Partida Rol por web

Entrando en El Ministerio del Tiempo

El Gran Teatro del Mundo

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15/08/2016, 11:22
Mariano Cortés

- Encantado, señora -te dice tendiéndote la mano- Yo soy Mariano Cortés y como acabarán enterándose por otros, mejor que se lo diga yo: Me llaman "Chiquetete" ¿Conocen a Chiquetete ¿no?

Ante vuestras caras de extrañeza, el hombre se queda un poco parado, aunque Alonso rompe el silencio incómodo tendiéndole la mano:

- Mi nombre es Alonso de Entrerríos. Disculpe pero hay muchos agentes en el Ministerio y no los conocemos a todos...

- Ya, ya... -dice mirándoos un poco de arriba abajo hasta que de repente se fija en algo y se queda petrificado- ¿Pero coño? ¡No pensaréis salir así a la calle ¿no? ¡¿Los del Ministerio están gilipollas?!

Tras una pausa prosigue:

¡Habéis venido a Zona Nacional! Hasta que no crucéis las líneas, no podéis poneros esa ropa! ¡Cagüen san!
Menos mal que estaba yo aquí que si no, no duráis ahí fuera ni un minuto... ¡Joder con el puto Ministerio!

El hombrecillo sale de la habitación  y Alonso te mira con gesto de no saber que está diciendo.
Sin tiempo para hablar, vuelve a entrar con un petate lleno de ropa que despliega sobre una polvorienta mesa:

¡Menos mal que soy un tío prevenido! Poneos esto. Son ropas civiles y no llamaréis la atención. Meted esos uniformes republicanos en el petate... ¡¡Y que dios os coja confesaos si os lo registran!

Se va al extremo opuesto de la habitación y levanta del suelo un biombo que había allí tirado.

Esto servirá para que se cambie la señorita. Tú te puedes cambiar aquí, salirte a la escalera... Lo que quieras -le dice a Alonso- Pero vámonos rápido que el tiempo vuela. Yo esperaré ahí en el rellano.

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22/08/2016, 23:00
Martina Cabrera Salas

- ¿Chiquetete? –preguntó Martina, confusa. No, no conocía a nadie que se llamara así-. Pues… no, la verdad. Supongo que será de después de mi época.

Tras esto, Mariano empezó a dar gritos y a quejarse, de nuevo, del Ministerio. Martina se sintió como una tonta. Por supuesto, había pensado en la dificultad de llevar uniforme de milicianos en zona nacional. Pero pensó que, al ser el convoy de su bando, no sería gran inconveniente.

- Si nos ponemos el uniforme nacional, podremos caminar por Ávila. Pero ¿podremos infiltrarnos en el convoy? –preguntó mientras alargaba la mano para coger las ropas que le ofrecía Mariano, aunque algo reacia. Quienes las vestían habían traicionado a su patria y causado terror. Tal vez incluso habían matado a alguien de su familia. O a ella misma… Prefería no pensarlo, así que la agarró sin más miramientos y se fue detrás del biombo.

Eran de igual calidad que las que llevaba antes puestas, pero no se sentía tan cómoda. Suponía que por lo que representaban. ¿Qué habría dicho Ramón al verla así? Nada, pensó. Habría estado orgulloso de mí por cumplir con mi deber, por muy difícil que sea, se consoló sonriendo, mientras pensaba en su difunto marido.

- Estoy lista –dijo al terminar, saliendo del biombo-. ¿Cómo vas tú Alonso? –preguntó, con la mano tapándose la vista del soldado, pues, aunque ella era una mujer moderna en su época, le habría incomodado verlo en paños menores.

Se acercó a la puerta y abrió una rendija para poder hablar con Mariano, pero se quedó dentro para que Alonso pudiera estar también al tanto de la conversación-. Nos dijeron en el Ministerio que nos daría usted más instrucciones sobre la misión. Sabemos qué debemos hacer, en rasgos generales. Pero ¿quizá tenga usted alguna recomendación o información más precisa?

Esperó la respuesta, deseando que el hombre tuviera algún plan, pues ella no tenía idea de cómo empezar.

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27/08/2016, 14:26
Mariano Cortés

A ver... -dijo Chiquetete frotándose los ojos con los pulgares- esa que les he dado, es ropa más bien civil. Pueden camuflarse como miembros de la inteligencia si muestran esta documentación.

Os da dos carnets a cada uno.

El de arriba es más inteligencia "nacional". No os preocupéis: En cuanto lo enseñéis al cargo adecuado, se cagarán por las patas y os dejarán entrar por donde sea... ¡Y encima no necesita foto, jajajaja! Es mi herramienta preferida para trabajar por aquí.

El segundo es "republicano". No funciona tan bien como el otro pues están algo más desorganizados, pero es también muy efectivo... Con los republicanos, claro.
Ni que decir tiene que los tenéis que guardar ambos por separado y si os piden la documentación, mostrad primero este (os tiende un papel a cada uno) que es vuestra identificación. Y si no les convencéis, enseñad el otro... Pero el adecuado. Si os pillan con los dos carnets a vuestro nombre, posiblemente lo paséis mal. En el mejor de los casos, podéis convencerles de vuestra misión de espionaje, pero eso os hará perder mucho tiempo... Y según parece, lo que menos tenéis, es tiempo.

Por cierto, estáis casados: Sería muy raro en esta época una mujer andando sola por ahí: Sois los Sres. de Sánchez.

Os tiende una libretilla azul.

Vuestro libro de familia. Y aquí... Los anillos. No os preocupéis. Son falsos. Por detrás llevan grabada la fecha del feliz enlace. A ver, esos dedos anulares...

Cortés pone en el dedo de Alonso un anillo.

Señorita...

Ahora es delante tuyo cuando sujeta el anillo con dos dedos y te lo muestra a ti para que introduzcas tu dedo.

Notas de juego

Disculpa que te dejara sin turno. Lo escribí y... Se quedó sin enviar ¡Soy un caso!
En fin, en todo caso, para compensar hoy voy a tener que escribir dos.

Siéntete libre de contestar cada uno por su lado, como dos turnos independientes, y yo, haciendo uso de mi poder absoluto (Jajajajaja) los recolocaré para que la historia tenga sentido... Si es que hace falta ¿De acuerdo?

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27/08/2016, 14:44
Mariano Cortés

- Ya estamos listos ¡Vamos!

Salís a la calle de una gran torre circular con banderas en la parte superior. No es de extrañar que las habitaciones fueran circulares.

Quedaos con la copla de donde está la torre por si tenéis que huir precipitadamente: Es la única puerta que tendréis cerca en toda la misión y donde tendréis que volver una vez cumplida ¿Quién de los dos lleva el teléfono?

Alonso saca del bolsillo interior de su americana un aparato que tú no conoces y se lo muestra.

- Ella aún no sabe manejarlo.

- ¿Una novata? ¡Joer! Deben de creer mucho en ella para tenerle tanta confi.

- Es buena. No cabe duda -remata Alonso- Si no, no la habrían enviado.

- Sí, claro -dice Cortés mirando al soldado con aire divertido-. Bueno, ahora vamos a coger un coche y vamos al aeródromo de los alemanes. Es la forma más tranquila de pasar al otro lado de las líneas enemigas pues está fortificado con artillería y hace una línea natural perfecta en el terreno. Entraréis por este lado, que es territorio nacional, y tendréis que salir por el otro, que es territorio republicano ¿Lleváis alicates? Os harán falta para cortar la valla -Y en eso saca él unos que os tiende- Una vez atraveséis la valla lo más cerca posible del barracón de oficiales, andad en línea recta en la oscuridad por un caminillo que encontraréis hasta llegar a la carretera y allí os estará esperando un amigo mío que irá con una gabardina beige y con un coche negro. No hay soldados. El frente está lejos, pero de vez en cuando, los de artillería se divierten haciendo puntería. Él os dejará en el convoy para que podáis cumplir vuestra misión ¿Entendido?

¡Ah! Allí está el coche. No os preocupéis. El conductor es cuñado mío. No habla mucho, pero es un tío de confi.

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27/08/2016, 15:13
Director

...Sé que no sois vosotros, que sois más guapetes, pero para que os hagáis más o menos una idea de las "pintas" que lleváis

 

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27/08/2016, 15:16
Director

...Y este, el coche que os va a llevar al aeródromo de los alemanes:

 

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29/08/2016, 10:52
Martina Cabrera Salas

Martina se quedó a cuadros al escuchar las explicaciones de Mariano y al recibir los dos carnés. Sin duda parecían espías. Guardó cada uno de ellos en un compartimento del bolso. Nacional en el bolsillo interior de atrás, republicano en el bolsillo interior de delante. Y el papel que debían enseñar primero lo guardó en el compartimento grande.

- Primero el papel y, si me piden más documentación, saco el carnet adecuado -repitió-. Por suerte, ya sé cómo viste cada bando, así que sabré distinguirlos si nos encontramos a uno.

Asintió cuando le dijeron que debía hacerse pasar por la mujer de Alonso. No le gustó el porqué, pues ella en su época –que solo era unos pocos años antes- podía caminar sola por donde quisiera. Incluso con un hombre amigo que no fuera su marido, aunque las vecinas rápidamente inventasen cualquier chismorreo. Pero era más o menos libre. Solo las mujeres mayores, como su madre, iban siempre acompañadas de su marido o de una amiga.

Alargó el dedo anular izquierdo y vio en él su anillo de boda. El de verdad. Se había acostumbrado tanto a él que ya no notaba que lo llevaba puesto-. Supongo que este debo quitármelo, no sea que, por un casual, a alguien le de por registrarnos y vea una fecha distinta en cada anillo –dijo, muy apenada.

Con mucho esfuerzo y tristeza se quitó el anillo que Ramón le había puesto en ese dedo hacía años y que solo había salido de su mano cuando lo había mandado limpiar. Le dio un beso antes de guardarlo junto con el carné republicano.

- Lista –concluyó, respirando hondo, y siguiendo a Mariano hacia la puerta.

Notas de juego

Menuda tonta. Leí el post anterior como cinco veces y siempre entendí que me daban ropa de nacional, no de civil. ¡Mea culpa, lo siento! Dónde tendría la cabeza...

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29/08/2016, 10:54
Martina Cabrera Salas

La torre de la que salieron estaba ornamentada con una gran cantidad de banderas que Martina no supo identificar. Tampoco le dio tiempo a mirarlas todas, pues rápidamente Mariano empezó a dar instrucciones sobre la misión.

- ¿Teléfono? ¿Cómo vamos a llevar un...? –No terminó la pregunta cuando vio a Alonso sacar un pequeño aparato, similar al que había visto en el Ministerio, pero más pequeño. Asombrada, no escuchó las palabras que decían de ella, pues estaba demasiado ocupada en analizar ese “teléfono”-. ¿Sin cable ni dial? ¿De verdad eso es un teléfono? –No tenía más remedio que creérselo, pero le parecía increíble que hubieran conseguido reducir tanto su tamaño y sus componentes. Tenía la sensación de que le iba a ser imposible aprender a usarlo.

Metió sus alicates en el bolso, junto con el documento identificativo. Según lo explicaba Mariano parecía que iba a ser fácil. Pero ¿cortar una valla? ¿Atravesar un aeródromo militar? Por muy tranquilo que fuera todo, tenía la sensación que de algún problema tendrían.

- ¿Los alemanes están involucrados en nuestra guerra civil? –Sabía que se estaban recuperando de la Gran Guerra y que en Alemania había cierta agitación. Pero pensaba que, precisamente por eso, no tendrían ganas de meterse en otro conflicto.

- En fin… Cuando menos lo piense, mejor será –dijo, finalmente-. Entendido todo.

Antes de subir al coche, se acercó a Alonso y le preguntó en voz baja, sin que Mariano le escuchara:- ¿Ha dicho que el conductor es “un tío de Confi”? ¿Quién es Confi, otro agente? dijo, desconocedora del argot moderno.

En cuanto le abrieron la puerta del coche, entró y se sentó, esperando que el viaje fuera lo suficientemente largo como para repasar bien todo lo que debían hacer. Se miró los pies, que llevaban puestos zapatos de tacón –aunque no tan altos y finos como los de Irene-, y pensó que ojalá no les tocara salir corriendo.

¿Qué tal ve la misión, Alonso? Usted tiene más experiencia, ¿cree que podrá ser fácil o que tendremos problemas? -preguntó a su compañero, en cuanto él estuvo también sentado dentro.

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22/09/2016, 11:41
Alonso de Entrerríos

Alonso te sonrió cuando estuvisteis dentro del coche.

- ¿Sabéis? Me recordáis bastante la época en que yo entré en el Ministerio: Todo me resultaba extraño cuando no una ocurrencia del diablo. Os acabaréis acostumbrando a todas las novedades. Ved: Deberéis aprender a usar este teléfono pues es nuestra conexión con el Ministerio...

Alonso se entretuvo en explicarte la forma de hablar con el curioso aparato y establecer comunicación con el Ministerio, algo fundamental si necesitábais apoyo de algún tipo.

Luego fue Mariano quien tomó la palabra: "Nuestra Guerra Civil es un "campo de pruebas" para la Segunda Guerra Mundial, que comenzará justo cuando acabe la nuestra. Los bandos ya se están perfilando y cada uno de ellos, apoya a una de las facciones de nuestro conflicto: Las fuerzas del Eje, Alemania e Italia, apoyan al bando nacional y sobre todo Rusia, apoya al bando republicano. Los alemanes tienen una gran ventaja tecnológica y tienen aquí sus aviones para probarlos. De hecho ahora vamos a su campo de aviación... 

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28/09/2016, 11:00
Martina Cabrera Salas

Martina estuvo bien atenta mientras Alonso le explicaba cómo funcionaba ese supuesto teléfono. La verdad es que fue una suerte que él y no una persona del 2016 se lo enseñara, pues, como hombre no habituado a esos aparatos igual que ella, sabía perfectamente cómo enseñárselo sin confundirla aún más.

Agradecida, siguió escuchando a Mariano-. Pero, bueno, ¿cuántas guerras vamos a pasar? –soltó, atónita ante la mención de una Segunda Guerra Mundial. ¿Segunda? ¿Es que hubo una Primera? La mujer hizo uso de su memoria hasta encontrar un conflicto con ese nombre. Entonces cayó en la cuenta: Un conflicto en el que se enfrentaron varios países y que puso en peligro a casi todo el mundo. La Gran Guerra. Obviamente no lo llamaban “Primera Guerra Mundial” entonces, si no sabían que iba a haber una segunda. Fue una época terrible. Incluso España, que se mantuvo neutral, sufrió consecuencias.

- La verdad es que no me sorprende. Alemania está realmente mal en mi época, según cuentan los periódicos. Incluso hablan de un partido fascista que está aumentando su poder… -Martina negó con la cabeza en señal de desaprobación.

Miró por la ventana para ver si se acercaban ya al aeródromo.

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17/10/2016, 02:46
Mariano Cortés

Mariano miró a Martina con un deje de tristeza en sus ojos ante la candidez de la mujer:

- Verá, Martina, no le voy a dar ahora una clase de Historia, pues prefiero que nos concentremos en nuestra misión: Tiempo tendrá de estudiar la historia del siglo XX cuando vuelva al Ministerio, pero sepa que hay muchas cosas que le parecerán una vorágine que en muchas ocasiones le marearán por su magnitud.

- Si -intervino Alonso- Lo peor de todo es el paso del tiempo. En mi época los sucesos tardan en producirse una eternidad en comparación con los sucesos del siglo XX. Todo el mundo parece que va a llegar tarde a todas partes. Nadie se para. Nadie piensa: Todo tiene que suceder rápido, rápido.

- Creo que Alonso lo ha explicado muy bien... Pero vamos a ver: Ahora estamos a mitad de los años 30 ¿De acuerdo? Acaban de pasar "los felices 20" y sobre todo, en España ESTAMOS EN GUERRA -Mariano se expresó con contundencia- ¿Entendido?
Ahora mismo, su misión es atravesar el aeródromo y contactar con quien les espera al otro lado.

Al salir de una curva, aparece ante el coche una alambrada con un control militar. Los soldados llevan uniforme de faena y aunque se ven algunas águilas aquí y allá, la verdad es que son uniformes bastante discretos.
Hacen señales para que os detengáis, lo cual hacéis antes de llegar a la barrera. El militar tiene pinta de ser extranjero. Alto y rubio, echa un vistazo al interior y se dirige al conductor, aunque es Mariano el que toma la voz cantante.

- ¿Qué desean?

- Ho..., Hola. Soy Mariano Cortés. Hablé ayer con el "Lieutenant" Heindrich. Nos está esperando.

Mariano le tiende un papel y el militar se retira a la caseta para establecer contacto, presumiblemente con la base.

Escuchad: Los alemanes han accedido a echarnos una mano y permitiros atravesar el aeródromo. Procurad no soliviantarles mucho. Suficiente he tenido con convencerles sin contar demasiados detalles de vuestra misión. Lo mejor que podéis decir es que os váis a infiltrar para facilitar información sobre el ejército republicano... Que es lo que yo les he dicho. Es preferible que no digáis la palabra "espía". Reconocerse espía, es malo hasta con militares aliados. Recordad: Os vais a "infiltrar". Solo eso.

El militar volvió al coche:

- Bajen. "Irrán" en un vehículo de los "nuestrros".

Mariano se bajó del coche y abrió la puerta de Martina.

Recuerde, querida: Calma. Y si hay algún problema grave...

Mariano abrió el pulgar y el meñique de su mano y se acercó el primero a la oreja. Alonso también se bajó del coche y se caló el sombrero.

A lo lejos apareció un vehículo avanzando hacia vosotros y Mariano estrechó la mano de Alonso:

- Suerte -Dijo sonriendo-

El soldado os acompañó a la barrera y os permitió franquearla sin problema. Alonso se volvió y Mariano saludó desde fuera levantando la mano. Durante un minuto, esperásteis de pie a que el vehículo que venía de la base, llegara a la entrada.

Finalmente subisteis a él, y después de montar, os alejásteis de la entrada hacia el interior de la base.

Notas de juego

Bueno, un turno un poco largo, pero necesario para reenganchar la partida. Siéntete libre para interrumpirlo o trocearlo por el sitio que necesites.

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21/10/2016, 14:28
Martina Cabrera Salas

Por supuesto que pensaba estudiar historia de las décadas que aún no conocía. Tal vez no podría cambiar el pasado, pero no iba a volver a pillarla desprevenida. Tanta sorpresa desagradable no podía ser buena, así que, para la próxima vez, se llevaría la lección bien aprendida.

Dejó que Mariano hablara con el alemán. Tampoco habría sabido qué decir, aunque hubiera querido hacerse cargo. Siguió mirando de reojo al militar por la ventanilla cuando este se fue a hacer comprobaciones, mientras su oído prestaba toda su atención al agente del ministerio.

- Nos infiltramos. Solo nos infiltramos. Entendido –repitió, dándole a entender que le había quedado claro.

Bajó del coche cuando Mariano le abrió la puerta. Asintió tras la última instrucción del hombre. Luego siguió al alemán, acompañada de Alonso, y ella y su compañero se metieron en otro coche. Pero en esta ocasión no se sentía tan segura como en el anterior vehículo. No sabía qué decir; no sabía siquiera si podía hablar sin que se enteraran de todo. Al fin y al cabo, estaban en campo enemigo.

Intentó, no obstante, permanecer tranquila. Cuanto menos nerviosa pareciera, mejor, no quería alertar a los alemanes. Así que cruzó las piernas, le dirigió una mirada a Alonso y se dedicó a mirar por la ventana, mientras hacía girar su anillo de casada falso. No le estaba cómodo.

Al final, tuvo valor para hacer un comentario-. Mariano tenía razón: Esta zona está tranquila. Alonso, ¿sabes cuánto tardaremos en cruzarlo?

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28/10/2016, 02:22
Alonso de Entrerríos

El hombre (Alonso) miraba por la ventanilla igual que su "pareja": Lógicamente estaba fascinado contemplando aquellos "pájaros" y le parecía increíble que los seres humanos hubieran conseguido por fin su viejo sueño de volar. Por supuesto que ya había visto antes aviones... Pero no dejaba de admirarse.

Pues no sé. Tengo entendido que los aviones más grandes, necesitan para elevarse caminos de casi una legua... Y los de aquí, son de los más grandes que he visto nunca (*Ver la semblanza histórica) Si tenemos que recorrer esa distancia andando vestidos de esta guisa, no sé si tendremos tiempo de llegar a la cita.

En los asientos de delante del automóvil, iban dos soldados: Un conductor y un escolta que, muy serios, miraban hacia delante y no parecían entender el español.

Finalmente llegásteis a un edificio, no muy alto pero si bastante largo con una torre que parecía destinada a controlar el vuelo de los aviones. El vehículo se detuvo más o menos en el centro de aquel, donde había una puerta un poco más grande que las demás y donde había dos soldados que parecían esperarles. Al otro lado del vehículo, a su derecha, estaba el campo de aviación con bastantes aviones posados en tierra.

- Bajen del auto, porrrr favorrrr -dijo uno de los soldados con marcado acento alemán- El Lietunant Von Fritz les está esperrrando.

Alonso te miró y asintió imperceptiblemente antes de bajarse del coche por su lado mientras el soldado abría tu puerta invitándote a bajar. Los alemanes por lo general, eran altos y rubios, pero el que te abría la puerta, no era tan alto y tenía el pelo negro.

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02/11/2016, 09:55
Martina Cabrera Salas

Echando la mirada hacia arriba, hacia el cielo, Martina consiguió ver algunos aviones en pleno vuelo. No era la primera vez que veía uno, pero sí la primera que veía a uno volar. Antes, solo había visto fotos y un modelo en tierra durante una exposición. Y realmente era asombrosa la visión.

Sin duda, es un espectáculo. Aunque da pavor pensar que estás en el aire, no sé si el ser humano está hecho para volar como un pájaro... -respondió a Alonso. Y añadió, a su último comentario-.Por suerte, Mariano parecía tenerlo todo calculado. Estoy segura de que llegaremos a tiempo, aunque no podemos amainar el paso.

Salió del coche, asistida por un soldado que no parecía para nada alemán por su aspecto -al menos, como ella había escuchado que eran los alemanes, pues era la primera vez que se encontraba con uno en persona-, pero sí tenía un fuerte acento-. Muchas gracias -Se acercó a Alonso-. ¿El Lieutenant está en la torre? Espero que no nos entretenga mucho o, entonces, sí que no llegaremos a nuestra cita -añadió.

Se dirigió al soldado que le había abierto la puerta del coche y señaló con el dedo hacia la torre-. ¿Debemos entrar ahí? ¿El Lieutenant nos espera dentro? -preguntó, hablando claro y despacio, para que lo entendiera.

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11/11/2016, 00:39
Director

- Nein -dijo más o menos secamente el soldado- Esa no es zona de civiles. "Irran" al comedorr de oficiales. Síganme.

El soldado se dirigió a la gran puerta de acceso al edificio y casi al llegar a la puerta, se puso firmes ante dos hombres que salían por ella en aquel momento, con ánimo al parecer de fumarse unos cigarros.

Vuestro escolta se dirigió a ellos en alemán y los recién llegados -que parecían de una graduación sensiblemente mayor- os miraron de soslayo en un par de ocasiones.
Finalmente rodearon al soldado y os enfrentaron con una sonrisa:

- Encantado de conocerrles -dijo uno de ellos tendiéndote la mano mientras el otro hacía lo propio con Alonso- Soy el... ¿Cómo diablos es Lieutenant en español? ...¡Bueno! Karl Von Heinrich. Dirijo esta base y este es el Comandante Ströbel, mi mano derecha.

El alemán hizo el gesto de besar tu mano aunque sin llegar a hacerlo. Era un hombre de modales educados y con una voz apacible. Asemejaba ser demasiado joven para dirigir todo aquello, pero algunas canas en sus patillas, indicaban que no lo era tanto como aparentaba.

- Marriano me habló de su misión y admiro su valor, créanme.

El hombre encendió su cigarrillo y encendió también el de su segundo.

- ¿Quierren? -os dijo tendiéndoos la cajetilla- Nos disponíamos a comerr y serrá un honorr comparrtir mesa con ustedes... Trranquilos, sé a que horra tienen que estarr al otrro lado y llegarrán a tiempo: Les acerrcarremos a la valla en el mismo vehículo que llegarron aquí... Nos ha llegado una deliciosa carrne deshuesada y me gustarría comparrtirrla con ustedes.

Al alemán no se le iban los ojos de Martina, hasta el punto de apenas mirar a Alonso en ningún momento de su disertación. Para este, se reservaba el tal Ströbel:

- ¿Han tenido buen viaje hasta aquí? -Le preguntó este a Alonso-. Esta zona está librre desde hace rrelativamente poco tiempo y viajarr porr aquí hoy en día, puede serr... complicado -dijo sonriendo-.

- Si. El viaje ha sido rápido... Y seguro.

Alonso te cogió por el brazo y se dirigió a Von Heinrich:

Será un placer aceptar su invitación. Si es como dice, MI MUJER Y YO, estaremos complacidos de compartir su mesa.

- Fantástico -replicó él mirando con sorpresa a Alonso- Será muy agradable tenerles a nuestra mesa. Por favor...

El alemán hizo un giro con su mano y la dejó apuntando hacia el interior del edificio.

Notas de juego

Como siempre, hay demasiadas acciones en un solo post. Y te digo como siempre: Siéntete libre de detenerla, ampliarla o contraerla en cualquier momento, que yo adaptaré la acción a lo que tu describas.

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12/11/2016, 17:07
Martina Cabrera Salas

Martina siguió al alemán hasta el edificio donde se encontraba el comedor. Ante la aparición de los dos hombres, la mujer agachó la cabeza a modo de saludo y puso su mejor sonrisa, pues quería caer bien al Lieutenant y que este no les obstaculizara su misión. No sabía cómo tratar con ellos, pues había escuchado que los alemanes eran fríos y distantes, pero el tal Karl Von Heinrich parecía más cercano. Así que intentó seguirle la corriente con la conversación.

- Igualmente, señor von Heinrich. Bueno, Herr von Heinrich sería, ¿no? –respondió, pronunciando unas de las pocas palabras que conocía en alemán-. Disculpe, pero aparte de Guten Tag, Herr y Frau, no conozco nada más de su idioma –rió, intentando ser amable-. Aunque yo diría que Lieutenant suena a "teniente". ¿No crees, Alonso? –Miró a su compañero, mientras el alemán le cogía la mano-. Y encantado, Herr Ströbel.

Asintió con la cabeza, tras el cumplido-. Oh, por favor. Solo cumplimos con nuestro deber. Cualquier español de bien haría lo mismo. No, gracias, no yo fumo –añadió tras el ofrecimiento de un cigarrillo.

Mientras el Lieutenant hablaba, Martina no pudo evitar ponerse nerviosa, ya que notaba que sus penetrantes ojos fijos en ella. Y, a pesar de ser un hombre muy educado, no le gustaba que la examinaran con tanta atención. Mantuvo la sonrisa, para no llamar la atención, pero se alegró enormemente cuando Alonso le cogió del brazo y señaló que estaban casados. Era una mentira que le venía estupendamente en ese momento.

- Sí, nos encantaría comer algo antes de continuar con la misión. Es muy amable de su parte –dijo, agarrándose, a su vez, al brazo de Alonso. No había caminado así con un hombre desde que su marido murió. Se sentía rara. Pero sabía que era necesario el paripé para lograr su objetivo.

Martina no tenía nada de hambre y sí tenía muchas dudas. ¿Y si se entretenían y llegaban tarde? Mariano había dejado claro que tenían el tiempo justo. O peor. ¿Y si era una trampa de los alemanes? Por desgracia, no parecía que pudieran rechazar la invitación sin levantar sospechas.

Así que, bien sujeta a Alonso, pasó al interior del edificio.