Partida Rol por web

Eones Extraños - En busca de la cordura

1. Prisión de la Mente

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01/05/2019, 12:34
Narrador

Theo entrega renuente su lanza a uno de los ballesteros, quien la apila junto al resto de sus armas. El capitán asiente y echa a andar por el pasillo, alumbrando la marcha con un farolillo. Ahora que el hombre de mediana edad está más cerca, es fácil darse cuenta del deplorable estado que presenta. Unas marcadas ojeras surcan su rostro, los pómulos caídos y el bello del mostacho está mustio e hirsuto. Por no mencionar sus ropas: un ajado uniforme militar ceremonial ya pasado de moda, anterior sin duda las ropas reglamentarias que utilizan los oficiales del ejército Ustalavés estos días...

¿Cómo es posible reparar en este tipo de detalles? ¿Es que acaso se codeaban los supervivientes de este extraño grupo con los militares? ¿Serían ellos miembros del ejército?

Pensar en ello casi da jaqueca…

No tardan mucho en llegar a su destino. El capitán para en seco frente a una puerta doble, repleta de pequeñas talladuras en bajo-relieve, respira hondo durante un instante, y las empuja con fuerza. Tras el umbral aguarda una gran sala de planta octogonal, una habitación que indudablemente era la capilla. Una gran altar de Pharasma, la Dama gris, preside desde un gran pilar de mármol el ábside principal del templo. A su derecha, varios transeptos albergan velas e imágenes de Abadar, Erastil, Gozreh, Iomedae, Irori. A su izquierda, se pueden identificar asimismo pequeños transeptos dedicados a Desna, Iomedae, Sarenrae, Shelyn, así como efigies menos conocidas en la región.

Sin embargo, eso es todo lo que queda del antiguo esplendor de esta sala. Nada más abrir las puertas, una ligera humareda escapa de la habitación y un olor acre e intenso les recibe, seguido casi de inmediato de casi una docena de miradas inquietas, recelosas y hasta hostiles. Un grupo de supervivientes se ha hecho fuerte en esta habitación. Donde antes debían de estar los bancos, ahora hay un gran espacio abierto con pequeñas hogueras. En alguna de ellas, hasta hay gente cocinando algún guiso. Junto a las paredes se distinguen varias camas y lechos improvisados, algunos con gente allí tendida. Y por todas partes, hay restos de madera y antiguos muebles despedazados, hechos leña para mantener la luz y el calor del fuego.

La imagen es de un profundo desorden y desesperación. ¿Cuánto tiempo lleva allí toda esta gente? Es difícil distinguirlos, pero de haber al menos unas diez o quince personas allí reunidas.

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01/05/2019, 12:35
Constanza Latchke

Constanza, muy callada desde su entrada en el campamento, se queda mirando al grupo de supervivientes desde el umbral de la entrada de la capilla mientras el resto del grupo se interna en ella, siguiendo al capitán. Se queda inspeccionando con disimulo la sección del pasillo opuesta a la capilla. Por donde todavía no han ido. 

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01/05/2019, 12:47
Winter Klaczka

Una mujer se incorpora de uno de los lechos, dejando atrás a otro de los supervivientes. Se limpia las manos en un paño de lino, manchándolo de restos de sangre, y se acerca a continuación hacia el capitán, mirando con extrema atención al grupo de recién llegados que le acompañan.

Estos son los supervivientes de los que os hablé, mi señora —le dice el capitán a la mujer, inclinando levemente la cabeza, haciendo gala de unos modales inexistentes hasta ahora.

La mujer, una sacerdotisa joven, en los finales de la veintena, y de largos cabellos azabache, sonríe a los recién llegados con una cansada sonrisa.

Me alegra que os unáis a nosotros. Soy Winter Klaczka, sacerdotisa de Pharasma. Si estáis aquí es porque sin duda nos habéis ayudado con el problema de los cambia-formas —baja el tono al pronunciar esta palabra, como si temiera que alterase al resto de supervivientes—. Por favor, poneros cómodos y descansad, no ha debido de ser una travesía fácil. La comida y las provisiones no abundan, pero mientras hagáis un uso responsable y moderado de ellas, podéis serviros.

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01/05/2019, 14:39
Holloc Standroc

La hostilidad había cesado, al menos de momento. Aquella sacerdotisa parecía bastante más diplomática que el capitán bigotes. Lo cierto era que les había ofrecido descanso y alimento, justo lo que necesitaban en esos momentos. Porqué... ¿Cuánto había que no comían? ¿Cuánto que no descansan adecuadamente?

- Buenos días... - Holloc hizo una pausa, no sabía hasta que punto estaba en lo cierto con aquella afirmación. - ...o noches... - Se encogió de hombros. - Mi nombre es Holloc, Holloc Stansroc y bueno... - Resopló. - No sé muy bien que diantre hago aquí. Sólo sé que tengo ganas de llegar a mi casa. Este donde esté... - Bajó la cabeza unos instantes para acto seguido volver a alzarla ofreciéndo su mano a Winter. - ¿Por qué Hemos tenido que dejar las armas? ¿Qué pasaría si una horda de cambiador más atravesarán la barricada de forma inesperada? - Se interesó.

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01/05/2019, 15:17
Winter Klaczka

La sacerdotisa alza la mano en un ademán tranquilizador y fija sus ojos en el guerrero. Es entonces cuando Holloc descubre que tiene uno verde y otro castaño.  

No os preocupéis por el momento por ese tipo de cuestiones, buen Holloc. El capitán se encargará de que eso no suceda —entonces se vuelve hacia Vaustin y le mira reprobadora—. Además, estoy segura de que os devolverán las armas tan pronto estéis en condiciones de volver a blandirlas.

El capitán tuerce el gesto, farfulla algo y finalmente asiente de mala gana. 

Excelente. A juzgar por vuestros ropajes, con tantos cortes y costurones, salta a la vista que necesitáis reposo —curiosamente, las ropas de la propia Winter, un atuendo de viajera oscuro, parece como si estuviera recién sacado del armario—. No os preocupéis, mientras estemos en la capilla, estaremos a salvo de esas criaturas. La Dama Gris no permitirá que profanen su suelo si estoy yo en él.  

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03/05/2019, 03:35
Mequetrefe Salpicabirras

Mequetrefe se había mostrado muy animado desde que el Capitán York les había dejado pasar. Caminaba alegremente mientras tarareaba todo tipo de canciones. Su alegría se tornó en júbilo al conocer a Winter Klaczka.

- Vaya, esta muchacha sí que es simpática. Ya le convendría aprender de ella al Capitán Bigotitos. Que no dudo que sea un buen hombre, pero no tiene don de gentes, no señor. Además se le veía bastante cansado y demacrado, seguro que su mal humor constante viene de ahí. Claro, ahora todo encaja, sí señor.

Se acercó a Winter con una sonrisa de oreja a oreja y le hizo una torpe reverencia.

- Mequetrefe Salpicabirras mi señora, a su servicio. Y estos son mis compañeros, y sí, son tan competentes como parecen, y sí, además son maravillosas personas, sí señor. A decir verdad ya no recuerdo la última vez que descansé y lo cierto es que no me vendría nada mal, pero que nada mal. Estoy seguro de que mis simpáticos y amables compañeros piensan lo mismo que yo. ¡Más aún si gozamos de vuestra protección, lady Klaczka!

El pequeño gnomo empezó entonces rebuscar con la mirada, buscando un sitio donde recostarse.

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03/05/2019, 10:20
Richard "Alma en Pena"

Por fin alguien interesante que habla mi idioma - pensó el arqueólogo antes de realizar una reverencia florida y elegante,  hacía falta donaire para alcanzar esa desenvoltura que ni la práctica podía lograr, se tenía o no se tenía. 

No es que el miedo y cansancio hubiesen quedado olvidados pero Winter era una excusa perfecta para dejarlos de lado temporalmente. 

Yo soy Richard,  a vuestro servicio - su sonrisa fue encantadora,  una sonrisa que no se torció cuando un pensamiento llegó  a su mente como un rayo -Constanza me conoce y ambas parecen sacerdotisas de Pharasma. 

Tras incorporarse y aprovechando la verborrea de Mequetrefe, muy útil en estas circunstancia,  lanzó un par de hechizos sencillos, el primero arregló los Cortes,  rasguños y descosidos de su ropa como si no hubiesen existido,  el segundo quitó polvo, sudor,  sangre y toda la suciedad dejando la ropa tan limpia que levantaría la envidia de cualquier ama de casa y las botas tan lustrosas que nadie podría juzgar cuánto camino habían recorrido ya. 

En ese estado dijo -me vendría bien un descanso, más gustaría de poder conversar con vos si así lo permitís. 

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03/05/2019, 14:47
Aura Balkanion

Aura vio como Constanza se alejaba del grupo y tuvo un mal presentimiento. Era cierto que la anciana les había ayudado con la doctora, pero no podía confiar en ella. No era un sentimiento racional, era instintivo. Esa mujer ocultaba algo.

Cuando entraron en la capilla, la sierva de Irori se dirigió por primera vez al capitán Yorkes. No le tenía más simpatía a ese bigotudo, pero mientras que el hombre sólo era un vehemente desesperado y paranoico, la anciana parecía jugar a otro juego.

Debería mandar a alguien a buscar a Constanza Latchke, capitán. No querremos que se pierda por los pasillos, ¿verdad?

Aura hizo una pausa en el altar de Irori y rezó una corta oración antes de continuar. Por primera vez desde que despertó empezaba a sentirse moderadamente segura.

Y después llegó la primera buena noticia. Winter Klaczka. La sacerdotisa de la Pharasma fue un soplo de aire fresco. Algo de cordura en toda la locura en la que estaban envueltos. Quizás si podían confiar en ella, aunque el riesgo de que estuvieran rodeados de cambia-formas siempre estaba ahí. Un tema que por dentro la volvía loca pero que prefería no verbalizar más de la cuenta para que la paranoia no se extendiera.

Soy Aura Balkanion, sacerdotisa de Irori. La verdad es que antes de descansar nos vendría bien un relato pormenorizado de todo lo ocurrido.

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09/05/2019, 13:25
Capitán Vaustin York

El capitán Vaustin vuelve la mirada hacia la entrada de la capilla tras la adverntencia de Aura y frunce el ceño.

Si me disculpa, mi señora, parece que hemos extraviado a uno de los supervivientes…

Winter asiente con un leve cabeceo y el capitán echa a andar presto hacia la puerta.

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09/05/2019, 13:26
Winter Klaczka

La sacerdotisa de Pharasma se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y sonríe, cordial.

Encantada de conoceros a todos. Tendremos tiempo de hablar más adelante, no os preocupéis, pero por el momento mis deberes me reclaman. He de atender a los heridos y los enfermos. Poneros cómodos y centraros en recuperar vuestras fuerzas —señala los jergones junto al muro de la izquierda—. Si después os encontráis con energías, podríamos utilizar un poco de ayuda por la capilla. Si me disculpáis…

Winter se despide con un leve cabeceo y da media vuelta hacia la pareja que descansa en uno de los lechos junto al altar.

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09/05/2019, 13:33
Narrador

El grupo se queda plantado en el centro de la capilla. La tensión y el cansancio acumulado comienzan a hacer mella entre el variopinto grupo de aventureros, y la visión de los jergones de paja junto con la promesa de un refugio seguro empiezan a ser demasiado tentadoras para dejarlas pasar.

No parece que los refugiados tengan mucha prisa por abandonar el lugar. Lo cual es un hecho insólito, teniendo en cuenta la cantidad de engendros que parecen merodear por los pasillos del asilo. De momento la barricada parece ofrecerles una zona segura donde refugiarse pero… ¿durante cuánto tiempo? ¿Y por qué ni Winter ni el capitán Vaustin parecen interesados en abandonar el edificio?

Cuestiones inquietantes, sin duda alguna, que ya habrá tiempo de abordar después de unas pocas horas de sueño.

Notas de juego

Terminamos aquí la primera escena. Perdonad la narratosis, pero de momento el grupo decide descansar durante unas pocas horas. Continuamos en “Los muertos no sueñan”. Os dejaré un pequeño post de introducción, podéis postear desde ahí.