Partida Rol por web

Al levantar las sábanas que cubrían los cuerpos se revelaron más cadáveres brutalmente desfigurados. Cerró los ojos un instante y tomó aire tratando de serenarse, pues aunque no había dado síntomas evidentes de flaqueza, lo llevaba por dentro. Empezaba a superarle todo aquello. Tanta muerte, tanta destrucción empezaban a afectarle psicologicamente. Cuando tomó consciencia real de lo que veían sus ojos surgió una clara pregunta. ¿Qué le pasaba a aquella gente? Suponiendo que eran personas las que estaban detrás de toda aquella destrucción, algo que Holloc ya empezaba a dudar.

Dudaba de todo. Dudaba de Lady Winter, dudaba del capitán Bigotes, dudaba de Constanza, dudaba que todo aquello no siguiera siendo un sueño. Empezaba a dudar de que siguiera vivo, pues de ser así, se encontraba en un lugar parecido al infierno. Dudaba hasta de si mismo y es que era normal, pues nada sabía realmente. Por no saber, no sabía ni quien era, dónde estaba o porqué y por mucho que preguntara a aquellos que parecía que podían tener las respuestas, no obtenía nada concluyente.

- Sea como sea, quien ha hecho esto es un demente. - Suspiró. - Odio éste lugar...

Acto seguido se puso en pie y decidido se acercó aquel armario que según el medio elfo emitía algún tipo de sonido. Holloc no había escuchado nada, pero se fiaba del gafotas. El guerrero estaba hasta los mismísimos cojones de todo y quería descubrir algo de una vez por todas. Empezaría por desvelar que era lo que escondía aquel armario. Una vez frente al mismo, armado con un estoque y con el otro enfundado, lo abrió de golpe...

El arqueólogo dijo con cierto sarcasmo pero por una vez no dirigido a zaherir a nadie sino solo a quitar un poco de hierro a la situación -espero que si salimos estés tan contento que nos invites a emborracharnos una semana entera.

No es que no se viese afectado, en realidad si. Pero la cantidad de muertos y la situación de constante estrés estaba obrando el efecto de anestesiar a Richard, ya tendría tiempo para horrorizarse en otro momento pero seguir viendo cadáveres mutilados... al final eran trozos de carne si, nada mas.

Aura se acerca a los cadáveres y comienza a inspeccionarlos al tiempo que el guerrero empieza a examinar con atención el armario mientras Theo, Mequetrefe y Richard les cubren, alerta ante cualquier movimiento inusual.

El guerrero aparta los escombros de la base del armario para poder abrirlo. En su interior cubiertos de polvo y suciedad, probablemente de los desprendimientos del piso superior, se encuentran varias carpetas y archivadores, todos ellos encuadernados en negro, y con una letra distinta grabada en el lomo, de la A la Z.

No parece haber rastro de ninguna criatura o ser vivo en su interior, si bien los volúmenes de las baldas inferiores se encuentran carcomidos y presentan un grave deterioro.   

Aura examina las heridas con atención. Enseguida se da cuenta de que estas no parece la causa de la muerte de los cuerpos, que han sido apaleados en el torso y al parecer estrangulados. Quien quiera que les haya provocado la muerte a estas personas, se tomó su tiempo después de para cubrir sus cabezas con los paños y las camisetas para apalearlas salvajemente.

Nada.

Por supuesto que no había nada.

¿Se habría dejado llevar por el miedo? ¿Por las sugestiones? En aquel lugar rodeados de cadáveres cuyos cráneos habían sido aplastados, pre o post mortem, que no sabía qué opción le desagradaba más, no dejaba de ser comprensible... y sin embargo, estaba seguro de que había escuchado algo. O al menos, 75% seguro. No. No, seguro.

-Gracias, pero no bebo...

Se paró unos segundos, arqueando una ceja.

-¿Creo?

Sacudió la cabeza.

-En todo caso... quizá merezca la pena comprobar estos volúmenes para ver si podemos sacar algo de información. Y-y, normalmente, normalmente no sugeriría esto, pero esas armas y armadura pueden sernos útiles a alguno de nosotros, o a alguno de los guardias que hay dentro. Farasma me perdone, y sabe que nunca lo hubiera hecho en cualquier otra situación, pero...

Suspiró, levantando el dedo índice y corazón juntos y pronunciando una extraña salmodia.

-narokath redgormor cabadath...

- Si, igual esa armadura podría servir de algo y la cachiporra... - Se encogió de hombros. - ¿Alguien la quiere? - Preguntó mientras la agarraba. No es que fuera un arma muy de su agrado, pero tampoco la iba a dejar allí. - Miremos en los archivos. Puede que haya algo que nos pueda resultar de utilidad. 

Holloc estaba prácticamente seguro que en aquellos archivos no encontraría nada que pudiera explicar que hacían ellos allí. Posiblemente tan solo fueran fichas de pacientes antiguas, que no les aportarían nada relevante a ellos. Aunque con suerte, ellos o alguno de ellos, fuera un paciente que llevara algún tiempo dentro de la institución o entrando y saliendo de la misma. En ese caso, igual si que encontraban algo acerca de su pasado o de la dolencia que le llevó al internamiento. O puede que incluso se equivocara y encontraran todas sus fichas actualizadas. También era posible que allí no se guardase ese tipo de información. Puede que aquellos archivos solo contuvieran albaranes y facturas. Para descubrirlo tenían que ponerse manos a la obra.

Todavía algo mosqueado por el motivo por el cual al semielfo le llamó la atención aquel armario, Holloc agarró uno de los cartapacios y lo abrió por un página al azar. Quería hacerse a la idea de que tipo de información escondían aquellos archivadores. Sólo esperaba que el armario no le soltara una dentellada. Si las puertas podían tener ojos, los armarios podían tener dientes.

—Primero los estrangularon y después les destrozaron la cabeza—dijo Aura con gesto de repulsión, tras una incómoda pausa añadió—. Quiero pediros algo, si por lo que sea muero... destrozadme la cabeza. No quiero levantarme como una no-muerta.

- Espero que no llegue ese momento. - Le respondió Holloc a la sacerdotisa. - Esto seguro de que saldremos vivos de ésta. - Mintió como un bellaco.

De cada vez tenía más por seguro que esa sería su tumba. No obstante, no quería infundir desánimo entre sus compañeros. Debían ser positivos. La negatividad podía conducirles a una espiral verde de desesperación y podía acabar enfrentándoles los unos a los otros. Lo único a lo que podían aferrarse en esos momentos era a la unión que estaban demostrando. Debían cuidar los unos de los otros.

-Vamos a estudiar estos archivos... -Dijo devolviendo su atención al archivador que había agarrado y empezó a hojearlo de nuevo.

Las palabras de la sacerdotisa caen como una losa sobre el resto del grupo. ¿Se trataba aquella atrocidad de una medida preventiva para evitar que los muertos se transformasen en aberraciones? ¿O era la macabra obra de algún sádico desquiciado?

Como si quisiera quitarse el pensamiento de la cabeza, el guerrero coge uno de los volúmenes de la estantería. Lo abre y comienza a pasar las páginas, ojeando por encima su interior.

El libro parece alguna clase de registro con los nombres de diferentes pacientes. Vas pasando las páginas hasta que una llama tu atención:

Nombre: Balkanion, Aura

Identificador: Paciente 138

Raza: Humano

Sexo: Mujer

Edad: Mediada la veintena

Fecha de Ingreso: 13 de Desnus 4716 (AR)

Fecha de Alta: —

Antecedentes del paciente: Sin historial previo conocido. Lanzadora de conjuros divinos (facultades parecen inactivas). Ingresada junto a los pacientes 135, 136, 137, 139, y 140.

Sintomatología: la paciente es incapaz de mantener conversaciones, apenas responde a los estímulos que la rodean y presenta un desajuste severo del sueño. No parece recordar nada de su pasado ni de las circunstancias que rodean a su ingreso.    

Diagnóstico: Amnesia retrógrada (¿colectiva?). Delirios paranoides. Episodios aislados de fuga disociativa y sonambulismo.

Tratamiento: aislamiento.

Evolución: en observación.

Pronóstico: —

Animado por la iniciativa de su compañero, Mequetrefe se acerca a la estantería y se hace con uno de los volúmenes de las baldas centrales, marcado con una L. Comienza a pasar las páginas y de repente adopta una expresión de genuina sorpresa.

—¡Oh, aquí aparece el nombre de la vieja Constanza! Constanza Latchke, ingresada en el 4708. Sintomatología: la paciente no recuerda episodios del pasado reciente, presenta dificultades del aprendizaje y problemas en la resolución de tareas sencillas. Es incapaz de matener conversaciones fluidas con significado. Diagnóstico: demencia senil —guarda silencio durante un momento—. Ya lo decía yo, sí señor. Algo andaba mal con esa vieja chiflada.

Holloc leyó lo que ponía aquel archivo con suma curiosidad y por primera vez desde que estaba en el sanatorio, satisfecho por haber encontrado algo de interés. Las dudas y la incertidumbre empezaban a despejarse por fin. Habían encontrado la clave para empezar a entender que había pasado allí y que hacían ellos encerrados en el sanatorio. Sabiendo aquello, puede que empezarán a recordar quienes eran ellos 

Escuchó atento lo que Mequetrefe había descubierto sobre Constanza. No había mucha información, pero ya era más de la que tenían hasta el momento. Le habían diagnosticado demencia senil, pero lo más importante es que llevaba mucho tiempo allí encerrada. Al menos en comparación con el que llevaba Aura.

Hizo un pequeño cálculo mental, si Aura había sido encerrada en el año 4716 y Constanza en el 4708, habitual menos ocho años de internamiento de diferencia entre ambas. Ocho años en un manicomio eran muchos. Eso indicaba varias cosas, primero que la habían cuidado bien y segundo que en efecto su dolencia no tenía cura conocida. Quedaba saber ahora cuánto tiempo llevaba Aura encerrada. Holloc no recordaba la fecha en la que se encontraba.

- Aura... - Dijo al fin el guerrero. - Tengo algo que podría interesarte. - Le dijo acercándole el archivo que acababa de encontrar. - Es tu ficha personal de interna... - Y le entregó el dossier. - Tenemos que buscar todos nuestra ficha. Debemos de estar registrados en alguna de estas carpetas...

Había permanecido apartado de la investigación mientras vigilaba con el oído puesto en las puertas de la habitación, seguramente sus conocimientos fuesen útiles investigando cosas, después de todo a él se le daba bien la investigación. Pero con los nervios como los tenía de punta estaba mas "tranquilo" con el arco en la mano y preparado para poder poner una flecha en cualquier cosa que se moviese.

Eso fue hasta que descubrió que Aura tenía ficha en el propio manicomio, eso quería decir que también él podía tener ficha... pero eso era absurdo, ¿no?

La tentación fue demasiada y se acercó a los demás diciendo con voz mas de mando que de alguien que busca ayudar -yo también quiero buscar.

Al leer la ficha, Aura sintió una vez más esa opresión en el pecho que le cortaba la respiración. La irorita sintió un fuerte mareo y tuvo que buscar un apoyo para evitar caerse de bruces al suelo. Una vez más intento utilizar esos ejercicios de respiración, pero le costaba inspirar aire. Tuvo que dar dos o tres bocanadas para finalmente conseguirlo y comenzar a acompasarse. ¿Qué rayos le había ocurrido para acabar así? ¿Y cómo había vuelto a sus cabales?

Después, recompuesta, volvió a leer la ficha y se fijó en algo.

—Buscad de las fichas de la 135 a la 140—dijo con la voz temblorosa—. Yo soy la 138 y entre con esos pacientes. Se supone que entramos juntos, ¿no? Un momento. Nosotros somos cinco y entramos seis pacientes... ¿quién es el sexto?

Necesitada de encontrar respuestas, la clérigo se unió a la búsqueda.

- A saber... - Dijo Holloc ante la pregunta de Aura. - Pero pronto lo descubriremos. Si es que están aquí todas las fichas claro. 

Dicho aquello el guerrero se puso a buscar de nuevo. Encontrar su propia ficha era lo que más le preocupaba en esos momentos. Quizás si leía algo sobre él, pudiera recordar algo de su pasado. No obstante, también buscaría con ahínco el resto de fichas de sus compañeros y por supuesto, la ficha de aquel sexto paciente que ingresó junto a ellos. Lo cierto era que le inquietaba sobre manera descubrir de quien se trataba.

El grupo comienza la búsqueda de sus fichas de paciente en busca de algo más de información en el desvalijado armario. El sistema de organización no facilita en nada la tarea, ¿a quién se la habría ocurrido ordenar las fichas de los pacientes alfabéticamente en lugar de cronológicamente? Quizás lo mantuvieran de este modo por alguna extraña tradición o costumbre de los médicos del centro.

Sea como fuere, el grupo comienza a buscar entre los tomos, esperando encontrarse por sus apellidos. La tarea les lleva cerca de una hora, pasándose los tomos de unos a otros y dejando aquellos que no contienen la información que buscan apilados en una esquina. La mayoría de los volúmenes están a medio rellanar, con una buena cantidad de páginas a partir de la mitad del libro completamente en blanco. Hasta que finalmente consiguen reunir las fichas de los pacientes 135, 136, 137, 138, 139 y 140.

- Vaya... - Dijo Holloc algo preocupado tras leer su propia ficha. - Guardia de Thusmoor. - Leyó en alto. - ¿Thusmoor? ¿Alguno sabe? ¿Os suena? - Preguntó. 

No acababa de gustarle lo que había leído. Ponía que era violento. Pero no violento sin más, ¡Extremadamente violento! Y además ponía que mordía. Podía ser que debido a su oficio reaccionara de aquella manera. Era soldado y ante lo que alguien que no comprendía realmente lo que le rodeaba, podía ser que reaccionara de forma violenta.

- Si, eso es... - Se dijo a si mismo. - Eso es...

- Harriet Penbrook... - Dijo entonces. - También era guardia de Thus... Éramos compañeros, parece ser. - Suspiró un poco apenado. - Se suicidó. Me siento mal leyendo ésto... No la conozco, o si... No lo sé, pero... - Suspiró de nuevo. - Pero me apena...

El arqueólogo lee las fichas con una atención casi maniacal, como si quisiese imprimir esas letras en su mente.

¿Habría algo de verdad en ellas? Parecía difícil decirlo, por un lado es cierto que sus memorias estaban trastocadas, pero por otro ninguno de sus compañeros había actuado tal y como decía en las fichas.

No creo que sean verdad- dijo al fin -no del todo por lo menos. Los datos no cuadran con nuestro comportamiento, es posible que hayan sido falsificadas.

Richard resultaba bastante convincente cuando quería, ahora lo quería mucho ya que quería convencerse él mismo que lo que decía no eran solo ilusiones sino la verdad.

- ¿De verdad lo crees? - Preguntó entonces Holloc. - Es cierto que todavía no he mordido a nadie, que recuerde al menos. - Se rascó la cabeza pensativo. - ¿Pero, por qué iban a falsificarlo? - Se preguntó a si mismo y de rebote también al resto. - Viendo el estado de todas las personas que hay aquí, puede que todos hayan sido internos. Puede que incluso los que se supone que debían estar cuerdos, el personal del sanatorio me refiero, perdieran la cabeza por algún motivo. Es la niebla. Tiene que ser la niebla...