Partida Rol por web

Una vez más las ideas peregrinas y los extraños comentarios del Guardia Imperial hacían dudar a Octus de si el soldado se mantenía cabal. Habían pasado por mucho y él mismo era la pruba del desgaste emocional y psicológico, pero Arcturus sencillamente daba miedo.

Arcturus esperemos mejor a que el Emperador provea, tal vez veamos alguna manera menos drástica de parar esto sin tener que amputar nada a nadie y sin alimentar el odio bajo esa cúpula maldita. Además no podemos actuar hasta que estemos seguros de que están bajo la influencia de los poderes siniestros. Hasta ahora siguen siendo nuestros superiores y no me gustaría pasar las próximas semanas de vacaciones en una mazmorra de las naves negras.

Dhamon tenia sus dudas pero no debían esperar mucho tiempo mas.

- De acuerdo entonces, veremos si hacerle entrar en razón o librarlo del Tarot nos permite acceder de alguna forma a Aristarchus. - Comento el noble. Había recuperado parte de su vigor pero si debían enfrentarse al peligro debía intentar hacerlo lo mejor posible.

Después de mucho pensar les dije:

-Yo comenzaría por salvar a Aristachus, me parece que es mas razonable y accesible. Sin contar que tenemos mas confianza con él.

Asentía ante los comentarios de mis compañeros. Quizás podríamos llamarlo a algún lugar apartado diciéndole que tenemos noticias importantes solo para el, hablar con el y si no obedece a razones pues... Hacerle entrar en razón. Ya me entendéis. Todo lo que fuera evitar matarlo sería mejor. Y por favor, no habléis tan alto, aquí siento que todas las paredes tienen ojos y oídos. Terminé de decir mientras miraba paranoicamente hacia todos lados.

Octus asiente conforme con el plan, puede que de esa manera consigan pararlo todo antes de que se desate la locura.

Bien pues hagamos así, lo llevaremos aparte y si no entra en razón lo reducimos entre todos.

Zachariah asiente ante el plan de su compañero.

Cuando llegáis al pie de la escalera de la catedral halláis los cadáveres del hermano Severus y otros tres novicios. A todos ellos les han arrancado los ojos. A media subida está el hermano Lamark, herido de muerte con una mano apretada fuertemente alrededor de su águila imperial y la otra aferrada a su baqueteado rifle láser. 

Logra articular unas palabras pero su voz es tan solo una sombra de lo que fue:

- Amigos míos, me alegro de haber...aguantado...hasta vuestra llegada...Sabía que no nos abandonaríais...sagrado juramento...inquis...llevar luz a la os...oscuridad. Tenía fe. Debéis salvarlos...salvad a mi pobre rebaño...oí que los llevaba a la catedral...que esperaba...esperaba ser liberado y alimentarse...no...no es demasiado tarde...

Dicho esto pierde la consciencia.

Dhamon se movió raudo y mientras se aproximaba al Hermano Lamark inicio unos rezos o plegarias al Dios-Emperador, esperando ser su portador de vida para recuperar en parte al hermano.

Mientras sentía aquella vaga sensación noto como algunas de las heridas de este se recuperaban.

- Al menos sobrevivirá. - Comenta el noble. - Parece que no podemos hacer nada mas que enfrentarnos a lo que nos esperaba aquí dentro. Estad preparados pues el tal cuervo ha tomado mas vidas y no tomara las nuestras sin lucha.

El hermano Lamark recupera una respiración regular pero sigue inconsciente.

Me arrodillé ante el hermano Lamark a la vez que gitaba:

-¡NOOOOOO! -momento dramático-

Una vez parecía mas estable comencé a moverlo un poco:

-Hermano, hermano, dinos si ha sido skae quien ha hecho todo o quién ha sido.

Continué meneándolo.

No tenemos mucho tiempo que perder...

La situación parecía haberse acelerado. Zachariah temía que las opciones menos violentas fueran perdiendo importancia por la premura de salvar al mayor número de inocentes posible...

Dhamon observo a sus compañeros.

- Debemos apresurarnos. Lamark se encuentras algo mas estable y lo que sucede en el interior urge de nuestra atención. - Comento el noble. - ¿Vamos? - Comento el noble mientras en su mano portaba su espada y pistola.

Octus hurgó entre sus pertenencias mientras Dhamon hacía su vudoo, hasta que por fin sacó una ampolla auto inyectable.

Se terminó el dormir, hermano Lamark. El Emperador provee de Fe, pero también de buenos estimulantes para cuando fallan las fuerzas.

El arbites pone la dosis de un tirón en el muslo y espera la reacción del herido.

Durante uno ssegundos no pasa nada y de pronto....abre los ojos como asustado y se incorpora hasta quedar sentado: ¡Arggggg!

-Por el trono bendito, ¡milagro! -me arrodillé elevando mis brazos al cielo y saqué mi cantimplora para darle de beber- rápido , ¡explícanos que ha pasado!

Le apremié no volviese a caer otra vez.