Partida Rol por web

29 de Marzo, 1982 - Jungla

La carretera serpenteaba a través de la jungla, llevándolos más profundo en la isla. A medida que avanzaban, comenzaron a notar señales extrañas: árboles tallados con símbolos enigmáticos, piedras colocadas en formaciones peculiares y rastros de algo más grande en juego.

A medida que "El Negro" y sin ningún tipo de compañía avanzaba por la carretera rodeada de densa jungla en la misteriosa Isla Shuriken, el ambiente en el camión militar se volvía cada vez más tenso. Los rayos del sol naciente apenas lograban filtrarse a través del espeso dosel de árboles, creando patrones de luz y sombra en el interior del vehículo.

El discurso de la Peggy sonando por la radio era buena señal. Lo que no era tan buena señal era la mala sensación que tenía cada vez que pasaba por aquella jungla y las señales y marcas raras de los árboles. Así que no pudiendo más con mi propia curiosidad y ansiedad por saber de qué se trataba todo aquello... paré el camión y me bajé. Ahora que estaba sólo, dependía de mí seguir un camino correcto.

Me acerqué a todas aquellas señales extrañas, árboles tallados con símbolos enigmáticos, piedras colocadas en formaciones peculiares y rastros de algo más grande en juego. ¿Qué estaba pasando en aquella isla?...

La curiosidad y la ansiedad se apoderaron de él hasta el punto de detener el camión. Bajó, quedándose solo en medio de la selva densa que parecía ocultar secretos milenarios. Era el momento de enfrentar lo desconocido y descifrar el enigma que rodeaba la isla Shuriken.

Cauteloso, "El Negro" se acercó a las señales enigmáticas, examinando árboles tallados con símbolos desconocidos y piedras dispuestas en formaciones extrañas. Cada rincón de la jungla parecía susurrar historias olvidadas, y los rastros de algo más grande en juego aumentaban su intriga.

"El Negro" se encontraba solo, dependiendo de su instinto para elegir el camino correcto. La responsabilidad de descifrar los secretos de la isla recaía sobre sus hombros. La incertidumbre del destino y la necesidad de entender la verdad lo impulsaron a aventurarse más allá de la carretera, en busca de respuestas en la enigmática jungla de la Isla Shuriken.

A medida que "El Negro" seguía examinando las señales, comenzó a notar que el conjunto de símbolos representaba una red detallada que abarcaba la jungla circundante. Era como si estuviera frente a un mapa secreto, diseñado con precisión para guiar a aquellos que lo entendieran a través de la intricada geografía de la isla.

Los rastros de algo más grande en juego se manifestaban en la armonía de los símbolos, como si la selva misma fuera un libro abierto que revelaba sus secretos solo a aquellos con la clave adecuada. La naturaleza se convirtió en un misterio codificado, y "El Negro" se encontraba en el epicentro de la búsqueda por descifrar el mapa tallado en la jungla de la Isla Shuriken.

Un... mapa?... bueno, yo sabía ver las cosas de lejos. Se me daba bien entender las indicaciones, sobretodo desde vista aérea. Aunque era mucho más costoso entender lo que estaba leyendo allí. Por que una cosa era VER puntos y salientes, y otra era crearlos en mi mente para entender lo que querían decir aquellas árboles tallados con símbolos desconocidos y piedras dispuestas en formaciones extrañas.

*¿Pero qué quieren decir estos chinos con tanta señal? en serio es lo que estoy pensando?

Con paciencia y determinación, "El Negro" se sumergió en la tarea de descifrar los enigmáticos símbolos tallados en los árboles y dispuestos en las formaciones de piedras. A medida que contemplaba detenidamente cada trazo, comenzó a reconocer patrones y asociaciones que escapaban al ojo no entrenado.

Cada símbolo empezó a cobrar significado en su mente, revelando una red coherente de indicaciones y caminos trazados en la jungla. Su habilidad para entender terrenos desde una vista aérea se combinó con una intuición aguda, permitiéndole interpretar la información codificada en el mapa natural.

Los puntos clave, las áreas de interés y los posibles peligros se revelaron ante "El Negro" a medida que descifraba el intricado lenguaje de los símbolos. La jungla, que una vez parecía un enigma impenetrable, se desplegaba ahora ante él como un camino marcado por una sabiduría antigua.

Con el misterioso mapa en su mente y la determinación en su corazón, "El Negro" avanzó con paso firme a través de la densa jungla de la Isla Shuriken. Siguiendo las indicaciones talladas en los árboles y marcadas por las formaciones de piedras, se adentró en un terreno que parecía guardar secretos ancestrales.

Cada paso lo llevaba más profundo en el corazón de la isla, donde los sonidos de la jungla se mezclaban con sus propios pensamientos. La luz del sol, filtrándose a través del espeso dosel de árboles, creaba patrones de sombras que danzaban a su alrededor mientras avanzaba.

La atmósfera estaba impregnada de una mezcla de misterio y anticipación. Las aves exóticas graznaban en lo alto, y el crujir de ramas bajo sus pies resonaba en la selva. Los símbolos tallados indicaban direcciones específicas, revelando un camino que solo "El Negro" podía comprender.

A medida que avanzaba, la jungla revelaba sus secretos de manera gradual. Ríos serpenteantes, antiguas ruinas ocultas entre la vegetación y una fauna vibrante se presentaban ante él. La isla estaba llena de vida y misterios que aguardaban ser descubiertos.

Siguiendo el rastro de los símbolos, "El Negro" llegó a plazas antiguas y calles adoquinadas que constituían las ruinas de ciudades y aldeas que alguna vez albergaron a una próspera sociedad. La selva había reclamado estos lugares, pero las piedras recordaban la presencia de aquellos que alguna vez caminaron por esas calles y se reunieron en esas plazas.

Entre la vegetación, descubrió piedras dispersas, cada una inscrita con escrituras que contaban historias de la vida cotidiana, creencias religiosas y tradiciones de la civilización anterior. Estas inscripciones ofrecían ventanas al pasado, invitándolo a imaginar la vida que alguna vez floreció en la isla. Parecía ser un milagro que nadie la hubiera encontrado antes, por lo que este siguió observado su alrededor.

Altos pilares esculpidos emergían entre los árboles, marcando lugares de rituales y ceremonias sagradas. Altares de piedra, decorados con intrincados grabados, revelaban la conexión espiritual profunda que la antigua civilización mantenía con la naturaleza que los rodeaba.

-Pero qué carajo hacían los chinos con casas de piedra? - los altares de sacrificios (por lo que me imaginé, lo fuesen o no) me pusieron los pelos de punta. Ni que estuviésemos en el tercer mundo! - Tanto mapa y me encuentro con pedruscos? Yo esperaba una base secreta o algo así. - murmullo mientras sigo mirando las piedras esas y los alrededores. - Aunque bien pensado esto podría haber sido un buen escondite... quizás mejor que la base esa del lago... 

Seguí murmurando tontamente un poco, atento a todo a mi alrededor. Necesitaba hacer algo útil si quería salir vivo y con información de toda esta incursión. Y por un momento creí que era mejor pasar de largo estas ruinas y seguir el camino hacia la ciudadela... pero...

A medida que avanzaba, notó movimientos en la penumbra. De repente, grandes sombras se deslizaron entre las rocas, revelando la presencia de unos impresionantes gorilas negros. Estos no eran simples primates; eran criaturas avanzadas, ligeramente más evolucionadas que sus contrapartes en la naturaleza, aunque mantenían un aire primitivo en su esencia.

Los grandes monos negros, gorilas, se movían con gracia y fuerza, sus cuerpos musculosos demostraban una adaptación impresionante al entorno de las minas. Tenían una inteligencia aguda en sus ojos, mostrando una comprensión profunda de su entorno.

Aunque avanzados, estos gorilas no habían perdido su esencia primitiva. Mantenían un instinto salvaje y una conexión innata con la naturaleza de la isla. Sus movimientos eran ágiles, y sus habilidades tácticas sugirieron una forma de organización social más compleja de lo que "El Negro" hubiera imaginado.

La tensión se apodera de mi cuerpo al verme rodeado todos esos impresionantes gorilas. Solo que esos gorilas se parecían a los matones de mi barrio y tenían cuerpos inflados y parecían tener una evidente astucia capaz de... ¿De qué?! Por alguna razón parecían más inteligentes que algunos de los chinos con los que me encontré en ésta isla desde que la pisé por primera vez!!! Su sociedad era mucho más estable a simple vista que la propia que gobernaba la isla.

...

*¿Y yo qué hago aquí en medio de éste safari turístico en mitad de una revolución!??  - pensaba mirándoles atentamente. Lo único que podía pensar era en cómo se los iban a cargar en medio de la guerra si esto seguía extendiéndose. ¿debería avisarles? entenderían algo de lo que les dijese o me machacarían hasta hacerme papilla para comerse mis sesos? Indeciso, estaba ahí mirándoles atentamente. ¿se estaban comunicando entre sí? Eso parecía, debía decirles algo??

La incertidumbre lo inundaba. ¿Debería comunicarse con ellos? ¿Podrían entender sus palabras, o eso solo desencadenaría un ataque? "El Negro" se enfrentaba a un dilema moral y estratégico. Si bien la idea de avisarles sobre la guerra en curso cruzó su mente, la incógnita sobre cómo responderían nublaba cualquier decisión.

Mientras se encontraba pensando aquello, los gorilas parecían percatarse de su presencia por lo que estos rápidamente empezaron a rodearle, pues se quedó ahí en vez de huir. La jungla estaba en silencio, a excepción de los susurros y gruñidos de los gorilas. Los gorilas,  parecían estar comunicándose entre ellos.

La tensión en el aire era palpable mientras "El Negro" se encontraba rodeado por esos impresionantes gorilas negros. Sin embargo, lo que captó su atención no solo fue su imponencia física, sino también la sutil similitud que encontró con los matones de su barrio. Estos gorilas no solo tenían cuerpos inflados, sino que parecían portar una astucia evidente, una inteligencia que trascendía la simple naturaleza primitiva de los animales.

La escena era surrealista, y la sociedad aparentemente estable de estos gorilas contrastaba con la complejidad y la tensión de la situación en la Isla Shuriken. Observando atentamente a estos seres que parecían más astutos que algunos de los habitantes humanos de la isla.

*OH SHIT - me acababan de rodear. Eso me pasaba por pararme a curiosear en plena isla en plena revolución en mitad de la jungla mapas extraños gravados en los árboles. Me miraban comunicándose entre ellos. A saber lo que estaban diciendo!!

-h..he...hey?... - saludé alzando lentamente la mano sin decir ni hola ni ey, deseando para mis adentros no cagarla ni cagarme en los pantalones. A lo mejor me dejaban marchar sin más?... 

Con la incertidumbre flotando en el aire, "El Negro" decidió probar suerte con un saludo nervioso. Levantó lentamente la mano, buscando establecer algún tipo de comunicación con los gorilas que lo rodeaban, murmuró un saludo, sin estar seguro de si los gorilas podrían entenderlo o si su gesto sería percibido como una amenaza.

Los gorilas, por su parte, continuaron comunicándose entre ellos en un lenguaje que "El Negro" no podía comprender. Sus miradas inteligentes y posturas sugirieron una organización social compleja, pero la verdadera naturaleza de su interacción permanecía en el misterio.