Partida Rol por web

Turno 108

Los enanos hablaron y según lo que alguno comentó, Temudyin entendió que no eran diestros montando y navegando bastante peor, quizás esto último pensó que sería por miedo, pues dada su envergadura y sus armaduras le pareció más factible que se hundieran en el agua como piedras. Además de aquel inconveniente, estaba lo que todos opinaban, un grupo tan variopinto galopando a lomos de caballos y fuertemente armado llamaría la atención a la legua. Él seguía creyendo que la tapadera de ser un conjunto de gentes que huían de una inminente guerra y que por el camino se habían agrupado para hacerlo juntos, era la mejor opción y para ello, la propuesta de las mulas o quizás la carreta a su manera de ver eran las más adecuadas, aunque esto último los haría avanzar lentamente a través del bosque.

El bosquimano cada vez lo tenía más claro y no quería que aquella velada se alargará más de la cuenta, pues era necesario prepararse para partir y sobretodo descansar algo antes de aquel viaje. Después de que Faelginor comentase la parte final del viaje y viendo que todos meditaban sobre la nueva información, se decidió a hablar sin poder evitar su fuerte acento oriental.

- Creo que la ruta la tenemos bastante clara, atravesaremos el bosque en dirección oeste, buscando el primer camino que nos lleve al norte y así encontrarnos con el Râd Angálalath y seguirlo de nuevo al oeste para atravesar el bosque. - Hizo una pausa breve. - Hasta aquí es lo más claro que tenemos. Creo que deberíamos tardar aproximadamente diez días. Cuando lleguemos allí y viendo la demora que hayamos tenido, podremos elegir seguir a pie hacia el sur o dirigirnos a Linduin para embarcarnos en el río. Sea lo que fuere, necesitaremos el salvoconducto por si fuese necesario su uso. - Esto lo dijo haciendo una reverencia con la cabeza a Leanoth, agradeciendo su ofrecimiento. - De todas formas, creo que mejor decidirlo allí que aquí. - Carraspeó un momento y dio un pequeño trago a su vaso, pues su boca se secaba, no acostumbrada a hablar tanto. - En cuanto la forma de hacer el viaje, creo que la mejor manera será el ir con un par de caballos y una carreta tirada por un par de mulas. No cabalgaríamos pero seríamos más rápidos que yendo andando. Algunos de nosotros podríamos ocultarnos dentro y así seríamos menos llamativos por la diferencia de razas, además de que podemos descansar sin tener que parar la marcha.

Y viendo que Erik ya hacía rato que había dejado de escribir la lista de enseres necesarios, concluyó. - Decidamonos cuanto antes, el tiempo apremia y debemos descansar.

Turno 108

Esto se alargaba demasiado, y el placer de degustar el festín estaba dejando paso a una desazón que me costaba ignorar: - Por Mahal "El Hacedor" que debo salir de aquí!!, pienso, inquieto, echando mas que fugaces miradas a la puerta de la tienda, donde las solapas de salida aletean fuertemente, mecidas por la tormenta. Incluso el repiqueteo de la incesante lluvia se me antoja mas apetecible que la eterna discusión que tenia lugar alrededor de la mesa con los mapas desplegados.

Faelginor había acotado las opciones que habían tenido mejor aceptación, dando otra variante para la llegada a Tir Anduin, rodeando las Tierras Pardas que, di por sentado que serían un yermo en el que poco mas que alimañas podríamos encontrar.

Erik, el enano dio algunas soluciones al posible medio de transporte, y de hecho, pese a mis reticencias iniciales a ir todos en caballo, he de reconocer que me convenció su exposición. Despues, el Bosquimano volvió a insistir en la carreta: - Eso sí que no me parece una buena idea!! Fácil que nos cree mas problemas que beneficios a la hora de cruzar el bosque..., pensé, pero ya, las ganas de salir de allí podían, sin duda alguna, a cualquier intervención que pudiera pensar hacer, así que, simplemente dije:

- Lo que decidais, bien hecho estará, y creo que es verdad que no hay por qué decidir si balsa a o cabalgar, una vez cruzado el Eryn Lasgalen, pero, en ese caso, todos deberiamos llevar montura... Y ahora, si me disculpan, tengo necesidades que satisfacer fuera, ya me entienden..., tras lo que hago un saludo con la cabeza a los dos señores, y me dirijo a las puertas. Antes de salir, me paro, y con el ceño fruncido, pregunto: - Lord Faelginor, aun no me habían asignado un sitio para pasar la noche. Con quien habria de hablar?? Querría estar descansado. Lo necesitaré en los dias venideros... Además, mis cosas fueron confiscadas. Me gustaría recuperarlas, si no es inconveniente: he de revisar mis armas y armaduras antes de partir...

Aquella noche, no se si fruto del vino y el licor, o de la expectación de acometer mas acción que la de disfrutar del bosque, con la misión a la que acababa de apuntarme, había hablado mas que en los dos meses previos, y era algo que siempre acaba por alterarme...

Turno 108

Escuché el resto en silencio. La cosa continuaba igual, pero ya parecía que llegaban a algún consenso. Fuera se escuchaban el viento y la lluvia, la tormenta arreciaba. Personalmente me daba igual, no era la primera tormenta que me pillaba al aire libre y, desde luego, tampoco sería la última... o eso esperaba. 

Mientras los demás continuaban debatiendo, mi cabeza estaba en otro sitio... lejos, en lo más profundo de un bosque, recordando el olor de la pinaza mojada por la lluvia, el punzante aroma de las pegajosas jaras y la sutil fragancia de los matojos de romero y tomillo húmedos... Las tormentas me gustaban, sí. Pero allí no era igual. Allí olía al sudor de soldados y bestias de guerra, a metales y a madera cortada... olía a sangre y a carnes asadas... No, definitivamente, no me gustaba. A ver si el agua de la lluvia se llevaba todos aquellos olores durante la noche y me regalaba una mañana despejada... 

No pude evitar, entonces, pensar en los suministros del viaje... ¿habría suficientes víveres? ¿qué pensarían mis compañeros de travesía si intentaban cazar y yo trataba de convencerlos de no hacerlo? ...esperaba que hubiese suficientes víveres en el equipaje para todo el trayecto porque...

En ese momento, cuando mi ceño comenzaba a fruncirse involuntariamente, escuché algo que me hizo abrir los ojos y volver a la realidad: el medio-enano preguntaba por un sitio para dormir... y por sus armas, lo cual era más importante. 

-Sí -corroboré yo entonces, mirando a Faelginor y pensando en mi preciado cayado, custodiado por unos guardas que no sabrían apreciar su valor ni por asomo-, me gustaría preguntar lo mismo... ¿dónde duermo? y ¿me podéis devolver mi cayado? 

Entonces me percaté de que hacía rato que no abría la boca y todos me miraban. Sonreí con sencillez y decidí aportar algo a la idea del viaje. Seguramente ellos tenían cosas mucho más importantes que decir, pero quería ayudar... al menos todo lo posible. 

-Y creo que lo mejor es llegar a este punto -alargué la mano por encima de la mesa para alcanzar a señalar donde decía [el cruce de los caminos naranja, rojo y negro], sin necesidad de moverme lo más mínimo en mi sitio, pues llegaba perfectamente- a través del atajo que ha indicado Erik y luego el camino ése que llamáis de la risa...  y una vez allí, decidir si seguir por tierra o alcanzar el río... hay muchas circunstancias que podrían dar un giro a nuestra decisión, por el camino... 

Di por concluida mi opinión sin quitar mi sonrisa, esperando que sirviera de algo. Pero entonces, escuché un relincho a lo lejos, procedente de un caballo agitado por la tormenta y me percaté de un detalle importante que había pasado por alto. 

-Oh, y yo no sé montar... -comenté, encogiéndome de hombros con cierto aire inocente- Y dudo que tengáis caballos que soporten mi peso en una larga travesía, mi señor -me dirigí al Mariscal-, pero puedo caminar rápido y sin fatigarme, si hace falta seguir el paso de una carreta o una montura que no vaya al galope. 

Turno 108 B

Mostraba su conformidad con lo que decía su amigo Temudyin con asentimientos de cabeza y con los típicos Hum, hum. Pero tras esto comentó. Si esos días se pueden quedar en menos de la mitad si vamos con monuturas, o incluso hasta un tercio, y la carreta nos retrasaría más.

RESOLUCION TURNO 108

Pobre del soldado que le tocase hacer guardia esa noche. La lluvia azotaba con fuerza, y el viento enfurecía sus golpeteos. La lona de la tienda era apaleada por el temporal, un silbido entre las costuras, el compás seguido por el trueno y el relámpago, encogía el ánimo de cualquiera. Fuera, el vigía de turno aguardaba agazapado en su manta, calado hasta los huesos, el reemplazo. El fuego se extinguía con el agua, ya no calentaba, pronto podría ir a descansar.

Dentro de la tienda, al calor de las brasas, y bajo la protección de la pequeña carpa del mariscal, el grupo continuaba bebiendo los licores y discutiendo sobre el mejor modo de viajar.

Tenían más o menos clara la ruta, al menos hasta salir del bosque. Una vez allí, podrían continuar por tierra, bien rodeando o bien atravesando las tierras pardas. Desde allí, también tenían la opción de embarcarse en una gabarra en Linduin, o seguir un poco al suroeste hasta Tir Limclaro y hacerlo allí. La duración del viaje dependería de su elección, asi como el grado de riesgo del mismo.

Se hacía tarde, y si querían estar bien descansados para el dia siguiente, tendrían que tomar una decisión

Turno 109

- No os preocupéis por vuestras pertenencias - comenzó a explicar el mariscal - Todo ha sido dispuesto en una tienda para vosotros, dormiréis juntos esta noche y partiréis al alba - siguió - Vuestros efectos se encuentran allí, os acompañaran cuando hayamos terminado - dijo finalmente. El tono era algo astiado, se comenzaba a alargar la situacion.

TURNO 109 (Solo tirada y selección de ruta)

Negro, Naranja, Verde a caballo y en el último tramo embarcar las monutras para el descenso fluvial.

No puedo ver los bonos que tengo que estoy en el curro y ya sabes que aquí esta todo ... capadito.

TURNO 109 (Solo tirada y selección de ruta) B

Negro, Naranja, Verde a caballo y en el último tramo embarcar las monutras para el descenso fluvial.

Y en un momento dado, a caballo siguiendo el curso del agua.

Turno 109

La estancia parecía mecerse con cada ráfaga de viento. Las paredes de la tienda bamboleaban al compás de las corrientes ululantes, al tiempo que las antorchas y linternas, proyectaban sombras alargadas sobre las ocho meditabundas figuras que gobernaban la mesa.

Las deliberaciones se sucedían, adornadas por el coro lejano de la lluvia, y el incesante crepitar de los muebles apolillados y las vigas de madera.

La última intervención de Faelginor,  había abierto una nueva vía de debate, y lejos de clarificar la planificación, nos presentaba múltiples y novedosas incógnitas.

Todavía no habíamos llegado a un acuerdo en cuanto a los Caballos, y lo único que parecía decidido, la ruta, volvía a estar en el candelero…

El medio-enano, visiblemente cansado de la discusión, se había excusado, y se disponía a dejar la tienda delegando su responsabilidad en el resto…

Se hacía patente que algunas de las partes no darían su brazo a torcer con facilidad, y alguien debía poner fin a aquella interminable cadena de argumentos…de modo que me incorpore una vez más, y tomé la palabra.

-Bien caballeros. A falta de que los hijos de los hombres tachen aquella parte de las provisiones que no necesitan…-insté a Freagulf, Chakka y Haelembour mientras golpeaba con la pluma en la lista, pues los enanos ya habíamos hecho recuento de nuestro equipo -…ya tenemos esa lista completa…- dije en tono interrogativo, pero dando a entender que no cabía réplica a este respecto -…por supuesto, resta por decidir el asunto de los caballos…, pero dada la diferencia de criterios, pienso que lo mejor será decidir esa parte por votación…si todos están de acuerdo…- Después de plantear esta cuestión, hice un pequeño gesto a Tulak que ya se disponía a dejar la tienda -…Maese Tulak, si no le importa será solo un momento…- entonces proseguí -… pero antes de decidir, me gustaría que todos escuchásemos una última aclaración…- Una duda me había venido importunando cada vez que salían a colación las ruta, y los días de travesía. Por alguna razón, todos habíamos asumido que la misión iba asociada a una cuenta atrás…sin duda, se trataba de una asunción fundada, pues intuíamos que el mensaje estaba relacionado con el avance de los orientales, y por tanto, situábamos esa cuenta atrás en un límite intangible de 30 días… sin embargo,ni el Mariscal ni Leanoth habían dado órdenes explicitas en ese sentido, y a nadie se le escapaba que la misión no se limitaba a una simple tarea de correo, pues para ello se disponía de jinetes preparados que realizarían el trabajo en menos tiempo. Había llegado por tanto, el momento de preguntar abiertamente, y en función de la respuesta, obrar en consecuencia - Mucho hemos hablado esta noche sobre rutas, y días de travesía. Pero creo que sería bueno para todos, si el Mariscal y su señoría de Burh Waldlaes pudiesen aclararnos si este mensaje debe alcanzar Tir-Anduin en un plazo concreto…y en la medida de lo posible, que se nos diese una cifra lo más ajustada posible…pues solo así podremos decidir con cierta garantía, en qué grado resulta aconsejable arriesgar nuestras vidas,  aun mas, la propia integridad del mensaje, a cambio de unos pocos días de caminata…- las sombras danzaban caprichosamente sobre la mesa, y parecían cernirse ávidamente sobre nosotros. Dejé la pregunta en el aire, solo sujeta por las voluntades de los que allí nos encontrábamos.

-A falta de este pequeño detalle, ya conocéis mi postura…, pienso que deberíamos ir a caballo. La parte relativa a nuestra cautela ya la hemos sacrificado, creo, en la elección de la ruta…aun con todo, pienso que resultaría prudente ir a pie hasta alcanzar la senda de Rad-Angalalath, y una vez allí, avanzar al trote hasta salir del bosque. Como muy bien han remarcado Chakka y nuestro gigante de las verduras…- dije intentando sonar gracioso en clara referencia a Haelembour, que no había probado ni pizca de carne en toda la cena -…una vez allí, podremos decidir qué rumbo tomar en función de los días que hayamos agotado, y los que nos resten si fuera el caso…-

Se hizo el silencio, y la tormenta pareció regalarnos una pequeña tregua, al tiempo que las inquietantes sombras  se retiraban, como lo hacía el océano cuando iba en busca de la luna.  La suerte estaba echada, y pronto llegarían las respuestas…

Todos a Caballo. (Los enanos en pony)

Turno 109

Escuché la respuesta del Mariscal y asentí con la cabeza, agradeciéndola conforme. No esperaba que me dieran una tienda para mí solo, evidentemente y, al fin y al cabo, si tenía que compartir ruta con ellos, tampoco importaría compartir tienda. Se me pasó por la cabeza que tendría que ser una tienda muy grande para que cupiésemos todos y pudiésemos dormir a gusto... pero me encogí de hombros, resignado. Debía superar aquella misión si quería seguir adelante con mi meta, cuanto antes mejor, cuanto menos tiempo mejor, cuanto más rápido entregáramos el mensaje... pues eso, mejor. 

Estaba ya dispuesto a irme cuando el enano al que había conocido primero comenzó a hablar, tocando algunos puntos interesantes. Me llamó especialmente la atención la pregunta sobre el momento de entrega del mensaje. Si no había demasiada prisa, por supuesto el camino a pie sería mucho más aconsejable, a mi entender, pero si... sacudí la cabeza, ese tipo de cábalas no eran para mí, así que dejé de contar distancia y días mentalmente y decidí seguir escuchando a Erik... con tanta fortuna que volví a la conversación justo cuando mencionaba al "gigante de las verduras"... ¿Gigante? Lo de las verduras me daba igual, pero... ¿gigante? nunca me había gustado que me llamaran así. Fruncí levemente el ceño, pero al ver el rostro animado de mi compañero, di por hecho que aquello trataba de ser una suerte de gracia sin ninguna intención de ofensa, así que, finalmente, decidí sonreírle con expresión bonachona. 

-El enano tiene razón -corroboré tras sus palabras-, si conocemos nuestro plazo, podremos decidir mejor una vez lleguemos al cruce a la salida del bosque. 

Sentencié, sin quitar aquella sonrisa sencilla, que no pretendía sino calmar los ánimos de los ya algo hastiados presentes. Yo también quería irme a dormir, sí, de hecho tenía muchas ganas, por eso no dije más, tratando de poner punto y final a toda aquella incesante conversación de perorata tras perorata de una vez...

Turno 109C

El rubiales no se había percatado aún de la climatología externa y las miradas que algunos echaban le indujo a pensar que algo pasaba. -Puff cae una buena. Pobre el que está de guardia. Él mismo había pasado por más de una de esas, y aunque eran pocas, sabía lo desagradable que podía ser. Bueno, eso hace que quieras o no ... no te duermas. En igual proporción se apenaba por la penuria del guardia y también se alegraba por saber que no cejaría por el cansacio en su comentido. - Lo malo es que así también es más fácil sorprender al centinela. Se puso tenso. Él mismo había usado esa táctica para sortear patrullas enemigas, y ahora eran más vulnerables que antes.

Se alegraba de las enseñanzas recibiras. Cada vez era mejor táctico y empezaba a usar la teoría como tácticas aplicadas. Se sentía autosatisfecho, pero eso no le hizo bajar la guardia, ya que aún así, por autocomplaciencia, no superaba su intranquilidad. No era su orgullo suficientemente grande como para olvidar responsabilidades o miedos.

Se mantenía en silencio, pero pensaba que la pregunta de ambos era infundada. Como todo en la vida, cuanto antes mejor, que si llega fuera de tiempo no podrá ser utilizado para coordinar la defensa... a no ser que seamos un señuelo de algo. Casi se le escapa entre dientes, pero si alguno sabía leer los labio, podría entender parte de lo que corría por su mente. Aunque fuera de forma fraccionada ... y con algo de paciencia y pensando podrían unir partes y cumplimentar las faltas de información.

Tras todos los pensamientos pidió se le acercasa la nota al enano rubio de trenzas relucientes. Por favor, se lo pensó durante unos instantes. Apunte un buen puñado de manzanas, no solo es alimento, podrá ayudar a tener contentas a las monturas y sacarles un mayor rendimiento. Cosa que la carreta reduciría, pero este último dato se lo guardó para si. Algo sabía de caballos y tenía que aportar su granito de arena al material a solicitar antes de partir.

Turno 109

Le llamó mucho la atención de que algunos de sus nuevos compañeros estuviesen desarmados, parecía ser que en un principio sus pertenencias habían sido confiscadas al entrar en el campamento. Era extraño para el bosquimano, esa acción demostraba cierto recelo y sin embargo eran elegidos para una importante misión. No quería pensar mal, pero cada vez encontraba pequeños detalles que le infundían dudas sobre el verdadero propósito de aquel encargo.

La velada se alargaba más de lo debido y eso se notaba en algunos de los presente, que empezaban a estar cansados de tantas divagaciones. El enano de espesa barba rojiza se levantó dando sus necesidades fisiológicas como excusa para dejar la tienda, aunque a última estancia, se paró antes de salir instado por el enano tullido. El cual preguntó una última cosa bastante importante y dejó a votación el medio de transporte a usar.

Temudyin lo tenía más claro cada vez que alguien hablaba y lo quiso dejar claro exponiendo sus razones. - Estoy de acuerdo con maese Frost. Votemos por el medio de transporte. Mi voto es para un par de caballos y una carreta con dos mulas. No una grande que llame la atención, una quizás de un solo eje en la cual quepamos 3 ó cuatro de nosotros. Los enanos comentan que no son diestros en montar y Haelembor necesitaría una montura grande y resistente. Esas son mis razones y mi voto aunque no me importará ir a caballo ni a pie si es lo que se decide. - Después dejo unos segundos y volvió hablar para apoyar la pregunta del enano. - Y sobre el camino, la urgencia de llevar a cabo nuestra misión se ha de tener en cuenta para poder decidir, ya sea ahora o cuando crucemos el bosque.

Turno 109 Oculto

La información del mariscal sobre donde descansarían aquella noche, le frustró en parte. Aún tenían pendiente hablar con la extraña mujer que mencionó el tabernero, aquella bibliotecaria de curioso nombre que decían era una bruja. Y eso le recordó a su hermano y el misterio que ocultaba bajo la capa y que portaba casi sin darse cuenta. Fue consciente de ello en ese momento, la armadura no le había molestado en nada durante toda la cena. Cuando terminasen de ponerse de acuerdo sobre el viaje, intentaría preguntarles a los dos nobles. Quizás ellos reconociesen algo en la armadura de su hermano y pudiesen darle alguna pista por el paradero de su madre.

Turno 109

El repiqueteo de las gotas contra la impermeabilizada lona se iba haciendo mas patente conforme me acercaba a la entrada de la tienda, pero, por encima del ruido del aguacero, y del viento gimiendo en mitad de la tormenta, escucho como Erik se dirige a mi y, pese a que una mueca de disgusto que nadie puede ver, pues aun permanezco mirando a la salida, aflora a mi rostro, enseguida me doy cuenta de que él mismo intenta que esto se zanje cuanto antes. Además, he de admitir, que su perspicacia y claridad de ideas es muy notable: - Si me hubiesen preguntado nada mas entrar en esta misma tienda, hubiese errado al emitir un juicio sobre él...

Habiendo parado en el sitio, me giro de nuevo hacia la mesa, viendo como las sombras bailan al son de las llamas, provocando pequeños espejismos al mirar a los rostros de los presentes. Cojo aire, mientras medito las opciones, aunque estoy bastante decidido en casi todo, así que, en pocos segundos, con voz decidida, pues veo el fin de la reunión muy cerca, digo:

- Pese a amoldarme a lo que salga sin problema, y a expensas de que sus Señorias contesten a mi compañero, mi voto irá para ir en montura, y dado que no ahorraremos muchos dias por coger la barcaza antes, bordear el bosque por el oeste, y decidir, al llegar al límite sur del mismo, si optar por la barcaza en Tir Limclaro, o seguir a  caballo bordeando las Tierras Yermas, hasta Tir Anduin.

- Señores, y ahora, si me disculpan..., tras lo que, ahora sí, retiro la pesada lona, y aspiro profundamente al sentir el embite del frio y húmedo viento, contrapunto perfecto para el calor seco que había en la tienda.

Turno 109

Helembor escuchaba sereno todas las intervenciones, deseando que aquello terminara cuanto antes. Quería su cayado y quería dormir, básicamente. Si debían partir al alba, debían descansar y el hecho de que los demás, por la razón que fuera, estuviesen empeñados en no hacerlo, no significaba que él no quisiera hacerlo.

Contempló una de las pequeñas llamas que lucían en los pebeteros y se quedó encandilado mirándola, observando cómo bailaba al son de una música invisible o de una brizna de aire tan leve que era intangible para cualquiera de ellos. Después su mirada se fijó en las blancas paredes de lona de la tienda, medio hipnotizado por el danzante baile de luces y sombras que creaban macabras siluetas sobre ellas, al reflejar la sombra de los que por fuera de la tienda transitaban al mismo tiempo que las de los presentes, quienes cada vez que se movían, creaban curiosos juegos de sombras sobre sombras. 

El beórnida escuchaba de pasada lo que decían sus futuros compañeros de viaje, mientras tanto. Asintió levemente pero sin darse cuenta al escuchar las palabras de Chakka, quien le resultaba uno de los más sensatos de la mesa. Luego asintió también cuando Tülak habló de bordear el bosque antes de abandonar la tienda... para él, cuanto menos se alejaran del mismo, mejor sería. Sin embargo, el tema de los caballos seguía sin gustarle, así que, muy a su pesar, habló de nuevo, repitiendo la misma idea que había dado previamente, aunque con otras palabras, a ver si a alguno le quedaba claro... quizá era que no le habían entendido previamente, porque no se había explicado bien. 

-Compañeros -comenzó, tratando de explicarse-, yo no sé montar y, desde luego, hacer que un animal por grande que sea me lleve a mí junto a otra persona que lo guíe sería un grave error pues creo que el propio caballo acabaría más fatigado que si yo mismo fuera corriendo al lado. No obstante, supongo que mi palabra no tiene mayor peso que la de todos los demás así que si al final decidís ir a caballo... más nos vale encontrar uno lo suficientemente fuerte... o ponerme a correr -terminó, encogiéndose de hombros.

No había tono de broma alguno en sus palabras, de hecho, parecía simplemente que constatara un hecho. En ese momento, un sonoro bostezo se escapó de entre sus labios y el beórnida se frotó los ojos. Después, dado que lo más normal del mundo es irse a dormir cuando uno tiene sueño, se levantó casi dándose con la viga que sujetaba la lona sobre sus cabezas. 

-Y ahora, si me disculpáis, señores -añadió, mirando al Mariscal y al señor de Burh Waldlaes-, debo dormir si mañana queréis que corra al lado de mis compañeros montados... -por la sonrisa que esbozó mientras pronunciaba aquellas palabras, a nadie le quedó claro si aquella vez sí se trataba de una broma, o simplemente trataba de ser amable a su manera.

Dicho lo cual, el gigante de las verduras se dirigió a la entrada y salió, desplegando la lona lo menos posible para que el agua no entrara en el interior, tarea harto difícil para alguien de su envergadura pero que, sorprendentemente, fue capaz de llevar a cabo con cierta soltura. Una vez en el exterior, recorrió el panorama con la mirada tratando de localizar a Tülak o a cualquier otro guarda que pudiese aclararle dónde debía dormir. 

RESOLUCION TURNO 109

La reunión parecía tocar a su fin. Estaban cansados y tanta discusión no era postre de buen gusto tras la abundante y agradable comida. Se tomaron varias opciones. A pie, a caballo, en carreta, con o sin barco… eran varias las optativas para el viaje. Su duración dependería sobre todo del medio elegido, y la diferencia era considerable al compara unos con otros. La carreta avanzaba casi más lenta que a pie, aunque esto no parecía posible, los carros solían encallar en el barro, avanzar lentamente en terreno abrupto y necesitaban de espacio para pasar. Lo que se ganaba con ellas, era una gran capacidad de carga, y el hecho de que podían alargar considerablemente las jornadas de viaje.

Tras conversar, con diferentes opiniones, llegaron a la conclusión de que la mejor manera de hacer el viaje, seria con caballos. A los enanos no les hacia demasiada gracia, pero con unos ponis harían más llevadera su cabalgada. Otros, como Haelembor, temían que el animal no fuese capaz de llevar su peso. Esto podría ser un problema, pero seguro que daban con algún equino capaz de levarle.

La elocuencia de Erikfrost llego a convencer a todos, Faelginor y Leanoth incluidos, por lo que al final se quedo en hacer el camino a caballo. Lo que no quedo claro del todo, fue la ruta elegida, y realmente tampoco importaba demasiado, pues se podía elegir sobre la marcha.

Tulak se excuso para salir fuera, Haelembor también decidió que era la hora de retirarse, y asi se dispusieron a hacerlo. Faelginor hizo una señal a uno de sus sirvientes e insto a ambos que aguardasen si querían ser conducidos a sus aposentos. El sirviente volvió envuelto en una gruesa capa y salió seguido de Tulak y Haelembor.

El resto quedo dentro apurando sus licores.

RESOLUCION TURNO 109

Una vez fuera, Tulak y Haelembor, siguieron al sirviente. Llovía, y mucho. Pero no era lo que más molestaba, eso era el viento, que lanzaba las gotas de agua con fiereza a la cara, además el frio era agudo y penetraba hasta el tuétano. Era una mala noche para pasear.

No tardaron mucho en llegar a la tienda que les habían preparado. Era una tienda redonda, algo mayor que el resto, pues tenía seis camas en lugar de las dos que acostumbradas. En esa tienda no hacia demasiado calor, un pequeño fuego ardía en el centro, sobre un pebetero y necesitaba ser avivado. Junto a ese fuego, en el suelo, descansaban las pertenencias de Tulak y Haelembor, apoyadas sobre un mástil largo de madera que sostenía parte de la estructura.

Turno 110

- Bien, creo que es conveniente que todos marchemos a descansar a no mucho tardar, el dia de mañana será duro - dijo cuando se hubieron marchado Tulak y Haelembor - Mañana os veremos antes de partir, espero que la almohada sea buena consejera y las decisiones queden tomadas. - dijo algo divertido, la toma de decisiones se habia alargado mas de lo debido.

- Respecto a la duración del viaje… bueno, no hay una fecha límite, ya sabemos que es difícil calcular cuánto se tardara en esta clase de empresas - dijo refiriéndose a un viaje largo - No os meteremos prisa, pero creo conveniente que lleguéis lo antes posible, solo por evitar los peligros del camino.