Partida Rol por web

pdte.

LONDRES

El grupo formado por las gemelas du nord, la joven Anne K. Leloir e Ian Darx llegan a la capital de Inglaterra.

Siguiendo las indicaciones de Bradley, ambos - Ian y Anne - han apuntado los numeros de telefono de Bradley y de Natalia, también se han puesto en contacto con uno de los abogados de Bradley para poder obtener el dinero que el profesor ha puesto a su disposición.

El viaje ha sido tranquilo sin apenas incidentes salvo los que ha ocasionado la maledicente lengua de las hermanas.

Tras un viaje agotador os habéis alojado en una pensión, donde habéis descansado. Hace al menos 24 horas desde vistéis por ultima vez a Bradley y a Laertes.

Eso se lo tendrías que preguntar a Ian Darx, que es quien se hizo cargo de vuestra seguridad y responsable del viaje.

Jodelle mira aburrida el transito londinense a través de la ventana de la habitación.

—Una llamada de mi padre y hubiésemos podido hospedarnos en el Waldorff o en el Hilton, pero no, no, está bien así. Debemos vivir esta experiencia proletaria de degradación. Seguramente endurecerá nuestro carácter. Lo que no te mata… —jodelle pasa una mano con desagrado por las colchas de su cama—…te da un insoportable asco.

Se vuelve hacia Ian, con gesto desdeñoso.

—Señor Darx, ¿puedo inquirir sobre el motivo de nuestra estancia, no ya en un pozo infecto, si no en la ciudad capital de la pérfida Albión?

Luego de llegar a la habitación ayudando con el equipaje de las chicas (no había botones...o como se le diga al encargado de subir los bolsos?) me senté unos minutos en una silla para recobrar el aliento mientras permanecía con la mirada perdida en alguno de los puntos de la habitación. no hace tanto que dejamos a Bradley y Laertes...sin embargo ya estamos muy lejos de ellos...y de lo que era antes...que haremos a continuación...lo primero es salir de esta pensión y acomodarnos en el departamento que el profesor me ha facilitado...pero luego que??... algo distraído, pero vuelto a la realidad por una suave voz escucho las palabras de Jodelle.

Puede inquirir todo lo que desee señorita Du Nord...pero no se si la respuesta que le daré sea suficiente para usted
hago una breve pausa, midiendo lo que voy a contar a continuación, todavía con la mirada fija en algún punto comienzo a informarlos.

como ustedes recordaran cuando todavía estábamos en el aeropuerto el profesor Bradley me llevo a un lado para hablar en privado, bien..me notifico de que tanto su vida, la del señor Laertes y, mientras continuáramos con ellos, las nuestras corrían peligro. Su indicación fue la de separarnos al llegar al aeropuerto de Tokio, por lo que me pidió que me encargara de la seguridad de ustedes tres y de que eligiera un lugar de destino. Por sugerencia suya elegí esta pérfida Albión, como ha deseado llamarla usted señorita Du Nord, ya que aquí me ofrecía un lugar fijo, al cual espero poder acceder a partir de mañana, luego de hacer algunos tramites que por lastima hoy no pudo ser, como ustedes verán, así que pensé que lo mejor seria buscar un lugar para descansar. Le pido perdón porque el lugar no este a su altura señoritas Du Nord, pero le prometo que es momentáneo.

haciendo una pausa repaso mentalmente todo lo que he dicho para asegurarme de que no me he omitido nada, aprovechando también para dejarles lugar a que alguna de ellas haga alguna pregunta, si es que la tienen,

Spoiler (marca el texto para leerlo):

luego paso mi vista por las tres.

bien...creo que lo mejor será descansar ahora, el viaje ha sido largo. Cualquier cosa que pueda hacer para que se sienta a gusto señorita Du Nord solo tendrá que decírmela, por lo pronto me encontrare en la habitación de enfrente. Que descansen. dicho esto me levanto de la silla donde estaba y salgo de la habitación dirigiéndome a la mía.

Si os parece, podéis describirlo todo, pormenorizando cualquier detalle que queráis. En principio no creo que haya problema con que lo hagáis así, si preferis que describa yo el lugar y las gentes, decidlo, sino, por mi parte no hay inconveniente. Asi os explayais.

-No se inquiete por nosotras Sr. Darx, estoy segura que no accedería a hacer aquello que más satisfaría a mi hermana y a mí. -dijo Jodelle y se sentó en la cama-. ¿Debemos suponer que es el benemérito profesor Mendoza, benefactor de las personas genéticamente aventajadas, quien procura nuestra destrucción? De ser así, creo que ninguna distancia será suficiente para garantizar nuestra seguridad. Verá señor Darx, la fuga está por debajo de la dignidad de las Hermanas Du Nord. En general somos nosotras quienes hacemos huir a los demás. Sólo existe una manera de volvernos intocables y es revelar a la prensa los siniestros planes del profesor. Bastaría con una llamada.

miro a los ojos a la joven Jodelle y un deje de cansancio fisico cruza por los mios. Comienzan a notarse en pequeñas medidas el estado despues de todo lo que ha pasado. Tras un calmado suspiro y con voz apacible vuelve a dirigirse hacia la susodicha.

Sus suposiciones pueden o no ser acertadas. Si bien "huimos" de Mendoza no esta seguro de que sea el quien nos persiga...o siquiera de que halla alguien persiguiendonos. Si recuerda bien lo que dije antes no eramos nosotros el objetivo. Por otra parte...ir con la historia hasta la prensa supondria mas riesgos que ventajas...no tenemos ninguna prueba de que es lo que ocurre o haya ocurrido alli, y en caso de que nos escucharan seria nuestra palabra contra la del director. Sin mensionar todavia que para hacerlo deveriamos revelar nuestras capacidades superiores frente a un pueblo, es mas..un mundo que todavia no esta preparado para aguantar a las personas como nosotros. Si bien a mi tampoco me gusta estar "huyendo" debo suponer que si ya nos han encontrado antes donde viviamos poco les costara volver a hacerlo en el mismo lugar...aunque tampoco les impedira hacerlo aunque nosotros estemos aqui

En un rincon sentada en otra de las camas, se encontraba Anne, con la mirada perdida en la pulsera que llevaba puesta. Sus ojos se abrieron en una expresión de sorpresa al escuchar las palabras de Jodelle, clavándolos en la niña. Dejó escapar un suspiro y luego desvió la mirada hacia Ian, que ya le estaba replicando a la pequeña.

-Es cierto, estar aquí o en nuestras casas es prácticamente lo mismo para ellos. Si ya nos han encontrado antes, lo harán nuevamente... Yo de verdad que preferiría estar en mi casa y no aquí -dice mirando a Jodelle, mientras señala con las manos la habitación, resignada-. Pero si nos fuimos de allí, por lo menos que lo valga. Ir corriendo a buscar a un periodista para contarle las "barbaridades" que hemos visto... No es la mejor idea, y me extraña de usted, Srta Jodelle; la creía mas inteligente. Jamás podríamos volvernos intocables ante nadie revelándonos ante el mundo como "fenómenos" -no puede evitar que se le escape una risa ante esas palabras-. No, definitivamente debemos buscar otra alternativa.

Sus ojos vuelven a sus manos y su mirada se torna momentáneamente triste.
-Quizás podríamos... no... -mueve la cabeza para un lado y otro, y luego le habla a Ian-. Se supone que Bradley nos dejó algo más que la posibilidad de estar en esta... -larga un suspiro-. Será mejor que hagamos esos trámites lo antes posible, así podremos disponer de al menos un lugar mejor. Me gustaría llamar a... Pero.. -se queda pensando un instante, luego prosigue-. ¿Tienes idea de por qué les perseguían a ellos? ¿Te dijo algo?

Jodelle se puso de pie y caminó alrededor de la habitación, luciendo su típica sonrisa malevolente.

—Señor, Darx, Señorita Leloir, no puedo creer vuestra simpleza, o más bien, si puedo, sólo se me dificulta tolerarla. Las personas aman ver elevarse a los hombres y mujeres virtuosos, pues les hace soñar con la posibilidad de escapar a su propia mediocridad; pero aman mucho más verlos caer, pues eso alimenta su ego y calma su envidia; les hace creer que, después de todo, la virtud, que ellos ignoran, no mora en ningún espíritu humano y que todos los hombres son mezquinos y débiles como ellos mismos. No necesitamos pruebas, Sr. Darx, una vez que esparzamos el rumor de las atrocidades a las que nos ha sometido el cruel profesor, seremos el menor de sus problemas y no tendrá más opción que dejarnos en paz. Matarnos se volverá algo inútil y peligroso. No necesitaríamos revelar nuestra condición de mutantes, ante el mundo. Existen muchos métodos para esparcir la información sin darnos a conocer, y aún si nuestra identidad fuese revelada, no sería tan problemático como suponéis. Eso nos convertiría en "buenos mutantes" La clase de mutantes que el gobierno quiere. Cooperativos y denunciantes de aquellos que buscan revelarse ante el orden establecido.

Se acercó a Ian, con paso cadencioso.

—Como les he dicho: no necesitamos pruebas, pero por si acaso…

Extrajo un aparatito de un bolsillo de su vestido y lo sostuvo frente al muchacho.

—… las tenemos.

Un minuto de silencio. Trance mirando al vacío.

"Son cinco, dos de ellos se quedan afuera vigilando desde un coche. Otros dos entran en la pensión y suben. Los ves irrumpir en vuestra habitación.
Todos ellos llevan trajes negros - de motorista - acolchados con casco, no ves facciones ni armas solo un logo que llevan en el hombro (una espada con una serpiente enroscada que forma una E) pero sabes instintivamente que sus intenciones no son buenas.
El quinto se encuentra en una azotea, en el edificio de en frente."
Sucederá pronto...

Juliette observa divertida como debaten para destruir la institución, luego por unos segundos permanece pensativa con la vista perdida en el vacío.

Apenas su hermana termina de hablar y antes que el Sr. Darx salga de la habitación comienza a hablar.

—Bueno Sr. Drax, creo que si puede hacer algo por nosotras —Juliette se aleja a un rincón de la habitación, opuesto a la puerta, llevando a su hermana del brazo—. Parece que Jodelle se equivoca. El maléfico Mendoza es demasiado ansioso o su amigo y gran confidente el Sr. Bradley nos traiciono.

Juliette se aproxima a la ventana manteniéndose de lado y corre rápidamente las cortinas, luego señala la puerta de la habitación.

—Por esa puerta entraran dos hombres, acábelos. Y no se ponga contento, tiene que acabar con dos más abajo, y quizá un quinto en el edificio de enfrente. Creo que es hora de que se luzca Sr. Darx o si de lo contrario, no se siente capaz, podríamos huir como ratas cobardes, similares a animales de carroña.

//Espero a lo que me digais ants de actuar con vuestros invitados jajaja...//

escucho atentamente a las tres jovenes aunque frente a las palabras de la ultima pongo cara de asombro. dice usted que Mendoza nos ha seguido tambien a nosotros?!...que entraran por esa puerta??....diablos...las tres vallanse para atras, no quiero que esten aqui. Tratare de que todo salga bien... diciendo eso tomo mi bolso y rapidamente meto una mano y saco un estuche de metal de aproximadamente 20 cm, el cual a su vez abro y extraigo de este un cuchillo de hoja negra.

protejanse detras de algo!...lo que sea. digo esto mientras le clavo una mirada en los ojos a Anne.

Jodelle suspiró, con aire de resignación y meneó la cabeza.

-Juliette, Juliette, ¿nunca has oído la historia del pastorcillo mentiroso?

Cuando vió que Ian entraba en desesperación, extraía un cuchillo y les ordenaba ocultarse, su expresión de fastidio fingido, ante la supuesta mentira de su hermana, se volvió real.

-Si bien, la huida es un comportamiento denigrante para personas de nuestra estirpe -dijo-, una relocación estratégica, mientras estemos a tiempo, estimo, es algo no sólo aceptable, si no la mejor opción en un caso, como el presente, Sr. Darx. Lamentablemente, nadie aquí comparte su extrema confianza en vuestras aptitudes para el combate. Ni siquiera portando tan letal utensilio.

Al escuchar las palabras de Sybelle, Anne se levanta de la cama sobresaltada.
-¿¡Qué!? -mira a cada uno de los que están en la habitación, sobre todo a Juliette, tratando de captar si sus palabras son sinceras. Cuando Ian saca el cuchillo, Anne se acerca un paso apenas a él, intercalando su mirada entre sus ojos y el cuchillo.

-¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre pensar que con eso vas a poder defenderte...? Si de verdad nos mandaron a buscar, no creo que eso nos sea de mucha ayuda...

Da unos pasos hacia las gemelas, dirigiéndose a Sybelle.

-Espero que esta no sea una de sus travesuras... -mira hacia la puerta- ¿crees que nos de tiempo a salir de aquí?

Sus ojos se clavan en la mirada de la pequeña Sybelle, esperando una respuesta.

Escucháis ruido en las escaleras. Al menos dos personas suben hasta el piso donde está vuestra habitación.

Se que no podre ganarles con este simple cuchillo, pero es lo mejor que puedo hacer para ganar tiempo...a menos que alguna de ustedes tres tenga una mejor idea creo que si se veran forzadas a realizar una graciosa huida, a pesar de que su estirpe no acostumbre a ello... le digo mirando a las gemelas, luego miro hacia Anne. trata de sacarlas de aqui, creo que la puerta ya no es opcion, ¡¿Acaso este lugar no tiene salida de emergencia?!...yo tratare de ganar todo el tiempo que pueda... al final se nota un poco de preocupacion en mi voz, aunque comienzo a respirar profundo y a serenarme. Moviendo un poco el cuchillo, girando el filo hacia arriba y hacia abajo clavo mi mirada fijo en la puerta. y ahora como saldremos de esta...si tan solo mi habilidad sirviese para algo....que desesperacion.

Jodelle menea la cabeza decepcionada y mira a su hermana.

-Había horrendos monstruos de fuerza colosal y fenómenos capaces de provocar reacciones atómicas en ese colegio, pero tuvimos que irnos con los no tan genéticamente privilegiados.