Partida Rol por web

Amy no tardó en aparecer tras las palabras de Man. Parecía que había llegado a tiempo. - Se os ve mejor. - Os dijo a todos, pero miró especialmente a Robert. - Y al menos ya no apestáis. Aunque alguno parece querer mantener su look de... mendigo. - Dijo refiriéndose a Man cuando le vio vestido de aquella manera, con la inseparable Grace a su lado.

- El médico está esperando en la enfermería, pararemos primero allí. - Dijo al ver como Jericho ayudaba nuevamente a Irisa, como Man cojeaba un poco al rozarle el pantalón en la quemadura y evidentemente, preocupada por completo por Robert y su pulmón perforado.

- Ya están preparando vuestro equipo, pero me temo que no tenemos balas para la smartgun, así que tendréis que apañaros con la que os queden. Sobre la doctora no se nada aún... pero Mya... a ver, la pequeña está bien. - Dijo  mirando a Grace y a Man ahora que sabía la historia de ellos. - Así que tranquilos... solo que se ha metido en dos peleas y bueno... tiene un ojo morado. Pero está bien... está con Claire y en cuanto pasemos por la enfermería os reuniréis con ella en el comedor.

No sabía si había sido buena idea decirles algo a aquellos dos en aquel momento o si haber esperado a que la viesen. Al menos con la alegría lo del ojo no sería tan malo. Miró entonces a Robert y le asintió con la cabeza, como si le hubiese leído la mente y él hombre se hubiese preguntado: "¿Dos? ¡Sí sólo fue una!".

Mya era una niña muy influenciable, eso era evidente. En muy poco tiempo, unos días como mucho. No sabía realmente cuánto tiempo llevaba con Man y Grace y de hecho, tampoco sabía muy bien de dónde había salido, se había convertido en una pequeña matona, al más puro estilo del viejo calvorota.

- Vamos entonces a esa enfermería. - Dijo Robert. - Quién más quien menos necesita que le vean. A mi, desde luego, me vendrá bien pasar por allí.

Amy seguía sin decirle que era lo que había decidido hacer. La verdad era que todo había cambiado mucho desde aquella maravillosa semana y Amy era alguien muy diferente a la persona que conoció veintiocho años atrás. Aunque él tampoco lo era. Fuera como fuera, no podía de ninguna manera pronosticar que iba a hacer Amy. Lo que si que tenía claro era lo que tenía que hacer él y lo haría hasta las últimas consecuencias.

Amy miró con preocupación a Snake cuando pronunció aquellas palabras. Estaba cada vez más claro que ella seguía sintiendo algo por él, algo más fuerte de lo que permitía incluso mostrar a los demás. - No se como esa mujer decidió dejaros sin revisar vuestro estado antes. - Dijo Amy. - ¿De verdad le debéis algo? Porque yo creo que es al contrario y ella no se ha dado cuenta.

» De todas maneras no os preocupéis. El doctor Ross es muy bueno y la equipación que tenemos, no es la misma que un hospital, pues no tenemos acceso a tecnología tan moderna pero para una revisión rutinaria o unos puntos de sutura está bastante bien. - Añadió la mujer observando a Irisa cojear para luego mirar como Grace miraba a Marion y este a la comandante.

- Veo que váis bastante mal... dos que cojean, - dijo refiriéndose a Irisa y a Man con la quemadura en el culo, - una con un buen golpe en el abdomen y tú con un pulmón perforado. ¿No preferiríais quedaros unos días a descansar aquí? Mientras os recuperáis podríais ayudarme a enseñarle algo a los civiles... - Propuso la mujer caminando por aquellos laberínticos pasillos.

Ahora que estábais todos limpios, sentísteis con más fuerza como olía la puerta de la habitación donde habíais estado encerrados, la cual permanecía cerrada. La hija de puta de Raegan supo elegir el sitio para joderos bien a todos. Tras caminar unos metros más y un par de giros de pasillos más, llegásteis a la enfermería. Amy llamó a la puerta.

- ¿Doctor Ross? ¿Se puede? Le traígo a los hombres que le dije.

- Un momento. - Se escuchó al otro lado de la puerta y segundos después esta se abrió. El hombre, alto y bien parecido estaba con una niña que parecía que la acaban de escayolar la nariz. Con ellos había una mujer adulta. - Ya sabes, Tina. Nada de peleas, mira lo que te ha hecho una niña más pequeña que tú, imagina una más mayor. Y menos pelear  por un oso de peluche. Mira como te ha dejado. Si te duele mucho, se lo dices a las cuidadoras y ellas sabrán que darte. - Y miró y sonrió a la mujer que acompañaba a la niña.

Con estas palabras despachó a la cría de unos 10 ó 12 años y miró a Amy. - Estos críos... - Dijo con una sonrisa. - Pero... pasad... - Tal y como dijo Amy la enfermería en sí no era muy allá, pero si habían escayolado una nariz rota, podrían remachar al equipo entero.

Tampoco tenía mucha intimidad y bueno, la sala de espera o bien era la misma consulta o el pasillo. Pero al entrar todos en tropel a la sala, ¿para que salir? Total, ya os habíais visto todo lo que os teníais que ver. - Soy el doctor Ross y, bueno... ya se que algunos están recién operados, alguien tiene una fuerte contusión abdominal sin terminar de diagnosticar y alguien quemaduras. ¿Qué les parece si empezamos por las cirugías? Si todo va bien, será rápido y dejaré para el final las quemaduras, que es lo menos grave... - Os dijo mirandoos a todos.

Según pasaba la niña con la nariz recién "des-abollada", Vásquez la observó con curiosidad mientras la dejaba paso franco...

-Joder, como las gastan los críos de hoy en día... me recuerda mi barrio... solo que allí, eran navajazos...-murmuró

Si, la verdad es que traemos un poco de todo...

... no quizo hacer el chiste que tenía en la punta de la lengua... que básicamente era una referencia a la colonoscopia periódica que la gente especialmente mayor tenía que pasar por pura rutina... lo mismo se lo tomaban a mal...

... Así que decidió ponerse en un segundo plano, pegadita a una pared, bien mona sin abrir la boca,... y mira que se aguantaba la puñetera sin lanzar puyas...

- Empiece por Irisa... - Dijo Snake.

Él podía aguantar con los medicamentos que acababa de meterse. No obstante, la pobre Irisa caminaba cada vez peor. Sin duda, tener que apoyar constantemente la pierna, no era bueno para su recuperación y si salían de aquella, tendría secuelas de por vida. No sabía muy bien que podía hacer por su compañera, suponía que no mucho salvo revisar la herida y recetarle reposo.

- Luego mire a Gracem tiene un buen golpe. - Comentó. - Luego iré yo. El culo pelado, puede esperar. - Le lanzó una mirada a Man'o'War y esbozó una sonrisa de camaradería con él.

Acto seguido se sentó en una de las sillas a esperar su turno y a descansar. Estaba agotado. Ya no estaba para esas cosas. Era demasiado viejo.

La llegada de Amy fue como una maldita respuesta a mi pregunta. Aquella mujer todavía era un jodido misterio para mí. Estaba con Snake, eso sí que lo tenía claro, pero en cuanto a sus intenciones… aquello aún estaba por descubrir.

Además, no me gustaba como me miraba ni lo que decía de mí.

-Oiga, señora. Yo me visto como me da la gana, y si en lugar de un vestuario para niños, nos hubiese dado uno de hombres, no tendría que llevar estas jodidas ropas. ¿Quiere que vaya de smoking? Pues deme uno de mi talla, joder –le solté, mientras comenzaba a caminar para salir de allí.

La idea de ver a un médico no me atraía en lo más mínimo. Después de haber perdido de vista a la Olsen, no necesitaba a un sustituto, pero a Snake sí que parecía que le vendría bien, así que… transigí. Yo solo quería a Mya de vuelta y salir de allí de una jodida vez.

Mi culo podía esperar.

En el momento en que la nombró, me detuve, sobre todo porque percibí aquel tono en su voz que indicaba que había mucho más de lo que decía.

-¿Así es como cuidáis de vuestros niños, dejando que se metan en peleas? Sabía que no podía confiar en vosotros –protesté, mientras por dentro, sentía un cierto orgullo paternal porque fuese capaz de pelearse. Estaba seguro de que se habría defendido bien, por lo que un ojo morado no era lo peor que podía ocurrirle.

Le regalaré un parche, pensé, riéndome yo solo con la ocurrencia.

Mientras nos acercábamos a la enfermería, dijo aquello de quedarse por allí. Así que se trataba de eso. En el fondo, su idea era permanecer en aquel planeta, justo en donde estaban y haciendo exactamente lo mismo de siempre.

 -De eso nada. Nos vamos de aquí. Y si es inteligente, hará lo mismo o lo intentará al menos. Este jodido planeta es una tumba, solo que nadie se ha molestado en mirar para darse cuenta y cuando lo hagan, ya será demasiado tarde. Así que nosotros nos largamos –afirmé con determinación.

Cuando llegamos, cogimos al doctor en una pequeña terapia psicológica de niños y no había que saber matemáticas para comprender, que Mya era la que había salido victoriosa de sus peleas.

Esa es mi Mya, pensé con orgullo, irguiéndome sin darme cuenta.

Miré a aquel Ross. Era un guapito de cara, pero me parecía que estaba fuera de lugar. Snake pareció tener claro el orden pero el caso es que se le olvidaron dos cosas. En primer lugar, estaba por ver quién era el valiente que me tocaba el culo. Y en segundo lugar, estaba por ver quién era el valiente que tocaba a Grace. A pesar de todo, apreté los dientes y me aseguré de estar al lado de ella, mientras esperábamos. Miré a Snake y me di cuenta de que su pulmón le estaba pasando factura. Él era con diferencia el que había recibido más heridas. Si había alguien que necesitaba atención, era ese degenerado.

-Oiga, doctor. Snake es quien está peor. Joder, tiene medio pulmón colgando y vamos a necesitar los dos si queremos salir de aquí con vida, así que yo no me demoraría mucho con él –le comenté.

Amy no tardó en aparecer y nos pusimos en marcha. No me había fijado como iba vestido mi amado hasta que aquella mujer lo dijo y le escuché responderla. - Todo te queda perfecto. - Le susurré al oído mientras me agarraba a su mano y caminaba feliz junto a él. - Aunque te prefiero sin ropa... - Le dije con voz seductora.

No sabía que me pasaba, me sentía traviesa y juguetona con él. Muy traviesa y juguetona, algo que jamás me había pasado antes. Quería provocarle, encenderle a cada instante. Debíamos salir de aquel maldito lugar ya, tener tiempo para los dos, para que todas aquellas tonterías que me venían a la cabeza, las pudiese disfrutar a su lado.

Lo del médico sonaba cada vez mejor. Yo me quedaría más tranquila con una segunda opinión. Y es que no me fiaba de "Doña Algodón", que todo lo arreglaba poniéndole algo a lo que ya se había demostrado que no era tan bueno para tratar heridas como se decía en su momento.

Dar crema usando algodón... ¿cúando se había visto eso? Seguro que si hubiese sido ella quien le hubiera dado la crema en el trasero de mi amado hubira usado toda la mano para sobarle bien...- Zorra...

- Tranquilo, son críos... a veces se pelean. - Le dije a Gru cuando se puso tenso con lo de Mya. Me preocupaba, pero un ojo morado quizás le enseñase la lección de no pegarse con nadie. Además, a saber que clase de madre tuvo... ya solo con saber que su ex casi la mata de una puñalada...

Y los videojuegos... seguro que para que la deje tranquila le permite jugar a esos videojuegos tan violentos que no son para críos de su edad... y bueno, todo lo que está pasando ahora, algo también ha tenido que afectarla, aunque solo lleve unas horas con Gru y conmigo.

Me quedé perpleja al ver como salía aquella niña que sin duda era más alta y mayor que Mya. ¿Había sido nuestra pequeña quien le había hecho eso? De ser así, tendríamos que hablar con ella, en cuanto supiésemos que había pasado. Tendí la mano al atractivo doctor Ross y le sonreí.

- Grace, encantada y gracias. - Le dije. La verdad era que... ¿me acababa de presentar? ¿A un hombre? Eso no era propio de mí. Mi hombre se pegó a mí y le sonreí, besándole en la mejilla para luego pasar mi brazo por su espalda.

- Tiene razón, creo que es el peor que está de todos. Además es viejo... ya sabe... cualquier cosa le puede llevar al otro barrio. - Sonreí a Snake, se la debía de alguna tontería suya previa, estaba segura de ello. Además, me preocupaba de verdad su estado. Apoyé mi cabezá sobre el hombro de mi Gru y miré el anillo.

Aún no me podría creer que me hubiese pedido en matrimonio.

Doug os escuchó a todos y tendió la mano a Grace cuando esta se la dio. - Encantado. - Dijo con una perfecta sonrisa mirándola a los ojos. Luego se sucedieron las indicaciones de que mirase primero a Snake. - Lo cierto es que la orden directa que tengo, es que le miré a él. - Dijo señalando al tuerto barbudo.

- Alguien se preocupa mucho por usted.- Dijo guiñando un ojo a Amy. - Así que descúbrase y siéntese en la camilla. Le haré una pequeña analítica, que en unos segundos me dará los resultados que necesito para tratarle y mientras la máquina lo analiza, revisaré la cirugía. - Le indicó con seguridad a Snake.

- Con permiso.- Dijo a los demás y corrió la cortina, para darle más intimidad al viejo tuerto, cruzando Amy al otro lado antes de que la echase.

- Está bien... - Dijo con su característico hilo de voz. 

Hizo caso. No se iba a poner a discutir. Realmente le dolía el pecho y notaba como sus fuerzas de viejo flaqueaban. No sabía cómo estaba Man'o'War de fuerzas, pero desde luego parecia más entero que él y eso no le gustaba. Aunque también era cierto que debía ser más joven que él.

Se descamisó y se sentó sobre la camilla. El doctor le hizo un gesto para que se tumbara y el hizo caso a regañadientes. Luego comenzó a practicar las pruebas sobre su cuerpo y a examinar las heridas. Snake cerró los parados y trató de relajarse. Poco más podía hacer.

Había puesto mala cara cuando oyó lo de la munición de la smartgun; era perder un buena baza, pues podía hacer fuego sostenido de apoyo mucho mejor que un fusil de asalto... pero... resignación; tendrían que contentarse con lo que hubiese.

-Mientras esperamos a que termine de zurcir... podríamos ir pensando en el siguiente paso a dar. Esta gente parece que intenta resistir y luchar, aunque no parecen tener claro contra qué.

Pensó unos instantes...

-Si están intentando encontrar una cura o una vacuna, deben tener especímenes para probar con ellos, ¿no?...

Amy se acercó a Snake cuando este se tumbó en la camilla y comenzó a acariciarle la cabeza mientras el médico comenzaba a hacer su trabajo. Estaba claro que buscaba que se relajase, que se sintiese más cómodo y... revivir viejos tiempos, cuando ella le acariciaba su melena en la cama.

Quedó claro que no quería discutir con Man o'War. Había leído sus expedientes y le consideraba un sujeto peligroso y violento y sus respuestas confirmaban sus ideas. En aquel momento solo le importaba una persona, aquella a la que sus dedos acariciaban con ternura su cabeza.

- Te estoy escuchando, soldado. - Dijo Amy desde el otro lado de la sala. - Una simple cortina no sirve para evitar que se oigan las conversaciones. - Añadió con una sonrisa en su rostro. - Y sí, tenemos un especimen vivo. Muertos no sirven de nada. - Respondió a las dudas de la mujer sin dejar de prestar atenciones a Snake.

Quizás demasiadas atenciones.

Doug no tardó nada en sacar esa pequeña muestra de sangre y ponerse a comprobar el estado de las heridas de Snake. - Estan bastante bien, veamos por dentro. - Cogió un pequeño aparato, aplicó un gel, como si de una ecografía se tratase y la pasó sobre el pecho dolorido del teniente. Evidentemente, solo el doctor era capaz de interpretar lo que veía. - Veo que no ha mantenido nada de reposo y eso no le está haciendo ningún bien. La cirugía si salió bien, pero está forzando al pulmón demasiado y se le está inflamando mucho.

Cogió papel y limpió un poco la zona, para luego quitar el exceso de gel en el aparato y limpiarlo con alcohol después. En ese momento salieron los resultados de los análisis. Los observó con detalle. - Voy a inyectarle otro antinflamatorio más fuerte que el que le suministró la doctora, pues por lo que veo, no van a parar. De paso le inyectaré algo que no se como demonios se le pudo pasar: antibiótico. - Añadió bastante sorprendido de no encontrar nada en la analítica que le indicase que se hubiera suministrado al paciente. - ¿Acaso esa mujer no sabe que aún con esa cirugía puede morir de una infección? - Preguntó un tanto escandalizado.

- Y para el dolor, puedo suministrarle algo que es muy fuerte. Pero durante la primera media hora u hora completa, tendrá tanto sueño que al final caerá dormido ese rato. - Miró a Amy para luego mirar a Snake. - Entiendo que quieren irse ya, pero piense en descansar esa hora con el fármaco. Sino, le suministraré uno más leve y le prepararé unas cuantas pastillas. Mientras se decide, iré preparando la medicación.

Jericho miró a Vásquez tras escuchar las palabras de Amy. - ¡Eh! ¡Quiero mi rebancha! - Dijo acercándose a la soldado. Estaba claro que si querían hablar de cosas como aquella, tendría que ser a solas o usando otros términos.

Acercó el puño a la soldado con el pulgar levantado. - Vamos, ya no tengo que dejarme ganar. - Guiñó un ojo cómplice a la mujer que no era mujer, pero que parecía una mujer que quería ser hombre. - El mejor de cinco.

- ¿Una hora? - Preguntó Snake. - Supongo que tenemos una hora. Si usted dice que me va a ayudar ese pinchazo, adelante.

Lo cierto era que no hacía falta que aquel médico le jurase que su pulmón estaba hinchado. Notaba esa hinchazón Interna de forma clara. Le dolía a rabiar y la idea de descansar era toda una bendición. Lo que dudaba era que una mísera hora le bastase. Si de él dependiera, dormiría todo el día. Amy seguro que cuidaría de él.

- ​​​¿Ya has hablado con tu zo...? - Se mordió la lengua. - Raegan te va a dar problemas. ¿Lo sabes, verdad? - Le preguntó. - Hay sitio para ti en la nave... - Le sugirió.

- La realidad es que si por mí fuese, le tendría en cama mínimo tres días sin moverse. Pero se la prisa que tienen y por lo poco que pude escuchar antes, no tienen intención de quedarse ni 24 horas. En esa hora la medicación al menos empezará a hacerle efecto y cuando se levante se encontrará bastante mejor. Es todo cuanto puedo hacer si lo que realmente quieren es salir de aquí volando. - Y nunca mejor dicho.

- Y para evitar infecciones, mejor le pondré una capa de polvo de plata. Ayuda a cicatrizar y protegerá la parte externa de las heridas. - Roció un spray sobre las heridas de Snake, tanto la frontal como la trasera. - Ya puede cubrirse.

El doctor agregó el medicamento a la inyección mientras Robert se vestía. - Se va a llevar un buen cóctel, pero al menos solo será un pinchazo más, eso sí... en la nalga.

A Snake no le quedaron más huevos que enseñarle un cachete al médico y este no tardó demasiado en pincharle, tras limpiarle con algodón y alcohol la zona. - Listo. Ya puede irse. - Le dijo al hombre con una sonrisa. El médico se había dado cuenta del trato entre ambos y de aquellas palabras de Snake hacia Amy.

- Deberías llevarle a una de las camas de aquí al lado para que descanse. No tardará en quedarse dormido. - Dijo mirando a Amy. - La sala está vacía y de aquí a que llegue el próximo paciente, que no se si es el de la cirugía de la pierna o el golpe en el abdomen, podréis hablar unos... cinco minutos antes de que se quede dormido. Veo que tenéis cosas que aclarar y yo no debería escucharlas.

Se asomó por la cortina cuando Snake y Amy salieron de allí por la puerta. - ¿Quién es el siguiente?

Amy te llevó en silencio a una sala junto a la enfermería, la cual estaba repleta de camas. - No hay nadie de guardia. Solo avisamos cuando necesitamos una enfermera de verdad. Pero si quieres llamo a una. - Dijo señalando el puesto de control de las enfermeras vacío y te acompañó a una de las camas.

- No, no he hablado con Raegan. Se fue con la doctora, ¿recuerdas? Aún no han vuelto. Esa mujer debe estar mirando hasta debajo de las mesas... ¿De veras te fías de una doctora que no os puso ni antibiótico tras la cirugía?* - Suspiró y se sentó a tu lado en la cama según te recostaste.

- No te queda mal la barba, pero me gustas más sin ella. Salvo que te estés preparando para las próximas Navidades para trabajar de Santa Claus. Entonces no he dicho nada. - Bromeó, tratando de alejarse del tema de huir a tu lado. Su mano acariciaba tu rostro y te sonrió con aquel brillo en su mirada de tantos años atrás.

- No sabes cuanto me alegro de volverte a ver. Aún después de tanto tiempo, jamás pensé que podría volver a tocarte o a hablar contigo... - Su corazón mandaba en aquel momento y la cama no era muy grande, pero si lo suficiente como para que se recostase a tu lado y eso hizo. - ... o volver a estar así contigo. - Dijo poniendo la cabeza sobre tu pecho, en el lado sano, evidentemente.

Sentías como la medicación te empezaba a adormilar, pero aún podías hablar y expresarte con naturalidad.

- Yo también me alegro de verte, Amy. - Le dijo con sinceridad. - Mentiría si dijera que te he olvidado, pero lo cierto es que con el paso de los años, quedaste como algo muy bonito de mi pasado. Nunca pensé en que volvería a verte y menos en estas circunstancias. 

Le acarició el pelo mientras sentía como sus ojos comenzaban a cerrarse. Aquel medicamento era realmente fuerte. En breves momentos se quedaría dormido por completo. Antes de que eso pasara, tenía que solucionar lo de Amy. Tenían que decidir que iba a hacer ella, aunque para Snake había pocas posibilidades de que le acompañara. Amy se debía a aquella gente y sin duda alguna era una mujer de palabra y sobre todo, muy íntegra. Dudaba mucho que abandonara a su gente.

- Pero vamos al grano, Amy. - Le dijo. - No se cuanto aguantaré despierto y cuando despierte me marcharé con los míos. - Se recostó y le miró directamente a los ojos. - ¿Tú que harás? ¿Serás de los míos, o te quedarás con Raegar? - Planteado de esa forma, la respuesta era fácil, aunque implicaba mucho más que una mera elección entre Robert Plissken y una zorra hija de puta.

Amy estaba nerviosa y a la vez feliz recostada así de nuevo junto al hombre de su vida. Porque para ella es quien fue. Durante mucho tiempo le estuvo buscando y aunque lo negase, lo esperó durante más tiempo aún, cerrando la puerta a otros hombres, a otras relaciones. Para ella su vida era Junior y la esperanza de que Robert apareciese.

Pero después de que Snake dejase al mundo entero sin luz y tras que su propio hijo abandonase a su madre por unos ideales erróneos y le perdiese la pista definitivamente, Amy se trasladó a Marte con el fin de pasar página y olvidar para siempre... Algo que estaba claro, no había logrado hacer.

Y ahora, recostada sobre el cuerpo de aquel hombre al que tanto amaba, al que miraba a su ojo con temor por sus palabras y halagada por lo que fue para él y dolida al tiempo porque quedó en el pasado, se quedó en silencio. - Si la pregunta fuese otra, si fuese a quien elegiría de los dos, si a Raegan o a ti, mi respuesta sería clara y concisa. - Besó los labios de Robert con suavidad. - Sería incapaz de separarme del hombre de mi vida otra vez. Menos aún ahora que nos hemos reencontrado.

» Pero tal y como lo planteas... no lo se. - Admitió con pesar. - De todas maneras, aún os quedaréis a comer, a equiparos y os mostraré como acceder a la Gran Torre. Llevamos meses planeando el asalto. Existe una entrada bajo tierra... pero ya hablaremos de eso cuando estéis todos reunidos... - Acarició el rostro de Snake.

- En cuanto te duermas iré con los tuyos y estaré aquí para despertarte, te lo prometo. Y en ese tiempo a ver si aparecen Raegan y tu doctora y zanjo lo mío con ella de una vez. - Dijo mirando el ojo de Robert, sintiendo que se quedaría sola cuando rompiese con ella. Pero era lo mejor que podía hacer. Estaba cada vez más ida, era peligrosa y no iba a permitir que sus celos acabasen con la vida del hombre al que amó, al que aún sentía que amaba y el que le dio a su único hijo.

Aunque ahora sintiese que no tenía a ninguno de ellos. Que no tenía a nadie.

Irisa fue la siguiente, Grace parecía no querer separarse de su amado y Jericho dejó un momento el juego con Vásquez para ayudar a la teniente a llegar a la camilla. Luego regresó junto a la soldado para seguir con su guerra de pulgares. El doctor miró la actitud un tanto infantil del hombre y de la mujer para luego reparar en el tuerto y la otra mujer. - Padre e hija...- Se sonrió.

- Veamos, lo suyo es la pierna... veo que el pantalón es amplio, así pues, recuéstese y yo lo subiré para ver como está. Haré como con su compañero, una pequeña analítica para ver que todo esta bien, la medicación suministrada y observaré como quedó la cirugía. Desde ya y viendo como le cuesta caminar, directamente le inyectaré el mismo medicamento que a su amigo. Dormir esa hora, será bueno para usted y su pierna y tal y como le dije a él, sin revisarla, le dejaría al menos cuatro días en cama.

Tras sacar sangre y meterla en la máquina comprobó la herida de la pierna. - Veo que fue una fractura abierta. Le quedará una buena cicatriz. El tejido está bien y no parece que tenga infección. - Aplicó el gel sobre la piel de la mujer y observó la máquina. - El hueso quedó bien, un poco descolocado, pero si llega a tener cojera será dentro de muchos años, cuando los huesos comiencen a fallar. Está consolidando muy bien, le queda muy poco para que quede perfecto. Viendo esto, la dejaría en reposo absoluto mínimo una semana. - Suspiró. - Pero ya se... Procure no hacer esfuerzos, no cargar con peso... no debería correr y menos aún caerse al suelo.

Sabía que no haría caso a nada de aquello, pero era su obligación decírselo. Luego miró la analítica. - Bueno, pues de nuevo, nada de antibióticos en el cuerpo. Me parece increíble. ¿En serio que les atendió una doctora?- Preparó la inyección para la mujer y le bajó la pernera del pantalón. - Lo siento, ahora viene el pinchazo en la nalga.

Irisa se bajó de la camilla y se bajó un poco el pantalón. Se quejó por el pinchazo y cogeando salió de detrás de la cortina. - La sala con las camas está saliendo al pasillo a la derecha. - Indicó a la mujer.- La siguiente puerta. No tiene pérdida.

Sus ojos se clavaron en Grace. - Creo que el golpe en el abdomen lo tenía usted... pase, haga el favor. - Luego miró a Vásquez y Jericho, se comportaban como niños. - Quizás vuestra compañera necesite ayuda para llegar y acostarse y puede que a ustedes no les venga mal descansar esa hora también... hay camas de sobra. - Sugirió el médico antes de que Grace se separase de Man.