Partida Rol por web

La idea es aprovechar la propia fuerza del rio... redirigirlo de alguna forma para evitar que el juego llegue al pueblo, no hablo de que el canal llegue esta el incendio, sino de hacer una especie de barrera que evite el avanse del fuego, pero no sé que tan complicado sea dice sin saber si en verdad funcionaría o cuanto se demoraría hacerlo. 

El tabernero, ¿como era su nombre? Mira no vamos a cambiar el curso del río. Lo que vamos a hacer, si es que tenemos la fuerza y el tiempo necesarios es hacer una zanja en diagonal que separe el incendio del pueblo. Eso crea la barrera. ahora ¿por qué en diagonal? Es para poder usar la fuerza del río como dice francisco, simplemente el lugar en que se junta la zanja al río será como crearle una rama al mismo. Su fuerza normal se encargara de inundarlo. 

Luego me miro las manos. Aunque si tienes una mejor idea dilo. El pueblo esta en peligro. 

Gonzalo escucha boquiabierto lo que le cuenta Pedro.
Co... ¿¡Como que regresó de entre los muertos?! dice horrorizado. Dios mio... Por qué nos haces esto...

Se queda un minuto como en estado de shock. Pensando. Se estremece recorrido por un escalofrío y mira a su alrededor preocupado. No pudo evitarlo, y a pesar de todo lo que pasaba, se hizo la señal de la cruz.

Diego le explica entonces su plan para con el río. Tarda un momento en procesar toda la información. Al final asiente.
Es cierto, siendo así podría funcionar. reflexiona. Aunque yo no tengo mucha idea de estas cosas. En mi taberna tengo un par de palas, ¿voy a por ellas y os veo en la orilla del río, junto a la plaza? Les pregunta. Entonces en su cabeza algo se ilumina: Tal vez podamos utilizar la tierra que excavemos para intentar a pagar las llamas si se acercan demasiado al pueblo...

Eso tambien podría funcionar responde con los ojos un poco llorosos por el humo que cada vez se hacía mas intenso.

Hay que intentar frenarle por todo los medios posibles y la tierra ciertamente debería opacar el fuego el artista se imagina toda una obra que pintar con todo lo que se decía, pero había que concentrar todos los esfuerzos en sobrevivir, ya habría el tiempo para recordar y dibujar.

Como una paradoja andante, el muerto que no estaba muerto, acabo muerto de nuevo mientras el humo negro cubria el cielo cual alas del Angel de la Muerte amenazando cernirse sobre nuestras cabezas.

Por un momento, todo el mundo parece ponerse de acuerdo en una cosa: hay que salvar al pueblo de las acechantes llamas.

Otra paradoja sin duda pues salvarnos del fuego no levantara nuestra condena ciudadana de la reclusion y la muerte.

Los hombres del pueblo parecen organizar, si es que semejante alboroto y caos puede recibir tal nombre, el rumbo a seguir para apagar el incendio.

Miro con los ojos entrecerrados el ir y venir de las gentes preparando y ejecutando el plan de actuacion. Soy consciente de que las mujeres no combatiremos directamente las llamas, pero siempre podemos prestar una mano...

Agarro mi cubo de limpieza y lo lleno con agua acercandome al grupo de hombres que debaten qué hacer contra el acechante incendio:

- Puedo ayudar? -

Digo mientras mojo el paño en el agua para, aunque sea, ayudarles limpiando el hollin de sus ennegrecidos rostros y aliviando y el sopor del humo con la humedad del trapo.

Había un humo espantoso casi costaba respirar... pero veía que había movimiento que los hombre y van a ver si podían apagar el incendio por los menos... ya podían hacer algo pero yo también quería ayudar... pero al ser mujer no lo tenía bien visto que ayudaran apagar el incendio.

Veo que había un caído iré el cuerpo de Nicolai… no podía saber quien ha podido hacer esta salvajada... pero me por intuición que tenia que no será las únicas muertes que seguiremos viendo... mientras tanto me quede en el pueblo... A la espero haber si necesitaban ayuda…

Tenía los brazos incendiados, me ahogaba entre el humo la ceniza y los chorros de sudor que tratan banamente de refrescarme. La zanja estaba costando mucho mas de lo que pensaba en un inicio. Aun así algunos de los hombres se pusieron manos a la obra junto a mi, pare un momento, ¿Sera mucho pedir que los otros muevan el culo y vengan a ayudarnos?

Dorian absorto en sus pensamientos sobre como apagar el fuego recobra la noción de tiempo y se acerca a los aldeanos para ofrecer su ayuda

-Disculparme pensaba la mejor forma de ayudar. Desde luego hay que tener cuidado a la hora de desviar el río, podemos inundar el pueblo y ahogar a algún inocente. 

El General no había vivido demasiados incendios, pero recordaba medidas a utilizar que compartía sin problema con todos los vecinos para que colaboraran. Cuantas mas manos ayudaran más rápido conseguirían extinguir el fuego, menos perderían y menos riesgo correría el pueblo. Pero aquello no era el único mal que paliar en San Palmaquino y todos lo sabían, aunque aquella circunstancia apartara sus mentes.

Todos durmieron poco, por turnos para seguir luchando contra el fuego y aun así se habían encontrado nuevos asesinatos por la mañana. Antonio había escuchado los rumores de que el hermano Leogivildo se había levantado de la tumba. Empezó a pensar que realmente si tenían agentes del demonio en el pueblo ¿quien si no podría levantar a un muerto? ¿ o es que lo enterraron aun vivo?. Prefirió quedarse con la segunda desafortunada acción, aquello suponía que, quitando le mal de enterrarlo bajo tierra cuando aun respiraba, el pueblo no había concluido con éxito su ejecución con la votación popular. Algo que, hasta ahora, no tenía ninguna base. Pero su pequeña alegría por un muerto menos se vio rápidamente sesgada, pues por la mañana aparecía totalmente despedazado. Alguien quería asegurarse de que no volviera a la tierra de los vivos otra vez...

Los vecinos se centraron totalmente en la extinción del fuego, prefiriendo olvidar el otro lado tétrico que se cernía sobre el pueblo en aquellos tiempos. El General aporto su poca experiencia y su esfuerzo y sudor en el cometido, pero no podía dejar de pensar en la guerra encubierta que se daba lugar en su hogar, dejando cadáveres expuestos a cada día que pasaba.

- Señores, hay que hacer algo para acabar con esta guerra. Y si la decisión del pueblo sigue siendo la horca bajo votación popular al menos deberíamos buscar pruebas con las que acusar. Hasta ahora todos, al menos los inocentes, estamos votando de manera bastante aleatoria intentando ignorar la situación que nos acaece. Pero he de decir que esto solo ayuda a esos dos bandos que en su encarnecida batalla no dudan en eliminar inocentes bajo la mera sospecha de que pertenezcan al enemigo. Y ambos, señores, ambos bandos son nuestro enemigo...-

El General expuso sus argumentos a uno y a otro de manera similar mientras trabajaban hombro con hombro para frenar y eliminar el avance del fuego hacia su aun querido pueblo. Pero de momento solo podía consolarse sabiendo que los niños estaban a salvo, debía creer en ello para superar aquello.

Aún en contra de su propia desición, el cazador supo que debia ayudar, mas que nada porque el bosque era quien le otorgaba su sustento y no podia permitir que se consumiera completamente. 

-"Denme un pala, rapido, mientras siguen discutiendo el fuego no se detiene"- Por andar con tantas discusiones es que los asesinos seguian tan campantes. 

-Señor después puede seguir con vuestra disertación sobre culpables e inocentes... Si permitimos que el fuego llegue al pueblo no quedará ni lo uno ni lo otro- dice en relación a lo comentado por "El general".

Alejandro solo esperaba a que el dueño de la taberna trajera las palas para comenzar a cabar.

Apagar el fuego que amenazaba el pueblo era ahora la primera prioridad, antes de aclarar nada de los asesinatos y del muerto  que ya "había muerto", había que combatir el fuego y había que hacerlo rápido y sin dilación. Así que Martín Alfonso de Córdoba dejó aún lado las dudas que le atenazaban y se puso a trabajar hombro con hombro con los demás pobladores varones para apagar el fuego que amenazaba sus vidas de forma más inminente que los asesinatos nocturnos.

- Y en eso estamos, señor Zabala, en detener el avance del fuego. Todos los vecinos estamos colaborando y poniendo en práctica todos los medios que conocemos para mantener el pueblo a salvo. Pero no por esta desafortunada situación debemos olvidar la otra, menos cuando tenemos sobrados motivos para sospechar que este fuego es provocado. Quizás una cortina de humo, pocas veces mejor dicho. -

Comentó mientras hacia su función como eslabón en una cadena de vecinos que se iban pasando cubos de agua para acercarlos al punto donde intentarían frenar el avance del incendio.

Pedro vio que todos los pobladores se unían y comenzaban a trabajar, apremiados por una fuerza superior, y redobló sus esfuerzos él también. Sin embargo, como en todo grupo grande, y sobre todo en una situación donde todos iban cayendo como moscas, surgían los roces.

- Señores, mantengamos la calma, si todos trabajamos en conjunto podemos mantener alejado al fuego. De los asesinos habrá que encargarse apenas esté controlado, sino pereceremos todos, asesinos e inocentes. 

Alejandro solo mira de reojo a aquel que le llamaban "El general" -Hay que dibujar una cosa a la vez...- dice mirando el fuego -Sin un paisaje que apreciar, será muy poco lo que me pueda gustar de este pueblo- piensa casi que maldiciendo a quien haya iniciado el incendio.

No importa al final, si lo hinundamos o no, eso igual hara que el fuego no pueda pasar o sea mas dificil y lo podeamos atacar.

Este incendio es muy raro en verdad.

Diego, vamos por las palas y a trabajar.

Maldita gente que no hace mas que venir a joder la tranquilidad de nuestro pueblo.

A pesar de su cojera y el dolor que le producía forzar su pierna, no se quedaría al margen.
-Sean o no asesinos, de seguro que si es varón estará aquí con nosotros, por lo que les importan tanto como al que mas de mantener este fuego a raya. Y si no lo hacemos pronto no tendrán ni inocentes, ni culpables que buscar.-No quería ser descortés, pero no sabia de etiquetas y mas en una tensa situación como esa.-Así que si me lo permite decírselo. Que se encarguen las mujeres de pensar en asesinos y nosotros concentrémonos en darles un sitio en el que poder discutir.-Hablaba a gritos y sin mirar a nadie, pero claramente estaba respondiendo a "El general".

Dicho esto volvió a taparse la boca con un paño húmedo, aunque no muy limpio, y volvió al duro trabajo.

Tras la pesada noche de ayer, el pirata no es capaz de despertarse hasta bien tarde. Se frota la cabeza mareado por el barullo que escucha, al que se añade un olor peculiar... humo. Pedro "Unaoreja" se da cuenta entonces de que el fuego del incendio sigue vivito y coleando, y de que los aldeanos no cesan en su empeño por apagarlo.

¡Cómo tiene que ser! Ya tardaban en defender su bote... piensa, en cierto modo orgulloso, mientras se levanta poco a poco para no caerse debido al mareo.

¡Ahhh! la cabeza no para de dolerle.

Tras descubrir las muertes del hermano Leovigildo de nuevo y por primera vez del hermano Nicolás, Pedro se dirige al general, no vaya a ser que lo ajuicien por no colaborar.

-Dígame qué puedo hacer para ayudar, señor.

Observé como todos los hombres, ya sean sospechosos de ser enemigos del pueblo o no, corrían a ayudar. El fuego reunía a todos y nos hacía cooperar en un instinto de supervivencia, olvidandonos por un día de la horca y que uno de nosotros estaría muerto al final del día. -Quizá hay esperanza para el pueblo, después de todo.- Dije en voz baja.

Gonzalo apareció por la esquina de la plaza con tres palas, y vió como todos los hombres y un par de mujeres estaban rondando por ahí desoncertados, sin hacer nada.

¡¡VENGA!! No tenemos mucho tiempo les grita dejando dos de las palas en el camino que llevaba hasta donde empezaba el bosque y se ponía a cavar, aún sin mucho convencimiento de que eso fuese a funcionar.

Pero mientras lo hacía, su mente, instintivamente, se puso en alerta. Pues estaba sólo con uno o varios asesinos y uno o varios pirómanos por el pueblo Tal vez sean hasta los mismos...
Dio un respingo y miró a su alrededor, entonces, inevitablemente se puso a pasar lista en su mente de la gente que no había aparecido por la plaza a ayudar...