Partida Rol por web

21 de Marzo, 1982 - Alrededores de Puerto Obikanui, Jungla de la Isla Shuriken

 Los rayos del sol ya empezaban a iluminar fervientemente toda la isla, haciendo que la oscura y espesa jungla se transformará en un lugar más colorido y... agradable. A pesar de que toda jungla era una caja de misterios, era mejor abrir esa caja bajo la plena luz del sol. Los agentes se encontraban despertándose, quizá un poco más tarde que el día anterior. Toda la actividad que tuvieron ayer los había dejado extenuados, y una buena noche de sueño era necesaria para emprenderse en este día.

 La misión seguía un rumbo. No era un rumbo en el que todos acordaban, pero era uno que le había permitido el avance a La Agencia sobre la isla. Ahora Puerto Obikanui se encontraba bajo la protección de los miembros de aquella organización. Lo que Peggy y su régimen harían sobre eso... estaba por verse.

 El trío de agentes que habían acampado con los piratas en la jungla se van despabilando de a poco, escuchando los ruidos de otros piratas moviéndose y recolectando sus cosas. Ya era hora de seguir camino para evitar ser detectados por los invasores del puerto. La última en despertarse fue Sam, la adolescente que fue raptada junto a Ivanov, la cual se limitó a quedarse arrinconada contra una cajas y esperar a que los piratas siguiesen avanzando, con una clara resignación en sus ojos.

 El capitán de lo piratas, Henry Dojo, se acerca al cuarteto que estaba en la tienda improvisada y los saluda con un movimiento de cabeza. Se le notaba de buen humor, a pesar de la retirada humillante que habían hecho ayer.

- Stromboli, grumete... ya estamos por partir hacia Los Bloques. Allí tengo un contacto, que nos puede dar un escondite a toda la tripulación. Allí planearemos nuestro próximo movimiento. No sé ustedes, pero yo tengo muchas ganas de cortar algunas cabezas del régimen allí, jeje... ¡Preparen a sus sirvientes! No quiero que ellos nos retrasen.

 Miró en particular a la niña, la cual bajó al mirada al instante. El pirata estaba por irse, pero antes miró a McTaker y le hizo una señal con la mano para que le siguiera.

Grumete, ven conmigo un momento. A tí te tengo una misión especial...

 El dúo de agentes se despiertan en el hangar, con uno de ellos despertando al que no estaba haciendo la guardia. No hizo falta preocuparse en si el muchacho quería hacer guardias o no; prácticamente durmió como un tronco toda la noche. Acurrucado con aquella manta, y con el ceño ligeramente fruncido en sus sueños. Todavía dormía a pesar de estar el sol ya visible por encima de los altos árboles de la jungla.

Zeta no había tenido una buena noche.

Había estado la mayor parte del tiempo pensando en qué o cómo harían para solucionar las maldades que sus compañeros estaban haciendo, en si Vlad realmente estaría a salvo al dejarles en sus manos o si podrían siquiera salvar a alguien en la isla. Eran muchas preocupaciones que la desvelaron en contadas ocasiones, haciendo que cuando los primeros rayos de sol llenaran el hangar despertara con un profundo bostezo.

Se estiró, desperezando sus extremidades y observando al joven, queriendo asegurarse de que todavía dormía.

Daría lo que fuera por un baño caliente. Y un buen masaje.- Se frotó los hombros, apoyándose en una de las paredes para mirar el exterior mientras bajaba el volumen de su voz.- ¿Qué pasó ayer?

Sonrió ante las quejas de su compañera. - El masaje te lo puedo dar, pero estas manazas a lo mejor te dejan peor de lo que estabas. - intentó no reír para no despertar al otro tipo, a pesar de que le apetecía hacerlo a carcajada limpia.

Ayer... Bueno, si sustituyes la palabra Vodka por "el Ruso" en mi monólogo de ayer, más o menos obtendrás un resumen de lo que pasó ayer. - se mordió entonces el labio. - La verdad es que me preocupan los niños del puerto, sobretodo porque la líder de estos fue capturada junto al agente ruso, pero bueno, ha jurado una falsa lealtad hacia los piratas y como son tontuzos, pues le han creído. - asintió.

También me pidió que te lo comunicara y que intentaras ponerte en contacto con él por la noche, pero visto que fue imposible, supongo que habrá que hacerlo esta noche si no hay más inconvenientes. - dirigió la mirada a la jungla. - Aunque bueno, no creo que tenga muchos problemas en sobrevivir por su cuenta.

Me arriesgaré.- Sonrió a su compañero mientras le daba la espalda, apartándose el cabello del cuerpo para dejarlo caer sobre uno de sus hombros. Le estaba dando vía libre al masaje.- Las comunicaciones ahora son peligrosas. Tuve suerte de que, a pesar de escuchar tu mensaje, el chico es demasiado inocente. Eso por no contar que estaba herido.

No me reconoció.- Dejó unos minutos de silencio mirando al exterior, aunque se percató de que tal vez no sabía a qué se refería.- No sabe que tu “esposa” estaba en el grupo rival, por eso no tuve problemas al principio. Sin embargo eso no significa que el resto no lo haga… no sabemos a quienes vamos a encontrar o si la propia Donna Wen tuvo contacto con Bob antes de morir y le comentó lo sucedido.- Estaba preocupada y con los hombros tensos. Si tenían suerte ambos podrían infiltrarse sin problemas, conseguir información y formar parte del bando de Peggy, pero si no la tenían… llevarían a Zeta a la boca del lobo “sabiendo” que formaba parte de la resistencia. Huir tampoco era una opción, porque le dejaría solo con el enemigo.- Realmente no sé qué opción es mejor.

Por su parte, el "Pater" se desperezó lentamente, había tenido una buena noche, puesto que su veteranía así como su edad le había protegido de hacer guardias. Una gran victoria para la tercera edad, sin lugar a la menor duda... Ya lo de tener las manos temblorosas y arrugas en las arrugas era otra cosa que no venía a Santo de nada... nunca mejor dicho.

-¡Muy bien! -Indicó levantándose para hacer unos ejercicios matutinos- ¡Es hora de estirarse!. ¡Un buen día comienza con unos buenos estiramientos!. -El padre se giró hacia la muchacha- Seguro que te sientes adormilada y se te ve algo alicaída, pero seguro que tras mover un poco la cadera todo mejora.

Sin esperar a nada ni nadie, comenzó a estirar los brazos, las piernas, el cuello y la cintura... no demasiado bien, pero sí mejor que una caja de madera o un barril explosivo de color rojo.

"Aye-aye, Cap'n" le digo al bueno de Henry, yendome hacia donde me llama.

Por dentro, estoy acordandome del buen páter... Vaya con el páter ¡En la que nos ha metido el páter váter!

Vladimir se había ido a descansar al terminar su guardia, logrando conciliar algunas horas de sueño a pesar de todas las preocupaciones y la misma condición hostil de la naturaleza selvática. Al despertar, al menos agradeció seguir con vida. Parecía que ya todos afuera se preparaban para ponerse en marcha. Ivanov esperó a que el capitán se hubiera retirado con McTaker y se giró hacia la niña.

-Veamos si podemos conseguir algo de agua y comida antes que empecemos a avanzar. Quédate cerca de mi.- Le dijo a la chica, y la instó a salir de la tienda con él.

Jack se frotó las manos y empezó a masajear el fino a la par que castigado cuello de Zeta, después de todo la agente había sido curtida ya en varias misiones, al igual que él y las cicatrices junto con la tensión muscular, se hacían notar. - Sí, sé que comunicarse ahora es un poco loco... Por otra parte, más loco está el padre. - farfullaba mientras masajeaba a su compañera. El masaje no era lo más agradable del planeta, ni el tacto de las manos de Jack... Pero al menos cumplía su función.

Bob era un tipo... Extraño, borrachuzo y seguramente putero. No creo que le haya comunicado nada a la jefaza que hay al otro lado... Sin embargo el riesgo siempre existe y no quiero que te pase nada, por lo que si consideras mejor que continúe yo solo, hay más cosas que hacer por los alrededores. - gruñía un poco, realmente no sabía que le habría comunicado Bob a la otra tipa. - Lo dejo a tu elección Zeta, decidas lo que decidas, estará bien y contarás con mi apoyo.

 Cuando el capitán finalmente se fue con McTaker y dejó solos a Roni, Ivanov y Sam, la chica subió la mirada automáticamente y suspiró aliviada. Como si la presencia de Henry Dojo fuese la que más le incomodaba. La chica se levantó de su posición y se estiró un poco para desperezarse. Iba a hacer solo eso, cuando el cardenal le aconsejó "mover un poco la cadera" y automáticamente una sonrisa cálida se posó en el rostro de la chica.

- Tiene razón, Señor Stromboli... hacer un poco de ejercitación no me vendrá mal.

 La muchacha se puso a hacer un estiramiento más profundo, casi copiando las técnicas que veía que Roni realizaba. Comenzó a estirar los brazos, las piernas, el cuello y la cintura. Las palabras del agente soviético le entraron por un oído y le salieron por el otro, estando la chica muy concentrada en su ejercicio matutino.

 Los agentes estaban charlando de forma amena, con uno de ellos recibiendo un masaje del otro. Un masaje tosco y poco gentil, pero que tenía la mejor de las intenciones. De a poco pueden notar que el soldado herido que estaba en el hangar, Toby Soh, se va despertando y desperezando. Cuando sus ojos se abren y tiene ante él la escena de la "pareja de turistas" teniendo un momento especial, el muchacho se incorpora y se da media vuelta, evitando el contacto visual con ambos.

- ¡Sr. Jones! ¡Sra. de Jones! ¡B-buenos días! Ya me siento mejor, y listo para comenzar nuestro viaje hacia Los Bloques...

 Era evidente que el muchacho no había escuchado nada de la conversación, y que estaba lo suficientemente avergonzado como para no preguntar de qué estaban hablando los agentes.

 Henry se lleva a McTaker de su carpa, dejando a los otros dos agentes y a la niña detrás. Los dos hombres se van paseando por el campamento pirata, viendo como los mismos se iban despertando, emborrachando y peleando entre sí. Puesto que nunca era demasiado temprano como para empezar una pelea o beber whisky robado. El capitán tiene su mano casi en el cuello del agente, como el entrenador de un equipo que le quiere decir algo a uno de sus jugadores.

- Escucha, grumete... Stromboli y tú me han dado una buena impresión... pero necesitó más de ti, ¿me entiendes?  Stromboli ha matado con la sed de un tiburón desquiciado, pero a ti... no te he visto blandiendo la espada contra el enemigo. No te he visto robando o saqueando... siento que te falta el espíritu bucanero... ¿no es así?

 El capitán respira hondo, mirando hacia la jungla con una expresión de desilusión. Las palabras que decía eran dichas con un tono amigable, pero no era la primera vez que Henry usaba un tono para decir una cosa que no era nada amigable.

- Eso lo podemos arreglar... tengo una misión especial para un verdadero pirata... ¿te interesa?

Aunque tosco, el masaje de Jones le había servido para despertarle los músculos, incluso se diría que disfrutaba un poco. Meditó seriamente las opciones, prácticamente las mismas que había tenido al principio, ¿separarse? ¿quedarse con él? Iba a responder cuando escuchó movimiento en el interior, el dormido Toby que volvía del mundo de los sueños.

Buenos días.- Sonrió un tanto divertida por la reacción del chico.- Sólo estábamos hablando, no te preocupes.- Agradeció el masaje a Jones antes de apartarse un poco.- ¿Vámonos entonces? Supongo que lo bloques no estarán precisamente cerca.- Ya había decidido, y era seguir adelante con el plan original. Desde el principio había permanecido al lado de Jones y funcionaba, tal vez debería seguir así.

"dígame, capitán!"

La verdad es que no me hace ninguna gracia un baño de sangre. Pero nuestra misión es la que es, al fin y al cabo

Jones miró al chico y le dedicó una cabeceada mientras bajaba las manos tras terminar con el masaje de su "esposa". Poco tenía que añadir dada la situación, ya que solo tenían que tirar hacia los bloques, aunque lo iba a decir con su estilo tan propio. - Vamos para allá ¡me muero por desayunar! - a pesar de que pudiera sonar cómico o tosco, lo cierto es que no estaba muy bien nutrido, por lo que comer algo decente le sentaría bien tanto a él como a su compañera.

 El muchacho sonríe ante el ánimo de los agentes, y asiente con la cabeza ante el pedido de empezar el viaje. Toby toma la mochila que le pertenecía a Bob que se encontraba en el suelo y se la carga en la espalda, mientras que le indica a Jack que tome la escopeta que Zeta le había quitado el día anterior.

- Quizá sea mejor que usted la tenga, Sr. Jones. Debo admitir que yo todavía estaba en mi entrenamiento cuando me despacharon hacia el Puerto Obikanui... Ahora, ¡v-vamos para allá! Descuiden, no es un camino tan largo como parece...

 Finalmente, los dos agentes y el muchacho herido se embarcan en la caminata hasta Los Bloques. Por lo que tenían entendido los agentes respecto a las dimensiones de la isla, la caminata no sería muy larga y en una o dos horas estarían llegando a la ciudad. Atravesando la espesa selva a través de un escueto camino que permitía el paso de vehículos y personas desde el puerto hasta este lugar. Toby iba por detrás de Zeta y Jones, mirando cada tanto hacia atrás para verificar la presencia de piratas.

 Sin embargo, a sus espaldas no había nada que llamase tanto la atención como los ruidos que comenzaron a escucharse desde los costados de la selva. Las malezas se movían de forma extraña y se mantenían cerca del trío. Definitivamente había algo extraño en eso en esos ruidos. Algo que Toby no tardó en notar.

- ¿Q-qué son esos ruidos?

 Al capitán le gusta ver el entusiasmo del agente, mirándolo con potencial. Henry mira hacia ambos lados antes de continuar con la conversación, y luego acerca su rostro al de McTaker para  comentarle cuál iba a ser su "misión especial". Una que el mismo agente McTaker nunca se hubiese imaginado.

- Hay un tipo... un gordo americano... que tiene una radio especial por la cual manda mensajes a la gente para armar una red de resistencia. No sé cómo consiguió ese aparato, pero tiene un increíble alcance; hemos podido detectar la señal en una de nuestras radios. Aparentemente es para hacerle frente a este gobierno de cerdos, pero me preocupa que ese tipo lo use para perjudicarnos a nosotros.

 Aquel "gordo americano" del cual hablaba Henry era una persona con la cual McTaker ya se había topado. El agente sabía un par de cosas sobre aquella "radio especial".

- Ahora mismo está en Los Bloques. No me gustan los cabos sueltos. Así que, cuando lleguemos ahí, ¿por qué no le das una visita y le... cortas la transmisión, si entiendes lo que digo? Acaba con él, y traes la radio especial esa hacia nosotros.

Vladimir prensó las manos un momento, antes de volver a tomar asiento, mirando seriamente tanto a la chica como al Pater, atento también a los sonidos de afuera que pudieran revelarle si algo anormal estaba ocurriendo. Buscó un cigarrillo y lo encendió.

-La niña tiene que comer, Stromboli.- Dijo con seriedad en dirección del hombre.