Partida Rol por web

Turno 610 B

Después de separarse de Freagulf, los demás siguieron las indicaciones dadas por el posadero en busca del tal Flustan. El tuerto iba mirando a todos lados como era natural en él por su mente paranoica. Aún así, pudo distraerse lo suficiente para ver el pueblo y las diferentes tipos de casas que allí había. Al pasar por delante de la calle llena de diferentes talleres, recordó el grabado de su armadura. Quizás luego, pueda acercarme a preguntar por los grabados de la armadura de mi hermano. Pensó sin siquiera detenerse y siguiendo a los demás.

En la casa de al lado del embarcadero había movimiento. Varios hombres descargaban un carro tirado por dos mulas y uno, quien parecía ser a quien buscaban, anotaba y contabilizaba todo lo descargado. Hacia él se dirigieron y Tülak habló por todos. Midió sus palabras y espero a que el atareado hombre le contestase. Una mirada rápida al Erik le bastó al bosquimano para ver como evitaba acercarse a las aguas y ni si quiera las miraba. Si se mantenía firme en su postura de no bajar por el río, iba a ser difícil convencerle.

RESOLUCION TURNO 609

El beornida estaba fascinado con lo encontrado. Todo lo que había en estantes, mesas y sacos le era vagamente familiar. Podía encontrar hierbas de sobra conocidas por todos, pero también tarros llenos de hojas frescas que no había visto en su vida. También botellas de cristal contenían líquidos de todos los colores. Saliendo de su ensimismamiento, minutos después de haber llegado, decidió atravesar la puerta que daba a la parte de atrás.

Salió a dar a un patio, un pequeño huerto lleno de plantas y parterres, entre los que no vio a nadie. Pensó que estaba solo allí, cosa que le pareció extraño por encontrar todo abierto. Alzo la voz educadamente para llamar la atención del dueño. Enseguida vio una figura asomarse entre unas altas plantas que había al final del jardín, casi pegadas a la muralla. Pero la figura no grito, se limito a levantar la mano para señalar que esperase.

Unos minutos después, que Haelembor uso para recrearse con las plantas que estaban cerca, vio acercarse al herbolario. Cuando llego hasta el se dio cuenta de que en realidad no lo era, si no que una bella joven, de rojizos cabellos y fina piel se detenía frente al beornida con varios ramilletes de hojas y flores en sus manos...

Turno 610

- Buenos días - dijo con una voz suave, educada y casi hasta sensual - ¿Puedo ayudarle en algo? Mi nombre es Ercis, ¿lleva mucho esperando? - Quiso saber la muchacha.

Turno 610

El hombre al principio pareció hacer demasiado caso a Tülak. Incluso levanto su dedo un momento para que esperase, mientras señalaba el lugar donde debían dejar unos sacos que acaban de bajar del carro.

- Oh, si, soy yo, mis disculpas, acaba de llegar una gabarra y debemos recepcionar su carga - dijo prestando, ahora si, atención al umli.

El hombre asentía a cada palabra de Tülak mientras miraba a todos. - Curioso grupo, ciertamente... - musitaba sin interrumpir. No siempre se veian a un par de enanos, un umli, un rohir y lo que quiera que fuese el tuerto, juntos. - Si, Percigal es un buen hombre, no hay duda, pero díganme, ¿Qué puedo hacer por vosotros? - pregunto el buen hombre .

Turno 610 / 3

En efecto, el anciano se encontraba inmerso en sus notas, verificando cada saco que se movía hacia aquel carro, así que aquello me confirmó que había sido buena idea esperar a que el hombre se liberara de sus quehaceres, antes de hacer nuestra petición. Cuando el humano acabó y centró en nosotros su atención, asentí, sonriendo levemente a su comentario de "curioso grupo", pensando en que solo faltaba que viniese el enorme beórnida y el eorlinga para completar el bizarro elenco.

- Percigal nos dijo que es usted el que se encarga de gestionar el transito a través del rio, ya sea de especies, dije, señalando el carro, como de personas, dije, a modo de presentación. Pues bien, necesitamos ir río abajo, y queriamos saber disponibilidad y posibilidades de hacerlo, junto a costes. Como ve, conocemos el manejo de las armas, así como manejarnos en campo abierto, bien buscando comida o agua potable, como cazando, así que, si fuera posible, podríamos hacer el pago, o parte de él, en forma de trabajo. Creo que ninguno conocemos los entresijos de estas barcazas, pero asumo que un brazo fuerte será de agradecer para su manejo, no cree...??, acabé, tras lo que me quedé, con las manos a la espalda, esperando la contestación del Amarrador.

No quise dar nuestro destino a drede: nunca se sabía a qué oidos podía llegar esa información, llegado el caso.

Turno 610 C

Tülak empezó las negociaciones con Flustan quien había comentado lo dispar que eran como grupo. La mirada que el hombre del embarcadero le echo encima al tuerto no era de miedo u odio, como había recibido en la última ciudad en la que estuvieron, sino de ignorancia sobre su origen. Los tatuajes y símbolos orientales que llevaba Temudyin no debían de ser muy vistos por aquella zona, o eso pensó el bosquimano y se alegró por ello.

El umli hablaba con cuidado y sabiamente, no diciendo el destino ni la razón del viaje de la compañía. Se le notaba más suelto y más diestro a la hora de entablar una conversación que al principio del viaje. El tuerto, como era natural en él, se giró para observar a su alrededor. Su mente paranoica no le dejaba ni un segundo de descanso.

Turno 610

—Buenos días —el beórnida sonrió cuando se acercó la muchacha hacia él—, no os preocupéis, Ercis, no tengo prisa alguna y no me molesta en absoluto esperar. Máxime cuando tengo plantas tan interesantes que contemplar mientras tanto —añadió, haciendo un ademán hacia todo lo que tenía alrededor.

La joven era bonita y Haelembor tuvo que reconocer que  le gustaban sus cabellos. Era curioso ver a una persona tan joven trabajando en un lugar como aquel, siempre se había imaginado a los herbolarios como viejos o viejas sabios y sonrientes, de pelo blanco y bocas arrugadas. Pero aquella joven no era ni mucho menos así y parecía que sabía lo que hacía. 

—Disculpad —apartó la mirada con rapidez cuando se dio cuenta de que había estado mirándola más de la cuenta—, es raro para mí ver a una muchacha tan joven en un oficio como este. Perdonad mi descaro. 

Entonces se aclaró la garganta. 

—Busco reponer hierbas y medicamentos. Estoy haciendo un largo viaje con unos compañeros y hemos tenido algún percance por el camino. Me he quedado sin suministros médicos, vendas, gasas... y por supuesto sin ningún tipo de hierba. ¿Tendríais a bien mostrarme las plantas que tengáis para sanar heridas, analgésicas, sedantes, etc.? Me gustaría comprar unas cuantas —terminó, esbozando de nuevo aquella sonrisa bonachona. 

Turno 610.2

Arrebujado en mi capa, asistía a las negociaciones sin perder de vista a los lugareños.

El Umli parecía moverse con soltura en el mundo de los negocios. Hablaba con mesura y discreción, mostrando un buen talante a su interlocutor.

Fruncí el ceño cuando se ofreció a pagar el viaje con el trabajo de todos, pero no dije una palabra. Seguí fumando de mi pipa mientras repasaba mentalmente mi equipo e imaginaba que más podría venirnos bien en la última etapa de nuestra travesía.

Tanto Chakka como Kolli, permanecían en silencio. Si bien el tuerto no dejaba de echar miradas furtivas alrededor como un gato asustado. Aquello me mantuvo alerta, aunque ya sospechaba que no era más que otro de sus ataques de pánico, una manía del oriental que todos habíamos aprendido a pasar por alto.

El silencio del herrero me irritaba, ya que sabia que por dentro debía estar tan molesto como yo...hacía ya un bien raro que esperaba que hubiese saltado gesticulando y hablando con grandes palabras, resistiéndose al paseo en barca, pero callaba al igual que yo.
No sabia si lo hacia por orgullo, o por miedo, pero aquello me molestaba casi tanto como las veces que me había llevado la contraria.

Turno 610

- Entiendo - no hacia mas que repetir mientras el umli le hablaba. -  Percigal es un buen hombre, demasiado confiado diría yo - murmuraba. Después espero a que terminase.

- Veamos, necesitáis descender el rio - dijo mirando a todos - Pero no tenéis monedas... - se quedo pensativo. - Lo siento, no creo que ninguno de los capitanes que baja el Anduin, quiera hacerlos gratis - dijo dándose la vuelta, estaba atareado y un grupo sin solvencia no le llama la atención.

Turno 610 / 4

Enarqué una ambas cejas ante la negativa del hombre:

- Creo que no me he explicado bien, Maese Flustan: no he dicho que no tengamos monedas, simplemente proponía una opción que nos permitiese hacer mas asequible el viaje. Usted díganos sus tarifas, y veremos si podemos pagarlas o no...

Estaba claro que nos había tomado por unos muertos de hambre (y era cierto que lo habiamos estado hace solo un par de dias), pero aun teniamos algo de dinero con el que poder costear el viaje: - Espero..., pensé, mientras miraba a mis compañeros, a mi alrededor. Había tomado la iniciativa al hablar con este hombre, y volví a tomarla al contestarle: tenía muy claro qué le contestaría cualquiera de los dos naugrim, que sabía que no estaban de acuerdo con el periplo nautico.

Turno 610

- Si, es un lugar increíble, este huerto es el trabajo de toda una vida - le dijo la chica. Luego no pudo si no sonreír, pero sin apartar la mirad de los ojos del beornida, cuando este menciono su juventud. Sabia que no había apartado la mirada por eso, ella sabia que era guapa, hermosa para mas de un hombre del pueblo. - Descuide, no es el primer extranjero al que ruborizo - dijo mordaz.

- Acompáñeme dentro, mi abuelo le atenderá enseguida - dijo dejando en evidencia a Haelembor cuando supuso que ella era la herborista. - Tenemos un buen surtido de hierbas, de eso no hay duda, nuestro jardín es extenso y tiene muchas variedades - comenzó a explicarle, se veía que en verdad sabia mucho de aquello. - Y tenemos también gasas, paños y material quirúrgico - decía mientras entraba en la tienda. - Ire a buscar a mi abuelo, espéreme aquí, seguro que ha vuelto a quedarse dormido - dijo desapareciendo tras unas cortinas que había junto a una estantería, y de las que Haelembor casi ni había reparado.

Poco después volvió a aparecer tras un anciano.

Turno 610

- Buenos días joven, es usted muy madrugador - dijo tratando de esconder su mal humor de recién levantado - Dice mi nieta que desea comprar algunas hierbas y equipo... - dijo mirando al beornida, no parecía ni mucho menos un acaudalado señor o un comerciante pudiente - ¿Podra pagarlos? - añadió directo, sin rodeos.

La muchacha miro al beornida mientras se encogia de hombros.

Turno 610 4

La contestación del amarrador sorprendió al tuerto. Si el posadero les había tomado por ricachones cuando sirvió la costosa bebida, ¿como era posible que Flustan les tomase por muertos de hambre? Miró al grupo y seguía sin entender aquella apreciación del amarrador.

Entonces meditó un segundo y cayó en la cuenta de una cosa. En la reunión donde les asignaron aquella misión, Leanoth, señor de Burh Waldlaes, dijo de proporcionarles un salvoconducto para atravesar o bajar por el gran río. Con el, el barquero les atendería gustoso sin desembolso ninguno. O eso recordaba que dijo el mandatario.

Se acercó a Tülak y antes que el amarrador contestase intervino en la conversación. - Un momento, Tülak, tengo que hacerte una apreciación, ¿podríamos hablar un momento? - Se separaron del amarrador y se unieron a los otros integrantes del grupo. - ¿No os acordais que Leanoth nos iba a dar un salvoconducto para poder usar una barcaza incluyendo a los caballos? ¿Lo cogimos? ¿Alguien se acuerda? - Preguntó en voz baja para evitar que Flustan le oyese, como si de lo que hablaba fuese un secreto.

Turno 610 B

Haelembor asintió ante la muchacha, sin dejar de sonreír y sin hacer más comentarios, ya que era hombre de pocas palabras. En realidad no se había quedado mirándola por su belleza -de la cual, por otro lado, no podría dudar ni por un segundo-, sino por la sorpresa de encontrarse a alguien tan joven en un negocio como aquél. Sin embargo, pronto se aclaró todo para el beórnida. 

-Gracias por vuestra atención, buen hombre -respondió entonces al anciano que apareció por aquella cortina; luego llevó una mano a la nuca y se disculpó con una sonrisa-; siento haber venido tan pronto, cuestiones de nuestro viaje, supongo... Llegados a este punto ya no sé cuándo duerme la gente en un pueblo "normal", supongo que tengo la noción de despertarme con el alba demasiado arraigada -soltó una ligera risotada. 

Luego metió la mano en el bolsillo de su zurrón, comprobando las monedas que llevaba*.

-No se preocupe por el pago, podré pagar lo que pido, sin duda... siempre que el precio sea el adecuado -sonrió, sin ningún atisbo de malicia, simplemente haciendo constar un hecho objetivo. 

Turno 610

- Lamento no haberle entendido - dijo sin sentirlo realmente, mientras volvía al trabajo - Si quieren bajar por el rio, habrán de pagar la tarifa, veinticinco estaños por cabeza y milla recorrida.  - dijo mientras señalaba un saco para que sus hombres lo moviesen de lugar. - El precio dependerá del lugar al que quieran ir, ahora he de seguir trabajando, me acaba de llegar un cargamento y tengo mucho que hacer - dijo a modo de disculpa.

RESOLUCION TURNO 610
 

Llegaron hasta el embarcadero y allí vieron a un ajetreado amarrado. Esperaron a que quedase un poco liberado antes de hablarle, y en cuanto pudo atenderlos dejo sus quehaceres para ver que querían. Los extranjeros deseaban descender el Anduin, y pagar con su trabajo. Desde luego el ofrecimiento estaba fuera de lugar, no necesitaban más marineros inexpertos, y la única manera de meterse en una barcaza, era pagando por ello. Seguro que habría algún modo de llegar a un acuerdo, el precio era de veinticinco estaños por cabeza y milla, lo que significaba, echando cuentas, que su vieja hasta Tir Anduin les costaría ocho platas por cabeza, y eso sin contar la carga extra que pudieran llevar. No habían mencionado nada de los caballos, sin duda estos costarían más monedas.

Bajo la atenta mirada de sus compañeros, Tulak trataba de convencerlo, pero era difícil, el meioenano no era el mejor dialogador del mundo y aquel hombre parecia ocupado. Pero entonces Temudyin se acordó de algo, llevaban un salvoconducto, escrito por el mismísimo Mariscal Faelginor. Eso sin duda abriría muchas puertas y por supuesto el pasaje que buscaban.

RESOLUCION TURNO 610
 

El beornida entro en el jardín, y allí encontró a Ercis. Una guapa joven que recogía algunas hierbas en la parte más alejada del mismo. Aunque al principio Haelembor la tomo por la herborista, resulto ser nada más que la nieta del anciano encargado. Era pronto, el verdadero herborista estaba aún en la cama y a juzgar por su mal humor, no le había hecho demasiada gracia levantarse temprano. Haelembor pensaba que tenía suficiente para pagar aquello que necesitase, pero lo cierto es que las hierbas eran caras y el material que tenía en mente costaban también bastante. No estaba tan seguro de poder pagarlas, al menos las cosas más caras. Tendría que negociar e igual volver más tarde si llegaba a un acuerdo.