y transparente con algo cónico azul en su punta y lo que parecía un termómetro de color azul por dentro- Esto se llama "bolígrafo" y es como una pluma, con la ventaja de que no hace falta mojarlo en un tintero y la tinta nunca se le acaba.

Y aquí tiene papel.

Sacó un pequeño bloc de notas que cabía perfectamente en un bolsillo. Las hojas estaban totalmente en blanco. Bueno... Un blanco amarillento, pues ya parecía tener un tiempo, aunque en aquel sitio, lo que era nuevo y lo que era viejo, también era muy relativo.

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27/07/2016, 01:38
Salvador Martí

Llegasteis a donde estaban Salvador y Ernesto justo después de recibir el cuaderno.

- Querida Martina, quería pedirle disculpas por tanto cambio de planes. Puedo darle mi palabra que esto no es ni medio normal en el Ministerio. He oído sus preguntas a Alonso y si me permite, yo mismo le responderé:

Los dos bandos en la Guerra Civil, son el fiel al Gobierno legítimo de la República y el bando "nacional" que apoya a la parte del Ejército que se sublevó contra ese Gobierno: Nacionales y Republicanos. Esos son los dos bandos.
El convoy militar pertenece al bando republicano y se está replegando hacia el norte, intentando llegar a Asturias.

Salvador adopta un tono trágico.

Por desgracia para ellos, ni siquiera llegarán a León. Pero bueno, ustedes no estarán ahí cuando eso ocurra... O no deberían estar ya -volvió a adoptar su tono habitual-. Su uniforme, Martina, es de miliciana republicana, al igual que el suyo, Alonso, lo cual me recuerda que quizás se tropiecen con una pequeña pega... -guarda unos segundos de silencio- En esta época, Ávila ya está en poder de los nacionales, por lo que es posible que tengan problemas para salir de allí... deberán tener mucho cuidado cuando atraviesen las líneas. Lo siento, pero no existía otra puerta desde la que pudieran llegar al convoy a tiempo.

- Vamos... El tiempo apremia -dijo Ernesto desde atrás comenzando a bajar aquellas escaleras circulares que parecían descender al mismísimo infierno- Por aquí.

Bajasteis dos o tres niveles y al fin os detuvisteis delante de una puerta de madera vetusta pero no tan antigua como otras que habías visto al pasar.

- Si no tienen más que preguntar... La puerta es toda suya -dijo Salvador tendiendo la mano hacia la puerta- Buena suerte a ambos.

Notas de juego

No sé si he escrito un turno muy largo, pero siéntete libre de intervenir a tu antojo en cualquier momento del mismo ¿De acuerdo?

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01/08/2016, 22:08
Martina Cabrera Salas

Martina miró asombrada el bolígrafo-. Menudo avance. En mi época ya tenemos plumas estilográficas, claro, pero son bastante distintas a estos utensilios. Parece mucho más simple… -Tomó los objetos que le dio Alonso y se giró hacia sus jefes.

- No se preocupe, Don Salvador. Lo comprendo perfectamente –le respondió cuando el hombre pidió disculpas por el caos del Ministerio. Luego permaneció atenta a cada palabra que salía de boca de su superior. El bando republicano y el bando… ¿nacional? ¿Pueden llamarse nacionales a aquellos que se rebelan contra el estado democrático de su propia nación? Todo lo que oyó entristeció a la mujer, quien no tenía ninguna gana de que corriera el tiempo en su época.

- En ese caso, imagino que entrar en el convoy republicano no será complicado, si vamos vestidos de milicianos de la República. Lo complicado, como usted ha dicho, será evitar que el otro bando nos encuentre –Esperaba no tener muchos problemas. En este asunto se fiaría del instinto de Alonso, quien, como había intuido, era un hombre de acción.

Bajó de nuevo las escaleras, nerviosa por lo que se le venía. Su primera misión era, además, casi un asunto personal.

- Muchas gracias, Don Salvador –Se giró hacia su compañero-. ¿Listo, Alonso? –Abrió la puerta y la cruzó, con decisión aunque con el corazón latiéndole a gran velocidad.

Notas de juego

¿Demasiado largo? ¡Para nada! Está genial. Corto o largo, me da igual; el caso es que haya misterio y acción :D

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07/08/2016, 01:21
Salvador Martí

- No Martina: Con Salvador, vale. Nadie me pone el "Don" delante aquí. Suerte.

El subsecretario se despidió casi con cariño de ti y desde luego con una sonrisa.
Después de meterte por la puerta, Alonso se volvió hacia los otros dos:

- ¡A fe mía que esta mujer tiene reaños! Es la primera novata que veo entrar en primer lugar por una puerta sin dudar lo más mínimo.

- Si... Me parece que va a ser un fichaje muy útil para este Ministerio... -le dijo Ernesto-
- Vamos Alonso rápido: No vaya a perderla -remató Salvador-.

Y sin más preámbulo, Alonso asintió y se introdujo por la puerta con decisión.

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07/08/2016, 01:48
Mariano Cortés

Abristeis la puerta al otro extremo del angosto túnel. Entrasteis en una habitación bastante desordenada. Tenía pinta de trastero pues había un montón de objetos tirados y desordenados aquí y allá, pero resultaba curioso ver que las paredes, eran de sillares de mediano tamaño. Además, la planta era redonda, por lo que la sensación inmediata, fue la de haber entrado en un castillo.

Como siempre, la puerta quedaba disimulada. En este caso, detrás de unos cortinones de un color rojo que en su momento debió ser bastante chillón pero que con el paso del tiempo, había quedado en un rojo apagado y descolorido.

- Ya pensaba que no iban a venir... Estaba a punto de irme a comer.

Un sillón giratorio de ruedas se dio media vuelta y un hombre bajito apareció sentado en él.

...El Ministerio ya no respeta ni sus propios horarios ¡Hay que joderse!

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13/08/2016, 18:44
Martina Cabrera Salas

Cuando Martina cruzó la puerta, durante medio segundo no se acordó de su misión, de cuánto tiempo había viajado ni de su compañero Alonso. Pues, en ese medio segundo, creyó que todo había sido un sueño y que estaba de vuelta en su casa, recién despierta, saliendo de su alcoba.

Por eso se sorprendió al entrar en esa habitación circular, llena de trastos. Alonso entró después que ella. Martina no sabía cómo estaba él, pero imaginaba que tranquilo, pues no era su primera misión. Ella, por el contrario, no pudo evitar que le temblaran ligeramente las rodillas.

Aun así, ese lugar era tranquilo. Desordenado, pero tranquilo. No daba la sensación de que una guerra civil asolaba su amada patria.

Un suspiro fue lo único que salió de su boca al principio. Pero no tuvo tiempo de mentalizarse ni de repasar todo de nuevo. Un hombrecillo, supuso que su contacto, habló con brusquedad mientras se giraba en un sillón. Esperaba que Alonso se hiciera cargo, al ser él miembro más veterano del ministerio, pero había apreciado que él, aunque cuando quería tenía labia, no era tanto hombre de palabra como de acción.

Así que ella, que siempre había tenido más facilidad para expresarse, se lanzó a dar explicaciones.

- Disculpenos, señor. No ha sido culpa del Ministerio. La misión ha sufrido alteraciones involuntarias a última hora. La agente en la que confiaban para esta tarea ha quedado impedida de repente y hemos tenido que encargarnos nosotros. Además, han tenido que prepararme a mí, que es mi primera misión.

Se acercó al hombre y le tendió la mano. Ya no le temblaba, pero su corazón seguía latiendo con fuerza-. Me llamo Martina Cabrera.

Miró a Alonso, como si buscara apoyo en los ojos del soldado.