Partida Rol por web

Cojonudo, pues para dentro. Doy un par de palmadas a la chapa del vehículo. Clon Clon. El viaje había sido largo y lleno de no muy agradables sorpresas, así que vendría bien un poco de descanso y algo de calma. Había que ver que estaba pasando en aquel lugar, y esperaba de todo corazón que no fuera un ritual satánico del demonio que nos arrojara una monstruosa criatura de la disformidad a nuestros brazos. De eso ya estábamos bastante servidos hasta el momento, y entre cirujanos locos, piedras del demonio, y toda la pesca, nuestro curriculum iba aumentando en grosor tanto que dentro de poco iba a hacer falta un archivador solo para llegar al almacén donde guardarían nuestros expedientes. Aquello me hizo sonreír, una broma que no recordaba donde había oído. Lo cierto era que algo de comer y una noche de descanso tampoco vendrían mal, aunque sabía de sobra que hasta acabar el trabajo, el pegar ojo tranquilo estaba fuera de nuestras posibilidades. Me monté en el vehiculo y me dispuse a continuar la marcha.

Zachariah trata de mirar su escáner discretamente, sin embargo no obtiene ninguna lectura...

Justo cuando llegamos comienza una canción de la radio al estilo americana de los años 50.

-Me cago en todo....

Cuando nos dejan pasar, bajo la música y entro despacio con todas las luces encendidas...

Octus dedica una ceñuda mirada al campamento desde su prótesis biónica. A todas luces este "bastión" wa un tanto precario y lo peor es que si alguien se toma las molestias de levantar algo así es por que les hace falta.

Desde la caja del camión trata de hacerse una idea de cuantas personas albergan los muros y busca entre als almenas estandartes de la GI o al menos de las tropas de Defensa Planetaria.

Zachariah mira al vidente esperando ver su reacción...

Yuri silencioso y taimado como siempre observa taciturno como se desarrolla la escena mientras de forma inconsciente comienza a hundirse en la capa antes de activarla, pues aunque Aristarchus fuera una especie de llave maestra para sus problemas o sus incógnitas Yuri no pensaba dejar morir al hombre que tenía ciertas respuestas a ciertas preguntas que el asesino tenía sobre cierto emblema siniestro.-Que el emperador os bendiga a todos.-Dice el asesino en un tono de voz mono-corde mientras devuelve las cuchillas de los mitones a su lugar.-Parece que son buenos siervos del emperador.-Le dice a sus compañeros mientras su mirada fría y gélida se clava en la nuca de Aristarchus como si la mirada muerta de Yuri pudiera atravesar su pensamiento.

Aristarchus asiente diciendo: Gracias, seguiremos en buscad del abad Skae.

Regresáis al vehículo y avanzáis por lo que parece la avenida principal del asentamiento. Sopla un fuerte viento impregnado del olor calcáreo del polvo y un rancio aroma a humanidad. El cielo está despejado y las estrellas brillan con intensidad, una imagen inquietante para los nacidos en colmenas. A ambos lados del camino tiendas de campaña, cobertizos y casuchas fabricadas con diversos materiales distribuidas sin planificación alguna dejan escapar una tenue luz por entre las cortinas, luz apoyada por la llamas del los bidones de prometio ardiendo. En cuanto os adentráis un poco llegan a vosotros también olores de humo y de las comidas cocinadas.

El asentamiento tiene todo el aspecto de un campamento de refugiados pero se observan varios edificios de bloques de sílice, desde simples refugios individuales hasta moradas unifamiliares de mayor tamaño. Todas estas construcciones están dispuestas en círculo alrededor de una colina rocosa y desnuda sobre la cual incluso de noche puede verse el contorno de un gran edificio con cúpula.

De pronto oís una fuerte voz que os llama desde un lado del camino. Un hombre fornido y sonriente vestido con una túnica oscura se acerca con una lámpara de seguridad cerrada en la mano. Tras echar una penetrante mirada a las armas que lleváis, esboza una amplia sonrisa y os guiña su brillante ojo azul.

- Saludos , forasteros. Semejante muestra de fe y preparación resulta admirable. Son ustedes la ayuda que ha solicitado el abad ¿verdad? Ciertamente no nos han olvidado. Soy el hermano Lamark, uno de los clérigos de esta misión. Bienvenidos a Desesperanza, el abad desea fervientemente reunirse con ustedes en el priorato mañana por la mañana, cuando hayan tenido ocasión de descansar. Lamentablemente, ahora mismo está ocupado y se disculpa por no recibirles en persona.

Octus inclina la cabeza a modo de saludo y luego se mira a si mismo intrigado. Por fin cae en la cuenta de que sus figuras estan erizadas de armas por todos lados y parece que van preparados para la guerra.

Vamos a la guerra.-Se corrige.

No creo que haya problemas, clérigo. No nos vendrá mal comer algo caliente y descansar un poco.

Dice mirando a Aristarchus para buscar confirmación.

Bueno, nunca se sabe compañero. Comenté distraídamente tras el comentario de Yuri. Había algo que no me gustaba y era que se nos había hecho llamar porque se estaban dando casos extraños entre la población. Que hubiera grupos de civiles armados, aunque tuvieran un mínimo de instrucción o lo que fuera no me gustaba nada de nada. Siempre había preferido la guardia imperial, y si era posible de otros asentamientos, o la FDP para estas cuestiones. Nunca se sabía cuando los intereses planetarios podrían tirar más que otras razones de más peso. En principio me mantuve expectante y mirando a todo lo que veía mientras el vehículo avanzaba.

Estiro los brazos y las piernas de tal manera que parecía que iba a desencajarme los miembros, hasta que escuché:

"No nos vendrá mal comer algo caliente y descansar un poco."

Me giré de golpe y reparé en la persona que nos hablaba, y le pregunté:

-Eso es, ¿aquí dónde se come?

- Le hemos reservado habitación en la posada local, la Clota Llorona - responde el hermano.

Un descanso entre cuatro paredes estará bien. Gracias por su hospitalidad.

Yuri tan taciturno como siempre apenas repara en las formas del hombre, educadas y bastante agradables e incluso Yuri juraría que ese hombre dispuso de entrenamiento militar de verdad en algún momento de su vida, o al menos aquel artefacto cibernetico que parecía compartir con Octus le provocaba la misma sensación de incomodidad, tal vez fuese por el desprecio abierto de la tecnología sobre la carne que Yuri como habitante de un mundo salvaje y vergel defendía.-Nuestra munición se reserva para herejes, monstruos y criaturas malignas, Hermano.-Sentenció Yuri mientras bajaba del vehículo y se acercaba al hombre que tal vez le sacase algo de altura al delgado asesino pero a el le importaba bien poco, debía de comer mucho, casi el doble que Arcturus y eso era una gran hazaña para cualquier ser humano normal...pero hacía tiempo que Yuri no se preparaba para grandes épocas de hambre y puede que en este planeta solitario tuviera que volver a las viejas costumbres.-Hay sueño y hambre, concuerdo con los demás en que dormir bajo la protección de una abadía nos procurará un descanso reparador.

Se sube al camión y le dice al conductor: Siga recto y antes de la colina a la izquierda. La Clota Llorona no es gran cosa pero es mejor que una tienda de campaña.

Subo al vehículo de un salto, lo arranco y nos ponemos en movimiento.

La emisora continuaba sonando mientras iba golpeando los dedos en el volante la ritmo de la música. Ahora ya no tenía prisa, así que avanzamos lentos hasta la posición que nos indicó el hermano Lamark.

El hermano Lamark os deja y vosotros entráis a La Clota Llorona deseando una cama blanda y limpia. El edificio es bastante espacioso aunque está un poco desgastado y lleno de polvo. Os han preparado habitaciones dobles en el primer piso excepto Aristarchus que tiene una individual.