Partida Rol por web

- ¡Un brindis por nuestra alianza! -Dijo celebrando ambos éxitos.

Zeta sin embargo pronto le bajó los humos al agente, si bien habían tenido éxito en su actual misión, las siguientes iban a ser muchísimo más duras... Pero después del día tan duro que habían tenido, consideró que tampoco estaba mal descansar un poco. - Tranquila Zeta ¿a quienes van a creer? ¿A nosotros que somos los que han parado la venta de tabaco y tenemos una recomendación de un oficial muerto? ¿O al pirata que les ha robado el territorio y destrozado el puente? Y en caso de que pase algo. - se dio un par de palmadas en la panza. - Siempre puedes correr mientras los entretengo.

 Dejando las bromas de lado, el político comenzó a caminar hacia la salida de la oficina, con su guardaespaldas siguiéndole. Antes de desparecer en la oscuridad, sin embargo, se dio vuelta para hablar por última vez con los agentes.

- Debo retirarme. Respecto a lo demás... ustedes sabrán cómo lidiar con estos asuntos. Donna, Roni, este hombre al que hemos estado ignorando durante toda esta conversación... yo no les voy a decir qué hacer. Pero es importante que sigan un camino contrario al de su compañero rebelde. No queremos más muertes en esta isla.

 Con eso, el dúo de hombres se retira de la oficina, dejando a los agentes solos para que determinen qué es lo que iban a hacer ahora.

De los que no habían hablado nada, estaba Von D. el cual simplemente jugueteaba con un lapiz encima de su labio superior a modo de bigote, este lapiz se movió de un lado a otro, hasta que finalmente e irremediablemente con tanto movimiento y bamboleo este cayó encima de la mesa, devolviéndole a la realidad.

-¡Ah!. -Exclamó el hombre- ¿Entonces qué es lo que hay que hacer?. ¿Entregar a Roni y a Giuseppe y listo?. -Preguntó, un poco confundido mirando a El Negro- ¿Ese es Roni o Giuseppe?. No sé, algo en su tono de piel me dice que es familiar...

La incompetencia de Von D. era legendaria, a pesar de ello, ahí estaba Kerstin I. Müller para poder poner un poco de orden en todo ese asunto, a fin de cuentas, algo estaba claro, y es que este había venido acompañado de Roni y Roni era de todo menos trigo limpio.

-El es El Negro. -Lo presentó- Vino con nosotros, siendo el segundo grupo para cumplir la misión luego del terrible desastre que ocurrió con el primer grupo con Giuseppe Roni y todo eso. -Resumió aquello lo más rápido que pudo para que la atención de Von D. no se disipara- Por culpa de Von D. nos separamos... Así que... Es de fiar... supongo...  ¿Dónde están los demás?. ¿Has ayudado a Roni y a los Piratas?.

Había estado escuchando toda esa conversación lo más apartado posible, cual partido de tenis, uno hablando tras otro y yo mirando unos y otros. Menuda cantidad de problemas que habían creado en ésta isla antes de nuestra llegada. ¿y qué hacían ahí esos niños? y ese mono?? no recordaba haber visto ese mono nunca antes. Hasta que finalmente me despertaron de ese trance al mencionarme. 

-Eh?oh! ah! sí! Soy yo, como me alegro de volver a encontraros. Separarnos fue una mala idea! nos capturaron a Forbúl y a Michael Fury en Villa Ganga y nos llevaron a prisión junto a mucha gente que estaba rebelándose. Conseguí escapar pero no sé qué fue de Forbul. Casi me pilla un general enorme (cuyo nombre no me fue mencionado directamente) pero me disfracé con un uniforme enemigo y conseguí salir vivo de allí. Me enviaron a la misión del puente con todo el grueso militar cuando me vi envuelto en la trifulca de los Piratas contra los Militares. - miro de reojo al cura que por lo visto era un ex-agente - No acabo de entender si lo que hizo el agente Roni era lo correcto o no?... quiero decir, los militares no estaban del lado de Peggy? cuando descubrí que iban a reventar el puente decidí pasar al lado de los piratas _{más que nada para no morir en el intento}... Oh, y además ese jefazo que me encontró en prisión me llevó a interrogar a uno de nuestros agentes!!... - pausa dramática...- me temo que debo anunciar que Angus McTaker ha muerto. Se tragó una píldora ácida... o algo asi. Tenía la boca llena de espuma... intenté ayudarle pero no pude...

Vayamos por partes.- Pidió, más por ella misma que para situar al resto del equipo.- Angus McTaker había sido capturado por el Comandante de Defensa, Ted Hyun; y este fue torturado mientras tenía la radio para que escucháramos lo que ocurría y ahí, alguien le torturó tanto que hizo que se suicidara...- Se giró hacia Aaron y Ko Taba, queriendo hablar esta vez con ellos.- Creo que este también es un traidor de la Agencia. Y al aliarse con los Piratas no sirve ni como agente doble. Deberíamos ejecutarlo aquí mismo.

- Si tu lo dices, Zeta -Dijo sacando su pistola y poniéndola sobre la mesa.

Si bien habían tenido éxito en su actual misión había sido gracias a Zeta y a sus direcciones, si esta decía que lo mejor que podían hacer era eliminar a El Negro, esto es lo que harían, puesto que a pesar de que las circunstancias hasta ahora habían sido duras; las siguientes iban a ser muchísimo más duras... - Un traidor de la Agencia menos y otro usado como moneda para seguir infiltrados con Peggy. Un coste bastante alto, pero si dices que es necesario, así se hará.

-¿Te has unido a los piratas cuando explotaron el puente?. -Preguntó un poco sorprendido Von D., centrado más en lo suyo que en lo que realmente parecía importante en aquella discusión- ¿Y no te has traído ningún souvenir?. ¿Ni un parche? ¿Ni una pata de palo? ¿Ni un garfio? ¿Ni siquiera un loro que diga "Arrr... grumetes de agua dulce... perro de mareas..."?.

Era increíble que este hombre hubiera sobrevivido tanto tiempo...

La idea de ejecutar a El Negro, a diferencia de Von D. que le parecía que aquello no era lo importante de la conversación, le resultaba completamente injustificada a Kerstin I. Müller y esto mismo se lo hizo saber a aquellos dos agentes que 

-¡No vamos a ejecutar a nadie más!. -Exclamó la muchacha- No solo somos pocos, y cada vez menos agentes: Forbul encarcelado, Michael y Alex desaparecidos, Angus muerto y pronto Giuseppe también. ¡Sino que ahora queréis matar a otro!. ¡El hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir!. ¡Angus iba a morir de todas formas!.

 Aaron escuchaba con atención lo que decían aquellos agentes, quizá prestándole una mayor atención a las palabras de Zeta. Aquella mujer revelaba que la misión de La Agencia se encontraba en una encrucijada provocada por el accionar de uno de los agentes y ahora estaban buscando el rumbo correcto a seguir.

- Desde mi posición como guardaespaldas estoy de acuerdo con la idea de eliminar amenazas. Cuantos menos cabos sueltos mejor, más seguros estaremos. -Comentó dándole la razón a Zeta, aunque quizás por los motivos equivocados, preparando su arma para disparar a El Negro- Por lo que podríamos eliminarl-

 El hombre mayor levantó su mano, como era costumbre para él, y automáticamente el guardaespaldas dejó de hablar.

- Eso es suficiente, Aaron. Los agentes tienen que ser los encargados de decidir qué hacer con sus propios miembros, no nosotros. -Comentó, manteniéndose neutral en aquella encrucijada- Eso sí, más te vale decir algo al respecto ahora antes de que se tome una decisión "El Persona de Color". Al menos escuche lo que tenga que decir, Srta. Rajah.

En aquella extraña votación, parecía que tanto Aaron Kokoro a pesar de estar del lado de Zaheera Rajah, su jefe parecía mantenerlo controlado para que su voto fuera nulo, o al menos neutral, al igual que el suyo propio.

*EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?? - que estaba pasando aquí?? estos agentes primerizos querían matarme?! estaban locos!! y evidentemente el viejales no ayudó en nada. ¿quién había decidido mandar a estos psicópatas a controlar la isla?!

-Un momento! No no no no, a ver a ver... - después de todo lo que me había tocado sufrir, ahora me iban a liquidar por haber estado sobreviviendo y haciendo lo que consideraba mejor! Me sentía acorralado - Yo no torturé a Angus, fingí que "iba a torturarle" y sólo le di toquecitos en la cara con el dedo! Además le dije algo en clave para que supiera que yo le había reconocido, dije lo de la ardilla y una cuerda y un megáfono. Todos en la agencia conocemos esa hazaña. De hecho sus últimas palabras parecieron ser de reconocimiento justo antes de activar la pastilla de cianuro de su boca. Creo que lo tenían muy hecho polvo ahí en la Jungla y ya no pudo más, es todo lo que sé.

-Y sobre los piratas, por lo que tenía entendido tras los anuncios de la isla, son enemigos de Peggy. Yo no sabía que eran un peligro tan grave ni sabía la liada gorda que había causado uno de los vuestros, así que no me culpéis de los problemas que vuestro propio grupo causó antes de nuestra llegada! - recalqué eso, pues el cura sádico era uno de los del primer grupo que fue a la isla -Las bombas ya estaban puestas. Si no hubiese fingido aliarme con los piratas me hubieran matado, o hubiese reventado con todos los militares al cruzar el puente. 

-Además, el Comandante se piensa que soy un militar llamado  "Nig G.A". Me ordenó dirigir el ataque del puente contra los Bloques, así que quizás ahora me den por muerto. O quizás no, quizás pueda ir como "infiltrado superviviente" y decirles que todo había sido una trampa de los piratas - rascaba cualquier posibilidad de darle valor a mi propia vida. Y ahora con ese pedazo de traje valía mucho más que antes!

Las palabras de El Negro tuvieron su efecto, aunque claramente no fue el efecto deseado por El Negro, a no ser que dicho efecto "deseado" fuera causar crispación entre los agentes presentes, porque eso fue lo que pasó, aquellas palabras le sintieron francamente mal a Zaheera.

-¿¡Acaso nos estás acusando de las cagadas que tu y ese viejo habéis hecho!?. -Gritó completamente encolerizada, perdiendo las formas por completo- ¡Nosotros traeremos la paz a esta isla por nuestros métodos sin recurrir a bajezas morales!. ¡Nos infiltraremos y acabaremos desde el interior con el Régimen!. ¡Y haremos que la gente se levante en contra de un régimen debilitado!. -Tras decir esto, se giró hacia su compañero- ¡Ahora sí que te mereces la ejecución!. ¡JACK!.

La decisión unilateral de Zaheera Rajah de matar a El Negro fue más que suficiente como para que Jack Jones levantara su pistola y apuntara directamente a la cabeza de El Negro, con la clara intención de volarle los sesos ahí mismo, a pesar de ser un compañero de la Agencia.

-Si tu lo dices. -Comentó encogiéndose de hombros mientras preparaba el disparo.- Luego lo explicaremos en la Agencia juntos, si esto era lo necesario.

Con una fuerte patada propia de sus años de ser una atlética porrista, Kerstin I. Muller golpearía la mano que sostenía la pistola de su compañero de la agencia con tal de salvar la vida de El Negro; haciendo que esta arma apuntara hacia arriba y que fuera disparada evitando volarle los sesos a su compañero.

-¡No!. -Gritó mientras trataba de reincorporar su balance luego de aquel gesto acrobático- ¡En el peor de los casos aún podríamos esperar a que vengan a recogerle los de la Agencia y hacerle un Juicio Justo!. ¡Nada de ir matando a gente porque nos creemos jueces, jurados y verdugos!. ¡Nosotros no somos así!.

Aquel ataque directo, hizo que Zaheera perdiera por completo los estribos, saltando por encima de la mesa para propiciarle una fuerte patada en el pecho a Kerstin I. Müller que la dejaría tirada en el suelo, en donde esta podría tener la mano ganadora al ponerse encima de su compañera y mantenerla ahí sujeta mientras esta trataba de recuperar el aliento luego de esa patada.

-¡HAZLO!. -Gritó nuevamente a Jack para que terminara el trabajo.

La decisión unilateral de Zaheera Rajah de matar a El Negro fue más que suficiente como para que Jack Jones se cambiara de mano el arma, a una que no estuviera dolorida luego de la patada y con aquella otra mano levantara su pistola y apuntara directamente a la cabeza de El Negro, con la clara intención de volarle los sesos ahí mismo, nuevamente.

-Terminemos con esto de una vez. -Comentó encogiéndose de hombros mientras preparaba el disparo.- A saber cuando pasan por aquí la Agencia, no podemos mantenerlo encerrado por siempre.

A pesar de estar completamente agarrada y con falta de aire luego de aquella terrible patada en el estómago, Kerstin I. Müller aún tenía un As bajo la manga; no algo literal, puesto que la muchacha estaba relativamente desarmada y prefería el combate cuerpo a cuerpo que el uso de armas de fuego.

-¡Von!. -Dijo con el poco aire que tenía dentro.