Partida Rol por web

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Me quede mirando a la monja mientras intentaba meterse en mi vida y a esto el que estaba sentado a los mando como piloto le dijo que que el seguia a los mandos aunque no habia hecho gran cosa y me pidio un pitillo a lo cual le alargue la pitillera y el petate para encenderse un cigarro.
Hermana!! le dije a la monja mientras seguia fumandome mi cigarrillo Yo creo que este hombre lo esta haciendo muy bien le dije mirando al piloto Si Dios nos quisiera muertos nos habria matado alli abajo mire el horizonte nuevamente mientras escuchaba como otro hombre decia que el chino que teniamos en el avion nos queria dar indicaciones de por donde ir Tenga un poco de fe... hermana

Pase olimpicamente de él y de lo que decia, los mandos del avion ya no estaban en mis manos asi que, de momento, me dejaria llevar.

Cuando comencé a inspeccionar la herida de la monja, obtuve dos sorpresas importantes, la primera y más tranquilizadora era que la herida era superficial, la bala había entrado y salido con limpieza, la otra era que debajo de aquel hábiro la mujer ocultaba un cuerpo más fuerte de lo que parecía, pero cuando me metió prisa la miré con dureza y chasqueeé la lengua-Hermana, esto no es lo mismo que remendar el tomate de un calcetín, una bala a atravesado su cuerpo y aunque es superficial tengo que suturar, usted verá o se está quieta y al curo en condiciones o haga lo que quiera y luego si se le infecta no me venga rogando, récele a su querido Dios si quiere-refunfuñé limpiando la herida con antiséptico, era cuatro o cinco puntos como máximo, pero había que darlos.

-O'brian, Jack O'brian, cirujano general, para servirla-dije sin mirarla a la cara pues ya estaba suturando, ví por el rabillo del ojo al amarillo que parecía interesado en inspeccionar el avión a fondo, pero me daba a la nariz que no sólo era para ver el estado del aparato-¡Eh, amigo del japo! échele un ojo a ese amarillo, no me fío un pelo y no me gustaría que me clavase algo afilando por no tenerlo controlado-exclamé cerrando la herida y guardando el resto de material en el maletín. En ese momento apareció la tremenda morena que había entrado como el rayo y parecía haber conseguido poner el pájaro en el aire.

-Oye, monada ¿te importaría darme uno a mi también? la cajetilla que tenía en el bolsillo ha desaparecido y necesito un pitillo-dije mirando con curiosidad a la mujer-Por cierto ¿tú de dónde has salido? no te he visto en el "hospital" y tengo buena memoria para las caras...-dije mirándola entrecerrando los ojos suspicaz, mientras sacaba una pequeña petaca del maletín. Un whisky añejo me esperaba en su interior y abriéndola en silencio le dí un pequeño sorbo evitando que aquel piloto pirado la viese, era capaz de quitármela y bebérselo como si fuera agua-Si es necesario podemos hacer un pequeño trueque-fuí lo último que dije mirando a la extraña mujer esperando una respuesta, mientras echaba otra mirada sospechosa al amarillo.

El grupo del avion era bastante variopinto, por lo que parecia habia un medico entre ellos pues uno de los hombres se encontraba remendando a la monja a la cual habian herido, el hombre que nos habia dicho lo del chino debia ser traductor pues parecia que entendia lo que decia y el que habia a mi lado... piloto, aunque no debia ser muy bueno cuando los que se encontraban en aquel avion no se fiaban de él.

De la mujer que quedaba y del chino no sabia gran cosa, aun, aunque poco a poco iria descubriendo de quien podia o no fiarme; de momento parecian todos inofensivos menos el chino pero sabia muy bien que las apariencias engañaban y que los tendria que tener muy controlados.

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El que parecia medico se acerco a mi y al igual que habia hecho con el supuesto piloto le alargue la pitillera para que cogiera un cigarillo
-De tus mejores sueños, cariño le dije con ironia en la voz, y entonces saco una petaca de un maletin que parecia que queria esconder pues hacia lo posible para que el hombre que se encontraba a mi lado no la viera No gracias le dije aparentando amabilidad Vosotros sois todos del hospital?? dije observando nuevamente al grupo Incluido ese chino??

Aun no entendia como estando en guerra con ellos, ese chino estaba campando a sus anchas por el avion, acaso era compañero de alguno de los del avion?? Sino lo mas razonable seria abrir la compuerta y tirarlo sin paracaidas por ella

Sextus, que aun andaba refunfuñando sin tocar la ametralladora, escucho la sugerencia del doctor de vigilar al asiático.

Ah, no no y no. Ese es su paciente, y no el mío. Si quieren algo especifico de él, se lo transmitiré. Pero ese hombre es un mamarracho, parece que todos los pilotos de la zona tienen ese problema.

No lo dijo mirando hacia la cabina, pero quedaba claro que el comentario estaba a partes iguales dirigido al piloto y al prisionero.

Meneo la cabeza varias veces. Y volvió a hablar. Estaba claro que no estaba mucho mas contento que cuando estaban en tierra. Y era, porque no pensaba que fueran a llegar a tierra firme. Seguramente acabarían destrozados contra el agua.

Si quiere sedarlo o algo, eso es cosa suya.
A mi me habían mandado junto con un oficial de inteligencia para ayudar en un interrogatorio. Por lo visto ese asiático era importante.

Puede que supiera la posición de las tropas enemigas, o conociera claves de algún tipo.

Se tomo un segundo.

Pero si no lo van a interrogar, y no vamos directos a hablar con el mando del ejercito con la información, es posible que de poco sirva hablar con ese… cromañon.

Y mientas en el interior del avión todos parecíais poneros al día, por así decirlo, y se hacía más evidente que nunca el profundo afecto que acabaríais congiendoos con el tiempo, los extraños ruidos del avión dieron paso a unos zumbidos algo diferentes, que se hacían cada vez más intensos y que no tardasteis en reconocer.

Aviones.

Al acercaros a la cabina todos pudisteis comprobarlo directamente. Tres zeros se dirigían hacia vosotros, y no precisamente para haceros un saludo militar.

Cuando escuchó el silbido de los zeros acercándose a la nave que mal pilotaba entre un chino, un borracho y una zorra, la hermana supo al instante que sus suturas podían esperar.

Se incorporó y se dirigió a una de las ametralladoras. Sin embargo, algo había hecho el doctor, pues le dolía ahora más que antes y estaba empezando a marearse. Confiar en matasanos había sido una mala elección. Si tenía que salvar su vida sería Dios y no él hombre quien debía decidirlo.

Se puso finalmente a los mandos de la ametralladora con la que había causado el pánico amarillo en tierra firme. Uno de los zeros se acercaba por su flanco y trató de apuntar, pero su vista estaba borrosa y sudaba a mares.

Disparó y erró. Miró hacia el cielo de forma severa.

- No me falles ahora... - Le dijo al altísimo en pensamientos.

La búsqueda de algo útil en aquel cacharro inglés fue infructuosa, aunque no dudaba de que así sería. ¿Cómo iban a compararse la excelsa aviación nipona con aquellos prototipos que apenas podían mantenerse en pie? Zenji suspiró consternado, buscando la forma de idear un plan para llegar de inmediato a algún lugar seguro en tierra, antes de que sus camaradas les diesen caza y los abatiesen como a vulgares cucarachas.  En verdad le importaba bien poco lo que les ocurriese a aquel grupo que lo mantenía "secuestrado" para interrogarle, pero también apreciaba su vida y no deseaba morir sin más, sin servir y ser de ayuda a su país en la guerra. ¿Morir acabando con las vidas de un supuesto piloto que no sabía apenas elevar un avión, un matasanos y tres mujeres? No, aquello no eras honorable.  Les seguiría la corriente, lograría escapar de algún modo y terminaría logrando algún objetivo de valor, primordial para los intereses de su país, aunque le fuese la vida en ello y se convirtiese en un mártir, en un kamikaze como muchos de sus compatriotas.

Al ver la brújula incrustada, se fijó en la orientación que marcaba la aguja, trazando rápidamente la ruta metal en su cabeza al recordar los planos que tantas veces había analizado y estudiado semanas atrás, sabiendo que partían desde Singapur. ¿Estaba siguiendo el piloto algún rumbo conocido hacia algún emplazamiento inglés cercano o simplemente huía del lugar como un borrego? Estaba casi convencido de que era la segunda opción... pero no por ello Zenji dejaría de intentar recordar los emplazamientos japoneses más cercanos, de los que si habían dado la voz de alarma, no tardarían en venir con los cazas para destruirles. Intentó sacar la brújula para guardársela*, al igual que tomó del suelo una bala que rodaba de lado a lado.

Pero lo que parecía una situación aparentemente tranquila al inicio, no tardó en complicarse de improviso. ¿Tan rápido habían enviado a una formación en su búsqueda o se habían encontrado con una por casualidades del destino? Zenji se sentó en el lugar del copiloto que había abandonado momentos antes la pelinegra y empezó a observar el firmamento.

Uno, dos y.... tres zeros...mal asunto. Debe de ser una de las pequeñas formaciones habituales de cinco cazas que solemos usar... Tres van por delante para realizar el ataque y dos pilotos veteranos van por detrás para escoltarlos. Con esta porquería no vamos a ninguna parte... ¿Qué podría hacer para ganar tiempo y sobrevivir? ¿Serán de mi unidad? Quizá sí el piloto inútil me permite tomar la radio, pueda establecer la frecuencia y evitar que nos maten. Otra opción sería realizar unas maniobras muy habituales en mi, logrando hacer entender a mis camaradas que estoy en este trasto... Pero dudo que vayan a dejarme pilotar o hablar con mis compatriotas... ¿puede que con el intérprete logre razonar y que este inepto me haga caso para ejecute mis manniobras?

**No saber tu nombre, tampoco importar, pero todos vamos a morir en breves, tu ver lo mismo que yo y entender que no tener ninguna posibilidad. ¿Puedes explicar a grupo que si yo establecer frecuencia y comunicarme por radio con zeros, puede que no ser abatidos y morir?  Si no permitirhablar o radio no funcionar, al menos piloto realizar maniobras que yo indicar y quizá ellos saber que yo estar aquí dentro. ¿Y bien? No tener tiempo y mujer de negro deber dejar de disparar o nada funcionar...

¡De puta madre! Salimos del fuego para caer en las brasas. Son tres aviones zeros, lo que significa que tenemos unas posibilidades prácticamente nulas. Joder, joder... Me cago en la hostia. ¡Encima ya se me ha terminado el piti! Da igual, a tomar por culo. Voy a mandarlos al infierno. Eso si a la monja de los cojones le da por acertar algún disparo.

-¡BEATA! ¡NO ME OIRÁS UN CUERNO PERO DEBERÍAS AFINAR LA MALDITA PUNTERÍA! ¿NO HAY NADIE A BORDO QUE SEPA MANEJAR UNA AMETRALLADORA? ¡NO PUEDO ESTAR EN TODOS LOS SITIOS A LA VEZ!

El japo parecía estar diciendo algo en su insufrible idioma, y la traducción no se hizo de esperar. El muy idiota se pensaba que iba a dejarle los mandos del jodido biplano. ¡Nos querrá hacer aterrizar en alguna de sus bases! A este lo tengo bien calado. En la guerra, no mostraron jamás ningún tipo de honor. ¡Hostia! Incluso eran capaces de suicidarse con tal de mandar al otro barrio a los nuestros. ¿Hay algo más miserable que eso? Putos amarillos... Le partiría la cara ahora mismo, de no ser porque tengo que salvarle el culo a otros cinco imbéciles más. Bueno, digamos cuatro, la señorita que entró a última hora ha sido muy agradable hasta ahora.

-¡AGARRAOS LOS COJONES! ¡VAIS A VER LO QUE ES CAPAZ DE HACER UN JODIDO PILOTO INGLÉS!

Ante la respuesta de la morena cogí uno de los pitillos y sonreí con amargura-¿mejores sueños? ¿pero eso aún existe?-dije con una risa ahogada mientras sacaba mi zippo del bolsillo enciendiendo el pitillo y ofreciendo fuego si hacia falta-Yo soy..bueno, era cirugano allí, del resto poco o nada sé..-¿es que a caso había tiempo allí para algo más que no fuera alimentarse, dormir y evitar que la gente muriese? no conocía a ninguno de aquellos personajes. Entonces miré con odio a aquel nipón.

-¿Ese amarillo? me lo encalomaron porque estaba herido y al parecer los jefazos lo quieren vivo y yo fui el pringado de turno que me ha tocado acarrear con él y salvar su mugrienta vida-dije con desprecio-Puesde creerme si te digo que me da lo mismo que viva o muera, si hiciera falta aligerar peso de ésta cafetera, él será le primer lastre que lanzaré por la puerta...-miré al amarillo de nuevo y luego al intérprete.

-¿Disculpa? los interesados sois vosotros, mi única orden era salvarle de sus heridas y salvado está, pero quien lo va a interrogar eres tú o algún amigo tuyo, a mi me la suda literalmente amigo-mascullé mirando al flacucho mientras le daba una calada al cigarro, pero en ese momento oímos todos aquel zumbido tan característico-¡Joder, son ZEROS!-exclamé mirando por la pequeña ventanilla-Están a nuestras seis piloto, ¡ya puedes empezar a menear el culo de éste cacharro o nos vamos abajo en breve!-pero no había tiempo para hablar más, la monja se ocupó de una de las ametralladoras, así yo me encargué de la del lado opuesto, teníamos que quitarnoslos de encima o estaria jodidos...

Los aviones se lanzaron en picado contra vosotros, mientras Vance intentaba realizar unas cuantas maniobras evasivas de esas que resultaban imposibles y que provocaban que los estómagos se pegasen contra la faringe.

Mientras tanto, la Hermana Claire y el Doctor O'Brian, hacían uso como podían de las ametralladoras del aparato, intentando acertar a tres mosquitos utilizando balas de 7,7 mm.

O'Brian consiguió impactar en uno de los "zeros", que envuelto en humo, inició una caída libre que solo podía terminar de una manera. Sin embargo, los otros dos dispararon sobre vosotros, sin que Vance pudiese hacer nada para evitarlo; a pesar de sus intentos, pilotar aquel avión era como lanzar un ladrillo e intentar que describiese una curva en el aire, lo que le dejó completamente expuesto.

Los disparos de uno de los aviones logró impactar contra el fuselaje, dejando unos hermosos agujeros de aireación a todo lo largo del aparato, justo por encima de vuestras cabezas.

Tras aquella primera pasada, los aviones se dispusieron a girar para volver a atacaros.

Mientras tanto, desde la cabina del piloto se veía el mar y no demasiado lejos, una extraña niebla cubriéndolo que sorprendentemente, estaba inmóvil. Todo el mundo sabía que un banco de niebla se desplazaba con el viento pero que jamás estaba quieta.

Cuando aquel Zero comenzó a humear, para acto seguido convertirse en llamas por los impactos de mi ametralladora me sentí como un verdadero artillero-Si! Eso es maldito amarillo, púdrete en el infierno!- exclamé viendo como el pequeño caza caía en su picado final. Pero al instante nuevos agujeros se abrieron en el fuselaje.

-¡Hermana, afine la puntería, que esos cabrones se mueven como putos mosquitos!-gruñía al ver como mis proyectiles tocaban al caza de refilón sin apenas dañarlo.

El médico había derribado una de las naves. Había hecho un buen trabajo. Aunque el japonés parecía tener su propia opinión acerca de lo que tenían que hacer con los zeros, el intérprete no tuvo tiempo a traducir sus payasadas.

- ¡Buen trabajo, Doc! - Le dijo al artillero. - ¡Yo no me quedaré atrás! - Le advirtió.

Entonces se concretó en aquella maquina. Ya la había utilizado con éxito antes. Pese a que los aviones japoneses parecían muy pequeños, la monja tenía buena puntería. Tan solo tenía que alinear los objetos de puntería con el blanco y apretar el disparador sin que él retroceso desviada la ráfaga.

- No puede ser tan difícil... - Pensó la monja mientras trataba de meter a una de las naves niponas en su punto de mira. - Si el médico lo ha conseguido...

Y entonces lo logró. Uno de los avisos enemigos se le puso a tiro y no lo dudó ni un solo instante. Pulso el disparador y una ráfaga de balas salió del cañón de la ametralladora directamente hacia la diana, mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en el rostro de la religiosa.

- ¡Muere bastardo amarillo! - Y soltó una demente risotada. - ¡JAJAJAJA!